Latinoamérica
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Son las FARC terroristas?
Las FARC gana cada día más credibilidad a nivel nacional e internacional.
Uribélez por el contrario desnuda su alma perversa. No responde por las acciones
que él ordena. ¿Quién responde por las víctimas del Terrorismo de Estado? ¿Son
las FARC 'terroristas'? ¿Cuál sería la forma de una injerencia 'beneficiosa' de
Europa en el conflicto interno colombiano?, escribe Allende La Paz.
Allende La Paz
ANNCOL
A pesar de los intentos del régimen narco-paramilitar de Álvaro Uribe Vélez
para restarle credibilidad a las FARC, la organización insurgente colombiana
cada día que pasa gana más respetabilidad y receptividad en amplios espacios de
lo que se ha dado en llamar la 'comunidad internacional' y ni qué decir a nivel
nacional.
Ello ha sido más que evidente en lo que Alfonso López Michelsen llama 'la crisis
de la crisis', es decir, la reciente y terrible muerte de los 11 diputados del
Valle del Cauca, caídos por el 'fuego cruzado' entre las FARC y un grupo militar
no identificado, pero que todo apunta hacia grupos altamente especializados de
las fuerzas militares con asesores estadounidenses, que tienen la pretensión de
'rescatar' a los prisioneros en poder de las FARC, que es lo mismo que matarlos
en esos 'intentos'.
La opinión internacional recibió el anuncio del Comando Conjunto de Occidente de
las FARC como una muestra de seriedad de la organización guerrillera colombiana
y le dio la credibilidad que ameritaba tal noticia.
Por ello el pronunciamiento de la Presidenta de Francia y la Cancillería de ese
país no pudo ser más clara: Francia manifestó su oposición total a la orden de
'rescate militar'. Así de esa manera, nada diplomática claro, pero necesaria en
ese momento.
La condena a las operaciones militares de rescate fue la nota predominante en
las publicaciones internacionales. Todas, a una, reclamaban que la culpabilidad
recaía -y recae- en el presidente colombiano. Nada más cierto.
Ya lo han dicho otros analistas de diferentes medios.
Uribélez y su política de guerra
¿Será necesario que la guerra 'toque' a la oligarquía para poder dialogar sobre la Paz?
Casi cinco años de permanencia en inquilinato en la Casa de Nariño de Alva-raco
Uribélez no han hecho nada más que profundizar la guerra en Colombia y anegar
los campos y ciudades colombianas con sangre inocente.
Sus alaridos declarando la guerra a las FARC -al tiempo que la niega
farisaicamente- son ya hechos consuetudinarios. Es un lugar común en las
emisiones diarias que los diferentes medios de comunicación en Colombia los
estridentes llamados a los generales para que 'rescaten' a los prisioneros en
poder de las FARC.
No hay escenario en que no lo haga. En Cali -a donde viajó sospechosamente dos
meses antes a 'gobernar' desde allí- salió con la letanía del 'rescate militar'.
En Buenaventura ordenó con 'babaza en la boca' el rescate de Ingrid Betancur.
¿Por qué lo hacía en el Valle? Posteriormente el Comando Conjunto de Occidente
de las FARC-EP señalaba en comunicado publicado en ANNCOL que todos los días se
producían combates en la zona. El operativo militar que se desarrolla en el
Valle, Cauca y Nariño es casi igual al que se desarrolla con el 'Plan Patriota'
en el suroriente del país.
Son diarias ya las estridencias histéricas diciéndole a los militares -porque él
es incapaz de hacerlo él mismo- que 'ya hemos acabado la mitad de las FARC,
ahora vamos por la otra mitad', en cuento que ni él mismo se cree. ¿Por qué Alva-raco
Uribélez odia tanto a las FARC? ¿Por qué su obsesión demencial por esta
organización guerrillera? ¿Qué enfermedad mental aqueja al mandatario colombiano
que se manifiesta obsesivo-compulsivo con las FARC? Sin embargo, cuando producto
de su política de guerra -ordenada por los gringos- quienes caen son miembros de
la 'clase política' colombiana, no asume la responsabilidad, como correspondería
a un verdadero estadista, o como hacen los colombianos comunes y corrientes
todos los días en ejercicio de sus actividades cotidianas. Pero en cambio vemos
a el diario El Tiempo declarando que ¡Colombia está de luto!, como si no lo
estuviéramos desde 1948, o ¿será que para El Tiempo los muertos que cuentan son
los de los oligarcas? Pero Alva-raco Uribélez es cobarde, no se responsabiliza
por los 11.282 asesinados 'fuera de combate' por sus fuerzas militares-narcoparamilitares.
