'La minería genera un crecimiento económico ficticio'
Katy García
Prensa Red
Daniel 'Chango' Illanes, vive en San Juan desde hace 20 años. Es uno de las
voces que se levantan en contra del proyecto minero metalífero. El periodista y
profesor universitario apoya al movimiento que enfrenta a las políticas de
saqueo ejecutadas por las mineras con el apoyo del gobierno.
'El Chango' como le dicen a Daniel Illanes, es porteño de nacimiento. Periodista
y docente universitario del área de Ciencias Sociales. Es director de
www.diariolibre.info, y como tal participó del Encuentro en defensa de la
Cordillera y el agua, realizado en Rodeo, San Juan. El diario, que se edita en
soporte digital 'es muy visitado y leído por los sanjuaninos' que buscan otra
información.
Frontal, de voz potente y con un discurso sólido supo poner la palabra justa ahí
donde hacía falta. Entre reunión y reunión dialogó con Prensared sobre la
situación que atraviesa no solo San Juan sino todas las provincias, de norte a
sur, y a ambos lados de la cordillera. El intelectual propone una mirada crítica
sobre la sociedad sanjuanina y sus instituciones. A la vez, aporta al debate y a
la construcción de un movimiento social amplio.
- ¿Cuáles son para vos los problemas centrales a debatir respecto a la minería
en esta provincia?
- Es un problema serio. Acá hay dos temas a discutir. El primero es si estamos
frente a un problema puramente ecológico. Entonces, bueno, es una cuestión que
la evaluamos, la planteamos y la discutimos desde el ámbito de la lucha
medioambiental. Y lo otro es un problema que tiene que ver con el tipo de
proyecto de desarrollo que se sigue: de crecimiento sin desarrollo. Esto genera
un crecimiento económico ficticio, incide en el PBI pero después produce la
quiebra y una alteración muy grave en el plano de desarrollo profundo de una
sociedad.
- ¿Por qué?
- Porque deja sin posibilidades a la agricultura, al turismo etc. No es que lo
haga inmediatamente. Pero, con el correr del tiempo esa situación se va
agravando, sustancialmente.
- ¿Se trata entonces de un problema de modelo?
- Es un problema de modelo, es un problema de estrategia socioeconómica para
afrontar la crisis, es un problema de opción histórica, económica. Es decir, la
cuestión es: si se sigue el camino de la minería predatoria o por el contrario
se sigue un camino con otro criterio. Es una situación crítica. La idea de
crisis es, justamente, optar entre dos caminos que se bifurcan. Bueno, esa es la
realidad central. Ante esa situación, algunos hemos optado por cuestionarla.
Somos parte de un movimiento más amplio de lucha en todo el país. Y creo que
también se une a otras problemáticas, al problema socioeconómico general, se une
a la crisis mundial y se vincula a la realidad del desempleo que siempre es un
factor condicionante y que presiona muchísimo. Entonces, todo esto es lo que
juega en este contexto
- ¿Cómo ves la política del gobierno nacional que no ha modificado la matriz
neoliberal. Por ejemplo pudiendo haber reestatizado el petróleo no lo hizo y le
dio más concesiones a Repsol? ¿Se puede esperar algo de ellos ?
- Tu pregunta es justa y yo estoy totalmente de acuerdo. Primeramente, no se
desmontó la legislación menemista. No se rompió con el modelo que venía de
entonces. Ahora, nosotros no tenemos fuerza para plantearlo por afuera. Este es
el problema. ¿Quienes somos, cuántos somos, qué tenemos? Desde afuera, es muy
difícil. Vemos que hay sectores que están afuera del gobierno, lo plantean y se
oponen; y también vemos que hay sectores que están adentro del kirchnerismo que
están en una situación de disconformidad con estas cosas. No se cuándo se
juntará todo, pero es parte de esta realidad de América Latina. Este tipo de
modelo de depredación, de modelo económico de las trasnacionales etc., que
genera un proceso de acumulación y de concentración muy fuerte, con
empobrecimiento y todo lo demás, requiere para ser modificado de una acción
conjunta, muy fuerte, en diferentes países de América Latina. Sobre todo, en el
contexto del sur porque afecta también a Africa.
