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Profetas mexicanas del cambio climático: Mujeres defensoras del bosque
Kent Paterson
Celsa Baldovinos supo que había un grave problema cuando solamente salió
menos de una pulgada de agua de la manguera. En las montañas del sur del estado
de Guerrero donde Baldovinos y su esposo Felipe Arreaga vivieron durante los
noventas, la alerta sobre el suministro de agua fue aumentando entre los
campesinos. "Esto fue en enero, al año siguiente se había acabado", remarca
Baldovinos. Los proyectos de los residentes de la montaña disminuyeron al mismo
tiempo que disminuían las lluvias. Murieron animales, las cosechas se
marchitaron y la interacción social se debilitó.
Baldovinos y sus vecinos hicieron la conexión entre los cambios ambientales que
estaban observando y la deforestación. Cada año más y más bosque iba
desapareciendo, al tiempo que los campesinos quemaban las laderas para pastura y
parcelas de maíz, los cultivadores de droga quemaban el manto forestal con el
fin de plantar sus cosechas ilícitas y los contratistas talaban árboles para el
molino de la Boise Cascade Corporation que operaba en ese entonces en la costa
del pacífico.
Mucho antes de que el cambio climático se convirtiera en una causa de moda, la
Organización Ambiental del Campesino de la Sierra de Petatlán y de Coyuca de
Catatlán (OCESP) emerge como un movimiento popular dedicado a salvar el bosque
de Guerrero. Sin embargo, muy pronto, el grupo debe hacer frente a la represión
de parte de los madereros y del ejército mexicano. En el 2001, el encarcelado
líder de la OCESP, Rodolfo Montiel y su compañero Teodoro Cabrera son liberados
por el presidente mexicano Vicente Fox después de una campaña internacional a su
defensa emprendida por activistas del medio ambiente y de los derechos humanos.
Mikhail Gorbachev y Hillary Rodham Clinton se encontraban entre los líderes
mundiales que levantaron las voces por Montiel y Cabrera. Otros partidarios de
la OCESP fueron asesinados, arrestados o desaparecidos. Muchos como Baldovinos y
Arreaga se vieron forzados a esconderse temporalmente en las montañas. Hoy, diez
años después del estallido de la OCESP a nivel mundial, Baldovinos y un grupo
creciente de mujeres pobres del medio rural continúan trabajando cautelosamente
en la defensa y la restauración del bosque de Guerrero y llegando incluso a
nuevos niveles de lucha. Antes en un segundo plano, hoy las mujeres se
encuentran al frente del movimiento.
Fundada en 2001, la Organización Ecologista de Mujeres de la Sierra de Petatlán
(OMESP) promueve la agricultura orgánica y sustentable, la prevención de
incendios forestales, la reforestación, la conservación del agua y la tierra así
como el reciclaje. Con Baldovinos como presidente, el grupo ha crecido de 12 a
90 miembros. A través de una ética de ayuda mutua, las mujeres se comprometen
con su trabajo y un gran amor por la tierra.
"Ya hay mucha conciencia en la gente. Por ejemplo, en el grupo ya la mayoría de
la gente tienen sus depósitos de basura y no dejan que los niños trozan tanto
los árboles", dice Baldovinos. "No es total. No vamos a cambiar de la noche a la
mañana, pero si hay mucho avance".
El grupo de Baldovinos puede presumir de realizaciones simples pero innovadoras
durante los últimos seis años. En 2003 y 2004, más de 175,000 árboles de cedro
rojo fueron plantados en las colinas por miembros del grupo. Las semillas
provinieron de un vivero manejado por el ejército mexicano. Algunos miembros del
grupo descubrieron que pueden ganar un ingreso extra de hasta US$3,000 al año
por vender semillas de árboles.
La mayoría de las mujeres ecologistas tienen huertos, y Baldovinos y Arreaga
están empezando un nuevo vivero de árboles. La apicultura es otro nuevo proyecto
visto con un potencial enorme. "La gente esta acostumbrada que corte el árbol y
saca la colmena y la deja que se pierde" dice Baldovinos. "Entonces, estamos
hacienda cuando saca la colmena vamos a poner en una caja y de ahí ya nos se
enseñaron como reproducirla de esta caja para que se hagan muchas colmenas".
La perspectiva ecologista parece evidente hasta para los jóvenes de 16 años
residentes de la montaña, como Cristina Cabrera. Jovencita de voz suave, Cabrera
dice que cada vez más jóvenes están escuchando el mensaje verde que ella ha
asimilado y puesto en práctica.
"Con la basura orgánica, hacer composta y con la inorgánica la podemos depositar
ahí", dice Cabrera. "Es necesario plantar muchos (árboles) para que mas adelante
haya mucha agua y animales, pues".
La ayuda exterior para la OMESP ha sido esporádica. La organización ha recibido
fondos de dos fundaciones alemanas pero se encuentra ahora buscando recursos
adicionales de apoyo. "Es difícil lidiar con las agencias gubernamentales",
declara Baldovinos. "Somos gente que no fue a la escuela", agrega. "Yo por
ejemplo ni siquiera fui un año a la escuela. Lo poco que sé leer lo aprendí
porque me forcé yo misma, pidiéndole a otros (ayuda) cuando tenía 12 años. A los
28 años aprendí a hacer los números. Es por esto que para nosotros es difícil
presentar proyectos".
Pero la suerte de la OMESP con la burocracia puede estar cambiando. Salvador
Anta Fonseca, director de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) en Guerrero y
Oaxaca, ha prometido ayudar a la OMESP a acceder a programas federales para
financiar proyectos de viveros, plantaciones, conservación del suelo y
reforestación. Elogiando el trabajo de las mujeres rurales, Anta agrega que la
Conafor puede también asistir a grupos como la OMESP a través de planeación
estratégica. Afirma que "podemos apoyarlos haciendo estudios de participación
rural para que sean capaces de organizarse e identificar sus problemas".
