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Rigoberta Menchú: ¿estrella fugaz en el cielo electoral?
Ricardo Falla
¿Qué ha pasado con Rigoberta Menchú, candidata a la Presidencia de Guatemala?
Otro barrote de esa cárcel que ella misma se ha impuesto es su silencio ante la
denuncia en España contra el genocida General Efraín Ríos Montt, una denuncia
promovida por ella misma. Ahora, en campaña electoral, Rigoberta ha dicho que
por "razones éticas" no impulsa la denuncia y tampoco ataca al General
"Construiremos la confianza entre los guatemaltecos para poder tener un futuro
mejor. Convocaremos a un pacto para lograr una visión conjunta de la Guatemala
que todos queremos. Haremos de Guatemala un país más humano, una nueva república
incluyente y multicultural".
Así hablaba Rigoberta Menchú al anunciar su candidatura presidencial. ¿Por qué
el brillo de su estrella ha sido tan fugaz? ¿Qué ha pasado con Rigoberta Menchú,
candidata a la Presidencia de la República? ¿No era, según varias encuestas, la
persona más conocida y reconocida de Guatemala? ¿No causó una reacción eléctrica
en los nervios de la sociedad ladina dominante su anuncio, en febrero, de que
correría como candidata presidencial? ¿Cómo es posible que, según alguna de las
encuestas -si no la más exacta, sí la más influyente-, la intención de voto por
Rigoberta haya bajado a un ínfimo 1.5% en junio? ¿No la tenían los gobiernos
extranjeros y las organizaciones de la cooperación internacional como la
estrella de nuestro firmamento político? La amiga de Jacques Chirac, la que
atraía en Italia a la juventud que se agolpaba para escucharla, la invitada por
el ex-Presidente de México a su casa particular, la Premio Nóbel de la Paz de
1992, que despertó tanta ilusión entre los pueblos indígenas del continente y
entre muchos otros pueblos nativos, incluso los de los países escandinavos,
¿cómo está teniendo tan poco eco en su propuesta política? Todas estas preguntas
caben, aún haciendo la salvedad de reconocer que la intención de voto de la
población guatemalteca para las elecciones generales de septiembre aún no está
totalmente definida. Las encuestas que apenas le dan un 1.5% de intención de
voto a Rigoberta señalan también que el 40% de la población no sabe todavía por
quién votar. Y en algunas encuestas, más privadas y no respaldadas por los
grandes medios, le daban en mayo casi un 10% de la intención de voto.
¿CÓMO EXPLICAR ESTA DESILUSIÓN? De todas formas, hay un sentir general -confirmado
en mis propias percepciones- que la esperanza que Rigoberta despertó
inicialmente, al postularse como candidata, de que renovaría profundamente una
campaña rutinaria y previsible, desapareció muy pronto, y que esto ha calmado a
la sociedad dominante y a los políticos: Rigoberta no era el enemigo temido que
arrastraría tras sí a todo el pueblo indígena maya en municipios y caseríos de
todo el país.
Esta desilusión tiene varias explicaciones y razones. La primera y principal es
que Rigoberta no tiene tras sí una organización de masas, un movimiento social,
como lo tenía y lo tiene en Bolivia Evo Morales. No tiene tampoco una estructura
partidaria que cubra las muchas regiones indígenas del país, ni mucho menos el
país. Su principal fortaleza, que es su dimensión internacional, su presencia
internacional, su trabajo internacional es, en Guatemala, su principal
debilidad. La Fundación Menchú es tan sólo una ONG y, por eso, es sólo un
grupito de gente ubicada en la ciudad capital. Esto demuestra que el sólo
pegamento de la identidad étnica no funciona si no existe una pita, un cáñamo,
un hilo que estructure y coordine esa identidad.
Y sobre todo, que la mueva. La identidad indígena, por ser de viento, es muy
poderosa, pero necesita de ese hilo visible, concreto y tangible, que logre
llegar hasta los caseríos indígenas. Una segunda razón es que Rigoberta es vista
por el pueblo indígena -según lo que vengo oyendo- como una persona que ya se
distanció de su pueblo. Recibió el Premio Nóbel y no lo repartió -eso dicen-,
sino que lo invirtió en una empresa de farmacias.
Dicen también que es soberbia, que ya no quiere hablar con los pobres, que no va
a Chimel, su aldea, que ya se olvidó del sufrimiento de su gente.
"Hemos ido -dicen- a la Fundación, y nos dice: Vuelvan en tres meses. Pero
aparece un gringo e inmediatamente lo atiende". Esto lo he oído a menudo y de
distintas formas. Muchas mujeres indígenas, con quienes me he puesto a discutir
defendiendo a la Rigo, en vez de alegrarse porque una mujer logre llegar a la
Presidencia, sienten una especie de envidia basada en la competencia y la atacan
fuertemente.
