Latinoamérica
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No llores, Sagrario
Narciso Isa Conde
No llores, Sagrario: apresa tu dolor, resérvate para
la gran alegría. Sigue en la pelea con la sonrisa en los labios.
Como Orlando, Amín, Narcisazo, Amaury, Henry Guido, las Mirabal, Manolo, Francis…
Duele, duele mucho, muchísimo que remuevan las viejas heridas, que premien a los
diablos y a las hienas, que protejan y eleven a posiciones de poder a los
asesinos y torturadores de entonces.
El sadismo es una forma de tortura, pero engrándese asumirlo con valor,
conteniendo las lágrimas frente a la ofensa a la memoria y al dolor histórico-
colectivo de nuestro pueblo.
Conocí en 1968 al entonces mayor Francisco Báez Maríñez cuando desempeñaba
elevadas funciones en el tenebroso Servicio Secreto de la Policía Nacional,
minutos después que se frustrara el intento de asesinarme en la calle Sánchez de
la Zona Colonial , misión a cargo del cabo Arias Sánchez, el mismo que en 1973
asesinó al periodista Gregorio García Castro.
Arias me había puesto el revolver en la cabeza cuando la presencia de varios
vecinos lo hizo desistir del propósito y entonces me condujeron al SS de la
policía.
Báez Maríñez fue quien me interrogó y ya era bien conocida su bien ganada fama
de torturador y asesino.
En abril del 1972 a él le tocó dar la orden de dispararle a los (as) estudiantes
que estaban en el Alma Máter de la Universidad Autónoma de Santo Domingo cuando
la policía cercó e invadió su recinto.
Precisamente en el momento en que salían de tu voz y de la de todos(as) los(as)
compañeros(as) estudiantes que se encontraban allí, las letras del himno
nacional, el ya Tte. Coronel Báez Maríñez dio la orden de ametrallar.
El tiro que entonces penetró en tu cabeza fue necesariamente mortal, pero
ciertamente te elevó a la inmortalidad. Desde allá se puede combatir y se puede
llamar a luchar. Y tú puedes, Sagrario, hacerlo sin lágrimas; con una leve
sonrisa en espera de un sonrisa mayor.
Cierto que ha sido larga la espera, pero ya hay señales de que la podredumbre
está llegando a su fin. Porque no es posible tanto escarnio, tanta burla, sin
que esto no logre alimentar la tan esperada nueva rebeldía. La acumulación de
escoria se esta tornando insoportable.
Francisco Báez Maríñez, mediante el decreto 476-07, de fecha 27 de agosto de
2007, acaba de ser reintegrado a la Policía Nacional con el grado de Mayor
General.
El autor del decreto es el Doctor Leonel Fernández en su calidad de actual
presidente de la República Dominicana; no se si recomendado o no por el nuevo
Jefe de la Policía Nacional, Mayor General Guillermo Guzmán Fermín, hijo del ex
general de los doce años Rafael Guillermo Guzmán Acosta (Jefe de la Policía
Nacional. a raíz del asesinato de Orlando Martínez y encubridor del mismo).
Podría haber razones, como las complicidades con los tristemente famosos
"cirujanos" de San Francisco de Macorís y la solidaridad filial con el
encubrimiento del asesinato de Orlando Martínez, para querer que Báez Maríñez
volviera a ese corrompido cuerpo policial de parte de su actual jefatura.
De todas maneras es clara que la responsabilidad en ese hecho infame, aun sea
por la "simple" aceptación, recae sobre los hombros de la nueva dirección
policial. Pero nunca tanto como sobre el cuerpo de Leonel Fernández.
En el primer caso podría explicarse por afinidades "profesionales".
En el segundo es mucho más difícil y dolorosa la explicación, como tambien mucho
más drástico el calificativo que le corresponde a un alumno y profesor de la
UASD de aquellos tiempos y a un ex-discípulo de Juan Bosch.
En verdad el camino de sumar basura a la reelección puede conducir a las más
perversas de todas las perversidades. Y esta designación es, sin duda, una de
ellas.
No llores, Sagrario Ercira Díaz Santiago. No llores.
Hay que contener el dolor a sabiendas que este hecho es quizás uno de las más
significativas señales de decadencia de este orden político y social putrefacto.
No llores por más dolor que sientas.
La designación de Báez Maríñez nos ofende mucho y ofende más aun a nuestra
sociedad. Pero sobre todo daña en mayor escala la ya dañada imagen de la clase
gobernante-dominante que sus ejecutores representan. Y eso no es malo.
Daña a Leonel. Daña a la cúpula peledeista y a sus socios asociados en suciedad.
Daña a la partidocracia toda- no importa el color morado, colorado o blanco de
su facción- que decidió balaguerizarse, corromperse, podrirse…
Ellos, ellas, más temprano que tarde tendrán que llorar lágrimas de sangre.
Tendrán que irse al carajo con sus vestimentas sucias y malolientes, porque ese
desprecio habrá de convertirse en multitudinario.
¡Reserva tus mejores sentimientos para ese futuro momento de alegría¡
Fuente: lafogata.org