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El nuevo Presidente de Israel: Un criminal de guerra por excelencia
Jalid Amayreh
En Occidente, para mucha gente, el nuevo Presidente de Israel Shimon Peres es
un estadista respetable y un hombre de paz. Sin embargo y realmente, Peres no es
más que un racista repulsivo y un criminal de guerra que tiene manchadas sus
manos de toneladas de sangre inocente.
En 1993, Peres asumió la imagen de pacifista por su papel en la conclusión de la
Declaración de Principios, más conocida como Acuerdos de Oslo, con la
Organización por la Liberación de Palestina (OLP).
El inherentemente vago acuerdo, que tanto la OLP como Israel valoraban de forma
diferente, incluso contradictoria, permitía a Israel imponer su propia
interpretación y de esa forma consolidar, bajo el engañoso epígrafe de la paz,
un férreo control sobre todos los aspectos de la vida palestina.
Y cuando el difunto dirigente palestino Yaser Arafat dijo a su pueblo, a
mediados de la década de los noventa, que los Acuerdos de Oslo podrían
eventualmente desembocar en la creación de un estado palestino con Jerusalén
Este como capital, Peres, sarcásticamente, comentó "No puedo nombrar un guardia
para los labios de Arafat".
Peres, nacido Simón Perski en Visniova, Bielorrusia, en 1923, tiene un largo
historial al servicio de la aciaga empresa sionista en Palestina.
A mediados de la década de 1950, se dedicó a introducir armamento nuclear en
Oriente Medio tras haber llegado a un acuerdo con el gobierno francés por el que
Francia estuvo conforme con suministrar a Israel el Reactor Simona, con el
manifiesto objetivo de desarrollar un arsenal de bombas y cabezas nucleares.
El pacto formaba parte de un acuerdo más amplio por el que Israel adquiriría
también en Francia los aviones de guerra Dassault Mirage, que más tarde
serían utilizados durante la agresión israelí de 1967 contra los estados árabes.
Peres, entonces protegido de David Ben Gurion y figura importante del Mapai, el
antecedente del Partido Laborista, conspiró con Francia y el Reino Unido para
lanzar la invasión tripartita (anglo-francesa-israelí) sobre Egipto con objeto
de derrocar al Presidente egipcio Gamal Abdul Naser. Esto permitió a Israel
lanzar una clara agresión contra Egipto y ocupar la Península del Sinaí.
Tras la ocupación de Cisjordania, Peres apoyó con entusiasmo una campaña
notoriamente agresiva de los colonos judíos talmúdicos, conocida como Gush
Emunim, para apoderarse de la tierra palestina y construir colonias sólo
para judíos.
El objetivo de la rapiña a gran escala de la tierra palestina fue doble:
Primero, construir una colonia judía cerca de cada pueblo y ciudad árabes para
que los colonos mesiánicos acosaran a los nativos palestinos y les obligaran a
huir de su tierra, y, segundo, crear "hechos" irreversibles en Cisjordania que
hicieran imposible que cualquier futuro gobierno israelí pudiera retirarse de
los territorios ocupados.
La criminalidad y crueldad de Peres alcanzó un nivel intenso en 1969 cuando,
como Primer Ministro, ordenó al ejército israelí, el Wehrmacht (*) judío,
que bombardeara las fuerzas de mantenimiento de la paz de Naciones Unidas que se
encontraban en el pueblo de Qana, donde cientos de civiles libaneses habían
buscado refugio ante los indiscriminados bombardeos israelíes de los pueblos y
aldeas libanesas en el sur del Líbano.
Los bombardeos, en el que se utilizaron cohetes de artillería, mataron al menos
a 101 niños y mujeres e hirieron y alcanzaron a muchos otros.
Las pantallas de televisión de todo el mundo, excepto las de los medios
estadounidenses controlados por los sionistas, pusieron de relieve espantosas y
fantasmagóricas imágenes de niños decapitados y otros civiles inocentes hechos
pedazos.
Los funcionarios de Naciones Unidas que se encontraban en aquel momento en el
sur del Líbano testificaron solemnemente que el inmoral bombardeo fue ejecutado
de forma intencionada y deliberada, teniendo en cuenta el hecho de que el lugar
aparecía clara y notablemente señalado.
Además, un informe más amplio publicado después en la sede de Naciones Unidas en
Nueva York dejó muy claro que "el bombardeo fue un acto deliberado".
Como siempre, Israel y su aliado-guardián, los Estados Unidos, rechazaron el
informe, insistiendo en que la pornográfica atrocidad fue un "daño colateral"
que se produjo "por error".
Es interesante saber que, hasta este momento, ni el gobierno israelí ni "Míster
Paz" (Shimon Peres) han pedido disculpas por la masacre de Qana.
Lejos de hacerlo, el ejército israelí llevó a cabo el pasado año otra masacre en
Kfar Qana, durante su genocida campaña contra el Líbano, a lo largo de la cual
llegaron a arrojar entre 3-4 millones de bombas de racimo por todo el país.
(Casi cada día, un niño, un campesino o un pastor libanés muere o resulta
alcanzado por un artefacto que no había hecho explosión).
En los últimos años, Peres ha actuado como un elocuente aunque completamente
mendaz defensor y apologista de las conductas nazis de Israel contra los
palestinos.
En sus frecuentes apariciones en televisión, Peres defendería todos y cada unos
de los crímenes israelíes en Cisjordania, en Gaza y en el Sur del Líbano.
Peres, que compartió el Premio Nobel de la Paz con Yitzhak Rabin y Yaser Arafat
en 1995, gracias a la degeneración moral que invade nuestro mundo, ha defendido
la apropiación de la tierra por el "Muro de Separación" construido en la
saqueada tierra palestina de Cisjordania.
Ha defendido también la política israelí de ejecuciones extra-judiciales de
activistas palestinos así como la indecente práctica de exterminar a familias
enteras de políticos y activistas de la resistencia palestinos, como las
familias Abu Queik y Halil al Hayya (véase "The Jews committed a holocaust
against my family",