Latinoamérica
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Enseñando y reflexionando con los Sin Tierra
La escuela itinerante Paulo Freire
Prensa De Frente
Recosur
Durante la semana que duró el 5º Congreso Nacional del MST, alrededor de 1400
chicos de hasta once años participaron de la Escuela Itinerante Paulo Freire,
coordinada por 400 educadores populares, en donde realizaron actividades
culturales y de recreación y hasta de discusión y debate. La "ciranda" infantil
surgió como necesidad de los padres y hoy se convirtió en un espacio de los Sem-terrinha
para expresar su voz y su integración al proceso de construcción del MST.
En una de las charlas en la que habló Joao Pedro Stedile sobre el agronegocio
hizo una primera reflexión positiva sobre la situación del MST: "En el primer
congreso que hicimos éramos 1400 personas, hoy hay 1400 niños". Este dato no es
menor en ninguna organización: la participación de los integrantes de un
movimiento en determinadas actividades puede verse limitada por el cuidado de
los niños, como en el caso de una movilización, un congreso de varios días o un
encuentro nacional. "En el momento en que un Sem Terra tiene un Sem-terrinha
tiene una participación distinta, a menos que fundemos espacios que garanticen
el cuidado de los chicos. El primer objetivo de la escuela fue permitir que los
padres puedan participar de los espacios, pero poco después nos dimos cuenta de
que es un espacio para los chicos, para que también puedan debatir y ser parte
de la organización", explicó Flavia, integrante de la coordinación estadual de
educación del MST.
Durante los días del Congreso alrededor de 600 chicos participaron de las
místicas con sus padres y luego se quedaban en la escuela hasta la hora del
almuerzo, para volver por la tarde. Las actividades se repartían desde
actividades musicales, pintura, obras de títeres hasta talleres más de debate
con el objetivo de que los niños se sintieran parte del movimiento y orgullo de
su lucha por la tierra. Con los mayores de cuatro años se trabajaban las
canciones, los símbolos, la historia del MST y con los niños de 8 a 11 años se
debatía sobre algunos temas del Congreso, como la Reforma Agraria y el
agronegocio. De hecho, los niños leyeron y discutieron la carta que se presentó
como síntesis del Congreso y también hicieron sus aportes. El nombre Paulo
Freire a la escuela es en homenaje al reconocido educador popular que murió hace
diez años y que generó una influencia decisiva en toda América Latina por sus
teorías educativas y políticas.
Las escuelas itinerantes surgieron de las necesidades de las familias que ocupan
latifundios improductivos, en los primeros campamentos. Las familias con niños
que participaban de esas tomas tenían pocas opciones: o enviaban a sus hijos a
las escuelas de la ciudad, donde muchas veces eran discriminados y se
dificultaba la integración a una realidad tan distinta, o se esperaba que los
maestros fueran a los campamentos. Pero esto también era difícil: las distancias
y la falta de herramientas llevaron a una mala experiencia. Así nacieron las
escuelas itinerantes. Según se explica en una de las cartillas del MST, se llama
a la escuela itinerante porque es "una postura pedagógica de caminar junto con
los Sem Terra, de acompañar a las familias en la lucha por la Reforma Agraria,
en el sentido de afinidad entre los procesos formales de escolarización y las
prácticas educativas de un movimiento social organizado".
Las escuelas están formadas por educadores populares que se capacitan dentro del
MST. La mayoría de los asentamientos tiene escuelas y, una vez por año, los
educadores de cada punto del país se reúnen para evaluar cómo ha sido la
experiencia. En la región sur de Brasil han logrado garantizar la capacitación
de los educadores realizando convenios con el Estado y se garantizan los
recursos, los útiles, la merienda, el transporte. Según explica Flavia, el
desafío que se le presenta al MST es lograr la implementación de estas escuelas
en todo el país: "Esto depende de las políticas públicas. Si el Estado no asume
la escuela itinerante, no es válida legalmente. Nosotros creamos una estructura
orgánica para atender al niño y la idea es incorporar esa propuesta a nivel
nacional, es una esperanza muy grande que tenemos y veremos cuál será la
posición del gobierno de Lula". El ministro de Educación Fernando Hadad visitó
la escuela el último día del congreso y escuchó los reclamos de los niños.
El equipo de educación del MST había hecho un curso de reflexión y capacitación
en el mes de mayo en el que participaron 70 educadores que organizaron el plan y
las propuestas para trabajar con los chicos en la Escuela Paulo Freire. Desde
este sector también trabajan los encuentros nacionales de Sem terrinhas y sus
movilizaciones en reclamo de una educación pública en el campo. Así lo afirmó
Flavia: "La idea era pensar sobre la infancia desde todos los sectores del MST
para debatir propuestas. Nosotros entendemos la educación como un todo. El Sem
terrinha es el que nos va a suceder en un futuro y la educación es un paso
central para lograr transformar la sociedad".
Traducción (portugués-español): Yara Furini (COMCOSUR)