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Un verano de violaciones de los derechos civiles en Marruecos
Siete sindicalistas son encarcelados, acusados de gritar consignas contra el rey
Óscar Chaves
Periodico Diagonal
Marcados por el creciente peso de los islamistas del Partido Justicia y
Desarrollo, el 7 de septiembre 30 partidos políticos se han disputado los 325
escaños del parlamento de Marruecos. Son los primeros comicios de la historia de
la monarquía alauita que han contado con la presencia de observadores nacionales
e internacionales, lo que no parece suficiente para movilizar a las urnas a una
ciudadanía hastiada por la corrupción de la administración, el paro, la pobreza
y la falta de derechos sociales y políticos. Al cierre de esta edición, en una
consulta que debe definir la composición de una cámara sometida a la voluntad
del rey, muy pocos esperan que la participación supere el 56% cosechado en las
elecciones de 2002.
El 30 de julio, Mohamed VI volvió a marcar los límites del sistema cherifí. La
monarquía marroquí, afirmó en un discurso, "no sabría verse acantonada en un
concepto reductor, ni en prerrogativas ejecutivas o de órdago legislativo, ni de
autoridad judicial". Y pobre de aquel que se atreva a cuestionar este hecho en
público. La supuesta apertura democrática marroquí, tan publicitada desde
gobiernos amigos como el español o el francés, sigue dándose de bruces contra la
realidad.
Libertad de prensa
Así, en julio un redactor de la publicación Al Watan al An fue detenido por
divulgar documentos considerados "secretos y que afectan a la seguridad del
reino" y en agosto el Gobierno secuestró el semanario francófono Tel Quel y su
versión en árabe, Nichane, por "un editorial y una serie de artículos que
ofenden a la moral pública, los sentimientos de los musulmanes y faltan el
respeto al rey", según reza la orden elevada por el ministro del Interior. En el
citado editorial, el periodista Benchemi criticaba la concentración de poder en
manos del rey como un hecho antidemocrático y que no estimula la participación
de la población en las legislativas del 7. Para la Asociación Marroquí de
Derechos Humanos (AMDH) el caso no representa más que un nuevo "atropello a la
libertad de prensa".
En el plano de las libertades sindicales, el 31 de julio el tribunal de
apelación aumentó las condenas contra cinco miembros de la Asociación de
Diplomados en Paro (ANDCM) de tres a cuatro años de cárcel por atentar contra
"los valores sagrados del reino" durante una manifestación celebrada con motivo
del 1 de mayo en la localidad de Ksar El Kebir. En la misma jornada
reivindicativa y por el mismo motivo, otros dos sindicalistas de la Unión
Marroquí de Trabajadores fueron detenidos y encarcelados en Agadir. Juzgados
posteriormente, han sido condenados en primera instancia a dos años de prisión
mayor y, al igual que los acusados de Ksar El Kebir, a pagar además 10.000
dirhans (1.000 euros) de multa cada uno. Los siete sindicalistas han sido
encarcelados por proferir lemas como "Jet, esquí, fiestas, ¿dónde ha ido el
dinero del pueblo?", "Monarquía fascista, república democrática" o "Rey vete,
Marruecos no es de tu propiedad", aunque todos niegan estas acusaciones y
aseguran que sus declaraciones policiales fueron obtenidas con amenazas y bajo
tortura.
El ingreso en la cárcel de ‘los siete del 1 de mayo’ generó una amplia
solidaridad tanto dentro como fuera de Marruecos, lo que ha sido respondido con
un aumento de la represión por parte de Palacio. El 5 de junio, en el marco de
una jornada nacional de protesta por estos encarcelamientos, la policía detuvo a
diez sindicalistas y militantes de derechos humanos al término de una
manifestación pacífica en Beni Mellal. Uno de ellos, Mohamed Bougrine, histórico
activista de la AMDH y de ATTAC, de 72 años, fue condenado posteriormente a un
año de cárcel y otros tres detenidos a dos meses de prisión condicional y 500 dh
de multa cada uno. Su delito: concentrarse en solidaridad con los presos
sindicalistas. El 15 de junio la policía disolvió a golpes antes de su comienzo
una manifestación por la libertad de los presos del 1 de mayo y de todos los
presos políticos frente al parlamento en Rabat, dejando un rastro de 30 personas
agredidas. Ese mismo día, el sindicato CGT organizó concentraciones ante la
embajada y diversos consulados de Marruecos en el Estado español.
Saharauis
Por su parte, y como sucede en cada cita electoral marroquí, la gran mayoría de
saharauis que viven bajo el dominio de Marruecos se quedarán en sus casas ese
día, como muestra de rechazo a la ocupación de su tierra. En las semanas previas
a los comicios, militantes saharauis inundaron las calles de las principales
ciudades del Sáhara Occidental con propaganda que llamaba al boicot. Tras la
actitud intransigente del Gobierno alauita en la segunda ronda de negociaciones
con el Polisario en Manhasset, Nueva York, celebrada en el mes de agosto, que
finalizaron con el único acuerdo de continuar las conversaciones en Europa el
próximo mes de diciembre, y la represión encarnizada que desde hace meses se
ejerce contra cualquier expresión de independentismo, los saharauis desconfían
más que nunca de la peculiar democracia de Mohamed VI.