Argentina: La lucha continúa
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"El viejo dolor de panza"
El hambre: un problema repetido en los barrios del
oeste que afecta a 6.000 menores de seis años en la provincia. En noviembre
llega a Santa Fe la marcha de los Chicos del Pueblo: una manifestación que pone
de relieve lo que en muchos lugares es cotidiano: hay barrios en donde se
registra el doble del índice promedio de desnutrición infantil.
Sergio Ferreyra
Semanario Pausa Nº24
En
la provincia de Santa Fe –una de las más ricas del país– hay 6.000 niños menores
de seis años que son desnutridos crónicos. Es decir: el resto de sus vidas
tendrán las secuelas de no haber podido comer y alimentarse como es debido.
"Depende de qué región se esté mirando y qué nodo se involucre. Hay lugares
donde hay una mayor cantidad de casos de desnutridos y otros en los que se ven
muy pocos", opina el ministro de Salud, Miguel Capiello.
En la ciudad, a escala, ocurre lo mismo y –como en otros preocupantes temas– el
oeste es el más castigado. "En el centro de salud –dependiente de la cartera
sanitaria– que funciona en nuestra vecinal, tenemos 19 niños y niñas menores de
seis años con bajo peso, y 23 en vigilancia, lo cual quiere decir que no
tuvieron el peso adecuado pero que ya salieron de esa instancia y que durante
seis meses se los controla para que consoliden su peso y no vuelvan a bajar",
contó por su parte María Claudia Albornoz, de la vecinal de Chalet.
En Varadero Sarsotti, barrio lindero a la circunvalación santafesina, el centro
de salud tiene registrados 40 niños menores de seis años desnutridos, de los
cuales 16 son agudos (es decir, pueden recuperar parte de su peso y se los
asiste para que lo hagan). El resto de los niños es desnutrido crónico.
Desde el lugar dicen que los parámetros "normales" indican que, dentro de la
población infantil delimitada de 0 a 5 años con problemas de nutrición, el
máximo comprometido puede ser de 8% del total. En Varadero la cifra trepa al
16%, exactamente el doble. En barrio San Lorenzo, 32 menores de uno a cinco años
son desnutridos crónicos, y 18 son los casos de la misma categoría en la franja
etaria de 5 a 13 años. "Antes teníamos 78 casos", dicen desde el lugar, no sin
un dejo de satisfacción por la cantidad de "rescates" efectuados. La muestra es
apenas una parte del panorama que se repite y se reproduce en toda esta franja
de la cuidad. En cambio, en otra parte de la capital santafesina, a través de la
campaña "Miércoles Saludables", llevada adelante por la municipalidad, y en
cuanto a la orientación a la salud integral del niño, pudieron relevarse las
siguientes cifras: de los primeros 265 chicos que recibieron atención en el
móvil, un 94% registró un peso adecuado a su talla. En julio y agosto esta parte
de la iniciativa llegó a cuatro barrios de la ciudad (Sargento Cabral, El Pozo,
Centenario y Pro Adelanto Barranquitas), y atendió a niños de entre 3 meses y 6
años de edad. Sólo 11 se encontraron por encima del límite superior normal
(sobrepeso / sobretalla) y 4 por debajo del límite inferior normal (bajo peso /
baja talla).
LA DISPARIDAD:
"En el centro y sur de la provincia de Santa Fe (específicamente en el Gran
Santa Fe y Gran Rosario) hay menos casos de desnutrición y son más fáciles de
controlar, porque la asistencia tiene mucha más cantidad de capacidad instalada
y muchos más profesionales, pero lo que observamos es que la migración interna
engrosa las estadísticas de niños con problemas de peso", observó Capiello.
"En el norte de la provincia, sobre todo en el nodo Reconquista o Rafaela, y
bien en el norte, en el departamento 9 de Julio, donde están los índices de
necesidades básicas insatisfechas más importantes de la provincia, se notan
mayores casos de desnutrición. Por lo general son crónicos que están
controlados, muchos están en tratamiento con los programas que ponemos en marcha
desde el Estado provincial o desde la Nación (Programa Materno Infantil, Nacer,
Nutrirmás); prácticamente no vemos casos de desnutrición aguda", completó el
ministro de salud.
"El niño debe gozar de los beneficios de la seguridad social. Tendrá derecho a
crecer y desarrollarse en buena salud; con este fin deberá proporcionarse, tanto
a él como a su madre, cuidados especiales, incluso atención prenatal y posnatal.
El niño tendrá derecho a disfrutar de alimentación, vivienda, recreo y servicios
médicos adecuados", estipulan los Derechos del Niño, adoptados por la Asamblea
de las Naciones Unidas en noviembre de 1989, ratificados por 191 países (entre
ellos el nuestro), y convertidos en el primer tratado internacional de derechos
humanos con una aprobación casi universal. "Es doloroso. Así tengamos uno solo,
creemos que en Santa Fe, como capital de una de las principales provincias
productoras de alimentos, tener chiquitos con bajo peso es una vergüenza
absoluta", reflexionó María Claudia Albornoz.
