Medio Oriente - Asia - Africa
|
Si cae Pakistán, Irak se convertirá en el problema minúsculo de EE.UU.Lealtades divididas de Musharraf
Nazanín Amirian
El que ha sido el principal aliado de Washington en su batalla contra el
terrorismo islamista en Asia Central se tambalea. Los últimos disturbios en
Pakistán, La Tierra de los Puros (así significa su nombre) en protesta por la
decisión del general Musharraf a destituir al presidente del Tribunal Supremo,
Muhammad Chaudhry, es sólo una manifestación más de la grave situación del país.
Según la prensa iraní el principal motivo del cese del jurista ha sido sus
investigaciones sobre los vuelos secretos de la CIA en el territorio pakistaní
cuyos pasajeros eran los sospechosos de pertenecer a los Talibán, grupo fanático
político-militar compuesto por los hombres de la etnia pashtun (15 millones de
personas repartidos en los territorios de Afganistán y de Pakistán), surgido a
finales de 1994 en las escuelas teológicas sunníes de Pakistán, que conquistaron
el país vecino y establecieron el terror al desnudo en este azotado territorio.
Una vez desalojados del poder, tras la invasión de EEUU en 2001, los
supervivientes y los nuevos integrantes, ¡nada menos que unos 50.000! se
concentraron en la frontera paquistaní-afgano y en los campamentos de
entrenamiento en Cachemira con el fin de recuperar el poder en Afganistán e
imponer su visión primitiva del Islam en Pakistán. En este marco, general
Musharraf, cuyo gobierno junto con los de Arabia saudí y Emiratos Árabes Unidos
eran los únicos tres Estados que reconocieron el régimen de los Talibán,
participó no de buena gana, en 'la guerra contra el terror' emprendida por
Washington, en el medio de un doble juego que respondía tanto a las demandas de
la política doméstica como a la desconfianza surgida por la actitud de la Casa
Blanca en Afganistán, país considerado por Islam Abad, su zona de estrategia
vital, de donde habían sido desalojados sus protegidos Talibán. Pues, la
Adminstración Bush ni ha cumplido su compromiso de llevar hasta el puerto de
Karachi el oleoducto que transportaría los hidrocarburos de las repúblicas
asiáticas ex soviéticas cruzando Afganistán, ni tampoco ha facilitado el acceso
de las empresas paquistaníes al mercado de de aquellas republicas, hoy feudo
absoluto de otra aliada: Turquía.Aislado y temiendo por su suerte, el general
presidente lo único que ha conseguido es la enemistad de los Talibán, y también
el trato vejatorio de su aliado estadounidense. Él mismo denunció que el ex
subsecretario de Estado Richard Armitage le había amenazado con bombardear a su
país y devolverlo a 'la edad de piedra' a menos que cooperara seriamente con la
guerra contra el terrorismo. Washington tampoco perdona su "traición" por haber
firmado con Irán un contrato para la construcción de un gaseoducto llamado "Paz"
sobre el que había manifestado su oposición alegando que dificultaría sus
intentos de aislar a Irán, ni que haya acordado con China un contrato para
construir 6 centrales nucleares. Lo que está haciendo el mandatario pakistaní es
simplemente buscar nuevos aliados respondiendo a su instinto de supervivencia
aplicando la táctica de "el enemigo de tu enemigo....". Justo por eso, por si el
presidente estaba pensando en el "tránsfuguismo", el 13 de mayo Washington
envió, como nueva embajadora en Islam Abad, a nadie menos que Anne. W. Patterson,
con años de experiencia en la lucha contra las fuerzas anti norteamericanas en
Colombia y en El Salvador.En esta delicada coyuntura Musharraf poco a poco se da
cuenta de que EEUU ha cambiado de fichas. Pues, Pakistán que durante la Guerra
Fría era uno de los aliado principales de EEUU en el sur de Asia, hoy con nuevos
actores planetarios, está dejando su lugar a la gigante India en el pulso que
lleva Washington contra Pekin por la supremacía del mundo. Tanto el acuerdo
nuclear entre Estados Unidos y la India -país fabricante de armas atómicas fuera
de la legalidad internacional-, como el voto de Nueva Dehli, ese fundador del
Movimiento No alineado contra Irán, otro miembro de la misma organización, en la
reunión de la Agencia Internacional de Energía Nuclear, con total alineación con
Washington, son signos de un nuevo mapa político que peligrosamente deja fuera
del juego al País de los Puros, de los ultra fanáticos religiosos y de los
militares con afición a golpes de Estado.
Mientras Washington busca un recambio para sustituir a Musharraf, Pakistán
parece que camina hacia su propia "talibanización" o lo que es peor: un
impresionante y peligroso caos..