Argentina: La lucha continúa
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Entre la crisis industrial y el "golpe de mercado"
¿Hacia una nueva crisis nacional?
Manolo Romano
El anuncio de Cristina Kirchner de estatizar las AFJP (planes privados de
jubilación) recibió un duro rechazo de los sectores del capital financiero que
ensayaron un primer golpe de mercado contra la medida que califican de
"incautación" y un atentado a "la propiedad privada". No sólo se derrumbó la
bolsa local, los bonos de la deuda y subió el riesgo país, sino que metió de
lleno a la Argentina como un factor actuante en la crisis internacional siendo
el detonante del desplome bursátil de más de un 8% en España. El diario La
Nación califica la jornada del miércoles 22 como "la más activa y nerviosa
jornada de negocios desde que, en 2001, se descontaba el fin de la
convertibilidad y los inversores se desesperaban por eludir o minimizar las
pérdidas ante el previsible y abrupto cambio de reglas que sobrevendría con
aquel colapso". Los diarios de los países imperialistas responden ahora
irónicamente a las chicanas que Cristina Kirchner les hizo en Wall Street sobre
el ‘efecto jazz’: "Lo que no comenzó como una crisis de mercados emergentes -
por la debacle financiera internacional- ahora devino en una". Junto a Brasil -donde
Lula acaba de ordenar un salvataje estatal a los banqueros en quiebra- y las
caídas de la bolsa en Hungría que abre las puertas de la crisis a Europa del
Este, Argentina, lejos del "desacople", pasó a transformarse en uno de los
más"vulnerables" de los países semicoloniales y dependientes .
El zig-zag de los Kirchner
Después de fracaso tras fracaso en los intentos de recuperar el crédito externo
con el pago al Club de Paris y el inicio de las negociaciones con los bonistas
defaulteados en 2001, es decir de buscar infructuosamente un giro decidido hacia
el capital financiero, los Kirchner no encontraron más alternativa que dar un
rodeo estatista para poder enfrentar los vencimientos de la deuda externa de 20
mil millones de dólares en el 2009. La crisis los obligó a reflotar el discurso
"antineoliberal" del Kirchner de los primeros días y arremeter contra lo que
ellos mismos apoyaron en el 94 con Menem y Cavallo, acaparando para el Estado
los 97 mil millones de los fondos de la AFJP con un proyecto de ley de
liquidación de la jubilación privada. El giro obedece también a la necesidad
política de financiamiento para remontar la alicaída obra pública que es la
principal causa de la pérdida de 60 mil puestos de trabajo en la construcción.
Todo un problema político cuando intentan relanzar la campaña electoral del
oficialismo y recomponer la liga de gobernadores e intendentes que dependen de
esos fondos.
El rechazo y las presiones del capital financiero contra la estatización de las
AFJP, no descarta nuevos bandazos del gobierno. Apenas un día después de haber
anunciado el envío del proyecto de ley del nuevo sistema jubilatorio al
Congreso, el Ministro De Vido debió recorrer los despachos de los gerentes de
Repsol, Telefónica y de los principales inversores extranjeros para transmitir
"tranquilidad" y decir que en la Argentina "las empresas tienen seguridad
jurídica". Lejos de poder meter el bisturí en el "capital especulativo" sin
tocar al "productivo", la estatización de los fondos jubilatorios afectó a más
de 40 empresas en las que las AFJP tienen entre el 15 y 25% de las acciones,
desde las "industrialistas" Siderar de Techint o Molinos Río de La Plata de
Pérez Companc hasta las privatizadas de energía y comunicaciones. En el negocio
de la especulación financiera con los fondos jubilatorios viene participando
toda la clase dominante.
Un saqueo que la estatización kirchnerista no restituye
La crisis internacional viene golpeando al negocio de las AFJP no sólo en
Argentina. En México los fondos de pensión perdieron U$ 63.500 millones, en
Chile otros U$ 21.000 millones. En Argentina los aportes a los fondos del
sistema de capitalización perdieron un 20 % de su valor desde el inicio de la
crisis financiera, mientras las casas matrices de los bancos en quiebra que
controlan el 60% del mercado local de las AFJP (Banco Francés, el británico HSBC,
la aseguradora MetLife Inc y el grupo holandés ING) fueron rescatados por sus
respectivos gobiernos. De los 37.000 millones de dólares que los trabajadores
aportaron a las AFJP desde las privatizaciones de Menem y Cavallo, quedan 30.000
millones.
En tanto los aportantes a las AFJP perdieron 7.000 millones de dólares las
gerenciadoras privadas ganaron por su "gestión" 12.000 millones de dólares, en
su mayoría en concepto de comisiones. La "estatización" de los Kirchner no solo
deja ese robo en la caja de los especuladores y banqueros, sino que, por si
fuera poco, el proyecto oficial contempla una indemnización que "no podrá
superar el máximo del capital social de las AFJP".
Esta saqueo ya impactó sobre los actuales jubilados del sistema privado, a tal
punto que la mayoría (el 77% de 445.000 jubilaciones emitidas por las AFJP)
recibe parte de sus haberes del sistema estatal. De esta manera los trabajadores
que aportan al sistema público terminan financiando a quienes están en las AFJP
produciéndose progresivamente una descapitalización del sistema de reparto. Con
casi la mitad de los trabajadores en negro y la reducción de los aportes
patronales, que sobrevive bajo los Kirchner desde la época de Cavallo, existen
aproximadamente 6 millones de trabajadores activos que aportan al sistema y
otros 6 millones que cobran jubilados. Si tenemos en cuenta que cada trabajador
aporta el 11% y el patrón el 16% del sueldo bruto puede verse que es
insostenible el pago de las jubilaciones. La mitad del ahorro del Anses se
compone de letras del Tesoro y del Banco Central que hoy son difícil de
cancelar. Aunque el gobierno hoy consigue el ingreso de 15.000 millones de pesos
anuales, prepara el futuro colapso del sistema. El escenario de un nuevo
desfalco "a lo Cavallo" está en el horizonte.
¿Hacia una nueva crisis nacional?
La crisis capitalista mundial llega a la Argentina por dos carriles que amenazan
confluir en una nueva crisis nacional de características catastróficas, y que un
gobierno debilitado desde la puja con las patronales agrarias intenta conjurar
desesperadamente. Por un lado, aparecieron los síntomas de una crisis industrial
que está empezando a golpear con despidos y suspensiones a los trabajadores,
inclusive, en ramas claves del auge productivo de los últimos años; la
construcción y las automotrices. El gobierno lo trata de contener apoyado en las
direcciones oficialistas de los sindicatos: el empleo es, para millones, la
única conquista obtenida desde el 2001 y lo que mantiene la adhesión pasiva de
los trabajadores con un gobierno que ya ha perdido a las clases medias. La
actual disputa abierta con el capital financiero por las AFJP, vuelve a poner en
el centro una crisis fiscal en ciernes alimentada por la baja del precio de la
soja que disminuye la recaudación por exportaciones y la tendencia a la caída
del superávit comercial, mientras sectores empresarios de la industria y el
campo presionan por una devaluación. Estamos viendo los inicios de una crisis
que buscan descargar sobre los trabajadores y el pueblo.
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Manolo Romano es miembro del Comité de Redacción de La Verdad Obrera