UNA CAMPAÑA MUERTA QUE LA HA MATADO A ELLA Una tercera razón es que en los años
80 Guatemala vio pasar su momento, el de la gran esperanza de un cambio muy
radical. Y la experiencia fue de gran frustración. Esta cima de entusiasmo no se
repetirá tal vez hasta que crezca la tercera generación siguiente a la que vivió
ese momento. En aquel tiempo, cuando la chispa del entusiasmo se percibía en los
ojos de la gente joven y esa chispa los movía a actuar, a comprometerse, hasta a
dar la vida, había un combustible. Ese combustible era una previsión, casi una
certeza: "Podemos ganar". Ahora la gente no ve eso. Aunque Rigoberta ganara la
Presidencia, sentimos que no vamos a ganar nada, porque ella se encontrará
presa. Es lo que piensa mucha gente.
No hay posibilidad de cambio en Guatemala hoy. No existe ahora la posibilidad de
una esperanza grande, como la que ha despertado Evo Morales en Bolivia. Yo lo
veo, por ejemplo, aquí donde vivo, en Santa María Chiquimula. Aquí han nombrado,
casi a regañadientes, a una candidata a alcaldesa por Encuentro por Guatemala (EG),
el partido de Rigoberta. Y nadie le pone atención, nadie dedica su tiempo libre
a su campaña. Rigoberta agarró una campaña electoral muerta y, en vez de
resucitarla, la campaña la ha ido matando a ella. Es triste. Y algunas mujeres
indígenas me han dicho: "Ojalá que esto no recaiga en todas nosotras".
SÓLO UN NEGOCIO Una cuarta razón es que la campaña electoral es percibida por la
gente como un negocio. Negocio, no sólo porque hace falta mucho dinero para
pagar anuncios por televisión, para instalar enormes vallas, para pagarle a los
activistas partidarios, sino porque el resultado del éxito en la campaña es
también un negocio. Es dinero.
Si Rigoberta no tiene dinero para su campaña, la gente del pueblo no está
dispuesta ni a financiarla ni a ayudarla con su trabajo, porque percibe que con
ese dinero la enriquecería a ella si llegara a ganar. La gente no ve la campaña
como una lucha por una cuota de poder desde el que cambiar las cosas, sino como
una lucha por una cuota de negocio con el que enriquecerse.
SIN DINERO, SIN PRESENCIA Una quinta razón es que, aunque Rigoberta ha elegido
como compañero de fórmula, en la candidatura a la Vicepresidencia, a Fernando
Montenegro, un empresario que fue presidente del CACIF, la cúpula empresarial
más adinerada y antipopular, esto no se ha traducido en que haya recursos para
la campaña electoral en las filas de EG. En mayo, una empresa hizo el cálculo de
lo que había gastado cada uno de los principales partidos en propaganda
electoral, sobre todo en la televisión. La UNE casi 3 millones de quetzales, la
GANA 2 millones 700 mil, el PP 1 millón y EG apenas 53 mil.
Sin dinero y con un carisma, un encanto, una chispa y una inteligencia que
apenas aparecen en los medios, Rigoberta está en una posición muy débil.
Cuando aparece en los medios, luce como de prestada, tensa. Y en programas de
otros. Además, Montenegro es visto como un rico retrógrado y racista, muy
alejado de aquella "tercera vía" que el sociólogo Anthony Giddens auspiciaba
para la Gran Bretaña, y el que dicen que Montenegro favorece en su pensamiento.
DENTRO DE UN PARTIDO-CÁRCEL Una sexta razón es el daño que le ha hecho a
Rigoberta la cárcel partidaria en la que compite en estas elecciones. El partido
EG ni es de ella ni es del pueblo indígena que ella dice representar.
Encuentro por Guatemala es el partido creado por Nineth Montenegro, activista de
derechos humanos, diputada y parienta del candidato a la Vicepresidencia. El
partido sólo tiene arraigo en la ciudad capital y Nineth Montenegro se está
fogueando para ser su candidata presidencial en el año 2011.
EN UN ESPACIO ESTRECHO, SIN RESPALDOS En estas circunstancias, el espacio en el
que Rigoberta se mueve es estrecho y la puerta es angosta. Rigoberta no quiere
parecer de izquierda. No escogió competir con la URNG, en el partido de la
antigua guerrilla, calculando que eso la hubiera "quemado". Hoy, Rigoberta no
aparece liderando agendas radicales.
Cuando participó en la II Cumbre Continental de los Pueblos y Nacionalidades
Indígenas, celebrada en Iximché, en marzo, no recibió el apoyo que muchos
esperaban que los participantes de la Cumbre le darían. De hecho, se lo negaron.
Tampoco Evo Morales, cuya llegada a la Cumbre estaba prevista, se lo dió. Se
esperaba que Evo viniera a Guatemala, y aunque no sabemos por qué no vino,
parecería que no hay simpatía de fondo entre ambos. ¿O será que Evo no quiso
perjudicarla con su presencia? SU BELLO HUIPIL SALPICADO DE SANGRE Rigoberta se
metió en esa cárcel antes de lanzarse a la candidatura presidencial desde que
aceptó ser Embajadora de la Paz del actual gobierno de Oscar Berger. Este cargo
la ha dañado. Y como algunos analistas previeron, el asesinato en febrero en
Guatemala de los diputados salvadoreños y de los policías que los asesinaron, la
ha salpicado también a ella, por estar representando a un gobierno que, por lo
menos avala y encubre las ejecuciones extrajudiciales.