- ¿Ya qué hablás de América Latina cómo ves el escenario actual?
- Vemos que hay regímenes nuevos en América Latina, que se plantean cambios
importantes como ocurre en Venezuela y en Bolivia. Y hay otros regímenes que
llevándose bien con Venezuela y Bolivia tienen una política diferente en cuanto
a que continúan con la política liberal. Me refiero a países como Argentina,
Uruguay y Chile y esto tiene relación con las bases de sustentación con el
modelo de cada uno. El poder de Evo Morales está situado en lo que ha sido la
protesta del campesinado indígena, pero tiene contra él a sectores muy poderosos
y peligrosos, en algunas provincias, que incluso influyen hacia abajo. En
cambio, en los países del sur el problema es la incidencia de los sectores
medios que están muy ligados a la problemática del mercado. Los sectores obreros
también tienen la economía monetaria metida en la cabeza y no tienen idea clara
de lo que significa todo esto. Acá hay una realidad, en este tipo de reuniones
no está presente el sindicato minero porque por supuesto están a favor de que
les den más opciones de trabajo.
- ¿Existe el sindicato minero?
- Si que existe, se llama Aoma (Asociación Obrera Minera Argentina). Ellos están
con la minería que algunos años atrás fue un lugar de lucha y que en San Juan
incluso tuvo una etapa bastante clasista. Sin embargo, con el correr de los
años, fue tomando el aspecto de un gremio patronalizado.
- ¿Ahora, a la clase trabajadora se han sumado otros actores sociales?
- En los años sesenta, nosotros planteábamos la protesta considerando al sector
obrero solamente. Porque no se observaban como ahora la presencia indígena, el
género, ni los desocupados. No tenían pleno empleo pero eran significativas las
posibilidades de empleo. Cuando viene la crisis, se cae en una situación
bastante grave porque no tenemos respuesta, en un primer momento, y tratamos de
responder por ahí. ¿Y qué encontramos en el camino? Que frente a la
desestructuración del Estado los primero que vemos es que se levantan los
empleados estatales: los maestros, los despedidos de YPF, y surgen los piquetes
en General Mosconi y Cutral Co. Toda esta realidad es la primera que inicia la
resistencia. Luego los sucesos de la ruta Tres, los desocupados cerca de Buenos
Aires. Son fenómenos nuevos y esta situación relacionada con el problema del
medio ambiente, también es nueva. Nueva y difícil, como lo es para varios países
de América Latina.
- ¿Cuál sería la salida?
- Para nosotros un parámetro de socialismo y transformación es Cuba. Pero ahora
nos viene la noticia de que en Cuba los mayores ingresos se obtienen por las
exportaciones de níquel y no por el turismo. Y bueno, uno puede decir: Argentina
tiene otras cosas. Pero tenemos que plantear otro modelo de desarrollo, incluso
con soberanía alimentaria, sin quedar atado al modelo de la soja. Pero, si uno
observa lo que busca el conjunto de la sociedad –los sectores medios- ve que
buscan recursos monetarios a nivel internacional. Entonces todo gira alrededor
del petróleo, la minería y la soja. Y gira alrededor no solo en los sectores que
están en el negocio, sino en los que no están. Porque el gobierno, fiscalmente,
mediante la política de retenciones obtiene parte de las ganancias que le vienen
de las exportaciones. Son realidades que no las podemos soslayar. Frente a esto
hay dos miradas. Está el que dice que acá hay que apostar a una crisis general,
catastrófica, a nivel mundial, que podría producirse con esta crisis de EE.UU;
pero, también sabemos que la gran burguesía internacional y los grandes
capitales, la banca internacional, han aprendido la lección de las crisis y
tienen alternativas para poder rearmar la situación. Y en cierto modo es verdad
porque siempre tenemos noticias que todo se derrumba, pero después son solo
malos negocios, donde hay quien pierde. En esta última sacudida perdieron 5 mil
millones de pesos las AFJP y tuvieron una baja.
