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Con los discípulos de Ocalan
En las montañas Kandil con el PKK
Patrick Cockburn
Hay 100.000 soldados turcos al otro lado de la frontera que se preparan para
lanzar una invasión del norte de Iraq con el fin de eliminar las guerrillas del
Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK). EE.UU. ha calificado al PKK de
‘terroristas’ y el gobierno iraquí – a pesar de los argumentos de sus miembros
kurdos – ha instado a los guerrilleros a desarmar o a abandonar su territorio.
Irán ha denunciado al ala iraní del PKK como peón de Israel y EE.UU., y
bombardea intermitentemente sus campos en las montañas Kandil. El PKK, que
encabezó la fracasada rebelión de los kurdos turcos entre 1984 y 1999 y había
sido generalmente olvidado por el mundo exterior, se halla repentinamente al
centro de una nueva crisis en Iraq que podría culminar en un ataque turco.
La guerrilla del PKK es sorprendentemente fácil de encontrar, pero es así porque
quiere ser encontrada. Por primera vez en años, los periodistas quieren
hablarle. Turquía ha estado amenazando todo este año con enviar su ejército al
norte de Iraq como resultado de ataques, más bien alfilerazos, del PKK dentro de
Turquía. Pero una invasión es aproximadamente lo último que desea Erdogan:
lograría poco contra el PKK y quedaría desacreditado ante los 15 millones de
kurdos de Turquía, muchos de los cuales votaron por su partido islamista
moderado en la elección general de julio. Incluso una pequeña guerra podría
deflactar el boom económico turco y fortalecer el poder del ejército dentro del
Estado. Pero los combates se intensifican. Un ataque del PKK, temprano por la
mañana del 21 de octubre, resultó en la muerte de 16 soldados turcos, ocho
fueron capturados. Erdogan ha hablado con firmeza, pero hasta ahora ha evitado
la orden para que el ejército turco cruce la frontera. Si tiene lugar otro
ataque de similar magnitud del PKK, puede verse obligado a actuar.
La central del PKK está en las montañas Kandil, que se extienden a lo largo del
lado iraquí de la frontera con Irán. Forman una de las mayores fortalezas
naturales del mundo. Las montañas, que pronto estarán cubiertas de nieve, están
divididas por profundas quebradas y valles ocultos. Aparte de unos pocos caminos
de suministro del ejército, construidos por los ingenieros de Sadam durante la
guerra Irán-Iraq, la única manera de viajar por la región es a pie o en
vehículos todo terreno por pistas que desaparecen por completo cuando son
barridas por los torrentes. A fines de octubre contraté a un conductor y un
vehículo todo terreno y conduje durante dos horas y media desde Arbil, la
capital kurda, al este de las Kandil, a la aldea de Sangassar en el plano que
queda bajo las montañas. Estaba preocupado de que el Gobierno Regional de
Kurdistán, bajo presión de EE.UU. para que se ocupe del PKK, pudiera haber
ordenado que los soldados en sus puntos de control impidan el paso de
periodistas. En un puesto avanzado de la policía, soldados en camuflaje verde
acarreaban bloques de hormigón para construir un nuevo edificio. La última vez
que estuve en el lugar, la policía kurda no tardó en decir que las Kandil están
bajo el control del PKK. Después de hablar por teléfono con sus superiores, el
teniendo coronel Ahmad Sabir de los Guardias Fronterizos había dicho que podía
continuar pero que: ‘no tenemos control más allá de este punto y ninguna
responsabilidad por lo que le suceda. Puede encontrar al PKK, a iraníes en la
frontera, o a pastores con rifles.’ Esta vez, sin embargo, la policía sólo echó
un vistazo a nuestros pasaportes y anotó nuestros nombres. El camino, de los que
fueron construidos por Sadam, iba en zigzag por el borde de un valle entre
montes escarpados cubiertos de pequeños robles antes de llegar a la parte
superior de un paso en el que había un puesto avanzado de construcción sólida
del PKK. En la ladera de la montaña, a un kilómetro y medio de distancia, había
un gigantesco retrato hecho con piedras pintadas de negro y amarillo, del líder
del PKK, Abdullah Ocalan, que fue capturado y encarcelado por Turquía en 1999.
El PKK en las Kandil debe ser uno de los pocos movimientos de guerrilla que
pueden ser detectados desde el espacio.