HISTORIAS CLÍNICAS, HISTORIAS DE VIDA.
"Aquí se efectúan los controles a niños en forma mensual y se confeccionan las
curvas de crecimiento. Los análisis no son voluntarios, se los compromete a los
padres para que una vez por mes asistan al dispensario con sus hijos, para
efectuarles el seguimiento necesario", observan desde el centro de salud de
Varadero Sarsotti.
"Llamativamente, se están viendo casos de niños que están desnutridos antes de
los seis meses. Hasta esa edad los chicos tienen una especie de 'garantía' de
comida por la teta de la madre, pero lo terrible es que son hijos de padres
desnutridos, en algunos casos llegan a la tercera generación de personas que
comen en comedores comunitarios y salteado", advierte Albornoz desde Chalet.
"Nos preocupa mucho, en este centro de salud hay confeccionadas alrededor de
5.000 historias clínicas, pero en Santa Rosa de Lima hay 180. Son datos que ni
siquiera la provincia tiene, nos llegan porque cruzamos información con los
centros que tenemos cerca", agregó la vecinalista.
En San Lorenzo cuentan que es difícil hacer el seguimiento de los casos. Para
ello se los compromete a los padres y se les da un turno mensual, pero si no
acuden a la cita con el profesional médico, se los va a buscar. "Son muy pocos
los que vienen voluntariamente", dijo una de las trabajadoras del dispensario de
ese barrio y concluyó que "esos son los que salen más rápido del problema".
También dijo que una de las formas de evaluar el panorama es saber que "en
muchos casos hay oportunidades de evadir la desnutrición, pero se trata de una
cuestión de atención hacia la propia vida de los chicos".
EL ANTECEDENTE:
Hace cuatro semanas, Miguel Capiello recordó que este año "murió un niño en el
departamento San Javier con una patología neurológica y una desnutrición crónica
severa. Igualmente, podemos decir que estamos dentro de los casos habituales; no
hubo aumento de este tipo de problemas".
En relación con declaraciones anteriores sobre el aumento de la pobreza en la
provincia por parte de Pablo Farías, su par de la cartera de Desarrollo Social,
Capiello señaló: "La pobreza no es un hecho menor: la pobreza mata a través de
este tipo de patologías o por las enfermedades emergentes, como por ejemplo la
tuberculosis. Por lo tanto, los casos que habitualmente se ven tienen un
correlato con la pobreza, lo cual no quiere decir que no se llegue con la
asistencia. Sin embargo, aquel que ya es un desnutrido crónico tiene desventajas
para llegar a la formación que pueda tener otro niño desde su infancia".
El Artículo 25º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos es claro y
no deja lugar a dudas. Sostiene en su primer punto: "Toda persona tiene derecho
a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el
bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia
médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros
en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de
pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su
voluntad". En su segunda parte indica: "La maternidad y la infancia tienen
derecho a cuidados y asistencia especiales. Todos los niños, nacidos de
matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual protección social".
INVOLUCRARSE Y SALIR:
María Claudia Albornoz relató la experiencia que se desarrolla en Chalet. "En
nuestra vecinal tenemos un apoyo nutricional, cuya preparación está a cargo de
los papás y mamás. Los alimentos se consiguen por medio de fondos obtenidos a
través del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Las propias
familias son las que cocinan, pero no comen acá, se llevan la vianda para toda
la familia. El acceso al programa es a través del centro de salud. Lo importante
es que 280 personas pueden cenar en su casa: entendemos que es ese el lugar por
donde empezar a reconstruir el hogar. Por lo general, al mediodía los chicos
comen en las escuelas. Los casos que se registran son más de chicos que de
adultos, pero también hay numerosos casos de viejitos y viejitas. Llegan al
centro de salud cuando el médico que los atiende detecta bajo peso: extiende un
certificado que llega al comedor. De esa manera la ecónoma efectúa el ingreso y
se firma un acta acuerdo entre el vecino, el centro de salud y la vecinal,
mediante el cual se comprometen una vez por semana a cocinar y a llevarse su
cena de lunes a viernes para toda la familia".
Albornoz lanzó una conclusión sin demasiadas vueltas: "Entendemos como
fundamental el protagonismo de la persona para intentar salir de esta situación,
siempre creímos desde la vecinal que el asistencialismo produce un
adormecimiento. Y eso es algo que nos ha pasado desde el menemato a esta parte".
EL COMPROMISO QUE TRAJO EL CAMBIO DE HÁBITOS:
"Me dejé llevar por los caprichos de ella: me agarró el lado flaco, como dicen
las madres". Así resume Elsa, a modo de argumento, cuando cuenta por qué su hija
Agostina (6 años) tiene bajo peso. Aunque inmediatamente anuncia orgullosa que
se recupera día a día desde que comenzó a asistir al comedor de la vecinal
Chalet.
"Estaba débil, ojerosa, se caía mucho, se enfermaba fácilmente. Ahora tiene más
ganas de jugar; al principio, cuando comenzó la escuela le costaba aprender;
ahora presta atención, tiene más energía", sigue.
