Medio Oriente - Asia - Africa
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Presencia internacional en Hebrón
Solidarios contra la ocupación sionista
En Hebrón viven unas 300.000 personas, casi todas palestinas. Pero los dueños
de la ciudad son los escasos 500 colonos sionistas que ocupan el centro de la
Ciudad Vieja. El Ejército israelí mantiene un numeroso contingente militar en
esta ciudad cisjordana. «Nuestro trabajo aquí es únicamente proteger a los
judíos», reconoce un mando hebreo cuando un palestino le recrimina que no le
hubiera defendido ante un ataque de colonos sionistas.
Para proteger a una escasa minoría no dudan en humillar y en hacer la vida
imposible a los habitantes de Hebrón. La Ciudad Vieja esta bajo control militar.
Los puntos de control o checkpoints son innumerables. No se pueden caminar cien
metros sin encontrar un torno, un detector de metales, una torre o un soldado
pidiendo la documentación.
Muchas de las estrechas calles del centro están cubiertas con redes para
protegerse de los objetos que lanzan los colonos que ocupan los pisos
superiores, usurpados a sus legítimos propietarios. Muchos comerciantes se han
visto obligado a cerrar sus tiendas por orden militar. El procedimiento es
expeditivo. Por la noche, los soldados sueldan las puertas y las marcan con una
estrella de David. La principal calle comercial es un desierto, donde se ubica
un asentamiento sionista que prohíbe el paso a los palestinos.
Hebrón es un símbolo para judíos, cristianos y musulmanes. Allí está la tumba de
los patriarcas, donde se les supone enterrados, entre otros, a Abraham, Isaac y
Jacob, parte esencial de las tres religiones monoteístas. El control del templo
ha marcado la historia de Hebrón. Desde 1967, se encuentra bajo estrecho control
israelí, lo que no impidió al sionista Baruch Goldstein matar, en 1994, a 29
musulmanes que oraban en la mezquita.
«Razzia» militar
El Ejército israelí ordena, usando altavoces, que todos los hombres de entre 15
y 35 años de la Ciudad Vieja salgan de sus casas con la documentación. Todos son
conducidos a la explanada de la mezquita mientras los soldados verifican casa
por casa que nadie se libra de la razzia.
La operación fue seguida de cerca por miembros del ISM (International Solidarity
Movement), grupo que denuncia la actuación del Ejército sionista mediante la
acción no violenta. Su práctica es simple, grabar y fotografiar lo que ocurre.
Les acompañamos a la Ciudad Vieja en plena razzia militar. Vemos soldados muy
jóvenes, armados hasta los dientes, entrando en casas de palestinos repletas de
niños aterrorizados que miran sus armas preguntándose dónde estarán sus padres o
hermanos.
A los soldados israelíes no les agrada la presencia de los miembros del ISM,
porque les impide campar a sus anchas. Intentan intimidarles con sus armas y
pidiéndoles insistentemente la documentación. Su única protección es no ser
palestinos, sino extranjeros. A los israelíes no les interesa que un europeo o
estadounidense resulte herido en estas operaciones. «Váyanse a su país», ordena
el mando militar con el peregrino argumento de que «estamos defendiendo nuestro
país». Estas palabras se pronuncian, en tierra palestina, ante un destacamento
con soldados etíopes, peruanos, argentinos y de otras nacionalidades.
El ISM aboga por la lucha no violenta contra la ocupación, y entre sus labores
está vigilar los checkpoint y visitar las escuelas, para evitar agresiones, y
organizar protestas contra el cierre de calles por el Ejército en Hebrón o
contra el Muro en Bil'in.
«Creemos que la vía no violenta es más efectiva, pero respetamos a quienes
deciden tomar las armas para combatir a Israel. La ocupación es el principal
problema de Palestina y todas las vías son adecuadas para actuar contra ella.
Todos los pueblos oprimidos tienen derecho a defenderse con todos los medios,
incluidas la lucha no violenta y la armada, que deben ser complementarias», dice
Fawaz Abuaisha, miembros del ISM.
Tareq Natsha, del marxista FPLP, cuyo padre escapó de un atentado y murió en un
enfrentamiento con el Ejército sionista, afirma respetar el trabajo del ISM. «El
objetivo es acabar con la ocupación. Se debe luchar con las armas, con la no
violencia o de cualquier otra manera. Todas son igualmente necesarias».
Una de las acciones del ISM en Hebrón es recuperar una casa que fue robada por
un grupo de colonos durante siete años. Ellos la destruyeron antes de
abandonarla y las tareas de reconstrucción avanzan poco a poco. Su recuperación
es crucial, porque su estratégica ubicación impide los planes sionistas de unir
todas las colonias hoy día dispersas.
Para impedir que los sionistas tomen de nuevo su control y con la intención de
convertirla en lugar de encuentro para crear «un Ejército de resistentes
pacíficos ante la ocupación», grupos internacionales la habitan las 24 horas del
día. Pese a ello, no cesan los ataques de los colonos.
(*) El autor ha formado parte de la brigada de Askapena en Palestina junto a Jon
Lizarraga y J. J. Oses.