Latinoamérica
|
Bolivia y sus cambios revolucionarios en políticas agrarias
Alfredo Seguel
Periodico latinoamericanista Giraluna
Tal vez una visión de revolución se liga a cambios profundos en diversos
aspectos dentro de un país o región: formas y concepciones de vida;
principios-valores para el bien común; solidaridad, cambios en la toma de
decisiones y formas de distribución tendiente a los equilibrios y a la equidad.
Fin a las desigualdades y discriminaciones sociales, políticas y culturales;
respeto a la diversidad, instalación de soberanías y autonomías populares;
respeto pleno al ejercicio de los derechos individuales y colectivos de los
pueblos y naciones y el fortalecimiento de estos en su desarrollo. En fin, una
serie de elementos colectivos integrales que prácticamente no se evidenciaban en
esta parte de la región de las Américas.
Sin embargo, en este último tiempo ha comenzado a hacerse notorio una serie de
señales con cambios profundos en Bolivia, desde que asumió el actual gobierno
encabezado por Evo Morales, donde, por primera vez en la historia "democrática"
de los estados, un líder social perteneciente a un Pueblo Originario, el Aymará,
es investido con la primera magistratura con un mayoritario y aplastante
respaldo popular. De por sí este hecho ya es revolucionario para las historias
republicanas y oligárquicas de esta región, siendo un ejemplo para todo el
mundo. Pero lo que más ha llamado la atención, han sido los intentos de
implementar cambios profundos de estado, partiendo por generar un nuevo y
distinto proceso constituyente, para muchos revolucionario. Desde esta idea,
como matriz de políticas y legislaciones, ha comenzado a surgir una serie de
medidas sectoriales. Por ejemplo, en junio de 2006 el gobierno ha presentado el
Plan Nacional de Desarrollo, actualmente en ejecución, que incluye el componente
de Transformación Estructural Agraria (TEA) como la acción orientada a superar,
de manera permanente y sostenible, los problemas de pobreza de las poblaciones
originarias e indígenas. El plan considera que al transformar la estructura de
la tenencia de la tierra se podrá lograr la expansión y desarrollo agrario,
favorecer el desarrollo de innovaciones tecnológicas y del conocimiento,
aumentar las coberturas de riego, ampliar el acceso al financiamiento, dinamizar
los mercados de productos agropecuarios e inserción en nuevos mercados y cambiar
la matriz energética de la producción agroindustrial, según datos proporcionados
por el gobierno a través del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA).
Dentro de este nuevo impulso, se hacen reformas a la Ley agraria 1.715 (por Ley
3545 del 28 de noviembre de 2006) para la reconducción comunitaria, con el
propósito de beneficiar a las comunidades indígenas, originarias-campesinas sin
tierra y a los productores y/o empresarios que trabajan la tierra, que según
dice esta nueva Ley "producen y cumplen con la función económica social (F.E.S)".
Una de las medidas realizadas en primera instancia dentro de estos planes, ha
sido la entrega de títulos de tierras fiscales por más de 2 millones de
hectáreas a las comunidades indígenas y campesinas en zonas que presentan graves
problemas sociales. Asimismo, está la idea de redistribución de la tierra, con
expropiaciones de tierras improductivas usadas para las especulaciones
mercantiles, y la entrega de maquinaria agrícola que se ha venido haciendo
progresivamente, como parte de dos componentes fundamentales que impulsa la
administración de Morales. Pero ese proceso también incluye la búsqueda de
mercados para los productos generados en el medio rural y el fomento a la
producción ecológica y orgánica, así lo afirmó el gobierno a los medios cuanto
hizo entrega de tierras a las familias de la comunidad campesina Pueblos Unidos,
del departamento de Santa Cruz, situado al este de Bolivia casi a fines del año
pasado
Para el director nacional del Instituto Nacional de Reforma Agraria, Juan Carlos
Rojas, con la distribución y redistribución de tierras se pretende dinamizar
regiones poco pobladas poniendo al recurso tierra como activo social y
productivo, así como factor de distribución y redistribución de la riqueza.
Rojas señala que en esas condiciones, la tierra y el territorio - que incluye a
los recursos naturales - se convierten en factores de desarrollo agrario, en
base a un Modelo de Desarrollo Integral capaz de generar ingresos económicos
para las familias y de manejar sosteniblemente los recursos naturales. Agrega
que uno de los objetivos de la política es dotar de seguridad jurídica en la
tenencia de la tierra a todos los sectores y se implementará sobre la base de
una reorientación del proceso de saneamiento para hacerlo más ágil, transparente
y de menor costo.
