Nuestro Planeta
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Cambio mediático contra el cambio climático
Manoel Santos
He ahí que asistimos a un cínico juego mediático, muy sensacionalista pero nada
responsable –limitarse a informar sin exigir soluciones no es más que
sensacionalismo–, con eso del cambio climático. Especialmente desde que los
gobiernos mataclimas del norte planetario comienzan a ver el problema a más
corto plazo del que se pensaba, y también –y ahí entra el juego zafio de los
medios– desde que Al Gore vio en los premios Óscar –y en los Nobel– una salida
honorable ante su bajada intercontinental de pantalones en aquellas
presidenciales bananeras que le robó, demoníacamente, el ranchero Bush.
A los poderosos les preocupa porque ya no se trata únicamente de un problema
ecológico, sino de una intuíble catástrofe económica, reconocida incluso por el
Banco Mundial (BM) y el FMI, los singulares y principales responsables del
inminente desastre. En octubre de 2006, Nicholas Stern, que había sido
economista jefe del BM, en el informe sobre el cambio climático encargado por
Tony Blair escribía: "El cambio climático es el mayor fracaso del mercado que el
mundo haya conocido" [1]. Me pregunto si irán por ahí las verdades incómodas del
ecologista Al Gore?
Ahora parece que las recientes conclusiones del Grupo Intergubernamental del
Cambio Climático, que hablan de calentamiento inequívoco, de aumento de
temperaturas por encima de los 4 grados, de agotamiento del agua potable o de
subidas espantosas del mar, valen por décadas de advertencias de científicos,
ecologistas y gentes de bien. Entretanto los medios analizan las consecuencias
(cambio climático) pero no el problema (sistema ultracapitalista depredador) y
los gobiernos discurren soluciones de urgencia, chapuzas alarmantes, estúpidos
remiendos con fecha de caducidad para ya, e incluso peligrosos juegos, algunos
casi de ciencia ficción.
Entre los parches está Kyoto, a todas luces insuficiente, lento e inconsensuado;
o las falsas energías renovables, que incluyen por ejemplo los biocombustibles
(interesantes a nivel local pero insostenibles a nivel global, por precisar de
superficies inimaginables y necesarias para cultivar alimentos, por fomentar los
transxénicos o por destruír los bosques tropicales) o las hidroeléctricas
(arteriosclerosis de los ríos que aseguran la vida en el planeta). Entre los
juegos mortales están las revitalizadas ansias nucleares, por su evidente
peligrosidad y por la cuestión irresoluble de los residuos; y en el campo de la
ciencia ficción la geoingeniería, a saber, la manipulación del ambiente a gran
escala que incluye, y no es coña, la contaminación deliberada de la estratosfera
para desviar la luz solar y bajar las temperaturas, o el esparcimiento de
partículas de hierro sobre los océanos para enriquecer el plancton y que este
capture el problemático CO2 (www.etcgroup.org). Y las ballenas radiantes de
alegría.
Sin embargo, lo que muchos intuímos que hace falta es un cambio mediático para
hacer frente al climático. Como dice Éric Toussaint, debemos exigir a las
instituciones internacionales y a los gobiernos industrializados –y sobre todo a
los sensacionalistas medios de (des)información–, que voluntariamente
escondieron el problema durante años, el cuestionamento de este sistema
capitalista produtivista, generador de daños ambientales y desigualdades, que
siempre afirma que puede aportar soluciones a todo, pero que sólo agrava la
situación día tras día. El resto son sólo disparates suicidas.
[1] Éric Toussaint. Clima: Los aprendices de brujos del Banco Mundial y del FMI.
*Manoel Santos. Biólogo, escritor y productor editorial. Director de
altermundo.org y colaborador del Igadi.
www.altermundo.org