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Medio Oriente - Asia - Africa

Dot Keet: "En África nos enfrentamos a un terrible peligro si permitimos el libre comercio con los europeos"

Investigadora y activista por una política económica alternativa

Aloia Álvarez Feáns
Revista Pueblos

Ha sido profesora de política económica en distintas universidades de África del Sur y desde que está retirada reparte su tiempo entre la investigación y el activismo [1]. Lleva su oficina a cuestas desde Luanda hasta Maputo pasando por el Cabo de Buena Esperanza, aunque a menudo este espíritu nómada la trae a latitudes más frías. Dot Keet nació en Zimbabwe hace más de seis décadas pero su hogar es África. Hoy su principal batalla es impedir que la nueva Europa ocupe definitivamente su casa y haga cenizas de las ruinas que provocó la vieja. Afortunadamente, no está sola en esta lucha pues el continente africano está viendo germinar multitud de movimientos sociales que se oponen a la globalización neoliberal. No obstante, la colaboración de la sociedad civil europea en el combate a nuestro propio gigante es crucial. Como afirma tajantemente en esta entrevista, "no soy pesimista con respecto a África, soy pesimista con respecto a Europa" [2].

Hace años que concentras tus energías en la lucha contra el injusto y desigual sistema internacional de relaciones comerciales imperante. ¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta hoy esa lucha?