Nada dice de estos asesinatos. Nada, absolutamente nada. Y ahora trata de
reivindicar la muerte de los diputados como un triunfo suyo al culpar a las FARC
de ello. ¿Podrá concebirse mente más criminal, más enferma? ¿Hasta cuándo
persistirá la oligarquía y los gobernantes de turno con sus políticas de guerra
contra el pueblo? ¿O será que será necesario que la guerra en Colombia 'toque' a
la cúpula de la 'clase política', a los empresarios, a la cúpula militar, es
decir, a oligarquía colombiana, para que la guerra sea considerada en serio por
el inquilino de la Casa de Nariño, para que comience en serio a dialogar una
salida política al conflicto interno colombiano y alcanzar la Paz? ¿Quién le
cree a los militares colombianos? Los militares en Colombia siempre asesinan y
nunca han respondido por esos crímenes.
Los militares colombianos -al igual que Alva-raco Uribélez- no asumen su
responsabilidad cuando sus planes fracasan. Cínicas las declaraciones del
general Freddy Padilla, cínicas y contradictorias. Basta darse una pasadita por
la página de las fuerzas militares colombianas para ver la magnitud del
operativo que desarrollan en la zona de influencia del Comando Conjunto de
Occidente.
Recordemos el masacramiento de civiles cuando el Palacio de Justicia. Allí,
todavía hoy, tratan de esconder sus crímenes, como los 'gatos'. Recordemos que
desde 1964 las fuerzas militares colombianas masacran a la población civil en
aplicación de la progringa Doctrina de Seguridad Nacional, pretendiendo 'secarle
el agua al pez'.
Esta aplicación nefasta ha producido casi 100.000 muertos, civiles inocentes,
inermes, y ha producido el contubernio impúdico de las fuerzas militares con las
bandas narcotraficantes, llamadas narco-paramilitares.
Mancuso es responsable del asesinato de 6.000 campesinos. "Jorge 40" de 2.500
asesinatos. "Don Antonio", lugarteniente de "Jorge 40", reconoce 533 asesinatos!
Isaza 'sólo' se acuerda de 73! Y ninguno de los medios de comunicación ha
manifestado 'horror' por este masacramiento inmisericordioso. Claro, es que los
muertos son del pueblo! ¿Cuántas masacres han sido perpetradas por las fuerzas
militares-narcoparamilitares en Colombia desde 1964? Desde Virgilio Barco
(1986-1990) hasta Álvaro Uribe Vélez (2002-.) han perpetrado 3.726 masacres! En
ese mismo período han desaparecido -datos incompletos- 6.525 colombianos
(secuestrados, torturados y ejecutados sin contemplaciones); ejecutado
extrajudicialmente (no en masacres, sino casos individuales) 28.245 colombianos;
han desplazado forzosamente (casos denunciados y silenciosos) 5'440.000
colombianos.
Exterminaron la Unión Patriótica (5.000 líderes), partido de izquierda fundado
cuando los acuerdos de la Uribe entre las FARC y el gobierno de Belisario
Betancur, en aplicación de la DSN. Han asesinado 4.500 líderes sindicales -según
cifras de los propios sindicalistas- para favorecer a las multinacionales y los
empresas nacionales e imponer el neoliberalismo.
¿Y quién responde por estos crímenes? ¿Los militares? NO! ¿Los gobernantes de
turno? NO! ¿Quién se duele de ellos? ¿Los medios de comunicación oligárquicos?
NO, porque como dicen los médicos, "el dolor más fácil de soportar es el dolor
ajeno". Es el pueblo quien los llora.
¿Son las FARC terroristas? Las FARC no aplican el terror ni individual ni
colectivamente.
En estos precisos momentos es una necesidad que la comunidad internacional
analice la calificación de las FARC como una organización 'terrorista'. Su
inclusión en esta 'lista' fue hecha por presión del primer estado terrorista del
mundo, Estados Unidos. Y ello no se compadece con la realidad.
La Unión Europea, especialmente, debe mirar objetivamente -reconsiderar- su
posición respecto de las FARC. Los hechos de las FARC son serios y están al
escrutinio de todo el mundo.
