Latinoamérica
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Atentados contra la democracia en Bolivia
¿Quiénes llaman a la desobediencia civil?
Jubenal Quispe
APM
Un periodista boliviano desnuda las maniobras conspirativas de las fuerzas
económicas y políticas del rico Oriente
La ciudadanía medianamente informada sabía y sabe que la demanda de las
autonomías departamentales, promovida y financiada por la elite económica de
Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija (empresarios y latifundistas enriquecidos con
el despilfarro de la deuda externa en tiempos de la dictadura de Banzer, hoy
denominado Comando Camba de la media luna) era sólo un instrumento para
reproducir, a nivel de los departamentos, el centralismo estatal corrupto, sin
ningún tipo de control social.
No se debe olvidar que los ahora autonomistas, antes del Presidente Indígena,
ejercieron el control total del gobierno central, en diferentes épocas, hasta
coronar a Bolivia como uno de los países más corruptos del planeta. ¿De dónde
era Víctor Paz Estensoro, cuatro veces presidente? ¿Tal vez recuerda Usted la
procedencia de Hugo Banzer Suárez, dos veces presidente? ¿Quizás a Jaime Paz
Zamora, uno de los gobiernos más corruptos que jamás haya conocido el país? Ya
en el siglo XIX, la élite del Oriente del país, luego de tramar la derrota de
Bolivia en la Guerra con Chile, encabezado por Narciso Campero, se apropio del
gobierno central y lo convirtió en su feudo para enriquecerse con el saqueo de
los recursos naturales.
¿Por qué, entonces, no "democratizaron" y "autonomizaron" el país? Pero lo más
irrisorio es que, ahora, los supuestos demócratas y autonomistas, "salvadores de
los departamentos excluidos por el centralismo paceño", le declaran la guerra
civil al Estado boliviano. Empresarios y latifundistas, secundados por sus
vasallos: los prefectos, comités cívicos de la eclipsada media luna y la
desperdiciada agrupación política PODEMOS, convocaron a la desobediencia civil.
Ellos demandaron autonomías departamentales sin ningún control social. Y en la
Asamblea Constituyente se está debatiendo, además de las autonomías
departamentales, autonomías provinciales, municipales, regionales, locales
indígenas, municipales indígenas, todas con control social. Es decir una
sobreabundancia de autonomías democráticas. Pero lo que desespera a los
autonomistas, dirigidos estratégicamente por el Comando Camba, son los consensos
en la Comisión de Tierra Territorio y Recursos Naturales, los informes de la
Comisión Visión de País y las competencias para los diferentes niveles de
gobiernos autonómicos que se debaten en la Comisión de Autonomías (Asamblea
Constituyente).
Ellos saben que por la vía del debate y el consenso democrático están perdidos.
Por eso renuncian al debate y optan por el combate. Están acostumbrados a
acrecentar sus patrimonios con la sangre y el sudor de los bolivianos
empobrecidos y a mantener sus privilegios confrontando y sacrificando vidas
humanas. Nuestra historia está plagada de esta maldición.
Sería ingenuo creer, ahora que la bestia se saca su traje de piel de oveja, que
el Comando Camba reclamaba autonomías para democratizar el poder político y
económico. Era evidente que la autonomía para ellos era, es y será sólo una
muletilla para preservar sus privilegios mal habidos y patrimonios recaudados a
costa del Estado central que ahora repudian.
Ellos saben y sienten que la revisión y la redistribución de las propiedades
agrarias avanzan. ¿Cómo podrá demostrar la familia Antelo (ideólogo del Comando
Camba y precursor del discurso autonomista) la legitimidad y la legalidad de más
de 115 mil hectáreas de tierras que acapara? ¿Sabía Usted que la familia del ex
Ministro Carlos Saavedra Bruno posee más de 313 mil hectáreas de tierras? La
familia de Roberto Barbery, intelectualoide mediático en la cadena de televisión
PAT, es dueña de más de 208 mil hectáreas. Pato Monasterio, dueño de la red de
televisión UNITEL, propietario de dos latifundios ilegales.
La guerra civil declarada por el Comando Camba es en defensa de sus latifundios
y privilegios. Están desesperados porque ellos querían autonomías, sin ningún
tipo de control social, para seguir exprimiendo al Estado. La desesperación de
los corruptos es existencial porque el único espacio que tenían para seguir
engordando con la corrupción se les fue de las manos. Es decir, perdieron el
control de la Asamblea Constituyente. He allí el por qué, ante su incapacidad de
debatir con ideas combaten a golpes a los constituyentes que avanzan con
consensos políticos. El robo, la mentira, la corrupción y la esclavitud de los
indígenas del Oriente del país ya no es sostenible hoy.
Hoy, ya es otro tiempo. Cuantos hemos sacrificado nuestras vidas para mantener
la unidad y la dignidad boliviana, no estamos dispuestos a seguir engordando a
los corruptos egoístas. Ayer nos engañaron y confrontaron con el cuento de la
Guerra Federal (1899). Ellos ganaron, Bolivia perdió.
Como el bastión de la dignidad y de la unidad del país, los indígenas, presentes
en todos los rincones del país, sí combatiremos con ideas y con la palabra a
cuantos nos quieren encaminar a la segunda guerra civil y división del país.
Amanece el promisorio y esperado año nuevo andino. Cambia todo cambia. Hasta la
fiera salvaje cambia su traje de piel de oveja para mostrarse como bestia
dominada por sus instintos egoístas.
Hoy, es un imperativo ético innegociable el decir NO al engaño fratricida de los
privilegiados que nos robaron el pasado y el presente. Es nuestro deber no
negociar con el futuro promisorio de cuantos vienen después de nosotros. De lo
contrario cuantos todavía no han llegado serán implacables en el juicio
histórico contra nosotros.
Los sediciosos podrán perseguirnos, amenazarnos y matarnos el cuerpo, pero no
podrán quitarnos la palabra, la libertad interna y el esfuerzo por un futuro
promisorio. El porvenir es nuestro sin ningún tipo de exclusión.