Latinoam�rica
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En Hait�, maten a los pobres, no toquen a los escuadrones de derecha
Ben Terrell
Global Research
Traducido para Rebeli�n, Tlaxcala y Cubadebate por Chelo Ramos
La Misi�n de Estabilizaci�n de las Naciones Unidas en Hait� (MINUSTAH) ha
apoyado sin ning�n pudor a las fuerzas de la derecha, incluso a la polic�a
haitiana, y ha abusado sistem�ticamente de los derechos humanos de los pobres,
los partidarios de Aristide y a su partido Lavalas, escribe Ben Terrel.
Ahora que Kofi Annan comienza una nueva vida despu�s de la ONU, es importante
revisar el poco discutido "cambio de r�gimen" que el gobierno de Bush dise�� con
la ayuda de Annan. Los defensores del secretario general saliente se�alan que
Annan hizo lo que pudo para dejar en claro que no estaba de acuerdo con la
Invasi�n a Iraq, pero en el caso de Hait� en realidad colabor� para facilitar
una sanguinaria agenda imperial.
La MINUSTAH, la misi�n de la ONU en Hait�, se cre� con el objeto de apoyar el
r�gimen ilegal instalado despu�s del golpe de estado que derroc� al gobierno
democr�ticamente elegido del presidente Jean-Bertrand Aristide en febrero de
2004. Los pa�ses que participan en la misi�n de la ONU en Hait�, cuyo mandato
est� en proceso de renovaci�n, se congraciaron con Washington para subsanar las
desavenencias que ten�an con el gobierno de Bush por la guerra de Iraq. Muchos
observadores consideraron la participaci�n de Brasil como parte de su proyecci�n
para lograr un puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Brian Concannon, director del Instituto para la Justicia y la Democracia en
Hait� y ex observador de derechos humanos de la ONU en ese pa�s, se�ala que
"hasta el a�o 2004 la ONU, por buenas razones, solamente hab�a desplegado
fuerzas de paz en aquellos lugares donde hab�a que hacer cumplir un acuerdo de
paz. �nicamente en Hait� ha desplegado el Consejo de Seguridad cascos azules
para hacer cumplir un golpe de estado contra un gobierno electo. Con la FMP
(Fuerza Multinacional Provisional) primero y la MINUSTAH despu�s, la ONU
abandon� medio siglo de principios y de sentido com�n, con resultados
predecibles." Desde que reemplazaron a los infantes de marina usamericanos en
julio de 2004, las tropas de la ONU han apoyado a la polic�a haitiana en sus
arremetidas contra los seguidores pobres de Aristide y su partido Lavalas en las
ciudades.
Brian Concannon ha se�alado que "en contraste con su acci�n contundente en Cit�
Soleil, la MINUSTAH ha sido tolerante con los grupos paramilitares de derecha.
Durante meses despu�s de su despliegue, la MINUSTAH se neg� a desalojar de las
comisar�as de polic�a a los grupos paramilitares que hab�an ayudado a derrocar
el gobierno. En agosto de 2005, un grupo paramilitar llamado el Ej�rcito Peque�o
Machete asesin� a plena luz del d�a a docenas de espectadores de un partido de
f�tbol cerca del lugar donde se encontraba un puesto de observaci�n de la
MINUSTAH. La MINUSTAH ni siquiera intent� detener la masacre o perseguir a los
paramilitares, aunque durante m�s de dos a�os este grupo ha aterrorizado el �rea
de Grande-Ravine.
Desde febrero de 2004, miles de activistas pac�ficos y otros civiles han sido
asesinados, detenidos, torturados y exilados por el r�gimen instalado despu�s
del golpe. Este hecho fundamental nunca aparece en los an�lisis de los medios
sobre Hait�, por lo que muy pocos en Usam�rica entienden por qu� algunos
haitianos se han armado para defender sus vecindarios. En defensa de las
operaciones que est�n realizando en los barrios m�s pobres de Puerto Pr�ncipe,
los comandantes de la ONU en Hait� manifiestan que s�lo atacan cuando han
recibido disparos. Pero durante una visita de una semana que hice a Hait� en
agosto de 2006, me contaron una historia distinta.