Las FARC nacen en 1964 como respuesta a la violencia desatada desde el estado
colombiano en aplicación del Plan LASO (Latin American Security Operation) -un
plan similar al Plan Colombia- y desde entonces su primera bandera es la paz
entre los colombianos. Su seriedad respecto del Intercambio Humanitario 0 Canje
de Prisioneros de Guerra -una acepción más real- ha sido clara, diáfana,
categórica.
En un país en guerra -guerra del Estado contra el pueblo-, el pueblo desarrolla
sus formas de resistencia -entre ellas la guerrilla de las FARC- y en esa guerra
fratricida e impuesta, ha habido, hay y habrá muertos de parte y parte. Esa es
la dolorosísima realidad. En esa guerra contra el pueblo participa todo el
estado: poder ejecutivo (ordena la guerra todos los días), poder legislativo
(legisla para la guerra, crea impuestos para la guerra) y el judicial (que
penaliza y desaparece el delito político).
Todos son actores de la guerra englobados en una de las partes: el Estado.
El estado pretende continuar aplicando sus doctrinas de guerra para ellos
continuar gobernando y aplicando políticas que sólo favorecen sus intereses (ver
el estado en que viven las comunidades en Colombia: indigencia, pobreza,
miseria, falta de salud, de educación, servicios públicos, etc, en tanto la
oligarquía se enriquece: durante los tres primeros años de la administración de
Álvaro Uribélez, los dos grandes oligarcas de Colombia, Julio Mario Santodomingo
y Luis Carlos Sarmiento Angulo, triplicaron sus fortunas! ).
El pueblo, por su parte, desarrolla sus formas de resistencia, incluida la
creación de formas armadas, las guerrillas. Las FARC tienen un programa que
establece como su objetivo la "toma del poder" y una estructura de mando que
responde a las orientaciones del Secretariado Nacional. Sus acciones militares
tienen siempre consideración política y su realización depende de
consideraciones políticas.
Las FARC no son un grupo terrorista porque no aplica el terror ni individual ni
colectivamente. Si aplicara el terror individualmente hubiera matado quién sabe
a cuántos politiqueros tradicionales (liberales y conservadores) que han
orientado el masacramiento de la oposición y de los luchadores populares a
través de los militares-narcoparamilitares. Si las FARC fueran terroristas,
tengan la seguridad, la oligarquía ya hubiera sentido en su carne la mordedura
del plomo de la insurgencia.
Pero fieles a sus principios marxistas-leninistas, las FARC condenan el terror
como forma de accionar político-militar y no lo aplica contra la oligarquía. Sus
acciones van dirigidas a golpear a las fuerzas militares-narcoparamilitares y,
obligados por las circunstancias de la guerra, en ocasiones captura a miembros
de la 'clase política', a ciertos funcionarios estatales. Pero, hay que tenerlo
siempre presente, no es su principal forma de accionar.
El Canje de Prisioneros y la Paz Si antes de la muerte de los diputados, el
Intercambio o Canje era una necesidad en la vida colombiana, ahora deviene en
imperiosa. El presidente colombiano no puede seguir jugando con la vida de los
prisioneros.
Ya lo han dicho muchos países de la comunidad internacional, especialmente
Francia, Suiza y España. La exigencia del Intercambio o Canje de estos gobiernos
al gobierno de Álvaro Uribe Vélez es una injerencia beneficiosa para la Paz en
Colombia. Que contrariará los planes guerreristas de Estados Unidos que pretende
mediante dichos planes apoderarse de TODAS nuestras riquezas naturales con el
mínimo esfuerzo (el Plan Colombia lo sufraga Colombia en un 93,5%) y lesionará
lógicamente los intereses de otros países, especialmente los europeos.
En dirección a la injerencia beneficiosa de Europa, es fundamental el
reconocimiento de las FARC como fuerza beligerante, como bien señala la propia
organización insurgente, toda vez que la demencial ceguera de Álvaro Uribe Vélez
sólo le permite escuchar los 'cantos de sirena' guerreristas de Estados Unidos,
los cuales de paso satisfacen su morbosa obsesión.
Nuestro Libertador Simón Bolívar decía al General Heres, el 25 de julio de 1825:
«Contra los canallas pueden emplearse las armas que usan ellos mismos»