Los soldados del PKK, vistiendo el tradicional uniforme kurdo con amplios
pantalones bombachos, y con Kalashnikovs y granadas, parecían tranquilos pero
disciplinados. Nos dijeron que fuéramos a una aldea llamada Kurtak; la idea no
era tentadora porque había sólo unos pocos senderos de apariencia peligrosa. A
la fuerza aérea turca no le sería difícil atacar la aldea gracias al hábito del
PKK de construir megalitos. En la ladera del cerro sobre Kurtag había reunido
grandes rocas y pintadas con las palabras ‘APO’, queriendo decir ‘Fuerza de
Protección del Pueblo’ uno de los numerosos nombres del PKK. Antes, este año, en
otra parte de las Kandil, vi un exótico mausoleo a los muertos del PKK (se dice
que 30.000 han muerto durante su guerra de liberación de 15 años, pero la cifra
real es probablemente el doble). El mausoleo está construido sobre una pequeña
planicie desierta, excepto por algunas cabezas de ganado; encerrada entre altas
montañas, parece un anuncio para vacaciones en Suiza. Los muros exteriores están
pintados de blanco y rojo y son custodiados por dos soldados del PKK. Dentro de
las puertas hay estanques ornamentales y cuadros de flores dominados por una
columna blanca de 10 metros de altura sobre la cual hay una estrella amarilla en
miniatura, el símbolo del PKK. El cementerio, construido en 2002, contiene 67
tumbas de mármol adornado, con los nombres de combatientes hombres y mujeres muy
jóvenes. Más al norte, cerca de la frontera turca, hay un mausoleo oculto al
fondo de un barranco: una estatua pintada de oro de Ocalan, quien todavía es
considerado con devoción, está en el patio delantero; fuentes lanzan agua por
bocas hechas de las puntas de mortíferas minas hechas en Italia que saltan al
aire cuando son tocadas y estallan al nivel de la cintura.
Los monumentos pueden haber sido construidos después de que la mayoría de los
combatientes del PKK se retiraron de Turquía al Kurdistán iraquí en 1999, por
orden de Ocalan, que acababa de ser secuestrado por la fuerza por agentes de la
inteligencia turca de un coche en Nairobi. Originalmente como partido
marxista-leninista, el PKK fue fundado en 1978 por Ocalan y kurdos turcos de su
misma convicción con la intención de lanzar una lucha armada contra el Estado
turco que llevara a la independencia kurda. La guerra de guerrillas comenzó en
1984 y en 1993 el PKK había conquistado el control de gran parte del sudeste de
Turquía. Pero sus guerrillas eran considerablemente inferiores en número al
ejército turco, que destruyó unas tres mil aldeas kurdas y expulsó a sus
habitantes hacia ciudades como Dyarbakir o fuera de la región, a Estambul o al
este de Turquía. Ocalan creó un culto de líder omnisciente alrededor de su
persona y eliminó a todos sus rivales. Condujo la guerra en Turquía desde lejos
después de huir a Siria en 1970 y después estableció su cuartel en el valle de
Bekka en el Líbano. Fue apoyado durante veinte años por Siria hasta que Turquía
obligó a Siria a ordenar su partida mediante la amenaza de una invasión. Fue
capturado mientras buscaba otro refugio, en Kenia. En su juicio en Turquía,
Ocalan desanimó a muchos de sus partidarios con su cobarde actuación, elogiando
a Ataturk, pidiendo perdón por sus acciones y expresando pesar por los turcos,
pero no por los kurdos, que habían muerto en la guerra de guerrillas. A pesar de
todo eso, de alguna manera siguió siendo el símbolo del PKK. Ahora está en la
cárcel en la isla Imrali en el Mar de Marmara, como único prisionero.
Se podría haber esperado que el PKK se derrumbara después de su derrota a manos
del ejército turco y de la conducta despreciable del reverenciado Ocala. Ha
sobrevivido como una fuerza poderosa entre los kurdos del sudeste de Turquía
gracias a su aparato fuerte y bien financiado, y porque ha tenido poca
alternativa a la continuación de la lucha ya que Turquía ha rechazado en general
cualesquiera concesiones a su gran minoría kurda. ‘El principal motivo para el
apoyo al PKK fue tal vez Turquía,’ escribe Aliza Marcus en un estudio bien
informado sobre el PKK. ‘En lugar de utilizar la captura de Ocalan y la
resultante confusión dentro del PKK para debilitar al grupo nacionalista
haciendo reformas y tomando la iniciativa política, Ankara prefirió cantar
victoria y dejar ahí las cosas.’