El 24 de agosto presenci� en Simon Pele (comunidad que linda con el enorme
barrio costero de Cit� Soleil) una operaci�n de la ONU que ignor� por completo
los peligros de usar armas de fuego de alto calibre en un �rea densamente
poblada. Las ONU hab�a realizado estas operaciones en Simon Pele durante todo el
mes de agosto, en una campa�a para "asegurar" el �rea. En un video filmado por
un fot�grafo que tambi�n se encontraba en el �rea se ve a un soldado brasilero
disparando desde la parte de arriba un veh�culo blindado. Vi a soldados
brasileros que corr�an desde dos veh�culos s blindados hacia Simon-Pele. Los
soldados que estaban en el barrio tambi�n disparaban sus armas.
Uno de esos soldados mat� a un joven con cuya madre habl� cuatro d�as despu�s.
Adacia Samedy me cont� que su hijo Wildert estaba arreglando un radio en el
techo de la casa familiar, cuando francotiradores de la ONU le dispararon. La
Sra. Samedy me dijo, "mi mensaje para la ONU es �ste: gracias por matar a mi
hijo. No entiendo cu�l es el sentido de su trabajo, vienen, disparan y pueden
matar a quien est� pasando por el sitio." Le pregunt� si alg�n miembro de la ONU
hab�a regresado para verificar si hab�an muerto civiles o para ofrecer alguna
clase de ayuda. La ONU ni siquiera hab�a reconocido su p�rdida. Las preguntas
que le he hecho al vocero de la ONU respecto al asesinato de Wildert Samedy
siguen sin respuesta.
Otra familia, la de William Mercy, un civil en silla de ruedas, me cont� que
tambi�n hab�an sido ignorados por la ONU despu�s de un ataque a la secci�n donde
viven en el barrio de Bel Air en Puerto Pr�ncipe. En junio de 2005, tropas
brasileras que recorr�an el callej�n donde se encuentra su casa y le dispararon
en la cabeza al jefe de la familia Mercy. Ese mismo d�a asesinaron a otros
civiles desarmados.
Entrevist� a un se�or mayor que estaba sacando a su familia del �rea, la cual,
me coment�, no tiene nada que ofrecer a la juventud del lugar m�s que miseria.
Le pregunt� acerca de los grupos armados contra los que la ONU dice luchar. Me
contest� "lo �nico que puedo decirle al respecto es que en este barrio mucha
gente ha sido herida y asesinada por la ONU. Ninguna de esas personas estaba
relacionada con grupos armados, todos eran trabajadores."
Cerca de la vivienda cubierta de balas de la que estaba sacando los muebles,
hab�a una iglesia con las marcas de los disparos de las fuerzas de la ONU. Un
periodista haitiano me dijo que la ONU afirmaba que en la iglesia se refugiaban
miembros de un grupo armado, pero en vista de la importancia del catolicismo
para los residentes, ning�n combatiente armado usar�a la iglesia para
esconderse. En esa misma calle una escuela tambi�n fue destruida por armas de
alto calibre.
En el a�o 2005, la Asociaci�n de Estudiantes de Derecho de Harvard Defensores de
los Derechos Humanos y el Centro de Justicia Global de Brasil concluyeron que
"la MINUSTAH ha servido para ocultar los abusos cometidos por la Polic�a
Nacional de Hait� (PNH) durante sus operaciones en los barrios pobres e
hist�ricamente tensos de Puerto Pr�ncipe. En lugar de asesorar e instruir a la
polic�a para que mejore sus pr�cticas y vigilar sus errores, la MINUSTAH ha sido
la celestina de sus abusos."
Unos meses antes, un informe de la Escuela de Derecho de la Universidad de Miami
concluy� que "ambas fuerzas admitieron que cuando la PNH realiza una operaci�n
en un barrio pobre hay confusi�n y desorden porque la HNP y las fuerzas de la
MINUSTAH no comparten radios pero, aunque lo hicieran, no hablan el mismo
idioma." Admitieron que cuando realizan operaciones en los barrios no tienen una
estrategia ni un objetivo claro y que al final todo se resume en un "dispara
antes de que te disparen".
En 2004 y 2005 las tropas de la ONU actuaron como espectadores mientras la
polic�a disparaba sobre manifestantes pac�ficos que exig�an el regreso de
Aristide. En abril de 2005, Amnist�a Internacional se�al� que "Se ha informado
que funcionarios de la Polic�a Nacional de Hait� (PNH) usaron repetidamente
armas letales contra los partidarios de Lavalas mientras manifestaban
frente a la sede de la misi�n de la ONU en Boudon, Puerto Pr�ncipe."
