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Vallegrande: donde el Che fue encontrado
Antonio Peredo Leigue
Altercom
Mientras el Mundo se apresta a conmemorar 40 años del asesinato del Che a
manos de la CIA, los ’investigadores’ Maité Rico y B. De La Grange buscan
minimizar el hallazgo de las osamentas del Guerrillero Heroico y de sus hermanos
de armas. Todo apunta a un deseo mediático como los que han rodeado al Che,
desde su participación en la guerra revolucionaria cubana hasta su caída en las
selvas de Bolivia. Un desmentido del hermano de los héroes bolivianos Inti y
Coco Peredo...
En junio de 1997, cuando el equipo de antropólogos cubanos encontró los huesos
del Che en Vallegrande, los integrantes de la Fundación Che Guevara trabajábamos
en la preparación del "Encuentro Mundial Ernesto Che Guevara" para recordar el
30 aniversario de su asesinato. Para realizar el trabajo de reconocimiento,
debieron hacerlo con sigilo, pues los pobladores se negaban a entregarlos. Al
darse cuenta del hecho, los habitantes de aquella ciudad quedaron consternados y
se sintieron desprotegidos: el Che ya no estaba con ellos. Es más, creyeron que
no iba a realizarse el Encuentro.
Diez años después, dos investigadores o periodistas, retoman la historia de esa
búsqueda y hallazgo, para presentarla como "una mentira de Estado", bajo el
argumento de la necesidad que, Fidel Castro y el gobierno cubano, tenían para
enfrentar la difícil situación económica que atravesaba entonces Cuba.
Cómo inventar una investigación
Maité Rico y Bertrand de la Grange comienzan a construir su investigación a
partir de testimonios de algunas personas. Un campesino de Vallegrande aparece
como su primer testimoniante: Vi los cadáveres enterrados en una zanja. A la
noche siguiente los habían sacado. Después vi el cadáver del Che en la
lavandería del hospital.
Con esa versión comienzan a construir su investigación. El supuesto testimonio
contradice los hechos. Decenas de periodistas y los pobladores de Vallegrande
vieron cómo, el cuerpo del Che fue llevado, desde el helicóptero en que lo
trasladaron desde La Higuera, directamente a la lavandería del hospital Señor de
Malta. Posteriormente fueron depositados, allí también los cuerpos de los otros
guerrilleros. De allí desaparecieron.
Luego toman el escepticismo como base para continuar su indagación. Dicen que
los "vallegrandinos eran escépticos cuando los cubanos empezaron a buscar los
restos de los 36 guerrilleros muertos en 1967". Añaden que estaban ciertos de
que hallarían a todos, menos al Che. Algo más de indagación, con los mismos
pobladores, les habría mostrado que ellos no querían que se encontrasen tales
restos. Una prueba es que, el Concejo Municipal, entre abril y mayo de 1997,
aprobó una Ordenanza Municipal, prohibiendo toda excavación de búsqueda sin
permiso expreso de la Alcaldía. Y es que, además de los expertos cubanos, varios
caza-noticias, de Europa y hasta de Japón, ofrecían jugosas recompensas por la
primicia en el hallazgo de los restos del Che.
Sus disquisiciones se prolongan hasta inscribir que, el equipo técnico cubano
identificó a los restos del Che, de tres cubanos, pero no tuvieron resultados
para los cuerpos de dos bolivianos y un peruano. Parece que tuvieron una
lastimosa confusión, producto de la premura o superficialidad de su trabajo: los
siete cuerpos fueron definitivamente identificados y sin ninguna duda.
Otra cosa distinta es que, de los primeros cuatro cadáveres encontrados, en
febrero o marzo de 1966, sólo uno pudo ser identificado plenamente. Los otros
tres quedaron en custodia de la parroquia de Vallegrande hasta que se pudo
hacerles la prueba de ADN, posteriormente al hallazgo de los restos del
Comandante Guevara y sus compañeros capturados en Quebrada del Churo.
El cráneo milagroso
Su más valiosa argumentación es una interrogante que se hacen a propósito de la
declaración del antropólogo Héctor Soto, quien señaló que "todos los cráneos
estaban fragmentados, excepto el del esqueleto número 2"; la brillante pregunta
que se hacen parece obvia: "¿Habrá alguna razón científica para explicar por qué
el cráneo del Che no sufrió el mismo deterioro?". Una pregunta más seria sería:
¿cómo es que, científicos tan respetados como los que componían el equipo de
búsqueda, a quienes los investigadores les atribuyen la preparación de una
monumental mentira, pudieron caer en el infantil error de atribuirle poderes
milagrosos al cadáver del Che?, ¿no hubiese bastado decir que, los fragmentos
podían identificarse por las prominencias en la región frontal?
Luego encuentran la más grande contradicción en la presencia de la chamarra.
Diez años después del hallazgo y cuarenta del asesinato, se encuentran con una
historia cuidadosamente guardada: la chaqueta fue sustraída por un coleccionista
de ocasión. Los investigadores no vieron esa prenda, pero les bastó el relato
que escucharon para concluir que, los antropólogos forenses, en un acto de
prestidigitación maléfico, hicieran aparecer otra chaqueta de características
similares. En ese plan de elucubraciones, ha sido posible que también tuviesen
preparado pantalones y las abarcas hechizas que se hallaron allí.
Hasta se le puede ocurrir a alguien que, al cadáver, le quitaron las manos y las
hicieron desaparecer. Eso pudo ocurrir pues, según los mencionados descubridores
de la gran mentira, el hallazgo de los restos se produjo, muy apropiadamente,
"en las primeras horas de la noche".
A los cuarenta años
Hay muchas otras cosas que comentar. Es mejor no entrar en el terreno de las
suposiciones, como hacen Maité Rico y Bertrand de la Grange. Vale destacar algo
muy simple: en octubre de este año 2007, se cumplen cuarenta años de su
asesinato.
Los actos de recordación serán muchos y se realizarán en varios puntos de esta
América Latina. Es evidente que la maliciosa investigación de estos periodistas
resulta un homenaje, pues ratifica la vigencia del Comandante Ernesto Che
Guevara en la vida cotidiana de nuestro continente.
Antonio Peredo Leige es periodista y profesor universitario boliviano. Fue
director del semanario Aquí y candidato vicepresidencial del MAS en las
elecciones de 2002. En la actualidad es Senador de Bolivia.