Nuestro Planeta
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La humanidad en la vorágine
Marc Gavaldà
Rebelión
La lentitud y prudencia del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático
no ha reducido la contundencia de sus conclusiones: el planeta se enfrenta a un
calentamiento irreversible debido a las emisiones del CO2 que la población
humana arroja a la atmosfera. Sin embargo, la inercia del mercado global
enquistada en los estados contaminantes, obstaculiza la toma de medidas urgentes
y radicales para romper el círculo vicioso, viciado de humo y dinero.
Y es que, al igual que la anterior década, los lobbies petroleros, junto al
poder de algunos estados poderosos, ricos y contaminantes, tienen en sus
oficinas una batería de informes para combatir las evidencias del cambio
climático. Porque cuando se habla de predicciones de comportamiento global de
algo tan complejo como es la atmosfera (el gran oceano aéreo), la incertidumbre
ejerce de argumento para no hacer nada que pueda detener la gran máquina
productiva.
Pero el cambio climático ya no es un problema de la ciencia. Básicamente, es un
frontal choque de intereses que enfrenta la capacidad de este planeta para
mantener la civilización con la "supervivencia" de la industria petrolera y del
carbón, uno de los mayores sectores comerciales de la historia.
Los cuatro gases estufa
Se ha demostrado que el calentamiento global lo produce la absorción del calor
solar de unas moléculas que son generadas diariamente por la acción humana, en
su camino errante de despilfarro.
El CO2 es el más abundante de los gases invernadero, y se produce cada vez que
quemamos algo o cuando algo se descompone. Aunque escaso y débil en su capacidad
para retener el calor, perdura largo tiempo en la atmosfera. Además actua de
catalizador de otro poderoso gas invernadero, que es el vapor de agua. En un
circuito que se retroalimenta, el CO2 calienta un poco la atmósfera
permitiéndole absorver y retener más humedad, que a continuación calienta más la
atmósfera. Por cada molécula de CO2 en el aire, se estiman unas 50 hundidas en
el mar. Sin embargo, la capacidad de absorción marina de CO2 varía según la
temperatura y cuánto más fría está el agua, más puede absorver. Entonces, el
calentamiento global nos trae otro efecto sinérgico: a medida que se calientan
los mares, éstos dejarán de absorver CO2 y empezarán a liberarlo.
Después del CO2 el metano es el gas invernadero más importante. Aunque sólo
comprende 1,5 ppm en el aire, su concentración se ha doblado a lo largo de los
últimos siglos. El metano es sesenta veces más poderoso que el CO2 en retener
calor, aunque por suerte dura menos años en la atmósfera. Se estima que el
metano provocará del 15 al 17 por ciento de todo el calentamiento global. La
cantidad de metano atrapado en el suelo de los círculos Árticos, así como en las
fosas marinas, a punto de "eructar"como respuesta al deshielo, darán a éste as
una responsabilidad creciente en su participación en el calentamiento global.
El óxido nitroso (gas de la risa) es 270 veces más eficaz a la hora de retener
el calor que el CO2 , y aunque es mucho más escaso que el metano, dura 150 años
en la atmósfera. Su presencia tiene orígen en los tubos de escape de millones de
coches y camiones, en la quema de bosques y el uso de fertilizantes químicos. Su
concentración en la atmósfera ha aumentado un 20 por ciento en el último siglo.
El resto de gases invernadero son miembros de la frankenstiana família de
productos químicos del HCF y CFC. Creados por el hombre, estos gases usados en
las neveras y aerosoles, son diezmil veces más poderosos en retener calor que el
CO2, y pueden durar siglos en el aire.
El cambio climático ya no se puede cuestionar
Por su responsabilidad en el calentamiento global, los científicos se fijan
sobretodo en los niveles de CO2 atmosférico. Durante los últimos 10.000 años
hemos gozado de un nivel de CO2 constante – unas 280 partes por millón (ppm)-
hasta que descubrimos hace un siglo el primer pozo de petróleo y la primera
central térmica empezó a escupir toneladas de humo para dar un chorrillo de
electricidad. Efectivamente, esos millones de toneladas de Carbono secuestrados
en su día por microrganismos de lagos y bosques, hoy son liberados a la
atmosfera elevando el nivel a 370 ppm, algo no visto en los últimos 420.000
años. Está previsto que se duplique a 580 ppm.
Las proyecciones de cambio climático a lo largo del siglo XXI, indican que la
velocidad y la escala del calentamiento podrían alcanzar con rapidez unas
proporciones catastróficas. Numerosas incertidumbres sobre el cambio climático
que los científicos tenían hace cinco años se han disipado, y todas confirman
que el calentamietno es una realidad en marcha y que sus efectos serán cada vez
más manifiestos. Así lo desprende el nuevo informe –el cuarto- del Panel
Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC). Lo presentaron para los
governantes en Paris, a mediados de enero, a la espera de que el informe final
salga en abril. Según afirma el borrador: "El calentamiento del sistema
climático es inequívoco y ahora ya es evidente, teniendo en cuento el incremento
de las temperaturas medias globales tanto en el aire como de los océanos, del
derretimiento de las nieves y los hielos y el aumento del nivel del mar". Se
constata un calentamiento actual del 0,74 ºC , superior, por tanto, a los 0,6 ºC
que indicaba el anterior informe.