Los dirigentes del PKK que encontré sentados frente a un grupo de pequeñas casas
de piedra en Kurtak estaban enojados porque sus acciones conciliadoras hacia
Turquía – declararon un cese al fuego el 14 de octubre del año pasado – habían
sido ignoradas. Dijeron que combatían en autodefensa y en represalias por los
ataques del ejército turco. Una mujer llamada Mizgin Amed, presentada como
dirigente del PKK, dijo: ‘Incluso un animal – cualquier ser viviente – luchará
cuando siente que enfrenta una situación peligrosa.’ Ella y un comandante del
PKK, Bozar Tekin, negaron que fueran ‘terroristas’ y preguntaron por qué se
prestaba menos atención a las muertes de kurdos que a las de soldados turcos.
Afirmaron que un ataque anterior, por el que se culpó al PKK, en el que habían
sido muertos a tiros 12 guardias de aldeas kurdos turcos, había sido organizado
por las fuerzas de seguridad turcas.
La teoría de que facciones del ejército turco temen perder poder frente al
gobierno civil de Erdogan y por eso provocan la guerra en el sudeste de Turquía
tiene muchos seguidores en Iraq. Es una de las tres principales teorías
conspirativas que tratan de explicar la actual crisis. Sus proponentes
argumentan que oficiales nacionalistas seculares turcos se desalentaron cuando
Erdogan y su partido fueron triunfalmente reelegidos con un 47% de los votos el
22 de julio y aún más cuando el ejército no pudo detener al antiguo ministro de
exteriores Abdullah Gul, a quien reservan un desprecio especial. Algunos
oficiales podrán creer que una invasión del Kurdistán iraquí sería un buen
camino para excitar el fervor nacionalista en Turquía. Una vez que comience el
conflicto la influencia del ejército turco volvería a aumentar. Una segunda
teoría, con seguidores entre los líderes kurdos iraquíes, tiene que ver con lo
siguiente: ¿Quién, preguntan, dirige el PKK en la actualidad? En gran parte,
sigue siendo Ocalan, pero está totalmente bajo el control militar turco en la
isla. Seguramente la inteligencia militar turca lo manipula y fomenta en secreto
los últimos ataques del PKK.
Una tercera teoría conspirativa popular en Turquía ve al PKK como un testaferro
estadounidense. Se llama PEJAK en las Kandil y trata de fomentar una guerra de
liberación entre los kurdos iraníes. Incluso ha habido escaramuzas a lo largo de
la frontera. Es verdad que el PKK y PEJAK quieren presentarse como aliados
potenciales de EE.UU. Bozan Tekin afirmó de una manera bastante burda que el
gobierno islamista moderado pro-empresarial de Erdogan apoya a Hamas y a al
Qaeda. Ministros turcos dicen que el PKK utiliza a menudo armas estadounidenses,
aunque esto no prueba nada: gran parte del equipo militar estadounidense
entregado al ejército iraquí es vendido de inmediato en el mercado de armas. Sin
duda la CIA y tal vez el Mossad quisieran utilizar a los kurdos iraníes contra
el gobierno en Teherán, pero es poco probable que utilicen al PKK o a sus
vástagos por la ofensa que esto causaría a los turcos. Responsables de EE.UU. se
niegan hipócritamente a condenar al PEJAK como ‘terrorista’, incluso cuando mata
a soldados iraníes en incursiones idénticas a las que el PKK realiza en Turquía.
Algunos elementos de una u otra de estas teorías corresponden probablemente a la
realidad. El PKK y el ejército turco tienen intereses paralelos. La existencia
del PKK justifica el tamaño, el poder político y el vasto presupuesto de las
fuerzas armadas turcas. El duro control del ejército sobre el sudeste de Turquía
envía a los kurdos turcos al PKK. Tanto los soldados turcos como los
guerrilleros kurdos fueron los perdedores en las últimas elecciones turcas. El
gobierno de Erdogan es el más favorable a los kurdos en años. El pro kurdo
Partido de la Sociedad Democrática, que se presentó en julio, conquistó sólo
cuatro de los 12 escaños en la región Dyarbakir, que es tradicionalmente un
bastión del PKK. Cuando el nuevo presidente turco viajó por las áreas kurdas en
el sudeste fue saludado con flores y multitudes entusiastas. Por primera vez en
años, el apoyo político del PKK pareció desintegrarse. Es posible que haya
calculado que al volver al campo de batalla podría recuperar ese apoyo perdido.
