Lamentablemente el Mercosur hizo con Israel el
primer acuerdo extra-continental
Emilio Marín
LA ARENA
La XXXIV Cumbre del Mercosur tuvo sus aspectos positivos, aunque está a la
vista, tras dieciséis años, el 'techo' de este bloque comercial y político. Lo
nuevo, y negativo, fue la firma del tratado con Israel.
La reunión de los presidentes de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, con su
colega chilena 'asociada' Michelle Bachelet y el eterno candidato a ingresar
como miembro pleno, de Venezuela, se llevó a cabo durante dos días en su sede de
Montevideo.
Como lo más importante -en materia de acuerdos- se había firmado unos días antes
en Buenos Aires, relativo a la creación del Banco del Sur, en la cita
montevideana lo que insumió más tiempo fueron los debates políticos y los
discursos.
Lamentablemente allí lo único concreto fue el demorado Tratado de Libre Comercio
del Mercosur con Israel. Este puede ahora pavonearse con que es el primer estado
fuera del área latinoamericana y caribeña seleccionado por aquellos socios para
firmar un acta tan importante que abarca al 90 por ciento del comercio
bilateral.
Los discursos políticos de los presidentes sobre temas generales -y algunos
específicos como la injerencia norteamericana en la región- fueron interesantes,
aunque fuertemente acotados por ese mal paso en dirección a Medio Oriente.
Cristina Fernández de Kirchner, investida como presidente pro-témpore del bloque
del sur, recibió de Tabaré Vázquez el martillo y la tablita que simbolizan esa
función semestral. Y tuvo palabras de agradecimiento para el anfitrión, al que
había maltratado en su discurso de asunción el 10 de diciembre, sin posibilidad
de réplica. El charrúa se portó como un caballero en su casa, pues no dio una
respuesta diferida a ese párrafo del discurso de su colega argentina. Eso sí, en
las afueras del hotel donde la cumbre sesionó lunes y martes, un par de
uruguayos mostraron un largo pasacalles que decía: 'Bienvenida Sra. Presidenta
Fernández de Kirchner, disfrute del Uruguay tranquila, Aquí somos educados. No
agredimos a nuestros huéspedes, especialmente si no tienen posibilidad de
respuestas'.
La XXXIV edición tuvo un ambiente tranquilo, casi de reconciliación entre
Argentina y Uruguay, vínculo que viene deshilachado por la cuestión de las
pasteras. Esta vez no hubo ataques ni réplicas, aunque el asunto no está
resuelto ni mucho menos. Pero algo es algo mientras la Corte de La Haya estudia
el caso.
El agradecimiento de CFK y Lula da Silva, tuvo un condimento interesado: Uruguay
desistió de firmar un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. Esta
posibilidad la venía meneando el neoliberal ministro de Economía, Danilo Astori,
poniendo en riesgo la unidad del Mercosur, pero fue derrotada en un congreso del
Frente Grande. De allí la buena onda argentino-brasileña de estos días con
Tabaré.
El resto del condimento político lo pusieron Cristina y Hugo Chávez, con sus
denuncias del rol estadounidense en Latinoamérica. Ella volvió a criticar al
'operativo basura' que en su óptica sería la maniobra de la valija con los
800.000 dólares, recalcando que hay quienes no quieren gobiernos amigos sino
'gobiernos empleados'. Era, sin nombrar a nadie, un estiletazo contra
Washington; el bolivariano se encargó de ponerle los nombres y apellidos
explícitos.
Firmaron con Israel
El verborrágico mandatario venezolano, quizás como gesto hacia CFK y Lula, no
dijo ni una palabra sobre el acuerdo firmado en sus narices con Israel. Se podrá
pensar que muchas veces la diplomacia y el comercio tienen razones que el
corazón y la política no entienden.
Lo único concreto firmado en Montevideo el martes 18 fue esa asociación con el
Estado que representa las peores causas en Medio Oriente y otros lugares del
mundo (son conocidos los vínculos que Israel tuvo con los dictadores genocidas
del 'plan Cóndor', especialmente el Chile de Pinochet y la DINA, y los de Centro
América, sobre todo Guatemala de Ríos Montt).
La foto del canciller Jorge Taiana con el ministro de Industria y Comercio
israelí Eliahu Yishai y el mencionado Tabaré, inmortalizó ese momento. El acta
fue rubricada por el mandatario uruguayo, que se despedía de su presidencia
pro-témpore.
