Medio Oriente - Asia - Africa
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Mientras arde Gaza
Jaled Amayreh
Al Ahram Weekly
Traducido por Sinfo Fernández y revisado por Caty R.
Con mucha precaución, para asegurarse de que no se repitan los "errores" de
la guerra del año pasado contra Hezbolá, el ejército israelí continuó
bombardeando barriadas residenciales palestinas en Gaza y en las zonas de los
alrededores, infligiendo muerte y destrucción a la población indefensa
El domingo pasado por la tarde, un bombardero F-16 israelí lanzó dos misiles
sobre la casa de Jalil al Hayya, un diputado palestino que representa al Partido
por la Reforma y el Cambio, partidario de Hamás.
Los misiles destruyeron su hogar asesinando al menos a seis miembros de su
familia, incluidos su mujer y parte de sus hijos. Otras dos personas que
visitaban el hogar de los al Hayya también fueron asesinadas en el ataque, que
algunos oficiales israelíes sugirieron que estaba diseñado para causar
"conmoción y pavor". Sin embargo, al Hayya resultó herido.
Con anterioridad la fuerza aérea israelí llevó a cabo un número de ataques
contra edificios del gobierno hiriendo a muchos civiles y causando incontables
daños en la infraestructura.
El martes por la tarde los aviones de combate israelíes, incluyendo helicópteros
Apache y aviones robot de vigilancia, bombardearon una serie de talleres del
metal, afirmando que los negocios familiares estaban implicados en la
fabricación de misiles Qassam.
Alrededor de 30 palestinos resultaron heridos, la mitad de ellos estaban
desarmados y no tenían conexión alguna con ningún grupo armado. Los israelíes
declararon que los ataques eran la respuesta a una descarga de misiles Qassam
que fueron lanzados hacia algunas ciudades israelíes, como Sderot, cerca de la
frontera con Gaza.
Sin embargo, los Qassam son notoriamente imprecisos y aunque hagan mucho ruido y
humo y causen alguna destrucción, han matado a muy poca gente. Por eso están
considerados por los israelíes y por muchos palestinos fundamentalmente como un
arma psicológica que fomenta un sentimiento colectivo de ansiedad entre la
población israelí, especialmente la de Sderot.
Esta ansiedad se vio exacerbada cuando murió una mujer israelí en Sderot. Hasta
entonces, ésta fue la única baja causada por el lanzamiento de más de 60 Qassam,
un testimonio claro de la relativa ineficacia de esos proyectiles.
En efecto, la mayoría de las "víctimas" israelíes han sido personas que sufrían
de shock. Pero si alguien que "sufre un shock" es considerado como "un herido" o
"una víctima", entonces los palestinos pueden, con todo el derecho, declarar que
toda la población de Gaza (casi un millón y medio de personas) está sufriendo
shocks mucho mayores debido a los bombardeos casi diarios y las matanzas
indiscriminadas a los que están sometidos.
No hay duda de que el motivo fundamental de la reciente incursión israelí en
Gaza tiene mucho que ver con el deseo del gobierno israelí de compensar los
fracasos de la guerra de Líbano y poner en marcha las recomendaciones de la
Comisión Winograd. Esto siguió a las fuertes críticas contra la dirigencia
político-militar por la Comisión, que hizo públicas acusaciones de mala
administración y afirmó que esta actuación había permitido a Hezbolá infligir
bastantes bajas a la parte israelí.
Algunos observadores especularon con que los desproporcionados ataques contra
Hamás, unido a las renovadas amenazas de asesinar el Primer Ministro palestino
Ismail Haniyeh y al jefe del politburó de Hamás, Jaled Mashaal, constituyen una
activa intervención israelí en las confrontaciones intermitentes entre Hamás y
la llamada "tendencia pro-estadounidense" dentro de Fatah, encabezada por
Mohamed Dahlan.