- Y están los que dicen que el poder se construye…
- Unos dicen que el poder se construye lentamente y otros dicen: no, de manera
rápida también se puede. No lo sé. Lo que tenemos que hacer, es tratar de
fracturar el poder que hoy tiene el sector dominante. Me refiero a la alta
burguesía, a los intereses económicos más concentrados; si podemos cercarlos,
frenarlos y disminuir los efectos del poder que tienen, entonces tendremos que
hacerlo dividiéndolo y no emblocándolo. Pero a lo mejor los que vinieron y están
en cancillería no pueden hacerlo y si se van se quedan sin poder. No se si esto
se hubiera podido hacer sin ese sector. Tal vez si hubiéramos hecho las marchas
de los martes que se hacían antes y que se ha cortado. Lo que estamos haciendo
así goza de mucha amplitud y eso es muy importante.
- ¿Cómo analizás el comportamiento de la sociedad frente a estos graves
problemas?
- Las alternativas no son fáciles de plantear porque es un problema complejo.
Requieren de una discusión larga y la mayor posibilidad de movilización. Pero
habrás notado que una de las preocupaciones es la poca participación y no es un
problema sólo de San Juan incluso lo es en Gualeguaychú. La gente, a lo mejor,
no ve en nosotros la posibilidad de ofrecerle una respuesta de poder. Les
planteamos protestas, pero no gobernamos, no tenemos poder. Y todo esto tiene
que ir caminando hacia la conformación de un movimiento que contemple otro tipo
de transformaciones, una salida que vislumbre todos los aspectos. Porque a los
únicos que les fue bien con el medio ambiente, destruido como tienen su
territorio, son a los europeos que nos trasladan la basura a nosotros como en el
caso de Botnia. Me he dado cuenta de que la gente, a nivel popular, se va a
poner del lado nuestro cuando le demostremos que podemos ganar. No antes. Van a
decir: sí, pero esta gente tiene razón, son buena gente, es verdad que el agua
no se puede tomar. Pero no ven que podemos ganar. Entonces están ahí, mirando.
No vienen porque la política atrae cuando hay sensación de triunfo. Lo que atrae
es el poder. Nos gustaría que no fuese así. Pero los datos de la historia
indican esto. Acá, te puedo asegurar que hay gente con expectativas a favor,
pero no vienen porque no nos ven triunfadores.
- Por lo que cuentan, en esta provincia no hay libertad de expresión ni mucho
menos derecho a la información…
- Eso no tiene vuelta. Por el momento no le encontramos una solución. Salvo los
medios alternativos, con lo poco que podamos hacer. Pero el gobierno controla
todos los medios de comunicación, como controla los tres poderes públicos. Y el
otro problema es que falta la ciudadanía, el conjunto de la sociedad. No hay
tres o cuatro ciudadanos que se junten y presenten una denuncia. Salvo
excepciones, como en este caso, pero en el conjunto de la sociedad no pasa.
Algunos presentan ante los medios un problema para expresar su protesta o a
veces se movilizan para que se los focalice. Pero el gobierno tiene la
característica de cerrar y clausurar toda la posibilidad de debate.
- ¿En tu caso cómo es?
- A nosotros nos va bien. Puede ocurrir que presionen a alguna gente pero
corremos riesgos y planteamos las cosas. Ahora, las grandes explicaciones, los
grandes relatos tampoco la gente los compra. Le interesa si el gobierno está
débil o fuerte o quien viene y quien se va. Asumiendo, en muchos casos, que el
poder es una cosa sucia, tramposa, como aceptándolo. Nosotros ofrecemos dos
cosas. El análisis planteando cuál es el problema y por otro lado decimos si el
poder está fuerte o débil. Si vos decís por ejemplo que los iraquíes tienen
razón, te dicen 'pero no, Estados Unidos e Israel son muy poderosos'. Pero si
vos le querés explicar la totalidad del problema y ponés un título que advierte:
ojo que esta guerra la está ganando Hisbolá porque ellos bombardean ciudades, y
eso no le sirve, porque no le pega a los guerrilleros. Ahí hay otra expectativa.
Allí sí se produce un cambio porque lo que atrae no es la verdad ni la justicia
sino el poder y la historia lo indica así.