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Nestlé enfrenta boicot de las FARC en Colombia
El gigante suizo hila ya siete semanas de problemas tras sufrir dos atentados
perpetrados al sur de Bogotá por la guerrilla colombiana.
Andrea Ornelas
Swissinfo
El presidente Álvaro Uribe y la Vicepresidencia de Nestlé sostuvieron una
reunión de emergencia; hoy, 400 miembros del Ejército resguardan las
instalaciones del grupo.
Nestlé atraviesa el periodo más complejo en las seis décadas que lleva operando
en la sudamericana Colombia.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, conocidas en todo el mundo como
las FARC, declararon la guerra al número uno de la alimentación mundial a través
de amenazas a sus proveedores y atentados contra sus instalaciones.
El problema adquirió tal magnitud que incluso sentó en la misma mesa de trabajo
al presidente colombiano, Álvaro Uribe y al vicepresidente ejecutivo para
Norteamérica, América Latina y el Caribe de Nestlé, Paul Bulcke (31.03) en la
búsqueda de soluciones de emergencia.
Los atentados
El detonante de la crisis de Nestlé en Colombia se expresó en el sentido más
literal del término. El miércoles 17.01, un hombre -camuflado como uno más de
los cientos de pequeños productores de leche que abastecen diariamente a Nestlé
- ingresó con una camioneta a la fábrica de El Doncello, ubicada a 350
kilómetros al sur de Bogotá.
En lugar de lácteos, su carga consistía en 300 kilogramos de explosivos.
Aprovechó la hora que toma cotidianamente el proceso de descarga para abandonar
su vehículo antes de que pudiera ser detectada como riesgosa su huida.
Cinco minutos después el vehículo explotó dejando cuatro heridos y completamente
inutilizables las instalaciones de El Doncello.
Ese era el segundo aviso que tenía Nestlé en la misma semana. Dos días antes, el
15.01, las FARC habían volado con dinamita un tanque de almacenamiento de leche
con capacidad de 1.000 litros en Campohermoso, en San Vicente Cagúan, en la
misma zona. Era una advertencia para los proveedores de leche de Nestlé en el
que nadie resultó herido, pero se pusieron las cartas sobre la mesa.
Desde entonces, la situación no hace sino complicarse.
Dos versiones encontradas Sobre los atentados existen dos corrientes de
explicaciones en Bogotá.
La oficial, defendida por el gobierno del presidente Álvaro Uribe y por el
Ejército colombiano, es que los guerrilleros han visto mermados sus ingresos por
concepto de narcotráfico, y ahora quieren hacerse del negocio lechero para
ampliar sus vías de financiamiento.
La segunda hipótesis, secreto a voces en Colombia, es que desde hace una
veintena de años, las grandes empresas, nacionales y extranjeras, están
obligadas a otorgar "contribuciones" a las FARC a cambio de poder seguir
operando sin contratiempos.
Sobre el caso de Nestlé, el columnista político colombiano, Alirio Calderón,
experto en temas de guerrilla, explica que el consorcio es presa de las FARC,
impidiéndole recibir alrededor de 300.000 litros diarios de leche de sus
proveedores por no pagar el "tributo" que le exigían las fuerzas referidas.
Y añade que, de hecho, es altamente viable que acciones similares tengan lugar
en otras regiones donde Nestlé tiene intereses en territorio colombiano.
Nestlé toma la palabra
Nestlé ha sido extremadamente cauta al hablar sobre la autoría de los atentados.
Tras ocurrir, Mario Miranda, vocero de Nestlé en Colombia, reconoció que el daño
recibido había sido "muy serio".
Pese a ello rehusó responsabilizar directamente a las FARC.
Confirmó en cambio que la agresiones echaron abajo la recolección de los 45.000
litros de leche que Nestlé recibía diariamente sólo en las instalaciones de El
Doncello.
Este hecho también afectó directamente a 1.500 pequeños productores, proveedores
de Nestlé.
Al preguntarle por qué consideraban que habían sido víctimas del ataque
guerrillero, Miranda expresó que no tenían la menor idea, y que a su juicio era
parte del desafortunado clima de inseguridad que se vive en algunas regiones
colombianas.
Juan Carlos Marroquí, presidente de Nestlé en Colombia, aceptó que "la situación
dificulta la operación de la firma y compromete su proyección".
Por su parte, consultada por swissinfo vía telefónica en su sede en Vevey,
Suiza, la multinacional declinó ofrecer una versión distinta o más detallada
sobre este evento.
Pero confirmó que hace menos de una semana (31.03) se encontraron el presidente
colombiano Álvaro Uribe y su ministro de Comercio, Industria y Turismo, Luis
Guillermo Plata, con el vicepresidente para América de Nestlé, Paul Bulcke, para
tomar cartas en el asunto.
"El encuentro fue productivo y una serie de acciones concretas se desprenderán
del mismo", refirió a título institucional Nestlé.
La respuesta de Nariño También consultadas vía telefónica, fuentes de la Casa de
Nariño, sede del gobierno colombiano, detallaron a swissinfo algunas de las
acciones desprendidas de la cita entre Uribe y Bulcke.
Nestlé es una empresa que genera más de 2.500 empleos (directos e indirectos) y
es uno de los motores de la iniciativa privada; por ello recibirá todo nuestro
apoyo, precisaron.
De entrada ya se asignó un destacamento de 400 soldados encargados de resguardar
las diversas instalaciones de Nestlé en Colombia.
Asimismo se inició una cruzada para persuadir a los productores lecheros de que
podrán realizar su trabajo en un clima de seguridad y para evitar que las FARC
se introduzcan entre ellos vía cooperativas falsas.
Lo cierto es también que las propias FARC tendrán que evaluar qué tan lejos
llegan con Nestlé, ya que Suiza es uno de los países que más solidarios han sido
con Colombia en materia de intercambio humanitario.
Cabe recordar que Berna fue acusada recientemente de "proteger guerrilleros
colombianos" por la supuesta residencia en Lausana de un colombiano de 35 años
(su nombre no se reveló) con permiso de estancia en territorio helvético
renovable anualmente. El Departamento Federal de Asuntos Extranjeros (DFAE) de
Suiza negó tajante el hecho.