En efecto, los dirigentes militares israelíes dudaron de atacar a Hamás mientras
estallaban las luchas internas entre las dos organizaciones palestinas. Sin
embargo, cuando amainaron, el ejército israelí se dirigió específicamente contra
Hamás.
La semana pasada el periódico israelí Haaretz informó de que, de forma
anónima, algunos gobiernos occidentales, incluyendo presumiblemente a EEUU,
habían pedido a Israel que ayudara a Fatah a derrotar a Hamás, siguiendo el
ejemplo de la intervención etíope en Somalia contra los anteriores combatientes
de la Unión de Tribunales Islámicos.
Fatah rechazó airadamente esas acusaciones como si la veracidad de las mismas
pudiera situarle como apoderado de los israelíes y estadounidenses luchando
contra los patriotas palestinos.
El domingo, Urayeb Rantawi, un comentarista palestino que vive en Jordania,
urgió a Fatah a confirmar su raison d’être y clarificar sus objetivos.
"Queremos saber, el pueblo palestino quiere saber, si Fatah sigue siendo aún el
glorioso movimiento de liberación de sus comienzos que mantuvo la lucha por la
libertad y la liberación durante décadas o se ha convertido en un grupo
israelizado que está siendo financiado y armado por EEUU e Israel"
Mientras tanto, los últimos enfrentamientos entre Fatah y Hamás parecen haber
terminado por ahora, debido principalmente a los intensos esfuerzos de mediación
egipcios. Sorprendentemente no ha habido esfuerzos de mediación por parte de
otros estados árabes.
Los últimos combates, que han durado más de una semana, dejaron hasta 45
palestinos muertos y muchos más heridos. Además, la lucha exacerbó el abismo
psicológico entre los dos movimientos y puede haber determinado el escenario de
futuras confrontaciones armadas si no se adoptan soluciones globales en un
futuro próximo.
El periodista de Gaza Salah Al-Naami, un experto en temas israelíes y
corresponsal del periódico panarabista con sede en Londres Al-Sharq Al-Awsat,
escribió el lunes pasado que: "A menos que Hamás y Fatah acuerden una asociación
auténtica, el último alto el fuego será una mera pausa o un breve respiro en la
lucha fratricida".
Al-Naami sugirió también que se podrían adoptar las formas tradicionales de
reconciliación entre los clanes y familias de Gaza que han perdido hijos en esos
enfrentamientos con el "dinero sangriento" o diyya, que se paga a todas y
cada una de las familias afectadas.
Al-Naami llamó a los estados árabes ricos a emprender esa tarea, diciendo que
una empresa así podría representar un tratamiento radical del problema.
Políticamente también es seguro suponer que esas confrontaciones se reanudarán
más pronto que tarde si las fuerzas y milicias responsables ante Dahlan y la
Fuerza Ejecutiva de Hamás continúan rechazando responder ante el Ministro
palestino del Interior.
En efecto, debido a ese rechazo, Hani Al Qawasmeh, anterior Ministro del
Interior, dejó de forma airada su puesto recientemente, argumentando que las
milicias ignoraban las órdenes provenientes del Ministerio del Interior.
Yendo más al grano, es también imperativo que el liderazgo palestino se asegure
de que las fuerzas de Fatah corten todos los contactos y coordinación con los
representantes estadounidenses, tales como el Coordinador de Seguridad de
Estados Unidos ante la AP e Israel, Keith W. Dayton, que no disimula su deseo de
avivar el fuego de la guerra civil entre palestinos, aparentemente con el
propósito de servir a los intereses de Israel.
Jaled Amayreh es un periodista independiente palestino que vive en Jerusalén
Este.
Sinfo Fernández y Caty R. pertenecen a los colectivos de Rebelión y
Cubadebate. Caty R. además es miembro de Tlaxcala. Esta traducción se puede
reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al
autor, la traductora y la fuente.
Original en inglés: http://weekly.ahram.org.eg/2007/846/re71.htm