Como organización política el PKK podrá ser esclerótico pero siguen teniendo
hábiles combatientes guerrilleros. Las casas de piedra en las que saludan a los
visitantes están lejos de sus campos en las montañas. Los que lo han visitado
dicen que el campo más cercano a Kurtak está al fondo de un barranco que puede
ser alcanzado sólo caminando durante siete u ocho horas por las montañas. Los
campos son muy móviles, consisten usualmente de un marco de postes de madera
sobre los cuales los guerrilleros colocan láminas de plástico que llevan con
ellos y que luego camuflan con pasto y heno. Cada unas pocas semanas enrollan el
plástico, dejan en su lugar los postes y los guerrilleros se van a otro campo.
Los que han viajado con ellos informan que se mueven por pares, manteniendo una
larga distancia entre par y par. Sus únicos vehículos son tractores y los todo
terreno que usan para viajar por los lechos de los ríos cuando el agua está
baja. Declaraciones del gobierno de Bagdad de que va a ‘cortar las líneas de
aprovisionamiento’ de las guerrillas carecen de significado: tienen grandes
reservas a alimentos y munición. Si Turquía invade, sus tropas terrestres podrán
moverse sólo con lentitud por las cadenas de montañas; las incursiones con
helicópteros no serán capaces de encontrar los pequeños gripos de combatientes
rebeldes. ‘Incluso Alejandro Magno no pudo llegar a controlar esta región.’ me
dijo orgullosamente Bozan Tekin. ‘Tres de cada cinco combatientes nuestros se
ocultan en las montañas en Turquía y si el ejército turco es incapaz de
encontrarlos allá, difícilmente los encontrará en las montañas iraquíes.’
Intikam, otro combatiente del PKK, dijo: ‘El propio Erdogan señala que las
previas 24 incursiones turcas a Kurdistán iraquí, realizadas bajo un acuerdo con
Sadam, nunca causaron mucho daño al PKK.’
Pero puede ser que Erdogan no logre resistir a la presión favorable a una
invasión. El chovinismo en Turquía es una fuerza potente y se hace más agresivo.
La represión contra los kurdos no es tan severa como solía ser. Es bastante
común que ahora se oiga hablar kurdo en las calles de ciudades en Turquía
occidental, donde, hace veinte años, el que lo hablaba habría sido arrestado por
utilizar el lenguaje. ‘Solía ocurrir que cuando iba a una cena en Estambul y
decía que era kurdo provocaba una reacción furiosa,’ me dijo un financista
kurdo. ‘Ahora, cuando lo digo, varias personas alrededor de la mesa dicen que
también son kurdos.’ El cambio se debe en parte al hecho de que numerosos kurdos
han huido de la violencia y la pobreza en el sudeste para establecerse en las
ciudades más prósperas del oeste. Pero el cambio de actitud no es muy profundo.
El financista dijo que aunque sus amigos turcos podrán aceptar que sea kurdo,
‘cuando hablo sobre los derechos de los kurdos y lo que han sufrido, siempre
estalla una furiosa discusión.’ El racismo puede haberse intensificado en los
últimos meses. El ejército turco nunca ha hecho muchos esfuerzos por distinguir
entre los kurdos no-políticos y los partidarios del PKK. Recientemente ha habido
ataques de turbas contra negocios kurdos en Bursa en Turquía oriental. En una
ominosa declaración oficial, el general Yasar Buyukanit, jefe del estado mayor
general turco, dijo que el ejército prometía que ‘aquellos que nos han causado
sufrimiento sufrirán aún más que nosotros.’ Sus palabras fueron dirigidas contra
el PKK, pero muchos turcos las aplican a los kurdos en general. Este sentimiento
crecerá si Turquía invade el Kurdistán iraquí y hay manifestaciones kurdas a
favor del PKK o contra el ataque.
El sentimiento nacionalista ha aumentado en Turquía durante el último mes. La
maratón anual en Estambul se convirtió en un mitin nacionalista; muchos de los
participantes llevaban rojas banderas turcas. Al mismo tiempo, hubo un mitin
contra el PKK en la ciudad de Bodrum en la costa mediterránea. Muchos de los
manifestantes llevaban camisetas rojas que llevaban escrita la palabra ‘turco’.
Un manifestante contra el PKK llevó consigo su perro y, porque sentía que había
que subrayar las credenciales patrióticas de su perro, lo vistió con la misma
camiseta. Una fotografía de los dos causó una reacción furiosa en la prensa
turca y el hombre fue arrestado y será procesado por insultar a la nación turca.
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Patrick Cockburn es autor de 'The Occupation: War, resistance and daily life in
Iraq', finalista en el National Book Critics' Circle Award para el mejor libro
de no ficción de 2006.
http://www.counterpunch.org/patrick11092007.html