Latinoamérica
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La resistencia civil pacífica
Elena Poniatowska
La Jornada
Hace ya tiempo que Jesusa me introdujo a la desobediencia civil y a Henry David
Thoreau y me hizo leerlo, como hizo que La Jornada le dedicara un suplemento. Ya
había leído Walden, acerca de su vida en una cabaña dentro de un bosque, y me
pareció una contradicción que el gran amante de los árboles fuera también
fabricante de lápices. Thoreau tiene una concepción no violenta de la lucha
social en la que campean la ética, la imaginación, el ingenio, la propia
iniciativa, la creatividad, la libertad y la política. "Piensa en Gandhi, en
Martin Luther King, en Angela Davis, en Michael Moore, en Cindy Sheehan, en los
objetores de conciencia, los que se negaron a ir a Vietnam, los que no hacen su
servicio militar. Él fue quien dijo que el gobierno debe tener el poder que
nosotros le concedemos." "¿Quiénes nosotros?" "Nosotros los ciudadanos. ¿No te
parece bueno? Thoreau, en 1845, dijo que había que negarse a pagar impuestos,
por estar en contra de la esclavitud y la guerra gringa contra México. ¡Y tú te
asustas porque yo boicoteo a Wal-Mart, Banamex, Sabritas, la Bolsa de Valores,
Jumex, Santa Fe, Televisa! Es mi conciencia la que me lo pide y es tu deber de
ciudadana."
LA ELECCIÓN MÁS NUTRIDA DE LA HISTORIA
Después de las elecciones del 2 de julio, el IFE le dio el triunfo a Felipe
Calderón. Andrés Manuel López Obrador se quedó turulato. No lo podía creer.
Nunca había contemplado la posibilidad de la derrota y como dicen los
politólogos no tenía plan B. A muchos mexicanos nos asestaron un palo en la
cabeza. A Jesusa no la calentaba ni el sol. Yo pensaba que a pesar de todas las
campañas, la del miedo, la de los empresarios, el dineral gastado en machacar
por radio y televisión que AMLO es un peligro para México, la diferencia entre
uno y otro era de 0.57 por ciento, Andrés Manuel tenía que ser el ganador.
Hubo dos mítines apoteósicos en dos domingos consecutivos, el 16 y el 23 de
julio para pedir el recuento de los votos. En el del 16 de julio, Carlos
Monsiváis y Sergio Pitol se aliaron públicamente a la causa de López Obrador,
"si un candidato presidencial es un 'peligro para México' lo son también los que
deciden votar por él en números tan elevados". "El desgaste del adversario suele
producirse, pero el manipulador pierde en la esfera la oportunidad de gobernar."
"No queremos, no necesitamos, no le concedemos un sitio a la violencia."
Monsiváis y Pitol fueron también los primeros en reflexionar en La Gente, así
con mayúsculas, y decir que, desde hace tiempo, "La Gente es sinónimo del Yo y
esta operación donde lo colectivo apenas enmascara lo individual es propia del
tiempo donde el egoísmo a ultranza no funciona y la tradición insiste en el
egoísmo".
"(...) En política, lo contrario del odio no es el amor, sentimiento nobilísimo
que, fuera de las fechas sagradas del consumismo, no encuentra su sitio en el
mercado. Lo contrario del odio es el ejercicio sistemático de la razón (...)."
"(...) Cientos o miles de millones de pesos invertidos en retener oprobiosamente
el poder exhiben la violencia del gran capital sobre la ciudadanía."
"Si el dinero a raudales decide quién gobierna, el gobierno que llega obedecerá
al dinero a raudales. Si así han querido ganar, así inevitablemente querrán
gobernar. Tanto gasto, tanto han de recuperar con creces. Mentir para imponerse
es ignorar en definitiva la ubicación de la verdad."
En la casa de campaña de San Luis Potosí la indignación crecía. ¿Qué decían los
antilopezobradoristas? Aceptaban que la elección había sido muy reñida, sin
violencia, ni muertos, incluso la consideraban "la jornada cívica más importante
de nuestra historia: casi 42 millones de votantes", según Federico Reyes Heroles,
pero lamentaban que AMLO fuera tan mal perdedor. La palabra fraude estaba en la
boca de catorce millones de mexicanos que no se iban a dejar. Bárbaramente
agredido durante la campaña, AMLO advirtió que seguiría en la lucha.
ESTADOS UNIDOS DEBE DAR GRACIAS
"Finalmente -Según Jorge G. Castañeda-, Estados Unidos debe dar gracias por lo
que tiene. La aparente victoria de Calderón le ahorró a Washington un importante
acertijo. (...) López Obrador quizá no es otro Hugo Chávez, pero definitivamente
podría ser tomado como otro Luis Echeverría (...) Y además López Obrador nunca
aclaró su postura respecto a Chávez o Cuba: lo que en verdad pensaba sobre la
manera en que ambos países eran gobernados."