Es significativo que después del impacto mediático que causó en febrero el
anuncio de la candidatura de Rigoberta, el impacto mediático que provocaron
estos asesinatos la arrinconó definitivamente a la sombra. ¿Tuvo una cosa que
ver con la otra? Algunos pensamos en esa oportunidad que Rigoberta ya en el
gobierno no podría hacer nada frente a los poderes ocultos enquistados en el
Estado. Y sentimos un bajón en el entusiasmo que teníamos, un aterrizaje en la
realidad en la que nos encontramos. Los sueños al piso. Otros tal vez pensaron
que ese asesinato la dañaba a ella porque provenía de ese gobierno en el que
tenía un cargo. Por una razón o por otra, la sangre de los salvadoreños y de los
policías muertos le salpicó su bello huipil.
UN INEXPLICABLE SILENCIO QUE LA DAÑA Un último barrote de esa cárcel que ella
misma se ha impuesto es su silencio ante la denuncia de la Audiencia Nacional de
España contra el genocida General Efraín Ríos Montt, una denuncia promovida por
ella misma. Ahora, en campaña electoral, Rigoberta ha dicho que por "razones
éticas" no impulsa la denuncia y tampoco ataca al General, quien acaba de ser
inscrito como candidato a una diputación para así obtener inmunidad.
¿Qué quieren decir las "razones éticas" de Rigoberta? No se entiende tampoco
este silencio. ¿Callar para no afectar a la Fundación Menchú, que prosigue los
trámites de la denuncia, aunque silenciosamente? ¿O es que el partido EG le ha
dicho que no se meta con el General por el "acuerdo de caballeros" que se firmó
al comenzar la campaña electoral? ¿HABRÁ AL FINAL ESE ZARPAZO? Rigoberta Menchú
va en un carro que no es de ella. Aunque la llevan, ella no puede impedir que el
carro se pare cuando el dueño se quiere detener a tomar una hamburguesa...
Tampoco ella puede pedirle al carro que se pare si el dueño lleva prisa por
llegar y no le interesa bajarse a platicar con los amigos de ella. Rigoberta va
presa.
De todas formas, todavía el voto está indeciso en una alta proporción. Un
maestro de Totonicapán me decía el otro día que en esa cabecera departamental,
apretadamente indígena, el FRG -el partido del General genocida- es el más
fuerte, por los regalos que le hacen a la gente los diputados. Pero decía que el
que va detrás es EG, el partido de Rigoberta, con una campaña silenciosa, en
lengua quiché, realizada casi de puerta a puerta, de caserío en caserío, y que
darían "el zarpazo" cuando menos se lo esperaran.
Esperemos ese "zarpazo". Pero en Santa María Chiquimula, un municipio de este
mismo departamento y vecino al municipio de la cabecera, no se nota ese trabajo
de hormiga. No hay entusiasmo por Rigoberta. Como me dijo un político en Alta
Verapaz, cuando se acababa de anunciar su candidatura: "No influirá, porque aquí
ya todo está repartido".
NO ES TIEMPO AÚN Es eso lo que percibimos en este pequeño lugar de Guatemala.
Cada partido, con su candidato a alcalde, ya tiene su gente y sus hilos. Y todos
son indígenas. "Y que no me vengan a decir que apoyemos el negocio de una
indígena, porque yo también soy indígena". Creo que esto es lo que piensan
muchos en su interior.
Y no cambia la repartición del pastel, que es más un pastel de dinero -y de su
flujo- que un pastel de poder. Es el pastel de quién nos da más láminas, más
abono, de quién nos construye caminos, de quien nos da cemento para el atrio de
nuestro oratorio.
No es un pastel de poder: quién va a cambiar este Estado, quién va a enfrentar
el problema del acceso a las tierras, quién va a meterle el diente a la cuestión
fiscal y a hacer realidad la justicia en el pago de impuestos.
Todo eso suena demasiado grande y lejano, suena a promesas vacías. No moviliza,
provoca impotencia. Lo cercano, lo cotidiano, es lo que mueve: comer, cubrirnos
de las lluvias y que nos dejen ganar nuestro pisto sin leyes y sin injerencias
del Estado. No es tiempo aún de ver en el cielo electoral constelaciones,
estrellas organizadas que aspiren al poder para cambiar las cosas.
Guatemala, 15 de agosto de 2007 *ANTROPÓLOGO E INVESTIGADOR SOCIAL. SUS DOS
ÚLTIMOS LIBROS: "ALICIA. EXPLORANDO LA IDENTIDAD DE UNA JOVEN MAYA. IXCAN,
GUATEMALA" Y "JUVENTUD DE UNA COMUNIDAD MAYA. IXCAN, GUATEMALA", PUBLICADOS POR
LA ASOCIACIÓN PARA EL AVANCE DE LAS CIENCIAS SOCIALES (AVANCSO) Y LA UNIVERSIDAD
DE SAN CARLOS.
Fuente: Revista Envío, nº 304, julio 2007. albedrio.org