Lo más importante es lograr un cambio en la balanza de poder entre los países más desarrollados y los países en desarrollo, porque los primeros no cambiarán sus políticas voluntariamente, sino gracias a la presión que se ejerza sobre ellos. Una de estas presiones es la que deben ejercer los ciudadanos de Europa, que tienen que entender el rol tan negativo que juega su continente en el mundo, particularmente en África. La nueva Europa neoliberal, la Europa global, es muy contundente a la hora de defender sus intereses. Además, esta Europa global tiene una actitud cada vez más agresiva con los países del Sur. En el caso de los 79 pequeños Estados, pobres y débiles de África, Caribe y Pacífico (ACP) se han formulado tratados de libre comercio bajo el nombre de Acuerdos de Asociación Económica (EPAs, por sus siglas en inglés), que se pretenden firmar en diciembre [3]. Éste es el principal reto al que nos enfrentamos actualmente, porque usando el maquillaje del término "asociación" están seduciendo con estos acuerdos a muchos gobiernos africanos y engañando al público europeo, haciéndoles creer que Europa tiene ahora un plan positivo para el mundo.
¿Sobre qué pilares se sustenta la estrategia de esta nueva Europa global? ¿En qué consisten esos acuerdos?
Europa está prometiendo a estos países ACP un mejor acceso a los mercados europeos pero está demandando reciprocidad, que a cambio ellos también abran sus economías. Sabemos ya, de la época de los Programas de Ajuste Estructural (PAEs), que esa liberalización del comercio destruirá las pequeñas industrias locales y a los pequeños productores agrícolas, que no podrán competir con las compañías europeas. Éste es el primer pilar de la estrategia europea. El segundo también es muy serio, pues estos EPAs no sólo se orientan al comercio: Europa está demandando la liberación de la inversión, la protección de la propiedad intelectual de la compañías europeas, acceso a todos los sectores de servicios en sus economías y acceso a las licitaciones gubernamentales, que son instrumentos de desarrollo muy importantes en nuestros países y deberían dirigirse a nuestras propias empresas. Lo que quiere Europa es que dependamos de sus empresas, porque el sector servicios supone el 70 por ciento de su PIB. Los EPAs conciernen menos a la exportación de bienes que a la exportación de capital y a las operaciones de las empresas europeas de servicios.
Como señalas, esta exigencia de reciprocidad está sustentada sobre una posición de partida muy desigual. ¿Están los países ACP preparados para enfrentarse a los EPAs? ¿Lo estarán en algún momento?
Individualmente no. Si tienen tiempo para consolidarse en grupos de países, como comunidades regionales, y son capaces de desarrollarse en 20 ó 30 años, quizás puedan liberalizar algunos sectores o servicios por decisión propia. Pero esa es la cuestión fundamental: deben ser decisiones internas a estas regiones, tienen que tener el derecho, el espacio y el tiempo para negociar sus propias estrategias de desarrollo en sus regiones y si quieren a las empresas europeas y sus inversiones que las acepten, pero que no sea un requisito obligado. Ese es el problema de los EPAs, que están reemplazando estrategias de desarrollo alternativas por estos acuerdos de comercio recíprocos. No, no están preparados y es difícil saber si lo van a estar en algún momento.
Imaginemos que la estructura económica internacional fuese otra, menos desigual, una en la que los términos de intercambio fuesen más equitativos. ¿Necesita África forzosamente de la inversión extranjera?
Antes de nada, el acceso a los mercados europeos no es la respuesta porque estos países han tenido acceso preferente a los mercados europeos durante 30 años y esto, en lugar de resolver nuestros problemas, lo que ha conseguido es reforzar nuestra orientación hacia Europa, la dependencia de nuestras exportaciones de commodities, no diversificar ni desarrollar nuestras economías. El acceso a los mercados no es el problema, nuestro problema es la capacidad productiva y eso significa tener capacidades, tecnología, infraestructuras, mercados, personal preparado... Eso lleva mucho tiempo desarrollarlo y sólo se conseguirá a través de un esfuerzo cooperativo entre grupos de países. Ninguno de ellos puede hacer esto sólo, ni siquiera Sudáfrica. Si estarán preparados en algún momento... esa es una cuestión diferente. Todos los planes de los que habla la gente desde hace 20 ó 30 años en África se refieren a que tenemos que conseguir ser menos dependientes de los mercados europeos (y extranjeros en general), que tenemos que comerciar más entre nosotros, diversificar nuestras economías y ser menos dependientes de los imputs financieros externos, sea en forma de ayuda, créditos, inversiones... La ayuda nunca llega sin condiciones y a menudo se dirige a compañías europeas para trabajar en nuestros países; los créditos implican intereses y ya sabemos lo que ha pasado con los créditos y el endeudamiento de los países del Caribe y África; y la inversión tiene un alto coste porque los retornos sobre la inversión son muy altos en África. En Europa son de un 7 u 8 por ciento; en Asia, del 13, 14 ó 15 por ciento; en África son del 30 por ciento. Demandan un absoluto laissez faire en África.