DOMINGO 30 DE JULIO DE 2006
A las ocho de la mañana Paula no sabe si llevar a Luna de veinte meses al
Zócalo. "No hay nada más seguro que el Zócalo. Todas las vamos a cuidar. Llévala
en la carriola", ordena Jesusa que ya se puso sobre sus hombros su inseparable
rebozo y carga una diminuta tienda de campaña como para un ratón y una bolsa de
dormir. "Llevo tres mudas." El día amaneció claro y transparente. Paula se viste
de blanco, yo de amarillo. Lupita Loaeza me mandó de regalo un suéter amarillo:
"Vístete de amarillo to-dos-los-días." Chaneca, Paula, Lencho, Luna, la carriola
y yo subimos a la Tracker que Jesusa maneja a toda velocidad. Nos estacionamos a
un costado de la Catedral. ¡Qué bello es el Zócalo, Dios mío! El clima de
entusiasmo cautiva. ¡Qué gran sonrisa la de la plaza! Con razón los jóvenes se
sienten bien en las manifestaciones. La solidaridad abraza, hace feliz. Quizá
sea ése el primer paso del tan traído y llevado amor al prójimo.
En medio del ruido más ensordecedor, Luna duerme el más plácido de los sueños.
Jesu sube al templete, una suerte de altar techado de plástico blanco en el que
se encuentra la consola del sonido a la que no le entiendo nada, pero si no
funcionara estaríamos perdidos. Tres técnicos la manejan y se sienten superiores
al resto de la humanidad. Al lado del templete, dos grandes grúas levantan sus
brazos de mecano y frente a los palacios de tezontle rojo que forman un
cuadrángulo resaltan mantas y carteles, además de las cartulinas al alcance de
la vista: "No al fraude electoral", "Aquí no se rinde nadie", "No a la
imposición", "Fox, tu madre no quiso ver el fraude", "Soy un bebé renegado"
(cartulina colgada del pecho de un bebé), porque la derecha considera
"renegados" a quienes no aceptan la victoria del PAN, "280 millones de pesos del
Consejo Coordinador Empresarial se gastaron en desprestigiar a AMLO", "La
derecha con miedo es mucho peor que la derecha con odio, porque con miedo se
hacen las guerras", "El miedo es la base de la dictadura", "No queremos a FECAL
en Palacio Nacional", "Nosotros no afectamos a terceros porque nosotros somos
los terceros", "La libertad es como la mañana, hay quienes esperan dormidos a
que llegue y hay quienes caminan toda la noche para alcanzarla", "No pasarán" y
una foto de Elba Esther Gordillo retocada para verse idéntica al Chucky de la
película de terror: "La Diabólica". ¡Quién sabe dónde tienen la cabeza los que
colgaron a Stalin y a Lenin! "Son del PT (Partido del Trabajo) que viene del
Partido Comunista." "¿Qué no leen historia?" Estas efigies harán que Monsiváis
diga que se equivocaron de plaza y se equivocaron de época. Sin embargo, Andrés
Manuel ha proclamado que tiene que haber muchas izquierdas y mientras él lo siga
pensando, habrá lugar para los estalinistas. ¿O no? Varias consignas provienen
del desafuero del año [ante]pasado. "Todos somos López", "Los López, los Gómez,
los Sánchez, los Pérez, todos estamos con López", "Nosotros los López, ustedes
los ricos", "Fox gobierna con la cola", "Me matan si no trabajo y si trabajo me
matan", "El pueblo manda y Vicente no obedece, hay que meterlo al bote".
Los balcones son palcos privilegiados para ver el espectáculo, los del Gran
Hotel, el hotel Majestic y el Holiday Inn negrean de concurrentes. "Mira qué
cantidad de mirones, son muchísimos!", exclama Paula. Abajo se apretuja la gente
que pretende quedar lo más cerca posible de AMLO. La emoción me zumba en los
oídos. Como todos los demás, me he ganado el título de ciudadana. Mientras él
llega, la gente camina despacito por el Zócalo en grupos de cuatro a diez o
doce. Al rato ya no podrán ni moverse. Como ellos, otros manifestantes
preguntan: "¿Ya apartaste un lugar? "¿Quién se quedó apartando? Yo quiero ver de
cerca."
La solidaridad es la reina de la fiesta. Hace una hora, mientras íbamos hacia el
templete, una mujer que sólo vería yo en las manifestaciones me tendió una
camiseta. Otra, una mascada; otra, un monedero que ahora mismo traigo en la
bolsa. "Allá están regalando tortas de mole." "¿Cómo que regalando?" "Sí,
regalando." En el Zócalo, dar es natural. Tortillas, tacos, tortas, guisados,
arroz (ese maravilloso arroz rojo a la mexicana con chícharos y zanahorias),
frutas, aguas y refrescos, todo está allí en la plancha para los que tienen
hambre. "¿Es gratis?" "¡Claro, sírvase, sírvase más!"