Plan de desarrollo y soberanía alimentaria
El Plan Nacional de Desarrollo establece: "Soberanía alimentaría basada en la
agricultura campesina, que garantiza el derecho humano fundamental que es
acceder a una alimentación adecuada y que dignifique el trabajo de la
agricultura familiar campesina." Y dicho plan contempla la participación social,
de hecho, un importante referente social en Bolivia, es la Federación Nacional
de Mujeres Campesinas Bartolina Sisa, la que incluso, por ley, integra la
Comisión Agraria Nacional (CAN), instancia de plena incidencia en el proceso
agrario. "Bartolina Sisa" ve como parte de su misión recuperar la soberanía
territorial, alimentaria y la dignidad de las mujeres campesinas, indígenas y
originarias de Bolivia, y de alcanzar una participación equitativa de la mujer
en todos los espacios. Bertha Blanco, secretaria del instrumento político de
esta Federación, señala que: "Nosotros teníamos territorios, incluyendo las
tierras y los recursos naturales. La Pachamama (madre tierra) ha sido generosa
en compartir sus frutos y permitir trabajar en ella cultivando. Pero nos han
quitado nuestros derechos, por las invasiones, los colonialismos, las
injusticias. Ya no era la tierra para quien la trabaja, sino para quien la
mercantiliza. Pero ahora estamos recuperando lo que nos corresponde y hay un
gran avance para las mujeres y, por supuesto, las familias. Todos los pueblos
indígenas somos productores y si vemos lo propio, esto es orgánico y
agro-ecológico. Muchas enfermedades actuales han llegado por la mala
alimentación, dañando a la persona y al medio natural. ¿Pero por qué?, si el
suelo en Bolivia produce productos de alto valor nutritivo, en proteínas y
minerales. Somos ricos en ello y no se justifica la pobreza y la mala
alimentación, podemos incluso contribuir a alimentar al mundo sana y
nutritivamente". Por ello, sostiene, "existen grandes expectativas con la
revolución agraria, porque al tener territorios para estos fines, con estos
criterios de producción, posibilitaría un importante desarrollo sustentable".
Las características climáticas de las regiones en Bolivia son muy diferentes una
de la otra, lo que da lugar a una diversidad y riqueza en los tipos de cultivos
predominantes. Solo a modo de ejemplo, En el Altiplano los cultivos son papa,
quinua, avena, haba y cebada. En el Valle el cultivo principal es el maíz, pero
también se cultiva el trigo, avena y otros cereales, así como variedad de
frutas, verduras y hortalizas. La coca es un importante cultivo de la región
subandina del Llano, donde se produce además café, cítricos y frutas semi-tropicales.
En los Llanos los productos típicos son yuca, maíz, maní, algodón, soya,
girasol, caña de azúcar y tabaco, entre otros.
Para el gobierno de Evo Morales, la revolución agraria promueve una agricultura
orgánica y una Bolivia ecológica, en convivencia y armonía con el medio
ambiente. Junto con ello, pretende garantizar el abastecimiento de los alimentos
a partir de una producción nacional. De esta manera, además, renacerían los
mercados locales, la agricultura familiar y la vida campesina. Mejor
alimentación para la niñez y mejoras de la dieta alimentaria de los bolivianos,
son parte de sus proyecciones.
Algunos sectores sociales, en el marco de la asamblea constituyente, estiman que
es fundamental incorporar el derecho a la alimentación en la Constitución
Política vigente, conjuntamente con la soberanía alimentaria. Porque no
existiría soberanía nacional sin soberanía alimentaria, como tampoco existiría
sin una seguridad alimentaria, para que así, la "revolución agraria" sea
irreversible en el país.
Las dificultades de la "revolución agraria"
Según el senador por Cochabamba, Omar Fernández, la oligarquía en Bolivia, con
su red política y económica, con sus ataques, intervencionismos y maquinaciones,
son elementos de obstáculo y de dificultad, pero superables. Agrega, que en el
marco de su implementación, han existido dichos amenazantes y temerarios
provenientes de este sector, incluso, dichos al vacío como que "si esto se
inicia (revolución agraria) va a correr sangre en Bolivia" o bien, actos de
sabotaje, como la de senadores de derecha que al momento de definir la
legislación de la ley agraria se retiraron de la sala. "Hubo dificultades desde
este sector, por su vinculo a la oligarquía e incluso por ser parte de ella, ya
que hay varios que son latifundistas con miles de hectáreas - como el presidente
del senado -, por ello hicieron fallidamente todo lo posible para que no se
aprobara esta Ley.
Para Juan Carlos Rojas, director del INRA, las principales dificultades que
podría atravesar este proceso son acciones de resistencia de los sectores
terratenientes, quienes podrían obstaculizar los cambios de la Ley 3545,
particularmente en aquellos aspectos relacionados con la reversión y
expropiación de tierras con el objeto de recuperar tierras fiscales para su
distribución. Por su parte, Blanco coincide con lo señalado por el Senador y el
director del INRA, pero deriva la responsabilidad para su éxito, en los propios
movimientos sociales, indígenas y campesinos principalmente, pues, "a pesar de
las dificultades y ciertas diferencias que puedan existir, tenemos que estar
bien, fuertes, cohesionados, solidarios entre nosotros. Necesitamos la paz,
vivir bien, tranquilos y en armonía. Tenemos que trascender a otros lugares, ya
no nos mataron, nuestra raíz sigue viva y creciendo. Espíritu, identidad,
familia, suelo, territorio, soberanía, son las bases de nuestras proyecciones.
Si esto lo logramos como pueblos, como comunidades, como organizaciones sociales
y familia, estaremos asegurando importantes logros, un ejemplo para el mundo,
con beneficios para todos".
Aún queda mucho camino por recorrer para la implementación de estas nuevas
políticas agrarias para campesinos e indígenas, que también alcanza a sectores
agropecuarios y ganaderos. Al parecer la mezquindad, el acaparamiento, el
individualismo, la discriminación, como males humanos, están arraigados en los
poderes políticos de la mayoría de los países. En Bolivia, en cambio, existen
grandes expectativas y esperanzas de diversos sectores sociales para que estos
"males" vayan erradicándose. Queda pendiente aún para ello la consagración de un
nuevo Estado: el revolucionario, el incluyente, el participativo, el digno, que
distribuye su poder en la toma de decisiones en las bases sociales. Es decir,
contrario a muchos otros países limítrofes que siguen reproduciendo tentáculos
de poder e imposición a los sectores sociales y diversidad de pueblos excluidos.