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Argentina: El Chagas dejará de ser un problema de salud pública cuando el Estado decida terminar con ella
Tucuman noticias
Desde
1998 funciona en Anillaco, La Rioja, el Centro Regional de Investigaciones
Científicas y Transferencia Tecnológica (CRILAR), instituto que depende del
CONICET en convenio con el Gobierno de La Rioja y las Universidades de La Rioja
y Catamarca.
El centro realiza investigaciones sobre ciencias naturales vinculadas con
aspectos de salud y producción de la región del noroeste de Argentina, explica
su director, el doctor David Gorla, experto en ecología y control de triatominos,
insectos que transmiten la enfermedad de Chagas.
Según el investigador principal del CONICET, la situación de la enfermedad de
Chagas en Argentina ha mejorado, pero aún falta un largo camino para alcanzar
indicadores satisfactorios. Basándose en las intervenciones realizadas en
nuestro país y en otros, Gorla opina que si se movilizaran los recursos
adecuados durante un tiempo suficiente, esta enfermedad podría eliminarse como
problema para la salud en nuestro territorio.
¿Cuál ha sido la evolución de la enfermedad de Chagas en la Argentina en las
últimas décadas?
El análisis de la situación de la enfermedad de Chagas en la Argentina no puede
realizarse como si fuera un proceso lineal. La enfermedad es un problema
complejo, no solo por sus características biológicas y sociales, sino económicas
y políticas. La historia del control de la enfermedad de Chagas en Argentina
arranca por la década de 1960. Desde entonces a esta parte hubo avances
positivos, pero en el medio de estos casi 50 años también se registraron muchos
avances parciales y retrocesos. Aprendimos que es necesario trabajar en forma
sostenida sobre algunos componentes clave de esta enfermedad.
El último ciclo de acciones de control de esta dolencia comenzó a declinar hacia
fines de la década de 1990 y alcanzó su peor momento de inmovilidad hacia
principios de 2008. Una pausa de prácticamente 10 años durante la que hemos
retrocedido en muchos de los indicadores que percibimos quienes estamos atentos
al problema. El progresivo retiro del Estado, especialmente durante los últimos
15 años fue acompañado por un deterioro de la calidad y cantidad de información
objetiva sobre el estado de situación. Sabemos que estamos mejor que en 1960,
pero también sabemos que aún nos falta un largo camino para poder mostrar
indicadores satisfactorios sobre la enfermedad de Chagas en Argentina.
¿Cuáles son las principales vías de acción para controlar esta enfermedad?
Entre los múltiples componentes que conforman la complejidad del Chagas, el
primero a considerar es el de la transmisión del parásito que provoca la
enfermedad (Trypanosoma cruzi) por parte de su principal vector en Argentina, la
vinchuca doméstica (Triatoma infestans). La transmisión vectorial del parásito
continúa existiendo en comunidades rurales de provincias del noroeste de
Argentina. Esta es la principal vía de aparición de nuevos infectados.
La única posibilidad de interrumpir esta vía es a través de la eliminación de
las vinchucas domésticas de manera sostenida a través de un sistema en el que la
participación de la comunidad, la educación y la producción tienen un lugar
central. El segundo componente es la detección de las personas infectadas por T.
cruzi, y en todos aquellos menores de 15 años brindar el tratamiento
parasiticida con adecuada supervisión médica. Un tercer componente,
estrechamente vinculado al anterior es la detección de la infección en mujeres
embarazadas. El recién nacido de una embarazada seropositiva para T. cruzi debe
ser estudiado con métodos específicos para determinar infección por T. cruzi, y
en caso positivo recibir el tratamiento correspondiente. Finalmente, el cuarto
componente es el control de la infección en bancos de sangre, para impedir la
transmisión del parásito a personas que necesitan una transfusión sanguínea.
¿En cuál de estos componentes mencionados se ha registrado un mayor avance?
El control de la infección en bancos de sangre es el componente que más
consistentemente avanzó en calidad y se sostuvo en el tiempo. Aún con algunas
falencias locales, se puede decir que el control de la infección por T. cruzi en
bancos de sangre en Argentina es cercana al 100 por ciento. Este es un gran
logro del sistema de salud que debe reconocerse y que debemos seguir
fortaleciendo.
