Hace seis años Osama Bin Laden predijo que Estados Unidos
sufriría la misma derrota que la Unión Soviética. ¿Estaba en lo cierto?
Todos saben que Estados Unidos ha perdido la guerra en Irak. Hoy, la política de
Washington DC es simplemente una serie de maniobras entre republicanos y
demócratas para posicionarse a sí mismos, de modo que el otro partido pague el
precio electoral del fiasco. ¿Será Afganistán la siguiente derrota?
Después del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos y Gran Bretaña se
dirigieron contra el régimen afgano de los talibanes con miras a cambiarlo -decisión
que hoy sabemos ya había tomado Estados Unidos desde julio de 2001, dos meses
antes del 11 de septiembre. El principal argumento público era que el régimen
albergaba a los líderes de Al Qaeda y sus campos de entrenamiento. El presidente
Bush le hizo un ultimátum a los talibanes el 21 de septiembre, el cual
rechazaron, y el 7 de octubre las tropas estadunidenses-británicas invadieron.
En ese entonces casi todo el mundo estaba del lado de los invasores. Los
talibanes eran el modelo mismo de un terrible y aterrador régimen. No sólo daban
refugio a Al Qaeda (y con orgullo), sino que imponían la práctica de una versión
extrema de la sharia musulmana (o "ley islámica", como se le conoce), y eran
particularmente crueles y severos con las mujeres -negándoles empleo, educación
y la posibilidad de abandonar sus hogares, a no ser que salieran cubiertas con
una muy extensa burka (gran velo utilizado en muchos países islámicos, pero que
en Afganistán asume la forma de una amplia y total túnica), y las acompañara un
pariente adulto hombre. Entonces, cuando Estados Unidos invadió, casi todo el
mundo aplaudió -no sólo los aliados occidentales de Estados Unidos, sino también
(recordemos) Rusia e Irán. Casi la única resistencia provino de Pakistán.
Por supuesto, esas reacciones no fueron sorpresa. Hacía mucho tiempo que Rusia
respaldaba a un grupo antitalibán conocido como la Alianza del Norte, compuesto
por grupos étnicos diferentes de la mayoría pashtún, que era la base de las
fuerzas talibanes. De igual modo, Irán había estado apoyando a un grupo
antitalibán con el que tenían lazos étnicos. Y en cuanto a Pakistán, los
talibanes eran sus protegidos, y la agencia de inteligencia paquistaní (ISI) era
el principal respaldo de éstos. Sacar del poder a los talibanes significaba
sacar a Pakistán de su esfera de influencia (vacío al que los hindis se
apresuraron a precipitarse).
Para entender lo que ocurrió desde 2001, debemos llevar el relato por lo menos
30 años atrás. En el siglo XIX Afganistán fue terreno en disputa entre Rusia y
Gran Bretaña. En el periodo posterior a 1945 se convirtió en terreno de disputa
entre la Unión Soviética y Estados Unidos. En 1978 el Partido Democrático del
Pueblo de Afganistán (PDPA), comunista, derrocó al gobierno -en contra de los
deseos de Moscú. Dado que el PDPA estaba compuesto por dos facciones en fuerte
competencia (divididas, en parte, según líneas étnicas), se desencadenó un
periodo de luchas intestinas entre los comunistas, a las cuales fue arrastrada
la Unión Soviética. Finalmente, en diciembre de 1979 las tropas soviéticas
entraron en Afganistán para intentar estabilizar la situación.
Años más tarde Zbigniew Brzezinski reveló que Estados Unidos hizo todo por
arrastrar a la Unión Soviética hacia Afganistán, anticipando que se volvería su
"Vietnam". En tanto, Estados Unidos y Pakistán respaldaron muy activamente el
entrenamiento y armamento de los mujaidines islamitas, quienes buscaban derrocar
al régimen comunista. Osama Bin Laden era uno de aquellos para quienes el
entrenamiento militar fue regalo de Estados Unidos. El régimen comunista no era
ningún idilio, pero por lo menos era laico y ofrecía muy extensos derechos a las
mujeres. Nada de esto fue cierto en ningún régimen subsecuente.
La invasión soviética resultó ser, de hecho, una experiencia semejante a Vietnam
para la Unión Soviética -muy costosa en vidas, dinero y respaldo popular en casa-,
y durante el gobierno de Gorbachov los soviéticos comenzaron a retirarse. Sin
embargo, la guerra civil no cesó. De hecho, se expandió. Porque ahora había
grupos de ex mujaidines que competían por instalarse en el poder en Kabul.
Tras varios años de una guerra civil desgastante y destructiva, un grupo de
"estudiantes", conocidos como talibanes, con respaldo del ejército paquistaní,
barrieron el país, ocuparon Kabul y para alivio general establecieron una suerte
de orden. Sin embargo, muy pronto resultó que el "orden" que establecieron no
era del gusto de todos. Los pashtún eran el grupo étnico más grande, pero de
ninguna manera el único importante. Y los otros se sintieron excluidos. Además,
los talibanes se volvieron más vociferantes en ser islamitas, lo que incluyó la
destrucción de una de las maravillas arqueológicas de Afganistán -dos enormes
estatuas budistas. Y el líder de los talibanes, el mullah Omar, estableció una
relación cercana con Osama Bin Laden. De ahí la invasión estadunidense en 2001.
En ese momento volvieron los grupos en competencia que los talibanes habían
corrido. Y de inicio se estableció un nuevo orden, con la ayuda militar de
Estados Unidos y la intervención diplomática de Naciones Unidas. Se creó un
gobierno nacional encabezado por Hamid Karzai, quien estableció su autoridad en
Kabul -pero no realmente en el resto del país. El orden se deterioró de nuevo, y
en 2003 comenzó a resurgir la fuerza militar talibán, con la tolerancia tácita
de Pakistán.
Debido a que Estados Unidos se hallaba embrollado en Irak, apeló a la OTAN para
que ayudara. En enero de 2006, la seguridad la asumió la Fuerza de Asistencia en
Seguridad Internacional de la OTAN (NISAF, por sus siglas en inglés), con
unidades de un gran número de países -Gran Bretaña, Canadá, Holanda, Dinamarca,
Australia, Estonia, Noruega, Francia, Italia, Nueva Zelanda. Sin embargo, la
mayoría de estos países fueron renuentes a usar sus tropas -y cada uno
estableció reglas diferentes de involucramiento e insistió en localizaciones
particulares para sus tropas (con frecuencia prefiriendo Kabul, el lugar más
seguro). Ahora, en virtualmente cada uno de estos países, hay un activo debate
político en torno a si deben mantener sus tropas allá.
Entonces, los talibanes están de regreso y tienen fuerza. NISAF puede no
sobrevivir por mucho más tiempo. Y es poco probable que remerjan los
modernizadores laicos, que eran los comunistas. ¿Acaso pensamos realmente que
hay un ángel que cuida al mundo occidental y que dice "buen trabajo"? Traducción para La Jornada de Ramón Vera Herrera. Correspondencia de Prensa
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