Latinoamérica
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No todo es confusión
El gobierno sólo es vacilante a veces
Desde que Tabaré Vázquez asumió la presidencia, la izquierda del Frente Amplio tendió a explicar las políticas fallidas del Poder Ejecutivo por sus "debilidades". Hoy resulta claro a muchos dirigentes políticos y sindicales que esa explicación es a todas luces, al menos insuficiente.
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El enfoque basado en debilidades destaca dos causas para ellas: la
composición social del gobierno, básicamente de clase media; y una relación de
fuerzas entre partidos adversa para la clase obrera. Ambos hechos confluirían
para determinar la permeabilidad que tienen las ideas neoliberales y los
intereses patronales en él. El problema es que si se considera la política
macroeconómica ortodoxa, la cancelación adelantada de deuda externa, la
promoción de tratados de libre comercio, el incremento de la desigualdad de
ingresos, los sucesivos retrasos de la moderada reforma sanitaria, y el intento
de punto final en la búsqueda de verdad y justicia, no parece que estemos frente
a debilidades.
Es verdad que hay sectores en el gobierno que oscilan entre simpatizar con las
luchas obreras y molestarse cuando ellas van contra las políticas oficiales;
pero hay otro sector muy seguro del rumbo a seguir, que reúne o alinea a la
mayoría del gobierno, que ha impulsado las políticas antes referidas, y avanza
con la única oposición del movimiento obrero, y unos pocos partidos de
izquierda. Gran parte de la batalla se juega en este campo, en su claridad de
ideas al respecto de la estrategia y las tácticas a seguir, porque se ha
demostrado que cuando la clase obrera se movilizó, complicó el avance al ala
derecha del gobierno. Lo primero a clarificar es que Tabaré no es el bueno y
Astori el malo de la película...