Recuerdo la solidaridad de los terremotos de 1985. "Yo le ayudo, aquí con mi
pala voy a escarbar." Fue la gente de la calle la que sacó de los escombros a
los damnificados. Aquí, por iniciativa propia la gente instala su generosidad a
flor de banqueta. "¿Quiere agua?" Al rato, con el calor, le va a hacer falta."
Son miles, hombres, mujeres, ancianos, niños y seis discapacitados que han
recorrido en silla de ruedas -la silla es la mitad de su cuerpo- cinco
kilómetros y le declaran a Ángeles Cruz Martínez que "no vamos a dejar que nos
roben la esperanza". A su lado, otros muchachos se pronuncian: "Tenemos la
obligación de luchar: no se nos permitiría que por cuidarnos nos echáramos para
atrás." La gente les aplaude, el pulgar hacia arriba como lo hace Andrés Manuel
en su cartel amarillo. Una mujer cuenta que muchos indígenas de la sierra
llegarán a apoyar al Peje, pero vienen a pie desde Ixtlahuaca porque no tienen
dinero para el pasaje.
Tampoco es fácil para los que no necesitan silla de ruedas. Allí está la barrera
de granaderos. "¡Ustedes también son pueblo!", les gritan y las mujeres sin más
les prenden en el pecho un moñito tricolor. Los policías se dejan, alguno hasta
sonríe. A las caravanas de la provincia -Guerrero, Hidalgo, Puebla, Quintana
Roo, Sonora, Sinaloa, Ciudad Obregón- los deslumbra la gran plaza y se
destantean, no saben dónde acomodarse, quizá por eso los chilangos ofrecen agua
y comida para que se sientan bien recibidos.
SUCEDEN COSAS QUE CONMUEVEN
Blanche Petrich escribe en La Jornada de unos manifestantes (iba yo a decir
peregrinos) que se echaron un viaje de veintidós horas en autobús desde
Chihuahua "porque allá en el norte no hay información". Vienen con mucho coraje.
Según Blanche, la impresión en Chihuahua es que jugaron a la mala, por eso
vinieron, porque algo salió mal y quieren aclararlo. "En el centro la protesta
se vive con mucha intensidad."
Intensidad la de Jesusa que después de revisar que todo esté en orden en el
templete acomoda su bolsa de dormir en un rinconcito. Repite una y otra vez:
"Soy la mujer más feliz, en este momento no hay mujer más feliz que yo."
Por lo pronto Jesusa no sólo es la maestra de ceremonias, es la organizadora, la
que concibe los actos, el alma del movimiento. Hoy las cosas se van a hacer a su
modo, no al del PRD que acostumbra asestarles a los oyentes el grito pelón de
sus soporíferos discursos dichos con la previsible y desgastada retórica de
izquierda. Entre una perorata y otra, la gente allí parada espera. ¡Cuánta santa
paciencia! Sería importante revivir a Pellicer, quien sabía que sobre la tierra
no suceden cosas de mayor importancia que las rosas. Sí, que a la gente le
florecieran rosas en la cabeza. Hoy habrá música, cantantes, Eugenia León,
entretenimiento, globos, confeti, mujeres oradoras, Regina Orozco, una fiesta
popular. Tomaremos la palabra, sí, pero nadie lo hará más de ocho minutos salvo
AMLO.
Frente al micrófono, Evangelina Corona cuenta cómo las costureras se
descubrieron a sí mismas cuando vieron que eran las últimas en salir de los
escombros en 1985 porque la sociedad entera las olvidó. Pequeña e incendiaria,
habla Rosario Ibarra de Piedra de los contestatarios, los objetores de
conciencia, los presos políticos, entre ellos su hijo, Jesús Piedra Ibarra,
desaparecido en 1975 y al que ve ahora en todos los muchachos que luchan. Se
indigna contra el gobierno: "¿Cuándo alzaron la voz para decir que la Secretaría
de Gobernación, la PGR y la Presidencia atentaron contra los derechos de
nuestros desaparecidos?"
Es el turno de Guadalupe Loaeza y les explica a dos millones en esta tercera
gran movilización contra el fraude por qué estamos en el Zócalo: "Estamos aquí
porque no hay certeza en las elecciones, porque no podemos quedarnos con los
brazos cruzados, porque no permitiremos que nos vean la cara y nos den atole con
el dedo, estamos aquí porque todos somos López, porque ni la Virgen de Guadalupe
le cree al PAN."
*Fragmento de Amanecer en el Zócalo. Los 50 días que confrontaron a México.
Agradecemos a Editorial Planeta su autorización para reproducirlo.