Si estos Acuerdos de Asociación Económica prosperan ¿qué supondrá para el continente africano este laissez faire? Ahora ya tenemos déficit comerciales con Europa, importamos más de lo que exportamos. ¿Cómo cubrimos la diferencia? Con ayuda, créditos y las remesas de los africanos que trabajan en Europa. Pero aún así no se cubre esa diferencia. Si tenemos libre comercio ese desequilibrio se agudizará mucho más. Si reducimos los impuestos al comercio los ingresos de los gobiernos serán más bajos, así que la capacidad gubernamental para gastar dinero en servicios públicos se reducirá. Si incluyes también a muchas empresas de servicios, bancos, compañías de transportes... el flujo de salida será todavía mayor. La Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) sostiene que cada año se trasfieren 200 billones de dólares del Sur al Norte mientras que lo que el Sur obtiene de ayuda son unos 50 billones.
La pregunta es ineludible: ¿Quién debe a quién?
Europa le debe a África, no hay discusión posible. Europa ha destruido a las sociedades y economías africanas, con la trata de esclavos y el saqueo de recursos durante cientos de años. Esta es una deuda muy difícil de cuantificar. En el sentido literal, hablando de cifras, los países africanos han pagado con creces sus deudas, muchas, muchas veces. A principios de los 80 la deuda africana era de 60 billones de dólares americanos, a finales de los 80 era de ¡250 billones!
¿Qué impactos concretos se derivarán de que las empresas europeas entren en África con total libertad y se hagan con los servicios públicos? Será una catástrofe...
Ya hemos visto sus efectos en muchos países de África y Latinoamérica, cuando los gobiernos privatizan el agua y entran las empresas, por ejemplo, ponen precios que los pobres no pueden pagar. No quieren suministrarlo a poblaciones remotas, así que la gente pobre no dispone de agua. Y es igual en muchos sectores, por eso estos servicios tienen que ser públicos, los gobiernos tienen la obligación de proporcionar estos servicios a toda la población. Si privatizas todo y tu objetivo es el beneficio económico, no puedes asegurar el aprovisionamiento de estos servicios a los pobres. Por ejemplo, muchos gobiernos están privatizando la salud, lo que significa que las empresas europeas y americanas están construyendo hermosos hospitales y clínicas para las elites y el sistema público de salud se está desmantelando porque muchos médicos y enfermeras se están yendo al sector privado, donde se les paga mejor. Éste es el motivo por el que estamos en contra de la privatización y la liberalización, porque sólo sirve a los ricos y a las compañías internacionales.
Y la sociedad civil africana, ¿cómo le planta cara a esta situación?
Depende de la zona, no se puede generalizar. Durante los años 80 la gente sufrió un revés muy grande debido a la imposición de los PAEs. Antes de esto los africanos estaban acostumbrados a tener acceso gratuito a la salud, la educación, el transporte... los logros más importantes tras las independencias, y el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) lo destruyeron completamente. Y fueron aún más lejos: muchos pequeños productores recibían soporte gubernamental, capacitación, irrigación, el transporte del producto hasta los mercados... Las Instituciones Financieras Internacionales (IFIs) acabaron con este soporte, al mismo tiempo que este sistema se consolidaba en Europa y los EE UU, es decir, entienden que lo que es bueno para sus grandes productores no lo es para África. En las ciudades las grandes industrias también fueron destruidas, lo que provocó un gran desempleo en zonas urbanas y pobreza en las rurales. En este contexto crecieron grandes movimientos contra las IFIs: vas a cualquier aldea remota y saben qué es el FMI y el BM. Éste es el origen de la eclosión de los nuevos movimientos sociales en África hoy. No obstante, los movimientos tienen carencias, no tienen recursos, ni oficinas, ni equipamiento... Y muchos de ellos lidian con gobiernos muy autoritarios y represivos.
Lo interesante hoy en África es que hay una convergencia de muchas corrientes de lucha y todos los movimientos opuestos al FMI y al BM de la época de los PAEs están transfiriendo su entendimiento sobre el neoliberalismo a las luchas contra la Organización Mundial del Comercio (OMC), la UE... Hay muchos movimientos trabajando juntos porque esto afecta a todo el mundo, a los pequeños ganaderos, agricultores, comerciantes, pescadores... Estamos empezando a construir nuevas alianzas sociales. Es desigual de zona a zona, pero estamos trabajando juntos en sectores específicos: redes de mujeres, medioambientales, contra la deuda, sindicales, cooperación en el seno de la OMC... Lo que queda claro es que los movimientos sociales africanos nos oponemos a la liberalización del comercio, a la privatización y a muchos otros aspectos del neoliberalismo. Los movimientos sociales tienen que fortalecerse y empujar a los gobiernos en esta línea, tienen que trabajar juntos para consolidar regiones de desarrollo, no regiones de libre comercio. En África nos enfrentamos a un terrible peligro si permitimos el libre comercio con los europeos.
Sobre todo en materia de soberanía alimentaria...