En cuanto al futuro, el documento auna datos de más y mejores modelos que
predicen escenarios dependiendo si las emisiones de gases invernaderos se
controlan o no. Según los nuevos datos, este siglo aumentará entre 1,9 y 4,6
grados, aunque no descartan un aumento de seis grados. En cuanto al mar, los
científicos constatan un elevevamieto de 17 centímetros y estiman una subida de
hasta 48 centímetros, ligeramente inferior al anterior informe.
La importancia de los datos del IPCC es la autoridad académica que los sostiene.
Son 3.000 científicos de todo el planeta, que auspiciados por la ONU, redactan
cada 5 años las conclusiones consensuadas de sus modelos. La particularidad de
este cuarto informe es que se han acotado mucho las incertidubres. De manera que
los cietíficos "escépticos", financiados por la industria contaminante, cada vez
son más pocos y sus argumentos ya no se sostienen.
Por otro lado, "para no dejar un problema tan serio en manos de los
ecologistas", Tony Blair encargó al ex jefe economista del Banco Mundial, el
profesor Nicholas Stern, un informe sobre las consecuencias económicas del
cambio climático. El informe Stern, a parte de los desastres medioambientales,
como el aumento de sequías e inundaciones y la aparición de 200 millones de
refugiados mediambientales, cuantifica la reducción de un 20% del PIB mundial a
sólo 10 años vista. Por eso propone sacrificar un 1% del PIB mundial para
salvaguardar el efecto invernadero.
Lavado verde climático
¿Por qué , entonces, la opinión pública alberga dudas sobre la realidad del
cambio climático? La respuesta se halla en los millones de dólares invertidos
por un número cada vez más reducido de agentes industriales en mantener una
falsa impresión de "incertidumbre científica". Y es que, rodeando las esferas de
poder, son insistentes y poderosos los grups de lobby que atizan el fuego del
escepticismo para seguir contaminando. Por ejemplo la Greening Earth Society,
una creación de la Western Fuels Coal Association, proclama la idea que el
calentamiento y el aumento de CO2 son buenos para nosotros porque fomentarán el
crecimiento vegetal y crearán un mundo vegetal más verde y saludable. Estos
argumentos omiten mencionar que la ciencia seria ya ha establecido que el
aumento de CO2 estresa el metabolismo de las plantas, volviéndolas más a las
plagas y los incendios.
Otra forma de eludir la magnitud del tema, es aceptar el cambio climático pero
apostar por soluciones covardes que no solucionan nada. Por ejemplo, el Estado
Español - en claro suspenso por haber aumentado sus emisiones en un 52% en lugar
del 15% establecido por Kioto- presentó en febrero un "catálogo de buenas
intenciones" recogidas en la Estrategia Española de Cambio Climático. El plan,
que no tiene rango de ley, incluye una lista de objetivos muy genéricos, sin
plazo de cumplimiento. Según Greenpeace, además pretende recurrir a planes de
captación y secuestro de CO2 en el subsuelo para enterrar el gas generado por
las plantas térmicas. Estas tecnologías no están experimentadas, son peligrosas
y están pensadas para "dar vida al Carbón". Mientrastanto, sigue apostando por
un modelo de transporte muy intensivo en Energía como es el coche y el avión.
Otro gran logro de las transnacionales en las negociaciones de Kyoto- protocolo
que Estados Unidos, el país responsable de un 27% de las emisions globales de
CO2, todavía no ha ratificado "porque faltan pruebas que demuestren el cambio
climático"- ha sido la creación de los Mecanismos de Desarrollo Limpio. Estos
Mecanismos, no son más que una sarta de trampas para que .las empresas
contaminantes, en lugar de reducir sus emisiones, obtienen Créditos de Reducción
de Emisiones mediante la inversión de tecnologías menos contaminantes en países
pobres. Así, las compañías contaminantes del norte pueden adquirir, de manera
anticipada, los Creditos de Reducción de Emisiones, antes que los poryectos
financiados den resultados. Pero con los títulos en mano, obtienen el permiso de
seguir contaminando o, inclus, intercambiarlos por dinero en un nuevo mercado de
"aire caliente".
De esta manera, empresas sucias como Repsol YPF, la cual a la par de sus
beneficios crecientes, también sus emisiones crecen – en 2005 liberó
directamente 25 millones y medio de toneladas de CO2 equivalente, se permite el
lujo de afirmar su compromiso contra el cambio climático porque ha iniciado una
plantación de eucaliptus en la Patagonia Argentina.
La rana en la olla
Llegados hasta este punto, la humanidad parece víctima del experimento de la
rana en una olla a fuego lento. Cuando la temperatura es letal, ya no puede
saltar porque está cocida, pero durante la cocción estaba todavía a gustito como
para salir del agua.
La conciencia del cambio climático debe sacudir la sociedad planetaria petro-dependiente
desde sus raíces. Y este cambio de paradigma, que afecta principalmente a
nuestra comodidad, es muy costoso asumirlo, porque entrados en el S.XXI, las
sociedades urbanas son adictas al trabajo, al transporte y al consumo. Pero la
humanidad debe recurrir a sus entrañas de especie y entender que para sobrevivir
debe despojarse sin demora de su lastrosa carga de humo. Y para eso debe iniciar
un decrecimiento económico a escala global y practicar una transición urgente
hacia modelos de vida y transporte a pequeña escala, no contaminantes y
socialmente justas. Para ello, es necesario ya darle la vuelta a la tortilla.