Según la página del ministerio israelita de Comercio, lo firmado supone que los
productos suyos tendrán un 40 por ciento de rebaja en los aranceles al ingresar
en los mercados argentino, brasileño, uruguayo y paraguayo. Tal limitación
desaparecerá a los diez años, para los productos agrícolas e industriales
israelitas.
Según la Agencia Judía de Noticias (AJN), la expansión del intercambio con Tel
Aviv será un excelente negocio para nuestro país 'pues Argentina e Israel
lograron en 2006 un volumen de comercio global de casi 224 millones de dólares,
con un saldo favorable para Argentina de más 45 millones. En lo que va del 2007,
el intercambio arrojó un saldo positivo para la Argentina de 97 millones de
dólares, de acuerdo con informes oficiales difundidos en Buenos Aires'.
Sin embargo tal superávit puede desaparecer a medida que los productos
israelitas entren en mayor número y libres de aranceles o con éstos muy bajos.
Además, del intercambio global de los cuatro países con Israel, surge que
aquéllos tuvieron este año un déficit actual de 203 millones de dólares, pues
sus importaciones desde Tel Aviv crecieron 40 por ciento, particularmente las
brasileñas. Así lo certificó el Buró Central de Estadísticas israelí, según la
mencionada AJN.
En las objeciones a lo acordado no hay sólo ni principalmente una cuestión de
dólares de exportaciones e importaciones sino política. El premier israelita
Ehud Olmert, que hace tiempo busca sobrevivir con menos del 8 por ciento de
imagen positiva entre los habitantes de su país, tiene ahora para presentar una
victoria diplomática. Olmert valoró que el tratado comercial 'será un puente'
entre su país y Latinoamérica y servirá 'como base para el avance de más y
mejores conexiones internacionales'.
El rol argentino
El 8 diciembre de 2005, 7 de Kislev 5766 según el calendario judío, se había
firmado también en Montevideo un acta-acuerdo entre las partes. En esa ocasión
por Israel la rubricó el embajador en Uruguay, Yoel Barnea, junto con los
cancilleres Jorge Taiana, Celso Amorim (Brasil), Leila Rachid (Paraguay) y el
anfitrión Reinaldo Gargano.
Esas firmas se repitieron esta semana para firmar el acta definitiva, con los
cambios de Rubén Ramírez Lezcano en reemplazo de Rachid y del ministro Yishai en
lugar de Barnea. De ese modo lograron superar el escollo insuperable en julio de
2006, cuando en la cumbre XXX del Mercosur en Córdoba capotó la intención del
acuerdo con la llegada de Fidel Castro y sobre todo la guerra israelita contra
El Líbano.
Cómo será de negativo lo suscripto este martes, que al final Israel tendrá
cierto poder de veto sobre Venezuela, que hace nueve años viene manifestando su
interés en entrar al pacto. Según AJN 'el bloque tendrá un plazo de 270 días,
según lo establecido en el documento que se firmó en Montevideo, para consultar
a Israel si acepta la incorporación del país caribeño en el convenio'. Increíble
pero real.
Otro aspecto calamitoso es que el tratado da mayor realce a las normas de la OMC,
lo que movió a críticas al 'Congreso de los Pueblos' reunido en la capital
uruguaya como espacio alternativo al de los presidentes. El artículo 2 del TLC
plantea 'establecer las condiciones y mecanismos para negociar un Area de Libre
Comercio, en conformidad con las reglas y disciplinas de la Organización Mundial
del Comercio'.
Si bien todas las cancillerías involucradas tienen su cuota parte en la
concepción de un tratado tan lesivo a los intereses de los pueblos
latinoamericanos y de Medio Oriente, especialmente el palestino, la mayor
responsabilidad corrió por cuenta del Palacio San Martín.
El ministro del Interior de Israel, Meir Sheetrit, estuvo en la cancillería dos
días antes de la firma. Fue a agradecer a Taiana por el apoyo que dio Argentina
a la negociación para el tratado de libre comercio con Israel. El salto
cualitativo de las relaciones bilaterales lo marcó Néstor Kirchner con su
discurso antiiraní en la 62º Asamblea General de la ONU, en setiembre último.
En el mismo instante en que el Mercosur daba tan alto certificado político y
comercial a Israel, las tropas de este 'portaaviones norteamericano' en Medio
Oriente daban muerte a diez palestinos en Gaza y Cisjordania. ¿Será que la
consideración de los derechos humanos que tan a menudo hace Cristina de Kirchner
no incluye a los sufridos palestinos?