El nacionalismo africano tuvo en sus buenos tiempos un importante
elemento de conflicto de clases, algo que ha sido ocultado en mucha de la
literatura sobre África. La conciencia de clases puede nuevamente tornarse
central para la política africana
El año 2007 marca el 50º Aniversario de las independencias africanas. Establezco
esto a partir del 6 de marzo de 1957, cuando la colonia británica de Gold Coast
se convirtió en el Estado independiente de Ghana, siendo la primera colonia en
alcanzar ese status en lo que entonces se denominó África Subsahariana.
El líder del movimiento que triunfó en la lucha por la independencia fue Kwame
Nkrumah. El mundo declaró este día como un gran punto de inflexión en la
historia de África y envió a sus líderes a formar parte de las celebraciones en
Accra. Gran Bretaña envió a la Princesa de Kent y a su Primer Ministro, Sir
Harold Macmillan. El Vicepresidente Richard Nixon asistió en representación de
Estados Unidos.
Estuve personalmente en Accra en aquel momento y fui testigo del gran entusiasmo
y calidad de los festejos, así como del optimismo general que sintió Ghana y el
resto del continente respecto del futuro de África. Nkrumah dijo "Consígase
primero el reino político y todo lo demás vendrá por añadidura". Aquí estaba la
prueba.
La independencia de Ghana fue seguida en 1958 por el rechazo de Guinea a
permanecer dentro de la órbita francesa y por una cascada de independencias en
1960 - dieciséis países en total. El año 1960 fue bautizado como "el año de
África". Fue también el año de la crisis del Congo, la primera guerra civil del
África independiente, el primer reingreso de tropas europeas en África después
de la independencia y el primer asesinato de un jefe de gobierno africano - el
Primer Ministro Patrice Lumumba.
Sin embargo, lo que fue denominado "downward sweep of African liberation"
continuó algunos años más, hasta que se encontró con la dura roca de la riqueza
mineral, de la colonialmente dominada África del Sur -las colonias portuguesas
de Angola y Mozambique, el controlado por colonos y auto proclamado Estado
Independiente de Rhodesia (ahora Zimbabwe), África del Sudoeste (ahora Namibia)
controlada por los Sudafricanos, y el apartheid en Sudáfrica. Tomó otros veinte
años alcanzar la independencia de todos estos Estados.
Mientras tanto, la euforia de 1957-1960 dio paso a nuevas realidades - golpes
militares, guerras civiles, incluso guerras interestatales, sumado a las severas
dificultades económicas de los setenta y los ochenta desencadenadas, pero no
causadas, por los aumentos del precio del petróleo. El Afro-optimismo dio lugar
al Afro-pesimismo. Todo lo demás no se fue sumando a la independencia política.
¿Estaba equivocado Nkrumah?
El mismo Nkrumah había advertido que el fin del colonialismo sería seguido por
el neo-colonialismo a causa de la continua dependencia económica de los Estados
Africanos respecto de Europa Occidental y América del Norte. El remedio de
Nkrumah era la unidad africana. Logró percibir las dimensiones de África y
redefinirlas para incluir África del Norte. Pero la gran montaña que era el
movimiento para la unidad Africana se transformó simplemente en un ratón, con la
forma de una débil estructura llamada Organización para la Unidad Africana
(OAU). La OAU fue posteriormente denominada Unión Africana (AU) pero sin ser
fortalecida.
En el 2007, el cuadro político y económico de África no coincide con las
esperanzas y expectativas de 1957. Aquí y allá, se pueden señalar algunas
pequeñas mejoras económicas, pero en general, las estadísticas muestran que
África ha tenido la performance más débil de todos los continentes. Y aquí y
allá se puede señalar alguna renovada vibración en la escena política, sin
embargo, la mayoría de los Estados están en manos de políticos corruptos quienes
no toleran oposición a sus regímenes y no hacen nada por dar mejoras a su
pueblo.
¿Como se verá África de acá a cincuenta años? Por supuesto, nadie puede saberlo
con seguridad. Pero se pueden tener algunas expectativas razonables. En primer
lugar, sería difícil que las cosas se volvieran peores. En el orden jerárquico
internacional de Estados, los Estados Africanos están hoy por lejos en la parte
más baja. Las generaciones más jóvenes reaccionan a esta realidad de dos
maneras. Algunos emigran, y otros están comenzando a estructurar nuevos
movimientos - tratando de construir una segunda ola de luchas por la liberación
nacional.
En segundo lugar, el escenario geopolítico será muy diferente en 2057. La
habilidad de Estados Unidos y Francia para interferir directamente en el
escenario africano habrá seguramente casi desaparecido. Algunos dicen que
podrían ser reemplazados por nuevos actores foráneos, como China o como algunos
sugieren, Brasil. Esto me parece altamente improbable cuando no absolutamente
imposible. En su lugar, creo que en los próximos 25 años la relativa escasa
importancia geopolítica de África actuará en su favor, permitiendo que los
nuevos movimientos de deliberación se hagan realidad y florezcan. Si estos
movimientos estudian bien la historia de África desde 1957-2007, serán capaces
de forjar movimientos que sean más concientes sobre lo que es necesario hacer
para transformar las estructuras económicas y para luchar contra la polarización
interna de clases.
En los años anteriores a que Nkrumah presidiera las ceremonias de independencia
en 1957, sus oponentes internos más conservadores despreciaban a sus seguidores
llamándolos "verandah boys". Esto hacía referencia al hecho de que muchos
de los militantes estaban relativamente poco urbanizados y no tenían residencia
permanente debiendo dormir en las verandahs [galerías] de las casas de
otras personas.
Esto indica que el nacionalismo africano tuvo en sus buenos tiempos un
importante elemento de conflicto de clases, algo que ha sido ocultado en mucha
de la literatura sobre África. La conciencia de clases puede nuevamente tornarse
central para la política africana. Si esto ocurre, dada la crisis estructural
del moderno sistema-mundo y las caóticas condiciones geopolíticas y de la
economía-mundo que se originen, los movimientos africanos podrían jugar un rol
mucho más importante en los resultados de la lucha política mundial, que el
anticipado por muchos de nosotros en la actualidad. Esperemos que así sea.
*Immanuel Wallerstein es director del Centro Fernand Braudel para el Estudio
de Economías, Sistemas Históricos y Civilizaciones en la Universidad del estado
de Nueva York en Binghamton, cuyo profesor más conocido es James Petras. Su
libro más difundido traducido al castellano es: El moderno sistema mundial: La
agricultura capitalista y los orígenes de la economía-mundo europea en el siglo
XVI, Siglo XXI, Madrid, 1979.
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