Para algunas prominentes figuras de la derecha en Puerto Pr�ncipe, sin embargo,
no era suficiente permitir que la polic�a haitiana mate civiles. En reuniones
con funcionarios de la ONU, los medios propiedad de las �lites y conocidos
oponentes de Aristide hicieron una campa�a de demonizaci�n de los barrios pobres
de tal magnitud, que a un activista le record� la propaganda difundida antes del
genocidio ocurrido en Ruanda en 1994. En enero de 2006, Reginald Boulos,
presidente de la C�mara de Comercio de Hait� y uno de los principales defensores
del golpe de 2004, declar� en Radio Metropole "No se puede hacer una tortilla
sin romper los huevos. Pensamos que los generales de la MINUSTAH tienen que
hacer planes para limitar los da�os colaterales. Pero nosotros en el sector
privado estamos listos para crear un fondo de asistencia social para ayudar a
todos los que ser�n las v�ctimas inocentes de la acci�n necesaria y valiente que
hay que realizar en Cit� Soleil. Cuando los terroristas ocupan algunas zonas sin
ley, siempre hay v�ctimas inocentes." En otra parte de la entrevista, Boulos
pidi� a las tropas de la ONU que ayudasen a la polic�a a "neutralizar a todos
los delincuentes y terroristas armados que aterrorizan el �rea metropolitana."
La mayor�a de los adultos pobres de Hait� recuerdan claramente el terror de los
escuadrones de la muerte entre 1991 y 1994, despu�s del primer golpe en contra
de Aristide, cuando alrededor de cinco mil personas fueron asesinadas. Esa
historia fue recordada con frecuencia durante el "Encuentro Solidario con el
Pueblo de Hait�", organizado por activistas de Lavalas en agosto de 2006, al que
asistieron visitantes internacionales que deseaban compartir puntos de vista y
experiencias pol�ticas con los haitianos que estaban luchando en el pa�s.
Jacques Delpechin, autor de "Silencios en la historia de �frica: Entre el
s�ndrome del descubrimiento y de la abolici�n" y director ejecutivo de la
Alianza Ota Benga para la Paz, la Curaci�n y la Dignidad en la Rep�blica
Democr�tica del Congo, quien habl� varias veces en la conferencia, me dijo "Es
importante que la gente entienda que Aristide y los miembros de Lavalas est�n
conectados, a trav�s de las generaciones, con la triunfante revoluci�n de los
esclavos de hace 200 a�os." Luego, mientras compart�amos un autom�vil en Puerto
Pr�ncipe, me coment� que "el problema de Hait� es realmente un problema
estructural: no estaban supuestos a triunfar o, peor a�n, a sobrevivir y seguir
resistiendo."
En lo que concierne a las "grandes potencias", Depelchin se�al� que "no debemos
hacernos ilusiones: [la ONU] es un club de estados, estructuras que no pueden
respetar ni siquiera sus propios convenios (por ejemplo, la Convenci�n de
Ginebra contra el Genocidio, aprobada en 1948). En el caso de que la ONU vacile,
ah� est� el G8 para asegurarse de que el poder definitivo lo ejerza el m�s
poderoso. Los radicales del mundo deben pensar en t�rminos de la clase de
pol�tica de emancipaci�n que llev� a los esclavos a derrocar el sistema de
entonces. La democracia al estilo de Usam�rica/Francia/Canad� no es m�s que el
consenso pol�tico en torno a una agenda establecida por intereses econ�micos y
financieros. Esa agenda quiere asegurar que lo que ocurri� entre 1791 y 1804 se
olvide para siempre o que, si se llega a recordar, sea una historia escrita y
difundida por las potencias existentes."
El l�der revolucionario haitiano Touissant L�Overture escribi� en una ocasi�n
que cualquier intento de los due�os de plantaciones por restaurar la esclavitud
"ser�a intentar lo imposible: supimos enfrentar los peligros de obtener nuestra
libertad, sabremos desafiar la muerte para mantenerla."