Por supuesto. Europa proclama en la OMC que está reduciendo sus subsidios a la exportación, pero está manteniendo subsidios indirectos para los agricultores europeos. Bajo la liberalización actual liderada por el FMI y el BM está llegando al continente arroz asiático, maíz americano y trigo europeo y en muchas zonas los productores locales lo están sufriendo. Pero incluso los pequeños productores que crían ganado, cerdos, pollos... ven cómo entra la carne europea, los huevos, la leche, que es más barata y está muy bien empaquetada, así que la gente prefiere comprar ésta. Nosotros podemos producir queso, leche, mantequilla, yogur y en Sudáfrica la producción local está siendo destruida porque estamos importando yogur y queso francés, nata italiana... Incluso si no hay subsidios en el futuro los productores europeos son ya tan poderosos y competitivos que nuestros productores no pueden competir con ellos.
Supongo que esta situación puede ser generalizable a otras zonas, otros sectores y otros productos...
Claro. Otra de las cosas que Europa nos dice es: "tú debes producir flores exóticas, las exportas a Europa, donde conseguirás buenos precios y así puedes comprar comida europea". ¿Qué significa esto? Que estamos perdiendo nuestra producción de alimentos, estamos produciendo flores en lugar de alimento. Exportamos más flores, más diamantes, más oro... para poder importar comida. ¡¿Importar comida?! ¿Y éste es un continente agrícola? Esta situación es flagrante y nos hace esclavos del sistema. Tenemos que alejarnos de esta orientación de las exportaciones y de nuestra dependencia de ayuda financiera de Europa. También de EE UU pero hoy el problema es Europa, EE UU es un problema para todo el mundo pero Europa es un problema particular para África.
¿Y China? En Occidente se ve la expansión comercial de China en África como una amenaza. ¿Qué hay de real en esto? ¿Cuál es la diferencia con lo que Europa viene haciendo en el continente desde hace siglos?
China está entrando sin hacer preguntas sobre el tipo de gobierno, dando dinero a gobiernos corruptos y represivos, sin hacer preguntas sobre la situación de los Derechos Humanos; aunque Europa en realidad hace lo mismo... China viene buscando recursos y llega con grandes proyectos de construcción, infraestructuras, transportes, electricidad... Son muy competitivos, traen a sus propios trabajadores, su propia tecnología, no transfieren capacidades ni tecnología... Igual que las empresas europeas. Pero te diré cuáles son las dos principales diferencias. En primer lugar, quizás tengamos alguna oportunidad con China porque en la OMC hay alianzas variadas entre países en desarrollo, y China está ahí, en el G20, G33 y esos grupos están aprendiendo a negociar y a trabajar vis a vis. Así que quizás podamos ejercer alguna influencia sobre China, pero sólo si los gobiernos africanos actúan con determinación.
Otra diferencia importante es que la sociedad civil china es muy débil, la opinión pública está muy poco informada sobre lo que sucede en el resto del mundo y está luchando contra una situación terrible en su propio país: crisis medioambiental, social, problemas de Derechos Humanos. Estamos todavía tratando de crear alianzas con la sociedad civil china mientras en Europa sí que hay una sociedad civil consolidada.
Entonces ¿qué podemos hacer desde Europa?
Nosotros dependemos de la opinión pública europea para que presione a sus propios gobiernos y a la propia UE, porque la sociedad civil europea tiene recursos, habilidades y acceso a la información y puede hacer algo contra la conducta europea en África. Ésta es nuestra oportunidad, porque la sociedad civil europea está observando los abusos medioambientales y de Derechos Humanos, la corrupción que cometen sus empresas en África y está presionando a sus gobiernos, eso es excelente y es fundamental para nuestra lucha contra los EPAs.
¿Hay posibilidades de detener el proceso antes de la fecha prevista para la firma?
Ésta es una posición táctica, debemos prevenir la firma en diciembre y creo que podemos, porque los gobiernos africanos no están preparados, aun cuando digan, diplomáticamente, que quieren. Podemos bloquear ese acuerdo antes, pero la cuestión es cómo educar a la población europea sobre esta cuestión. Esta Europa global es malísima, para nosotros y para los europeos y juntos podemos bloquear su agenda [4].
Existe una tendencia entre algunos intelectuales africanos a definirse como afropesimistas. Tú te has declarado afrooptimista en alguna ocasión...
Si viajas por África y descubres la fortaleza, el coraje y la creatividad de los africanos no puedes ser pesimista. La cuestión crucial es: ¿podemos cambiar la balanza de poder? ¿Podemos cambiar a Europa y a los EE UU? Claro que África tiene un gran potencial, es un continente riquísimo y es esto por lo que le interesa al Norte. No soy pesimista con respecto a África, soy pesimista con respecto a Europa.

Aloia Álvarez Feáns forma parte del Consejo de Redacción de Pueblos. Esta entrevista ha sido publicada en el nº 28 de la edición impresa de Pueblos, septiembre de 2007.
Notas
[1] Desarrolla su trabajo en organizaciones como el
Transnational Institute y el Alternative Information and Development Center.
[2] Esta entrevista es fruto de una conversación mantenida con Dot Keet el pasado 6 de julio en Madrid.
[3] Para saber más sobre los EPAs ver: KEET, Dot (2007): "Economic Partnership Agreements (EPAs): Responses to the EU Offensive against ACP Developmental Regions", Transnational Institute, Ámsterdam, may. Este documento se puede consultar en:
www.tni.org
[4] Tenemos una oportunidad el próximo 27 de septiembre, declarado Día Internacional de lucha contra los EPAs. Para saber más, ver:
www.epa2007.org.

Fuente: lafogata.org