La conservación forestal que tanto el ex presidente Vicente Fox y su sucesor
Felipe Calderón han denominado tema de "seguridad nacional", sigue siendo una
necesidad crítica en México. Según el corresponsal de Inter Press Service, Diego
Cevallos, más de 100 millones de hectáreas de bosque suministran dos tercios de
las fuentes de agua dulce en México, sin embargo en los últimos 50 años el país
ha perdido la mitad de sus bosques.
Miguel Martínez de la Asociación para la Conservación Biológica Tropical,
entrevistado por la periodista ecologista Angela Enciso, de La Jornada,
estima que sólo queda un 5% del bosque tropical del país. El desarrollo
turístico ha contribuido al "ecocidio" en lugares como Acapulco, que alguna vez
estuvo cubierto de un bosque tropical de baja altitud. Las consecuencias locales
de la pérdida de bosque tropical fueron sacadas a flote de manera trágica
durante la tormenta tropical Henriette en Acapulco, donde deslaves e
inundaciones mataron e hirieron a víctimas. A escala global, algunos estudios
recientes sugieren que la reducción de bosques tropicales puede provocar un
aumento del riesgo de calentamiento global de hasta un 30%. La administración de
Calderón se ha fijado la meta de plantar 250 millones de árboles este año.
Lorena Paz, organizadora del Instituto Maya con base en la Ciudad de México,
reconoce a la OMESP como un ejemplo del mundo rural para los citadinos.
"Justamente en las zonas donde produce el agua, el aire y donde abunda la
biodiversidad hay un grupo de personas preocupadas, realizando acciones para
cuidar este medio ambiente", declara Paz.
"Decirlo a la población urbana tiene un enorme impacto porque hace conciencia de
la necesidad también de cuidar el ambiente en las ciudadades, de luchar contra
la contaminación y sobre todo cuidar el agua, que es un enorme desperdicia en
las ciudades".
A pesar del creciente reconocimiento de la labor de la OMESP, México sigue
siendo terreno peligroso para los defensores del bosque. Arreaga, esposo de
Baldovinos y activista forestal durante mucho tiempo, fue arrestado bajo cargos
falsos de asesinato y encarcelado durante casi 10 meses en 2004-2005 antes de
ser absuelto y puesto en libertad. La detención interrumpió severamente el
creciente trabajo de la OMESP. De la misma forma que el caso Montiel y Cabrera,
el arresto de Arreaga provocó una campaña de solidaridad internacional. Sin
embargo, Arreaga aún como hombre libre sigue recibiendo amenazas.
En 2005, Albertano Peñaloza, partidario del la OCESP, fue embestido mientras
viajaba por las montañas con su familia. Dos hijos de Peñaloza fueron
asesinados, y nadie ha sido arrestado por este crimen.
"Eso me hace pensar que hay alguien que se está vengando de ellos y los quiere
matando poco a poco en espacios amplios, digamos para que no se vayan ligando
los crímenes unos con otros", declara Yadira Ríos del Grupo Ecologista El Nuevo
Mundo de Petatlán.
"En todo México se cometen crímenes impunes y si no tienes dinero o si no eres
de la clase política los crímenes quedan impunes".
Ha sido un año sangriento en los bosques. En marzo de 2006, el guardabosque Juan
Millán Morales fue asesinado en la reserva de Omiltemi, cerca de Chilpancingo,
capital del estado de Guerrero. Conocida como un área importante de la tala
ilegal, la zona forestal fue escena del asesinato en 2003 del oficial federal
ecologista Wilibaldo Sotelo.
El periódico El Sur de Acapulco reportó recientemente que los tres
asesinatos de la primavera pasada en las montañas de Coyuca de Catatlán estaban
relacionados a dos décadas de conflictos de tala de árboles. El caso de Justo
Arroyo Salgado, de 16 años, y de Calixto, trabajador emigrante de origen
indígena de 14 años, quienes fueron baleados a muerte el 24 de abril mientras
trataban de poner alto a un fuego que habría sido provocado por fuerzas
pro-tala. Mientras tanto, en el vecino Estado de México, Aldo Zamora, de 16 años
de edad, hijo del famoso activista forestal Idelfonso Zamora Baldomero, fue
asesinado el 15 de mayo en una embestida que recuerda el ataque en 2005 a la
familia guerrerense Peñaloza.
En el mes de septiembre, Baldovinos denunció actos de sabotaje y robo de
cuatrimotor usados por miembros del OMESP, Arreaga, y otros. Sin importar
reveses y tristezas, Baldovinos está determinada a seguir avanzando acompañada
de sus seguidoras mujeres ecologistas. "Me siento muy contenta con la
organización. Tenemos muchos problemas y enemigos, pero sigo estando contenta
por la labor que he ido desempeñando durante años y siento que no podría vivir
sin este trabajo", expresa Valdovinos.
Sin olvidar nunca el panorama general, Baldovinos incita a gobiernos y
sociedades civiles de todas partes a tomar acción de manera inmediata a fin de
salvar los recursos del planeta.
Baldovinos extiende "Una invitación a la gente que hagamos conciencia del
problema tan grave que tenemos en la planeta tierra, que nos esta afectando a
todos. Hay que luchar para poder sacar adelante nuestra planeta, porque todavía
estamos a tiempo de hacer algo por los que quedan, por los niños. Van a vivir, y
que les vamos a dejar? Vamos a dejarlos sin nada".
Kent Paterson ha sido durante largo tiempo periodista independiente y autor
que cubre México y el Sudoeste de EEUU para el Programa de las Américas en