Ren� Civil, dirigente de Lavalas que pas� la mayor parte del per�odo del golpe
en el exilio, hizo la misma relaci�n cuando se�al�: "El pueblo de Hait�, que
cree en la libertad, que ha probado la libertad, nunca aceptar� este criminal
sistema esclavizante." Civil tambi�n denunci� el sistema global que "impone la
guerra econ�mica, pol�tica, militar y social al mundo" e impide que naciones
pobres como Hait� ejerzan sus independencia.
Ren� Civil fue detenido momentos despu�s de hablar en la conferencia, con base
en acusaciones que Brian Concannon califica de "dudosas". Aunque inicialmente
afirmaron que solamente quer�an someterlo a un interrogatorio de rutina, las
autoridades han trasladado a Civil a la penitenciar�a del centro de Puerto
Pr�ncipe. En Hait�, los disidentes temen por la seguridad de Civil y tambi�n les
preocupa que su detenci�n sea el comienzo de una nueva ronda de acoso judicial a
los activistas.
Dave Welsh, sindicalista usamericano que asisti� a la conferencia de
solidaridad, me dijo "Hait� todav�a est� bajo ocupaci�n militar. Los ocupantes
esperan que la etiqueta de la ONU le d� legitimidad a los planes de Francia,
Usam�rica y Canad� de beneficiarse de la mano de obra y los recursos de la
naci�n, controlar el estado haitiano e impedir la restauraci�n de la soberan�a y
la democracia en Hait�. Pa�ses como Brasil, que suministran a la ONU tropas que
repetidamente y sin compasi�n matan civiles en sus casas, sin duda tienen sus
razones para apoyar durante dos a�os esta brutal ocupaci�n." Welsh tambi�n
estuvo en Hait� en 2005 como parte de una delegaci�n de derechos laborales y
humanos que document� las secuelas de una masacre en la cual soldados brasileros
asesinaron a 60 residentes de Cit� Soleil cuando persegu�an a un l�der
comunitario militante de Lavalas. (Tambi�n habl� con sobrevivientes de esa
masacre, incluso con una mujer embarazada a la que las tropas de la ONU le
dispararon desde un helic�ptero. Fue salvada por M�dicos sin Fronteras, pero
perdi� la criatura).
Brian Concannon me ha comentado que en conversaciones recientes ha o�do "una y
otra vez a haitianos pobres decir que quieren el desarme en sus barrios, siempre
que al mismo tiempo se desarmen los vecindarios ricos que son la principal
fuente de las armas que llegan a los barrios pobres, y tambi�n los escuadrones
de la muerte y antiguos soldados que impunemente matan a los partidarios de
Lavalas."
Concannon agrega, "si las operaciones de la MINUSTAH verdaderamente tuviesen por
objeto establecer la ley y el orden, comenzar�an por obedecer la ley: detendr�an
a los sospechosos de poseer armas con una orden de detenci�n v�lida en lugar de
atacar indiscriminadamente a los barrios pobres."
Pero la ONU no muestra ning�n inter�s en seguir esa direcci�n. El 19 de agosto,
Amaral Duclona, vocero de grupos armados de Cit� Soleil opuestos a las fuerzas
golpistas, declar� a Reuters, "las tropas de la ONU no quieren la paz y el
desarme porque necesitan justificar su presencia aqu�." Duclona pregunt�, "�C�mo
podemos entregar nuestras armas mientras las fuerzas de la ONU contin�an
atac�ndonos?"
El 19 de octubre de 2006, tropas brasileras derribaron viviendas en Cit� Soleil
para ampliar una carretera y mientras los residentes manifestaban para detener
el proyecto, los soldados dispararon y mataron a por lo menos tres personas. Dos
meses m�s tarde, el Comit� de Acci�n en Hait�, con sede en San Francisco, el
cual mantiene un estrecho contacto diario con activistas y observadores de
derechos humanos en Puerto Pr�ncipe, declar�, "En la madrugada del viernes 22 de
diciembre, a partir de las 3 aproximadamente, 400 soldados de las fuerzas de
ocupaci�n de la ONU dirigidas por Brasil, en veh�culos blindados, realizaron un
ataque masivo contra la gente de Cit� Soleil, sitiando una vez m�s a esta
empobrecida comunidad."
