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Comunicado del Comando Central del ELN
QUE PARE LA ABSURDA CONFRONTACIÓN ARMADA ENTRE REVOLUCIONARIOS
Los problemas de Colombia tienen un carácter histórico con raíces profundas
que encierran en sí una complejidad, difícil de desenmarañar para resolver la
crisis y el conflicto interno. Superar aquellos es la única vía que llevará a
generar bienestar para las grandes mayorías nacionales. Es una tarea que
requiere producir transformaciones de envergadura en la estructura política,
económica y social.
Dichos cambios son posibles con la suma y el concurso de los colombianos que
luchamos de diferentes maneras por la construcción del nuevo país.
Pretenderlo individualmente es un imposible y desechar la unidad es una locura.
En el ELN partimos de considerar que en nuestro país no existe una organización
que sea vanguardia única, que esté liderando el proceso revolucionario y goce
del reconocimiento de las grandes mayorías de la nación. Existen expresiones de
vanguardia con reconocimiento y legitimidad parcial.
Es con esta manera de ver la realidad que valoramos la unidad entre los
revolucionarios, demócratas y progresistas como un elemento estratégico
fundamental. Sin dicha unidad, entendida en las diferentes expresiones y niveles
que tiene este concepto, es un imposible el triunfo revolucionario.
Este pensamiento unitario es el mayor legado que los elenos heredamos del
Comandante Camilo Torres Restrepo. Sus enseñanzas y ejemplo nos llevan a hacer
esfuerzos, a entender que otros también están comprometidos, que tienen
verdades, valores y luchan por construir el nuevo país, que debemos luchar junto
a ellos a pesar de las diferencias que tengamos, aproximándonos en torno a los
propósitos comunes en beneficio del interés de las grandes mayorías. Es desde
este enfoque que entendemos que es necesario ser capaces de "ser con otros".
En la historia del ELN hay pasajes desafortunados de vanguardismo y sectarismo y
todavía quedan huellas que no se han borrado suficientemente.
Pero marchamos en dirección a superar estos desenfoques, teniendo como norte el
espíritu unitario camilista.
Con los compañeros de las FARC-EP tenemos muchos puntos en común y también
diferencias. Éstas no deberían primar sobre lo que nos une que es de más
trascendencia, como la construcción del nuevo país y el proyecto socialista, la
defensa de la soberanía nacional y el rechazo a la dominación imperialista, la
defensa de los intereses supremos del pueblo y la democracia.
Pero para infortunio del proceso revolucionario y desmotivación del pueblo, está
ocurriendo lo que no debería ocurrir entre revolucionarios: las diferencias se
están tratando por la vía armada y no mediante el diálogo constructivo y la
fraternidad que debe existir entre luchadores por la misma causa. Con este modo
de proceder se le está prestando un valioso servicio a las fuerzas enemigas que
están aprovechando la confrontación absurda para golpear a cada uno por separado
y ahondar las diferencias.
Los miembros del ELN no hemos buscado esta guerra fratricida, ni la queremos.
Por el contrario, la rechazamos categóricamente.
Fuerzas nuestras han cometido errores que no se avalan y se les cuestiona porque
no compaginan con nuestra concepción y política unitaria, refrendada en los
eventos democráticos. Pero también en muchas otras partes hemos sido agredidos
militarmente y en nuestra dignidad de revolucionarios por fuerzas de las FARC.
En otras regiones hemos logrado acuerdos que han facilitado operar
conjuntamente, asunto que es motivo de gran satisfacción y que debe extenderse a
la totalidad de las estructuras para que definitivamente se pare la absurda
confrontación.
El IV Congreso de nuestra organización, que acaba de pasar, fue enfático en
cuanto a las directrices encaminadas a distensionar y buscar fórmulas de arreglo
con los compañeros de las FARC-EP, a quienes consideramos hermanos de lucha y no
enemigos para confrontar militarmente.
La decisión del ELN ha sido siempre que se pare la absurda confrontación armada
y ésa es la voluntad sincera que nos asiste en todo momento. En más de una
ocasión hemos buscado que se traten las dificultades y se solucionen por la vía
del diálogo, como debe ser entre revolucionarios.
Hemos enviado reiteradamente mensajes al Secretariado de las FARC con este
propósito y recurrido a los buenos oficios de los amigos comunes para que
faciliten y contribuyan a solucionar el conflicto y a parar este desangre
inútil, lo cual esperamos se dé prontamente.
Consideramos necesario que el país y los revolucionarios del mundo conozcan la
realidad, con el sano propósito de motivar a otros revolucionarios y demócratas
a interponer sus recursos para parar los enfrentamientos entre el FARC y el ELN.
Este es el propósito y no el de sacar ventajas políticas o ilegitimar a las
FARC-EP. Somos claros en esto y así actuamos, poniendo por encima los intereses
sagrados del pueblo y la revolución colombiana.