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La movilización del 29 de agosto y el camino hacia la unidad de la clase obrera
Mireya Baltra
Crónica Digital
En nuestro país el 29 de Agosto ha irrumpido un fenómeno social de proyecciones
políticas promisorias para la unidad del movimiento sindical y para el avance y
superación de la dispersión de los trabajadores.
Estamos en presencia de un cambio en la correlación de fuerzas. El movimiento
sindical emerje como un actor legitimo y valido frente al gobierno de la
Concertación, desplazando así al actor empresarial en el establecimiento de
políticas que refuerzan el sistema neoliberal.
La convocatoria de la Central Unitaria de Trabajadores marca un antes y un
después, el gobierno de la concertación y la propia derecha deberán considerar
la existencia de un movimiento sindical fortalecido que abre perspectivas en la
defensa de sus derechos y en la participación activa y democrática, superando
estilos y métodos de designación de comisiones cupulares confundiendo la defensa
de intereses patronales en desmedro de las legitimas reivindicaciones de los
trabajadores.
La plataforma movilizadora de la CUT esta relacionada con las aspiraciones de
millones de trabajadores tanto manuales como intelectuales abarca en profundidad
una nueva concepción sobre la reforma educacional, exigiendo el término de una
educación elitista y mercantilista, levanta con fuerza un salario mínimo digno
que cubra las necesidades básicas de subsistencia y puedan paliar el vendaval de
alzas que atentan y discriminan a la mayoría de los ciudadanos de este país; una
reforma provisional solidaria condenando así el rol de las AFP como entes
especuladores y usureros.
Una de las exigencias planteadas para la movilización del 29 de Agosto es la
negociación colectiva que causa escozor a los empresarios públicos y privados y
que permite al movimiento sindical unificar sus pliegos de peticiones.
Actualmente se ha retrocedido treinta años con respecto a las conquistas
alcanzadas en el gobierno popular que presidio Salvador Allende se crearon las
comisiones tripartitas por ramas de la producción donde participaban gobierno,
empresarios y trabajadores. También se aplicaron tarifados nacionales que
garantizaban salarios mínimos dignos, bonos de producción, vinculando la
productividad del trabajo en el aumento de las remuneraciones y del desarrollo
de la economía nacional.
La CUT levantó la bandera del término de la exclusión política que niega la
legitimidad de los partidos de izquierda, de dirigentes sindicales, y de amplios
sectores ciudadanos a jugar un rol protagónico en la toma de decisiones en las
políticas públicas.
Sin duda se ha producido un cambio que marca el inicio de nuevas movilizaciones
que contribuirán abrir brechas al modelo económico imperante y a la vez resolver
las contradicciones que no son nimias en la coalición gobernante, no son tiempos
de ambigüedades ni de meros paliativos. El gobierno de la presidenta Michelle
Bachelet tiene la palabra.
Como dijo la iglesia católica la violencia y los conflictos son engendrados por
la desigualdad social.
- Por Mireya Baltra Moreno. Ex Ministra del Trabajo y Previsión Social del
Gobierno de Salvador Allende. Miembro del Consejo Editorial de Crónica Digital.