Latinoamérica
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Los apoyos "morales" poco ayudan si no hay acciones directas
Pedro Echeverría V.
1. La batalla más importante del México de hoy se está registrando en el estado
de Oaxaca. Una lucha que se inició hace más de 20 años, pero alcanzó mayor
presencia a partir de mayo del año pasado. Desde entonces van 14 meses en que
los casi 60 mil profesores de la sección 22 del Sindicato Nacional de
Trabajadores de la Educación (SNTE), junto a la Asamblea Popular de los Pueblos
de Oaxaca (APPO), integrada por varias decenas de organizaciones indígenas,
campesinas y populares, vienen manifestándose contra el mal gobierno de esa
entidad que, además no resolver los problemas de la población se ha dedicado a
reprimir, encarcelar y asesinar a los dirigentes de las organizaciones. Durante
esos 14 meses el gobernador ha recibido el apoyo de su partido (PRI) y del
gobierno federal panista de Fox, luego de Calderón.
2. En los medios de información asoman problemas tales como el del
chino/mexicano que puede ser fundamental para entender la red panista de
corrupción y sus relaciones con el narcotráfico. También está muy presente la
discusión de la reforma fiscal, la ley de ingresos y el presupuesto de egresos.
Pero el que aún no termina es el problema de la militarización del país que
camina rumbo a la colombianización por presiones del gobierno yanqui. Son
problemas nacionales indudablemente importantes que deben ser ventilados por los
legisladores, pero ninguno de ellos puede sustituir la atención de otros asuntos
directamente ligados con la vida política nacional. La renuncia del gobernador
represor de Oaxaca y la solución de las demandas de la APPO, así como frenar las
llamadas reformas estructurales con la movilización, pasan a primer plano.
3. El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), preparándose para su
reunión internacional de Oventic, Chiapas, declaró el jueves (como lo ha hecho
otras veces) su apoyo a la lucha del pueblo de Oaxaca. El pasado siete de julio,
en el multitudinario mitin del Zócalo de la ciudad de México, López Obrador
comprometió (como lo ha hecho otras veces) su apoyo a la lucha de los
oaxaqueños. El mismo jueves el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) hizo
público su boletín de apoyo combativo a la lucha de Oaxaca. Seguramente las
organizaciones del Diálogo Nacional, intelectuales y muchos miles de ciudadanos
han manifestado su apoyo moral. Está bien, pero, ¿para qué sirve el apoyo moral
si no se da el apoyo directo? Pienso que el "apoyo moral" es un simple apoyo
declarativo para salir del paso o para cumplir un requisito.
4. ¿Quiere la izquierda y los sectores progresistas resolver los problemas o
simplemente prolongarlos para que la gente siga sufriendo hambre y opresión? En
ningún "apoyo moral" hay algún emplazamiento o un plazo para que el gobierno
resuelva los problemas. Todo mundo dice que apoya, que se solidariza, que el
actuar del gobierno es injusto, etcétera, etcétera. ¿Por qué en vez de tantos
apoyos morales las organizaciones del FAP, el EZLN, el Diálogo Nacional
(electricistas, telefonistas, universitarios, IMSS, la CNTE, etcétera) no
emplazan para un paro, bloqueos de carreteras e instituciones, tomas de
embajadas y demás formas efectivas que obliguen al gobierno a liberar a todos
los presos políticos, a la renuncia del gobernador de Oaxaca? Si no hay acciones
contundentes el gobierno seguirá reprimiendo, encarcelando y asesinando.
5. A nadie, ni siquiera a los guerrilleros del EPR, puede decírseles que están
fuera de la realidad o desesperados. Parecen estarnos demostrando que no hay
otra salida. Lo extraño es que no hayan surgido muchos grupos más ante la burla
del gobierno, de los medios informativos y de las llamadas instituciones de
justicia, como la Procuraduría o la Suprema Corte. En México el 90 por ciento de
la población no cree en ellas desde hace varias décadas. Nadie quiere saber de
ellas y casi todos buscan arreglárselas solos. Solamente los grandes empresarios
y los altos políticos usan esas instituciones porque están a su servicio. El
fraude electoral de 2006, la represión contra Oaxaca, la persecución contra los
mineros, la privatización lenta, el desempleo, la carestía, los asesinatos en el
país, son muestras evidentes de que hay que actuar unidos, pero ya.
6. Las últimas convocatorias de la CNTE tomando algunas casetas de cobro y
realizando algunos bloqueos viales dieron algunos resultados: pusieron en la
calle a varios sectores de trabajadores pertenecientes al ISSSTE que no se había
atrevido nunca a salir a protestar y obligaron a las autoridades a revisar sus
reformas. Pero todo ha quedado pendiente por falta de fuerza y permanencia. Si
la convocatoria a marchas, plantones, toma de carreteras, de embajadas e
instituciones la hicieran el FAP, el zapatismo, el Diálogo Nacional, los
universitarios y los mineros, paralizaríamos a una gran parte del país y
nuestras demandas en tres días se resolverían. Demetrio Vallejo enseñó el camino
en 1958. El primer día dos horas de paro, al siguiente día cuatro, al tercer día
seis y así en adelante. El gobierno tuvo que solucionar el problema.
7. En todos los estados de la República hay secciones sindicales de
telefonistas, electricistas, del IMSS, universitarios, de profesores, de
investigadores, etcétera, que mediante acuerdos nacionales entre los organismos
antes mencionados, fácilmente paralizarían en país organizando el bloqueo de
instituciones: oficinas de gobierno, bancos, consulados, carreteras. Quizá los
electricistas del SME o el Diálogo Nacional podrían jugar el papel más
importante para unificar a todas las fuerzas y lanzar la convocatoria para antes
de concluir este mes. Con ello se evitaría más represión, encarcelamientos y
asesinatos, pero sobre todo esas acciones conjuntas ayudarían a que en todas las
entidades de la República se inicie un proceso de unificación alrededor de
demandas concretas. Esperemos un tiempo corto de la responsabilidad de la
dirigencia de las organizaciones.
pedroe@cablered.net.mx