Argentina: La lucha continúa
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Triple crimen en Argentina
Como la CIA instala la agenda del gobierno de Estados Unidos en los países del
SUR
Carlos Neo
A pocos días de asumir el gobierno, la presidenta de Argentina, Cristina
Fernández de Kirchner, identificó rápidamente como una operación
desestabilizadora de los Estados Unidos al denominado caso de la valija con
800.000 dólares ingresada al país por el ciudadano venezolano-norteamericano
Antonini Wilson: el gobierno del presidente Bush y su agencia de inteligencia
habían lanzando una acción para intentar disciplinar y condicionar a los
Kirchner, no solo en su relación con Hugo Chávez, sino en sus políticas no
alineadas totalmente a los designios de los centros de poder ecónómicos.
La matriz de opinión instalada a través de los medios masivos de comunicación
daba cuenta que la mencionada suma de dinero era destinada a financiar la
campaña presidencial que la entronaría presidenta, los Kirchner estaban
realmente enfadados.
Así, la mandataria instruyó a su canciller para citar al embajador
norteamericano en Buenos Aires, Ear Anthony Wayne, anoticiándolo del hecho que a
partir de ese momento tendría vedada la visita a los despachos de funcionarios
del gobierno argentino y solo podría realizar gestiones a través del canciller
Jorge Taiana. Los Kirchner culpaban a la administración Bush de querer
"ensuciar" su gobierno y solo levantaría la restricción diplomática si la
Argentina no era mencionada en el juicio instruido en los tribunales de Miami.
Tras varias semanas de negociaciones, la justicia norteamericana deslindaba al
gobierno argentino de responsabilidades en el caso de la valija, era nombrado el
señor Tímerman embajador argentino en E.E. U.U, y Wayne retornaba a sus
actividades habituales visitando funcionarios del poder ejecutivo, legislativo y
judicial con la misión de monitorearlos y proteger los intereses del país del
Norte en territorio rioplatense.
La inteligencia argentina no se equivocaba entonces: como ha sucedido a lo largo
de la historia, el edificio de la embajada norteamericana en cada país
Latinoamericano y Caribeño es el sitio geográfico desde donde se coordinan las
operaciones destinadas al control, manipulación y aplicación de planes
desestabilizadores y acciones de instalación de "realidades" propias de la
actual fase de la guerra de cuarta generación impulsada por la CIA y sus brazos
corporativos locales, todo ello en defensa de "la paz y la democracia"
usa-americanas.
Luego de los destituyentes acontecimientos relacionados con los
empresarios-productores agroganaderos y la posterior derrota en la votación del
parlamento, un nuevo "evento" debía instalarse en la sociedad argentina que
transmitiera sensaciones de zozobra, inseguridad y corrupción: en los primeros
días del mes de agosto, la sociedad argentina se conmocionaba al enterarse del
hallazgo de tres cuerpos baleados correspondientes a jóvenes empresarios que
falsificaban medicamentos e importaban precursores químicos destinados a la
elaboración de drogas peligrosas. Se trataba así del comienzo de otro operativo
de inteligencia desestabilizador que esta vez resultara creíble por sutil.
La noticia mencionaba específicamente que los empresarios asesinados en una
acción mafiosa habían coincidentemente con el caso Antonini "realizado
aportes a la campaña presidencial de Cristina Kirchner" producto de la
comercialización ilegal de efedrina; un intermediario en la producción de
estupefacientes. Narcos mexicanos formaban parte de la banda (con agentes de la
DEA aún no develados) y quienes ordenaron ajusticiar a los empresarios que
comercializaban la efedrina (componente normal de medicamentos antigripales y
descongestivos) por causas que, seguramente, nunca se conocerán con exactitud.
Paradójicamente, el confundido ministro de seguridad, justicia y derechos
humanos de Argentina, Anibal Fernández, daba explicaciones al "indultado"
embajador Wayne por la falta de controles en la importación y comercialización
de estos precursores químicos destinados al mercado de los Estados Unidos,
principal consumidor de drogas peligrosas tal como la cocaína, y primer
productor y consumidor mundial de marihuana.
Rápidamente, instituciones del estado relacionadas con la salud, los
medicamentos y la lucha contra las drogas (ANMAT, SEDRONAR) impulsan
aceleradamente ahora registros y controles, mientras el embajador relaciona los
medicamentos y el narcotráfico (como lo hace con el falsificación de productos y
la financiación del terrorismo), exigiendo el mayor control en las aduanas y la
modificación en las leyes de patentes y marcas, realizando reiteradas campañas
mediáticas contra la supuesta falsificación.
La operación norteamericana no detectada por el gobierno Kirchner adquiere
veracidad, al parecer de especialistas de inteligencia norteamericanos, quienes
sostienen como de utilización común por las agencias de EE. UU esta clase de
operaciones violentas para lograr varios objetivos múltiples y convergentes: "desestabilizar,
debilitar, condicionar y obligar a gobiernos a colaborar en la defensa de
intereses considerados prioritarios para las transnacionales americanas",
seleccionando en particular a países considerados referencia en un área
determinada (Argentina en medicamentos) y erráticos en sus políticas hacia los
Estados Unidos (hecho catalogado como debilidad)
Estas afirmaciones parecen emerger en el caso del "triple crimen" pues el
gobierno de Bush, tras reiteradas visitas de Tom Shannon, realizó lobby no solo
para vender un nuevo sistema de software en el control de productos en aduanas,
sino para presionar a la Argentina en la adhesión a acuerdos relacionados con la
Falsificación de Productos o "fraude marcario", en especial medicamentos, que ha
sido recientemente tratado en reuniones ministeriales de salud en el ámbitos
regionales e impulsados recientemente por E.E. U.U. en reuniones del poderoso
G-8.