Nuestro Planeta
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El petróleo y los alimentos
Juan Carlos Guerra
Un mundo sin petróleo amenaza nuestra posibilidad de acceder a los alimentos.
Para muestra un dato: El 17% de la energía consumida en el mundo se utiliza en
la producción, distribución y suministro de productos agrícolas. Este porcentaje
se divide de la siguiente manera: 4% a la producción; 5% al procesamiento; 8% al
transporte y distribución desde la granja hasta los supermercados.
[1]
Dado que el común de nosotros se limita a ir al supermercado a comprar sus
alimentos, muchas veces no nos damos cuenta de todo el proceso que agotan esos
productos antes de llegar a las góndolas de esos establecimientos. No advertimos
que la agricultura moderna depende casi totalmente del petróleo.
El motor de gasolina aplicado a los tractores, los camiones, las maquinas
cosechadoras, ha reemplazado a la fuerza humana y a la de los caballos, mulas y
bueyes como fuente primaria de energía en la granja. Y no solo en la siembra y
el transporte esta la dependencia del petróleo en la agricultura: la producción
intensiva de los alimentos también esta altamente influenciado por los
hidrocarburos.
El uso de fertilizantes y pesticidas derivados de productos petroquímicos han
servido de bujía esencial para que la agricultura dejara de ser una actividad
familiar para convertirse en una industria y abastecer la alta demanda de una
población que ha crecido vertiginosamente en el último siglo.
El uso de fertilizantes y pesticidas comenzó en el año 1950. A partir de esa
fecha la demanda de fertilizantes creció de 13 millones a 150 millones de
toneladas en el año 2005 y la de pesticidas paso de 90,000 kilos en 1950 a 3,200
millones de kilos en 2005, según el Informe sobre Pesticidas y Fertilizantes
de la Agencia para la Protección del Medio Ambiente.
La mecanización de la agricultura, el uso de fertilizantes y pesticidas
derivados del petróleo, así como la introducción de avances en las técnicas de
cultivo, han disparado la producción alimentaria, a la vez que han reducido la
cantidad de mano de obra humana en la granja.
En un articulo publicado recientemente en la revista Science, titulado
"The Mechanization of Agriculture" (La mecanización de la agricultura) se
arroja el siguiente dato: "En 1850, un solo agricultor generaba alimentos
suficientes para mantener a cuatro personas. En la actualidad, un solo
agricultor genera alimentos en cantidad suficiente para mantener a setenta y
ocho personas. La productividad agrícola aumento un 25% en los años cuarenta, un
20% en los cincuenta, un 17% en los sesenta, y mas del 28% en la década de los
ochenta."
Ese aumento de la productividad agrícola se ha hecho a costa de incrementar la
cantidad de petróleo consumido en el proceso. Según Jeremy Rifkin en su famoso
libro La economía del Hidrogeno: "Para producir una lata de cereales de 270
calorías, el granjero consume la ingente cantidad de 2,790 calorías para
mantener la maquinaria en funcionamiento y obtener los fertilizantes y los
pesticidas. Así pues, por cada caloría de energía producida, el tecnificado
granjero termina consumiendo diez calorías de energía." (p. 239).
Otro dato mas revelador que el anterior es sacado a relucir por David Pimentel
en su estudio titulado "Food, Energy and Society" hecho para la Cornell
University, de la ciudad de Ithaca en New York: "Un vehiculo que consume 4
litros de gasolina (un galón) por cada 50 Km.; en diez Km. quema la cantidad de
gasolina necesaria para producir una barra de pan". Impresionante.
Un elemento importante es el referente al daño que causa en el suelo el uso de
pesticidas y fertilizantes. El suelo se erosiona dada la alta cantidad de estos
productos utilizada para aumentar su productividad. La contaminación que se
deriva de los fertilizantes es responsable de la mitad de la contaminación
actual del agua y de dos tercios de nuestros residuos sólidos.
El uso de pesticidas no es menos dañino, pues contribuyen también a la
degradación del suelo. Para que tengamos una idea clara de lo que estamos
diciendo, baste explicar que en el suelo habitan millones de bacterias
microscópicas, hongos, algas y protozoos, así como gusanos y artrópodos que
tienen la tarea de mantener la fertilidad y la estructura del suelo. Los
pesticidas al destruirlos aceleran su proceso de agotamiento y erosión.
Los seres humanos consumimos cada vez mas energía para producir alimentos, pero
esta producción es siempre menor al consumo. Según C. Ponting en su libro
Historia Verde del Mundo: "En las dos primeras décadas de intensa
explotación agrícola basada en productos petroquímicos que vinieron después de
la Segunda Guerra Mundial, el consumo total de energía en el sector agrícola
aumento un 70%, pero la producción alimentaria solo creció un 30%."
Como hemos visto el crecimiento de la producción agrícola, a través de la
mecanización y el uso de fertilizantes y pesticidas, ha llevado consigo un
aumento significativo del consumo de petróleo generando mayores emisiones de
CO2. Lo que nos deja con una conclusión preocupante dadas sus implicaciones: la
agricultura intensiva es uno de los principales agentes para el calentamiento
global.
Conclusión confirmada por Rifkin en su ya mencionada obra con el siguiente dato:
"Para responder a la demanda anual de carne de una familia media de cuatro
personas es necesario consumir mas de 984 litros (260 galones) de combustibles
fósiles. La quema de estos combustibles libera en la atmósfera 2,25 toneladas
adicionales de CO2, la misma cantidad que emite un vehiculo medio en seis meses
de funcionamiento normal." (op. Cit. Pág. 244).
Dado este panorama estamos ante la grave perspectiva de que los costos para la
producción de alimentos aumente en tal magnitud que cuando entremos en la época
en que la producción petrolera llegue a su techo, cientos de millones de seres
humanos no estarán en condiciones de adquirir los alimentos necesarios para
garantizar la propia subsistencia y la de sus familias. Esto sin contar con que
actualmente hay 854 millones de personas que padecen de hambre y desnutrición.
Ciertamente, la humanidad esta hoy enfrentada a problemas que amenazan su propia
existencia. Decir que el fin de la especie humana esta cerca, seria un gigante
acto de alarmismo, los seres humanos todavía estamos a tiempo de salir
victoriosos ante estos retos. Indudablemente, a la civilización humana como hoy
la conocemos le quedan pocas décadas. Probablemente en el último tercio de este
siglo sentará sus bases una nueva civilización que regirá al planeta por los
próximos siglos.
Es nuestro deber asegurar primero, que el fin de la humanidad no llegue con el
final de esta civilización. Y segundo, tan importante como lo primero,
garantizarle a esas generaciones la construcción de su nueva civilización a
partir de un mundo en donde la desigualdad, la guerra y la pobreza sean solo
capítulos de los libros de historia.
La especie humana esta en peligro. Pero aun puede salvarse y ser mejor.
[1] Beyond Oil,
J. Gever, University Of Colorado, 1991, pag. 172.