Argentina: La lucha continúa
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Una ofensiva que pretende eternizar el país que nos dejó la dictadura
Camilo Kawerin
Momarandu
Si alguien dice 'apelaron a la violencia demencial para imponernos por la fuerza
su modelo de país', ¿de quiénes está hablando? Muchos pensarán que se refiere a
los miembros de la Junta Militar que el 24 de marzo 1976 tomó el gobierno por la
fuerza para implantar un plan sistemático de desaparición de personas y, de la
mano del ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz, imponer un modelo de
país al servicio de los grupos financieros.
Sin embargo, la autora de la frase es Cecilia Pando, la vocera más mediática del
grupo de nostálgicos de aquel gobierno militar. Un ejemplo más de cuánto se
puede tergiversar la historia cuando se pretende defender lo indefendible.
Podrían pasarse por alto las declaraciones de Pando, teniendo en cuenta lo
insostenible de sus afirmaciones, pero con ellas pretende fundamentar un
proyecto de la diputada de Recrear Nora Guinzburg, que propone indemnizar a las
'víctimas de la subversión'. Y el argumento central de la iniciativa es que las
organizaciones armadas de los años ´60 y ´70 cometieron 'crímenes de lesa
humanidad'. Es decir, una nueva avanzada de los sectores retrógrados que
insisten en reflotar la 'teoría de los dos demonios'.
Es de esperarse que el proyecto no prospere en el Congreso, donde el oficialismo
-que ha hecho del juzgamiento a los represores de la dictadura una de sus
principales banderas- tiene mayoría. Además de que tanto el procurador general
de la Nación, Esteban Righi, como la Corte Suprema de Justicia han desestimado
los intentos de aplicar a las acciones de la guerrilla -y aún a otros casos- una
caracterización reservada a los crímenes cometidos bajo el amparo estatal. No
obstante, pese a la poca posibilidad de que tales reclamos tengan eco
institucional, no puede dejar de darse el debate en la sociedad en torno a la
llamada 'memoria completa'.
El riesgo de desentenderse y dejar la defensa de la verdad histórica en unas
instituciones -que en las últimas décadas han ganado desprestigio justamente por
ir a contramano de las aspiraciones de la sociedad- es que el discurso
conservador termine imponiéndose en el ideario de las nuevas generaciones. Por
eso se hace imprescindible discutir y rebatir en todos los ámbitos las versiones
retorcidas de la historia que pretenden echar por tierra más de treinta años de
lucha de los organismos de derechos humanos.
En ese sentido, vale la pena detenerse también en otra afirmación de Pando:
'Sólo la reparación de todas las víctimas y el repudio de todos los crímenes
permitirán a los argentinos reencontrarse con la verdadera historia e iniciar
caminos de reconciliación'. Es indudable que en gran parte de la sociedad existe
un deseo genuino de superar los capítulos más dolorosos de nuestro pasado. Si
embargo, la 'reconciliación' que proponen algunos sectores sólo es posible si al
mismo tiempo se ignora la continuidad en el presente del orden económico-social
impuesto por la dictadura.
¿De qué 'reconciliación' se puede hablar cuando los ricos ganan casi cuarenta
veces más que los pobres? ¿Cómo se pueden 'reencontrar' los argentinos si la
mitad de ellos permanece en la pobreza mientras los terratenientes hacen
ganancias exportando alimentos? ¿Qué camino común es posible mientras las
fuerzas de seguridad sean las principales responsables de la represión que
sufren diferentes sectores de la sociedad cotidianamente?
La Justicia no se alcanza sólo con la reparación de los crímenes de la dictadura
sino fundamentalmente con la superación de las injusticias sociales y económicas
que desde hace décadas mueven la resistencia del pueblo argentino. La condena
que los sectores conservadores reclaman para los luchadores de ayer y de siempre
es una nueva ofensiva contra esas aspiraciones populares. El debate, en el
fondo, pasa qué modelo de país queremos: un país con oportunidades para todos y
distribución equitativa de la riqueza; o un país que consagre la exclusión de
gran parte de la población y la represión a todo aquel que intente rebelarse
contra el orden impuesto.