Testigos se�alan que a las 5 de la ma�ana comenz� una lluvia indiscriminada de
disparos de armas pesadas que continu� durante buena parte del d�a. Al referirse
a los soldados de la ONU y a la polic�a haitiana, Rose Martel, residente de Cit�
Soleil, declar� a Reuters, "Vinieron a aterrorizar a la poblaci�n. No creo que
hayan matado a ning�n bandido, a menos que nos consideren bandidos a todos
nosotros." El Instituto para la Justicia y la Democracia en Hait� calcula que
m�s de 20 civiles, entre ellos ancianos y ni�os, fueron asesinados.
Sobrevivientes informaron a un m�dico usamericano que los entrevist� despu�s del
ataque que "un helic�ptero de la ONU sobrevolaba en c�rculos [Cit�] Soleil y
disparaba a las casas de miles de personas."
La operaci�n del 22 de diciembre fue, en parte, la respuesta a una campa�a
sostenida de presi�n de la derecha que culpaba a supuestos l�deres de pandillas
de Cit� Soleil por los secuestros en Hait�. Pero Lovinsky Pierre-Antoine,
coordinador de la Fundaci�n 30 de Septiembre, una organizaci�n que apoya a las
v�ctimas de los dos golpes contra Aristide, me dijo que el secuestro m�s
cubierto por la prensa en las dos semanas anteriores al ataque del 22 de
diciembre, el del senador Andr� Riche opositor de Lavalas, hab�a sido un "teatro
pol�tico". Seg�n Lovinsky, los medios de comunicaci�n de la derecha difundieron
incendiarios editoriales sobre el secuestro sin hacerse muchas preguntas
esenciales, como por ejemplo por qu� a los guardaespaldas del prominente
pol�tico opuesto a Lavalas, que estaban armados hasta los dientes, no les
robaron las armas, y c�mo logr� Riche escapar ileso del cautiverio. Lovinsky
manifest� que los medios que piden que se tomen medidas en�rgicas contra Cit�
Soleil "apoyan plenamente a Michael Lucis", el ex director central de la polic�a
judicial que est� implicado en las operaciones de secuestro.
El Comit� de Acci�n en Hait� manifest� "Los secuestradores generalmente est�n
bien conectados con las �lites y el r�gimen golpista. Hasta el jefe de la
polic�a, Andresol, admite que la polic�a nacional participa en gran parte de la
ola de delitos, incluso en los secuestros." El periodista canadiense Anthony
Fenton habl� con "numerosas fuentes" (que no quisieron declarar en forma oficial
por razones de seguridad) que relacionaban al senador Youri Latortue, sobrino de
Gerard Latortue, primer ministro del r�gimen instalado despu�s del golpe, con
mafias de secuestradores. En agosto de 2005, el prominente hombre de negocios
Stanley Handal, fue detenido por estar implicado en casos de secuestro, inform�
el Proyecto de Informaci�n sobre Hait�. "Handal es miembro de una de las
familias m�s acaudalas de Hait� que apoy� el derrocamiento de Aristide en 1991 y
en 2004. Inicialmente fue detenido junto con ocho miembros de la polic�a
haitiana por manejar una banda dedicada al secuestro, despu�s de que intent�
usar una tarjeta de cr�dito robada a una de sus v�ctimas. El juez que lo puso en
libertad, Jean P�res Paul, es responsable de que el padre Gerard Jean-Juste siga
preso y de la detenci�n el 9 de septiembre de los periodistas Kevin Pina y Jean
Ristil. Se ha informado que el funcionario de la polic�a encargado de la
investigaci�n inicial del caso Handal ha tenido que ocultarse para protegerse."
Las esperanzas de un cambio progresivo en Hait� fueron alentadas por la elecci�n
de Ren� Pr�val el 7 de febrero de 2006. El triunfo de Pr�val fue una victoria en
circunstancias desfavorables del movimiento popular que en 1990 hab�a llevado a
Jean-Bertrand Aristide a la presidencia. Pr�val, que entre 1996 y 2001 fue
presidente de Hait�, el segundo elegido democr�ticamente, apoyado por Espwa
("esperanza" en creole), partido formado apresuradamente para las elecciones con
muy poca capacidad de organizaci�n. En vista de que el gobierno instalado
despu�s del golpe se neg� a poner en libertad a los presos pol�ticos y de la
represi�n continua a Lavalas, el partido de Aristide (la organizaci�n pol�tica
m�s grande de Hait�) no present� oficialmente ning�n candidato a las elecciones
presidenciales. Un a�o despu�s, sin embargo, tanto el poder judicial como
ministerios del gobierno de Pr�val contin�an controlados por golpistas y los
principales medios son manejados por las �lites derechistas. Aunque Pr�val ayud�
a obtener la liberaci�n de prominentes presos pol�ticos, como Annetee Auguste
("So Anne"), Yvon Neptune y otros, cientos de presos pol�ticos encarcelados
ilegalmente por el r�gimen instalado despu�s del golpe contin�an presos. Pr�val
tiene muy poco control sobre la misi�n de la ONU.
