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Nuevo desafío a la naturaleza
Laos construye una presa de efectos imprevisibles
En tres años, más de seis mil personas tendrán sus viviendas sumergidas bajo
el agua en Laos. Será cuando comience a funcionar la presa de Nam Theun 2, el
mayor proyecto de la historia de uno de los países más pobres del mundo. La
preservación de un ecosistema rico en especies amenazadas, y el bienestar de los
desplazados están en el centro de la polémica.
Su estructura sólo tiene 40 metros de altura y 400 metros de largo, pero va a
cambiar radicalmente la vida de 6.200 personas, pobladores de 450 kilómetros
cuadrados en una de las zonas más pobres de Laos. Es la presa Nam Theun 2, el
mayor proyecto en la historia del país, uno de los menos desarrollados de Asia.
Liderado por un consorcio empresarial en el que varias compañías tailandesas
tienen presencia importante, y supervisado muy de cerca por el Banco Mundial, en
un intento por mejorar su reputación, el proyecto pretende generar cien millones
de dólares de ingresos cuando comience a funcionar, en diciembre de 2009. Eso
será el equivalente al 3% del PIB nacional. Para entonces, se habrán tenido que
solucionar los muchos interrogantes que la presa provoca, entre ellos las
políticas social y medioambiental que se aplicarán a la zona. La polémica está
servida.
En total, dieciséis poblados quedarán completamente sumergidos de aquí a un año.
Pequeños asentamientos de viviendas de madera y bambú que no cuentan con ninguna
de las comodidades del mundo desarrollado, pero cuya historia puede trazarse
hasta hace varios siglos. Sus habitantes han comenzado ya el traslado,
conscientes de que nada volverá a ser lo que era. No obstante, sus sonrisas
denotan un inesperado optimismo. A diferencia de lo sucedido en proyectos
similares, con el de las `Tres Gargantas' de China a la cabeza, en esta ocasión
se ha tenido en cuenta su opinión. «Se ha construido un poblado piloto con siete
tipos de viviendas diseñadas en concordancia con los gustos de la población, y
cada familia ha podido elegir la que más le convenía», comenta Miranda Gasparini,
responsable de Comunicación del Banco Mundial en Laos. Ban Nong Boua, de 48
años, reconoce que así ha sido y se muestra satisfecha con la calidad de las
construcciones: «son mejores que las anteriores y, ahora, cada poblado tendrá su
propia escuela».
Lo más difícil para los desplazados será adaptarse a la nueva forma de vida. Se
acabó la agricultura tradicional. Donde ahora existe un terreno deforestado por
décadas de superexplotación agrícola, en junio del año que viene habrá un gran
lago. «Para la transición de la agricultura a la pesca, los campesinos están
recibiendo cursos de adaptación; mientras tanto, las mujeres acuden a clases de
confección. El reto ahora es abrir un nicho de mercado para que puedan vivir de
lo que producen», reconoce Miranda Gasparini.
De los 1.200 millones de euros del proyecto, 250 están garantizados por el Banco
Mundial que, a su vez, dona 20 millones para asuntos sociales. «Hemos aprendido
de errores pasados, y hemos querido involucrarnos en el proyecto para garantizar
que se desarrolla de acuerdo con los derechos de los desplazados y del entorno»,
explica, en entrevista exclusiva, Patchamuthu Illangovan, director del Banco
Mundial en Laos. Así, la presa no entrará en funcionamiento si antes no se
asegura que todos los desplazados duplican su renta de aquí a 2012. Teniendo en
cuenta que, actualmente, la media ronda los 35 euros por año y habitante, no
parece un reto excesivamente ambicioso. Sin embargo, este hecho puede destrozar
el equilibrio existente en la zona si, finalmente, los poblados contiguos no
afectados, no se suman a ese crecimiento. «La presa provocará disparidades»,
admite Illangovan.
Riesgo ecológico
Sin duda, el aspecto más controvertido de este proyecto reside en el impacto
ecológico en la densa jungla del entorno, rica en especies amenazadas y hogar de
150 elefantes, un 15% de la población total de estos animales en el que, antaño,
se llamaba `el país del millón de elefantes'. Para evitar su destrucción, y
preservar su riqueza, ahora amenazada por cazadores furtivos procedentes de la
vecina Vietnam, el Gobierno se ha comprometido a la creación de una reserva
natural de un tamaño nueve veces lo destruido. Ante la evidente falta de
recursos públicos para su preservación, el Banco Mundial obliga al consorcio
empresarial de Nam Theun 2 a transferir anualmente, durante tres décadas, un
millón de dólares para ese propósito. «Con esos recursos se podrá defender el
territorio e incluso construir la infraestructura necesaria para poner en marcha
un proyecto de ecoturismo», subraya el director del Banco Mundial.
El propósito es convertir la región, de muy difícil acceso en la actualidad, en
un centro de turismo responsable que no sólo ayude a la conservación del medio
ambiente, sino que permita el desarrollo de los ciudadanos. «Pretendemos atraer
a los amantes del `trekking' y del turismo cultural, y crear la infraestructura
básica para sus visitas. Eso alejará a los cazadores furtivos que vienen en
busca de especies en peligro de extinción muy codiciadas en Vietnam».
A pesar de las buenas intenciones manifestadas, varias organizaciones no
gubernamentales se oponen rotundamente a Nam Theun 2. Desde Rivers International,
se considera «irreversible» el impacto que la sucesión de presas en el río
Mekong, la arteria fluvial del sudeste asiático, tendrá en el futuro próximo.
«Se reducirá la pesca, aumentará la polución y, muchas personas verán su forma
de vida amenazada», reconoce Illangovan. «Sin embargo, la pregunta no debería
ser si utilizar los recursos hídricos existentes, y necesarios para países como
Laos, que no tienen nada más, sino cómo hacerlo para que ello tenga el menor
impacto posible». personas,
pobladores de 450 kilómetros, verán sumergidas sus viviendas. El proyecto
pretende generar cien millones dedólares de ingresos cuando empiece a funcionar,
en diciembre de 2009. Eso será el equivalente al 3% del PIB nacional.