Elsa también opina que la mayoría de los padres cuyos hijos tienen problemas de
nutrición en el barrio es porque no son rigurosos en cuanto a las comidas. "El
médico me decía que mi hija sólo tenía mañas, nada más. Yo la llevaba a los
controles siempre, cumplía con lo que me decía, pero a ella sólo le gustaba lo
dulce: no comía otra cosa", relata sin dar respiro.
Luego, rememora sus primeras incursiones en la cocina de la vecinal. "Le dije al
doctor que quería aprender a mezclar los ingredientes, a cocinar otras cosas. A
lo mejor era yo la que no sabía preparar la comida; acá aprendí a hacer eso. Fui
a las reuniones, a las capacitaciones y ahora ayudo a las mamás a que saquen
adelante a sus hijos".
Elsa recuerda que en el comedor aprendió a trabajar con los demás; no sólo ella,
sino en varias actividades. "En mi casa ahora hago lo mismo: mis hijas ponen la
mesa y yo cocino".
Finalmente, repasa el menú del comedor de la vecinal Chalet: "Hoy comemos
milanesas y fideos con crema, los lunes hacemos guiso o fideos con salsa, los
martes hamburguesas con puré..."
CON LA TERNURA VENCEREMOS:
"El hambre es un crimen". La frase transformada en slogan suena como un
latigazo. Se trata de una de las tantas identificaciones que tiene El Movimiento
Nacional de los Chicos del Pueblo, desde donde se encara todos los años una
marcha para recordarle al país que "casi dos tercios de nuestra población es
pobre". "Nueve millones de niños están bajo la línea de pobreza, la mitad son
indigentes. Hay un treinta por mil de mortandad infantil en Formosa. Cuarenta y
cinco por ciento de pibes desnutridos, o sea mutilados, en la Capital de
Corrientes". La marcha recorre gran parte del país (desde Misiones hasta Plaza
de Mayo, en Buenos Aires) y este año está previsto que llegue a Santa Fe en
noviembre. "Ni un pibe menos" es el otro slogan.
No fue un año fácil para algunos de los integrantes de las instituciones que
componen el movimiento: sufrieron tres atentados. El primero de ellos, el
viernes 25 de abril, cuando un grupo de ocho hombres "fuertemente armados,
demasiado profesionales, demasiado prolijos, asaltaron la Escuela Imprenta
Manchita, amenazando de muerte a pibes y pibas, a jóvenes, a educadores, y
llevándose la modesta recaudación de una escuela-taller donde cada día
intentamos construir un futuro distinto para nuestros pibes", según relataron en
su espacio informativo. El segundo: "El jueves 24 de julio, por la mañana
temprano, uno de los chicos del Hogar Juan XXIII de la Obra Don Orione en Gerli,
fue interceptado por un automóvil en el cual iban cuatro personas armadas y con
rostros tapados que lo obligaron a subirse al mismo. Lo condujeron con rumbo
incierto, amenazando a punta de pistola, que quemarían la imprenta, la panadería
y la Casa de los Niños, obras que pertenecen a la Fundación Pelota de Trapo.
Tras el recorrido por calles desconocidas, nuestro joven compañero sumamente
asustado por la situación de la que fuera víctima, fue dejado en inmediaciones
de la estación Remedios de Escalada, desde donde tuvo que regresar por sus
propios medios. No podemos más que relacionar lo ocurrido al trabajo diario que
tanto desde la Obra Don Orione como desde la Fundación Pelota de Trapo, llevamos
adelante, junto a muchas otras organizaciones".
El tercero fue a fines de septiembre: "Secuestran y golpean salvajemente a
educador del Hogar Juan XXIII de la Obra Don Orione de Avellaneda el viernes 26
a las 20.30 hs, exigiéndole el cese de su participación en la Campaña El Hambre
es un Crimen que lleva a cabo el Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo.
Estamos ante el tercer atentado y nos llena de indignación y espanto que no se
hayan encontrado los responsables anteriores".
El movimiento nació en 1987 en una humilde capilla de Florencio Varela,
provincia de Buenos Aires, con el impulso que le otorgó el Hogar Pelota de Trapo
que conduce Alberto Morlachetti (hoy coordinador del movimiento) y el Hogar de
la Madre Tres Veces Admirable que dirige el cura Carlos Cajade. La Fundación
Pelota de Trapo desarrolla desde hace más de 30 años, en los partidos de
Avellaneda y Florencio Varela, una serie de programas destinados a 4000 niños y
jóvenes año en situación de pobreza y abandono."La infancia es territorio de
familia, escuela y juego. De bolitas lecheras o de una ranita traviesa. Es
tiempo de guardar los dientes y encontrar el ratón de las monedas. Es tiempo de
rayuelas y de maestras que jueguen con el garabato y el asombro de los niños.
Desde esta perspectiva, construimos un espacio de vida, una historia que se
alimenta de los sueños y privilegia la ternura, la libertad y la belleza como
insumos básicos del crecimiento humano", dicen los responsables de la
organización. Y agregan, a modo de arenga más que de slogan: "Finalmente, con la
ternura venceremos".