Argentina, Rosario: Patotas sindicales, barras bravas y
policías
Correpi
La batalla campal protagonizada por dos sectores enfrentados de ATILRA, el
sindicato de los trabajadores de la industria lechera, que culminó con 13
heridos y un muerto, vuelve a mostrar la permanente asociación de la burocracia
sindical y sus patotas, las barras bravas del fútbol, y la policía.
El episodio no es nada novedoso, si recordamos tantos otros similares donde usan
para dirimir sus conflictos internos los recursos que más a menudo emplean
contra los trabajadores y el pueblo. Como en San Vicente, cuando se enfrentaron
sectores de distintos gremios en la disputa por estar más cerca del féretro de
Perón; el asesinato, también en Rosario, del tesorero de Camioneros, Beroiz; las
disputas en el sindicato de Luz y Fuerza de Villa María, con tiroteos al por
mayor, o, más recientemente, la gresca, con un muerto, entre las patotas de dos
sindicatos petroleros en La Pampa.
Menos novedosa aún es la asociación de las patotas sindicales peronistas con
barras bravas futboleras, y a su vez con la policía, como ya se verificó, por
ejemplo, en el caso de los tres bonaerenses asesinados en la planta transmisora
de La Plata en octubre del año pasado, donde los imputados pertenecen a los tres
grupos, cuando no son de dos a la vez.
Mientras en Rosario la noticia posterior a la fatal batahola es la denuncia de
que la policía liberó la zona para dejar actuar a las patotas (otra situación
nada novedosa), lo destacable son las declaraciones del "socialista" gobernador
Hermes Binner, que no deja dudas sobre la utilidad práctica de los grupos de
choque "privados" para preservar el "buen nombre y honor" policial.
Dijo Binner: "Si la policía hubiese actuado como lo hacía en otros tiempos, hoy
estaríamos hablando de gatillo fácil y de los crímenes que quedaron impunes". En
cambio, como los que actuaron (de uno y otro lado) fueron los patoteros del
sindicato, hoy, en Rosario, la policía (una de las más fusiladoras y
torturadoras del país) está a salvo de todo reproche, y puede recibir el halago
de su jefe político, que aspira a tener "... una policía que prevenga, que sea
amiga de la gente. (...) porque el policía tiene que ser amigo de la vecinal,
del club, de la parroquia, de la escuela, tiene que ser una parte integral de
nuestra sociedad, y nosotros debemos abrir el espacio para valorizar el servicio
que debe prestar la policía".