Latinoamérica
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El deshielo de los Andes
Abdiel Arcadio
El colega Juan Alberto Llaguno Betancourt, desde un email proveniente de El
Comercio de Lima, tuvo a bien transmitirnos una información generada mediante
excelentes estudios que viene realizando el Instituto Nacional de Recursos
Naturales (INRENA) del Perú y que deben ser motivo de profunda preocupación
entre los pueblos que compartimos la cordillera de los Andes: nuestros nevados
andinos tienden a derretirse en una tendencia irreversible como resultado del
calentamiento global. Los datos son aterradores.
Alerta andina.
Las alteraciones climáticas que atraviesa el planeta están transformando la
geografía de todos los países del mundo, incluido el nuestro. Los bolivianos
compartimos el majestuoso espacio andino junto con Colombia, Ecuador, Perú,
Chile y Argentina. Se dice en La Paz que las cumbres del Illimani y del Illampu
tienden a reducir sus nevados. Se supone que bajo el mismo riesgo están el
Sajama y el Sabaya en Oruro.
Nuestro Tunari.
La coordillera del Tunari en Cochabamba no sólo está expuesta a las
consecuencias del calentamiento global. Su mayor enemigo son los loteadores que
están expandiendo la mancha urbana hacia este hermoso parque natural y
altiplánico enclavado en el valle. Si desaparece la nieve del Tunari, la cuenca
de Misicuni podría recibir menos agua en un futuro no lejano.
Hacia la crisis del agua.
Sin embargo, los expertos peruanos que vienen estudiando este fenómeno,
advierten que el derretimiento extremo de los nevados provocará inicialmente un
exceso de agua, lo cual supone una ola global de inundaciones, que luego
derivará en sequías y creciente carencia de este elemental recurso de la vida
orgánica en el planeta.
La Cordillera Blanca de Perú.
Aquella que es la mayor cadena de nevados tropicales en el mundo podría tener
que cambiar pronto de nombre. El hielo de las cumbres de la Cordillera Blanca
está derritiéndose velozmente por las ascendentes temperaturas, tornando
marrones los picos, lo que ha puesto de relieve que el calentamiento global
amenaza la futura provisión de agua del Perú, dicen los científicos.
La Era del Deshielo
Las montañas andinas de Perú han perdido por lo menos 22 por ciento de su
superficie glaciar desde 1970 y el deshielo está acelerándose, según el
Instituto Nacional de Recursos Naturales, que está realizando eficientes
estudios en el país vecino.
Calentura global.
Los especialistas en glaciología consideran que la actual situación de los
nevados del mundo es un indicador del calentamiento global y advierten que lo
que está ocurriendo en Perú sugiere la existencia de potenciales problemas.
La advertencia de Thompson.
"El promedio de pérdida de hielo es algo realmente preocupante", dijo Lonnie
Thompson, geólogo de la Universidad del Estado de Ohio, en Estados Unidos, e
influyente experto en glaciares, quien advierte que con la rapidez del
derretimiento del hielo, éste no puede generarse nuevamente.
De los Andes al Kilimanyaro.
Thompson, quien estudió el deshielo de los Andes, el Himalaya y en la cima del
Kilimanyaro, dijo que los glaciares tropicales están derritiéndose en todo el
mundo debido a las altas temperaturas y que "en los sitios donde tenemos
información para probarlo, el promedio de pérdida del glaciar está acelerándose
realmente".
Sombrío panorama.
Thompson dice que el Quelccaya, el mayor nevado tropical del mundo en el sudeste
de Perú, está perdiendo cerca de 60 metros por año, comparado con los seis
metros anuales que perdía hace cuatro décadas. Rocas de color marrón se observan
en las majestuosas cumbres cubiertas de nieve. Fotos comparadas de distintas
épocas muestran cómo han ido replegándose los glaciares de las cuestas de las
montañas y uno, el Broggi, ha desaparecido completamente. Las cavernas de hielo,
alguna vez populares entre los turistas, han desaparecido.
Devastación agrícola.
- Según Marco zapata, director del departamento de glaciología del INRENA, los
agricultores peruanos que cultivan pequeñas parcelas de sembrados de papas,
trigo y alcachofa al este del río Santa, dependen enteramente de los deshielos
de los glaciares de la Cordillera Blanca durante la temporada seca, "y si el
agua se secara ocurriría, metafóricamente, lo mismo con sus vidas".