Nuestro Planeta
|
Más sobre el derretimiento de los casquetes polares
Eduardo Velázquez
www.globalizate.org
El pasado mes de Marzo, con motivo del año polar internacional, la
prestigiosa revista científica "Science" publicó varios estudios sobre la
evolución reciente y futura de los casquetes polares. Todos ellos destacan un
hecho indiscutible; las masas de hielo continentales y oceánicas de ambos polos
están cambiando más rápido de lo que suponíamos y han perdido un enorme volumen
durante las últimas décadas debido a los efectos del calentamiento global.
Las personas que investigan la dinámica de las masas de hielo terrestres siempre
han creído que ante un incremento sostenido de la temperatura media global, las
masas de hielo no polar (glaciares de montaña) responderían rápidamente,
reduciendo su volumen en apenas unas décadas. La respuesta de las masas de hielo
polar, sin embargo, sería mucho más lenta. No ha sido así.
Durante las últimas décadas la evolución de los casquetes polares se ha seguido
de una forma mucho más precisa debido a la disponibilidad de imágenes de
satélite con mayor resolución espacial y a la mejora de las técnicas de análisis
de las mismas. Cada vez conocemos más detalles acerca de lo que está pasando en
las masas de hielo polar continentales (principalmente la Antártida y
Groenlandia) y oceánicas (Océano glacial ártico) debido al incremento de
temperaturas de las últimas décadas, y cuanto más sabemos sobre los casquetes
polares, más tenemos la seguridad de que, aunque su retroceso está siendo más
lento que el de los glaciares de montaña, también está siendo más rápido de lo
que suponíamos (1).
La Antártida
Según Sheperd y Wingham (2), la gran masa de hielo continental que cubre la
Antártida ha experimentado variaciones muy diferentes en su zona oriental y
occidental. La enorme placa de hielo de la Antártida Oriental ha ganado 25 Gt de
hielo por año, pero, incluso aquí, existen dos glaciares, ("Totten" y "Cook"),
cuya superficie ha disminuido (5 y 2,4 km3 al año respectivamente). Por el
contrario, la placa de hielo de la Antártida Occidental ha perdido 50 Gt de
hielo por año. El sector de la misma correspondiente al glaciar "Pine Island"
retrocedió 1,2 Km. y disminuyó su grosor 1,6 m por año entre 1990 y 2000, lo que
ha causado una "dulcificación" del agua del cercano Mar de Ross. Es interesante
destacar que, aunque la mayor parte de los glaciares de la Antártida que están
retrocediendo están situados sobre el agua, las pérdidas de hielo en el borde
exterior oceánico de los glaciares han provocado una aceleración en el flujo de
hielo de la parte interior, situada sobre el continente, en dirección hacia el
océano, lo que hace que puedan registrarse avances futuros en el glaciar que no
suponen un aumento de la masa de hielo total. Por otra parte, Fricker y sus
colaboradores (3) sugieren que el aumento en la elevación sobre el nivel del mar
detectado en algunos glaciares de la Antártida se debe a la existencia de un
activo movimiento de agua en el lecho del glaciar, es decir, en los casos en los
que el hielo parece no derretirse en superficie, puede estar derritiéndose en el
interior.
Groenlandia
Groenlandia se está derritiendo a pasos agigantados. Entre los años 1990 y 2006,
la masa de hielo continental situada sobre esta isla ha perdido la abrumadora
cantidad de 100 Gt de hielo al año (2). Ian Howat y sus colaboradores (4)
estudiaron la evolución de los dos glaciares más grandes de Groenlandia, el "Helheim"
y el "Kangerdlugssuaq" entre los años 2000 y 2004, y han encontrado un patrón
muy interesante. Entre 2000 y 2004, estos glaciares aumentaron su descarga de
hielo en el océano, experimentando un fortísimo retroceso. Sin embargo, al mismo
tiempo que retrocedían, disminuía su grosor y aumentaba la velocidad del flujo
del hielo desde el continente al océano en el interior de los mismos. Esto
terminó provocando un avance de su borde exterior oceánico, que en 2006 se
encontraba en una posición muy similar a la de 2000.
Este avance, al igual que en la Antártida, resultaba engañoso, puesto que lejos
de suponer un incremento en la masa de hielo del glaciar, no era sino una
respuesta a la pérdida de hielo en el borde exterior oceánico del mismo. No hay
que olvidar que, aunque parezca que no lo hacen, los glaciares se mueven. Un
glaciar es en realidad un lentísimo "río de hielo" y, según pierde hielo, su
borde exterior tiende a expandirse. Howat y colaboradores afirman que si estos
cambios en los glaciares de Groenlandia son el resultado de los cálidos veranos
recientes, un calentamiento continuado durante las próximas décadas podría
causar un enorme retroceso en los glaciares de la isla.
