Vengo a dar cuenta del Estado de la Nación", aseveró Cristina Fernández de
Kirchner (1). Su retórica fue contundente: "Este es un modelo de acumulación con
inclusión social" (1).
Vaya oratoria presidencial: exhortar a la banca privada a brindar créditos
accesibles; prometer disminuir la pobreza y el desempleo; igualar a
desaparecedores y torturadores con "delincuentes comunes (2)".
En el discurso de la presidenta la lógica autoritaria buscó en nosotros a sus
depositantes. "Y ahora yo les voy a decir la verdad", pareció afirmar Cristina
de Kirchner. Desde su lenguaje, su vestimenta hasta el peinado emanaron
verticalismo propio de los gerentes de la plutocracia.
Tal vez el "paco" homicida en Córdoba, Buenos Aires, Rosario y Santa Fe; los
400.000 adolescentes que no concurren a la escuela media (3); los 850.000
jóvenes menores de 25 años que no trabajan ni estudian en el país (4)...
resulten los indicadores más precisos de ese "modelo de inclusión social".
Pero claro: Cristina de "ellos" no habló nada. Vaciados o predestinados a
pervivir en la miseria muchos pibes argentinos ni siquiera se anoticiaron que su
presidente los considera un objeto.
"Por eso la tele es el medio para la publicidad por antonomasia", sostiene
Enrique Lynch (5). Y la presidenta oró como una superiora frente a las
videocámaras. Idem cuando concurrió al acto por los 20 años que Hugo Moyano
cumplió al mando del sindicato de los camioneros (6).
"Lo que los opresores intentan obtener es transformar a las masas en un mero
espectador. Masas conquistadas, masas espectadoras, pasivas, divididas, y por
ello, masas enajenadas", sentencia Paulo Freire en Pedagogía del oprimido (7).
Cristina es retórica televisiva y humanitarismo manipulador.
Mientras 10 millones de argentinos sobreviven con 370 pesos mensuales; en el
otro extremo, 20.000 "TOP" ganan 47.000 pesos en promedio cada 30 días (8).
A qué "país más justo"... a qué "economía al servicio del pueblo", se referirá
la presidenta (6).
Cristina Fernández es explícita: "Articular la alianza entre el capital y el
trabajo". Esa es su propuesta de "un país más justo para argentinos y argentinas
(6)".
El intelectual de raíz peronista José Pablo Feimann pareciera responderle a su
compañera: "Pero la falacia del "modelo" es tranquilizadora. Permite ver (o
hacer creer) que el capitalismo puede cambiar "este" modelo de concentración de
riquezas y generación de pobreza extrema por "otro" que contemple más
piadosamente las necesidades de los sumergidos. (...) El capitalismo
distribucionista siempre tuvo corta vida, dado que el capitalismo no es un
sistema de distribución sino de concentración. (...) Digámoslo: no es el
"modelo" lo que hay que cambiar sino el sistema (que no es un modelo sino un
sistema) de la desigualdad y de la concentración de la riqueza. Y ese sistema es
el capitalismo (9)".
Aunque Cristina también interpeló a los docentes en su predica del "modelo de
acumulación con inclusión social".
"No hay peor escuela pública que la escuela pública que está cerrada y no da
clases (1) ", le reprochó la Jefa de Estado a los educadores. Demasiadas huelgas
y escasos contenidos, pareció advertir Fernández de Kirchner.
En Santa Fe la Ministra de Educación Nélida Rasino fue igualmente terminante:
"Necesitamos que se cumplan 180 días de clases en los que no sólo esté el
docente dentro del aula, sino también el alumno. Uno enseñando y otro
aprendiendo los contenidos que se correspondan con las necesidades de nuestra
comunidad (10)".
Cabe insistir: las escuelas del libre mercado únicamente enseñan a leer avisos
publicitarios y a enviar mensajes por celular.
Cristina y Rasino son reproductoras del "modelo exógeno" de la pedagogía
autoritaria de completar contenidos en un determinado período de tiempo (180
días). Eso sí: son coherentes... Mario Kaplún explica que la "educación que pone
énfasis en los contenidos corresponde a la educación tradicional, basada en la
transmisión de conocimientos y valores de una generación a otra, del profesor al
alumno, de la élite "instruida" a las masas ignorantes (11)".
Para Cristina hay que "dar clases". Para Rasino: "uno enseñando y otro
aprendiendo los contenidos".
En definitiva: hay indicadores sociales y testimonios claves que cuestionan
implacablemente las razones y discursos oficiales. Con todo, llevarían horas y
páginas interminables poder transcribirlas.
En Santa Fe entre 1999 y 2003 la deserción escolar alcanzó un índice del 35 al
38 % según el ex ministro de Educación Daniel Germano. Los pibes de 10 a 18 años
fueron los más afectados. En números concretos son más de 110.000 chicos (12).
Qué habrá sucedido con ellos -cabe preguntarse-. ¿Y qué políticas públicas
aplicarán Rasino y el gobierno nacional frente a semejante calamidad social?
Aunque la contestación ya fue dada ("alianza entre el capital y el trabajo); es
imperante nuestra intervención. Cómo lograr que el pueblo deje de ser el
hazmerreír de los opresores.
Apréstese que la pelea es dura.
Notas:
1) Anuncios de Cristina Fernández para bajar la desocupación y la pobreza en dos
años. Página 12. Martín Piqué. 02/03/08
2) ¿Delito de lesa humanidad igual a un simple robo? Usted debe una explicación,
señora presidenta. Victor Ego Ducrot. APM. 03/03/08
3) Hoy comienzan las clases en un sistema marcado por la baja de matrícula.
Página 12. Sebastián Abrevaya, 03/03/08
4) Jóvenes desempleados. Red Eco. 05/03/08
5) La televisión: el espejo del reino. Enrique Lynch. Plaza Janés. Junio 2000.
6) Cristina destacó la alianza entre capital y trabajo, en acto de apoyo a
Moyano. La Capital.com. 04/03/08
7) Pedagogía del oprimido. Paulo Freire. Siglo XXI Editores. 49º Edición. Junio
de 1997.
8) Los argentinos y el dinero: ¿Está mal ser rico en nuestro país? Laura Di
Marco. La Nación. 24/02/08
9) Modelo y sistema. José Pablo Feimann. Página 12. 24/08/02
10) "Ahora necesitamos que se cumplan los 180 días de clases". La Capital.
29/02/08
11) El comunicador popular. Mario Kaplun. Lumen Humanitas. 1996.
12) Los que no votan. Carlos Del Frade. Postales del sur.net