¿Y con respecto al control de vinchucas?
Si tomamos como base la situación de la década de 1960, podemos decir que la
infestación de viviendas rurales por vinchucas disminuyó. Esta disminución
estuvo causada por varios factores, tales como la reducción de la población
rural que migró a las ciudades, el mejoramiento de las condiciones de vida en
comunidades rurales de algunas regiones y la aplicación de insecticidas por
parte de los programas de control de Chagas. Argentina certificó la interrupción
de la transmisión de T. cruzi en Jujuy, Neuquén, La Pampa, Río Negro y Entre
Ríos. En esas provincias no hay vinchucas dentro de las viviendas.
Lamentablemente, en la mayoría de las provincias del noroeste de la Argentina,
la infestación de viviendas aumentó significativamente durante los últimos 10
años. Este aumento en la infestación de viviendas rurales está acompañado por el
aumento en el número de casos agudos notificados de la enfermedad, que sabemos
representan no más del 5 por ciento de los casos que realmente se producen. Aún
cuando el retroceso es visible, la situación no es homogénea.
¿Podría dar algunos ejemplos?
En algunas regiones la infección de niños menores muestra clara disminución, por
ejemplo norte y oeste de Córdoba, en otras regiones la infestación de viviendas
está en disminución como Los Llanos de La Rioja, pero en otras regiones como
Santiago del Estero, Chaco y Formosa, la infección de niños e infestación de
viviendas está, o estuvo hasta hace poco tiempo en franco aumento.
En el corriente año 2008, el Ministerio de Salud de la Nación dio nuevo impulso
al Programa Federal de Chagas. Lamentablemente, el grado de deterioro de la
estructura era tan grande que la reorganización del sistema está tomando más
tiempo del que todos quisiéramos para re-iniciar las necesarias acciones de
control. Las nuevas autoridades están completando el largo proceso de
licitaciones para la adquisición de equipos e insumos y la contratación de
personal que permita iniciar en 2009 una sistemática acción junto con los
programas provinciales. Además de las dificultades administrativas, sociales,
económicas y políticas, la eliminación de la infestación por vinchucas de las
viviendas rurales del noroeste argentino es un objetivo que requiere del
desarrollo de nuevas herramientas y nuevos procedimientos, para lo cual será
necesario fortalecer la vinculación entre investigación y programas de control
de nación y provincias.
¿La enfermedad de Chagas podría dejar de ser un problema de salud pública?
Sí. Chile y Uruguay lo demostraron tempranamente, aunque la dimensión
territorial era relativamente pequeña para ellos. Los ejemplos más interesantes
son los de Brasil, países de Centro América y muy recientemente Paraguay. Brasil
tenía, hacia la década de 1980, unas 5 millones de viviendas en zona endémica
con alta infestación por T. infestans, 5 veces más que Argentina.
En 2006, el país certificó la interrupción de la transmisión de T. cruzi por T.
infestans, después de un trabajo ininterrumpido de casi 30 años, en base al
rociado de viviendas con insecticidas residuales, sostenimiento de la vigilancia
entomológica, control de bancos de sangre, detección y tratamiento de
infectados. Brasil consiguió llegar a esa situación con recursos materiales y
humanos propios. En Argentina se estima que aún hay entre 300 y 400 mil
viviendas ubicadas en áreas de alta endemicidad.
-Desde su punto de vista, ¿cómo percibe la relación entre el sistema científico
nacional y las políticas de estado en lo que se refiere a la búsqueda de
soluciones que aquejan a la sociedad?
La situación mejoró en los últimos 5 años. Lamentablemente el tamaño del sistema
de Ciencia y Tecnología de la Argentina es muy pequeño y su desarrollo está
influenciado por las oscilaciones políticas y económicas del país. Las
instituciones y la sociedad necesitan un tiempo para aprender. Los pulsos que
provocan las periódicas marchas y contramarchas no constituyen un sistema que
facilite ese aprendizaje para que el sistema de ciencia, tecnología e innovación
funcione integradamente en la vida cotidiana. Existen ejemplos muy positivos de
casos en que el conocimiento científico se integró a la sociedad, pero da la
sensación de que aún estamos lejos de que el proceso funcione como un verdadero
sistema.