Andrew Shepherd y Duncan Wingham (2) también nos comentan que el derretimiento
de la masa de hielo de Groenlandia durante el verano es cada vez mayor y se está
extendiendo. El derretimiento provoca la formación de grandes lagunas en la
superficie de los glaciares y el agua de estas se cuela por las grietas
existentes en la masa de hielo hasta alcanzar el lecho del glaciar. La presencia
de una mayor cantidad de agua en esta zona acelera (aún más) el flujo de hielo
en dirección al océano.
El Océano Glacial Ártico
A diferencia de la Antártida y Groenlandia, la masa de hielo existente sobre el
Océano Glacial Ártico no se sitúa sobre continente alguno, por lo que el
derretimiento de la misma no supone cambios apreciables en el nivel del mar,
aunque sí resulta enormemente indicativo del aumento de la temperatura media
global. Es importante señalar que la extensión de los hielos en el Océano
Glacial Ártico no es la misma, sino que varía entre los distintos meses del año,
alcanzando una superficie máxima en Marzo (al final del invierno) y una
superficie mínima en Septiembre (al final del verano).
Pues bien, a partir de imágenes de satélite, Mark Serreze y sus colaboradores
(5) han estudiado los cambios en la extensión de la masa de hielo del Océano
Glacial Ártico, mes a mes, entre los años 1979 y 2006, y han encontrado que
durante este periodo, en cada uno de los meses del año, la extensión del hielo
ha ido siendo cada vez menor año tras año. La menor extensión se alcanzó en
Septiembre de 2005. En este mes los hielos ocuparon 5,56 millones de km2, ¡¡una
extensión un 21% menor respecto a la extensión media de los hielos para ese
mismo mes entre los años 1979-2000!!.
Los hielos del Océano Glacial Ártico han reducido su extensión debido al gran
aumento que ha sufrido las temperatura superficial del aire en esta zona en cada
uno de los meses del año (especialmente en primavera), y a los cambios que han
tenido lugar en los patrones de circulación atmosférica y oceánica durante el
periodo 1979-2006. Ahora bien, ¿qué tiene que ver todo esto con el aumento de la
concentración de CO2 y otros "gases de efecto invernadero" en la atmósfera?...
Para responder a esta pregunta, los autores de este trabajo hicieron
predicciones de futuro a partir de sus datos, utilizando los mismos modelos de
simulación climática mencionados en el cuarto y último informe del IPCC (IPCC
AR4 según sus siglas en inglés), y comprobaron si coincidían o no con las
predicciones realizadas en este último.
La respuesta ha sido afirmativa; la pérdida de hielo detectada en su trabajo,
con una acusada disminución de la extensión mínima anual en Septiembre, ha
coincidido con lo predicho por los modelos climáticos, lo que resulta revelador.
La frase final del artículo es especialmente firme: ‘Dada la coincidencia entre
las observaciones y los modelos, la transición hacia un Océano Glacial Ártico
libre de hielo durante el siglo XXI debido al calentamiento global parece cada
vez más posible. Las incertidumbres, en todo caso, versan sobre el momento
concreto en el que esto ocurrirá, en cómo de rápida será esta transición y en
que impactos provocará este "nuevo estado" en el Ártico y en el resto del
globo.’
Recapitulando, las masas de hielo de los casquetes polares están experimentando
cambios importantes, aunque la importancia de los distintos procesos varía entre
las mismas. Evidentemente, no están ocurriendo las mismas cosas, ni con la misma
rapidez, en Antártida, Groenlandia o el Océano Glacial Ártico, sin embargo, hay
un hecho indiscutible, y es que las masas de hielo han experimentado una gran
disminución durante las últimas décadas. Asimismo, aunque tienen un cierto
margen de error, las predicciones futuras, realizadas a partir de datos cada vez
mejores (cuantitativa y cualitativamente), apuntan a que esta tendencia va a
seguir durante el próximo siglo (6).
(1) Truffer M. y Fahnestock M. 2007. Rethinking ice sheets time scales. Science
315: 1508-1510.
(2) Shepherd A. y Wingham D. 2007. Recent sea-level contributions of Antarctic
and Greenland ice sheets. Science 315: 1529-1532.
(3) Fricker H.A., Scambos T., Bindschadler R. y Padman, L. 2007: Science 315,
1544.
(4) Howat I.M., Joughin I. y Scambos, T.A. 2007. Rapid changes in ice discharge
from Greenland outlet glaciers. Science 315: 1559-1561.
(5) Serreze M.C., Holland, M.M. y Stroeve, J. 2007. Perspectives on the Arctic´s
shrinking sea-ice cover. Science 315: 1533-1536.
(6) Vaughan, D.C. y Arthern, R. 2007. Why is it hard to predict the future of
ice sheets?. Science 315: 1503-1504.