En un informe sobre la misi�n de la ONU en Hait� fechado 19 de diciembre de
2006, Annan recomend� que el mandato de la MINUSTAH se prorrogase despu�s del 15
de febrero de 2007. El informe de Annan ignor� las acusaciones de abuso sexual a
mujeres y ni�as haitianas por tropas de la ONU, as� como los asesinatos
documentados de civiles en asaltos militares. Seg�n Annan, "el despliegue
continuo de la Misi�n ser� esencial, pues las fuerzas de desestabilizaci�n
contin�an usando la violencia para lograr sus objetivos."
Los representantes de la ONU, sin embargo, no parecen estar interesados en la
violencia en contra de Lavalas. Un estudio de la prestigiosa revista m�dica
"The Lancet" concluy� que en el lapso de 22 meses despu�s del derrocamiento
de Aristide ocurrieron 8.000 asesinatos y 35.000 ataques sexuales solamente en
el �rea del gran Puerto Pr�ncipe. M�s del 50 por ciento de estos asesinatos se
atribuyeron a facciones de opositores a Aristide y a Lavalas, que inclu�an
grupos armados de opositores a Lavalas, ex miembros del ej�rcito y fuerzas de
seguridad del gobierno. El informe tambi�n se�ala que "los encuestados se�alaron
que soldados de la ONU hab�an proferido amenazas de muerte, amenazas de lesiones
f�sicas y amenazas de violencia sexual".
Una de las autoras del informe, Athena Kolbe, me dijo que "El verano pasado
notificamos a m�s de una docena de funcionarios de la ONU en Hait� acerca del
informe y les dijimos que estar�amos en el pa�s y podr�amos hacerles llegar
anticipadamente una copia del informe y discutirlo con ellos si ten�an
preguntas. No tuvimos ninguna respuesta de nadie relacionado con la MINUSTAH ni
antes ni durante el viaje... Recibimos un correo electr�nico de un miembro del
personal de la ONU en el que se negaba a reunirse con nosotros porque estaba muy
ocupada y dec�a "no creo que tengan ustedes nada importante que compartir con
nosotros."
A principios de enero, el general brasilero Carlos Alberto Dos Santos se
convirti� en el cuarto comandante de las fuerzas de la ONU en Hait� (que al 30
de noviembre de 2006 estaban constituidas por un total de 8.360 uniformados).
"Vamos a trabajar en la misma direcci�n en que lo hemos venido haciendo, nada ha
cambiado en nuestra misi�n ni en nuestras obligaciones", afirm� Dos Santos.
Desde entonces, las operaciones militares de la ONU han continuado. Entre los
civiles muertos por disparos de la ONU en estos ataques, seg�n lo informado por
el Proyecto de Informaci�n sobre Hait�, est�n Stephanie Lubin, de siete a�os,
Alexandra Lubin, de cuatro a�os y Boadley Bewence Germain, de nueve a�os.
En su campa�a en contra de la pr�rroga del mandato de la MINUSTAH, Lovinsky
Pierre-Antoine y otros activistas se�alan los continuos asesinatos de civiles
por las fuerzas de la ONU.
Ben Terrell, escritor que vive en San Francisco, ha visitado Hait� cuatro
veces desde el golpe de 2004 que derroc� al gobierno elegido democr�ticamente
del presidente Aristide.
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Chelo Ramos es miembro de Rebeli�n, Tlaxcala y
Cubadebate. Esta traducci�n es copyleft para uso no comercial: se puede
reproducir libremente, a condici�n de respetar su integridad y mencionar al
autor, al traductor y la fuente.
Fuente: lafogata.org