Latinoamérica
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¿A dónde Bolivia?
Luis Rumbaut
Cubadebate
Las cosas en Bolivia llegan a un punto peligroso en el enfrentamiento entre los
prefectos (gobernadores) de ciertos estados, por un lado, y el gobierno
nacional, por el otro.
El presidente, Evo Morales, mantiene todavía un alto nivel de popularidad (en
alza a 62% en octubre de este año, el doble de la del presidente
estadounidense), pero en la región llamada la Media Luna --por la forma que
toman los mencionados estados sobre el mapa-- hay quienes hablan de secesión y
de lucha armada.
¿Cómo llega a darse tal situación?
Morales fue el primer candidato en obtener mayoría absoluta desde que volvieron
las elecciones a Bolivia. Antes de él, y ante la falta de preferencias
mayoritarias, los presidentes eran escogidos mediante negociaciones en la
legislatura. No era necesario llevar la delantera en la votación para
ganar el gobierno; valían más las componendas entre políticos. Se consideraba un
proceso democrático.
Las diferencias acumuladas entre los indígenas (la mayoría) y los criollos
dominantes aunque minoritarios; entre pobres (los 2/3 de la población) y ricos;
entre una región y otra, habían llevado a manifestaciones populares que hicieron
caer a dos gobiernos en sucesión. Morales salió electo con el apoyo de la
población marginada, pero también de otros sectores que lo vieron como la mejor
opción para calmar a los desposeídos; a la larga, para neutralizarlos.
Era conveniente tener un aymara de presidente, con tal de que se portara
bien--Toledo había dado buenos resultados en Perú--y habría tiempo para
asegurar su buen comportamiento.
El presidente, sin embargo, no se portó bien. Obtuvo de los productores
extranjeros de hidrocarburos una mayor proporción de las ganancias. Fijó
como meta la nacionalización de los recursos naturales, principales
soportes de una economía basada principalmente en actividades extractivas, hasta
de la sal de Uyuni. Impulsó una nueva relación para con los pueblos
originarios.
Planteó la reforma agraria y la repartición de tierras improductivas a
campesinos necesitados. Echó a andar programas de alfabetización y salud,
contando para ello con especialistas cubanos, a la vez que hablaba de
independizarse del norte desarrollado. Entró al ALBA, la Alternativa
Boliviariana comenzada por Cuba y Venezuela. Peor de todo, propuso
refundar la nación sobre una nueva constitución, que reflejaría la visión
adelantada por su Movimiento al Socialismo.
La historia de Bolivia fue por largo tiempo la historia del occidente andino,
fuente de estaño, plata, zinc, oro, y otros metales. En años recientes,
sin embargo, pasó la inicitativa económica al oriente, zona de regiones
bajas tocando la Amazonía, que contiene los pozos de gas y petróleo, los campos
para el cultivo de la soya, los principales centros industriales y de servicios,
e inmensos yacimientos de hierro.
Cochabamba, Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando son los estados de esa zona, la
Media Luna, y son sus prefectos los que ahora se encuentran en pugna con el
Estado central. Son de allí los más beneficiados por el gas extraído de la
tierra, los más cercanos a Europa y Estados Unidos--ahora, más cercanos que a
sus conciudadanos orientales--, los proponentes del neoliberalismo y del libre
comercio, los dueños de los latiifundios que afectaría la reforma agraria.
Santa Cruz, con centros de industria y finanzas además de agroindustria, produce
ahora casi un tercio del producto interno bruto del país, Debieran
ellos manejar el gobierno--desde su punto de vista--y no un indígena que, a
diferencia de ellos, nunca estudió en la universidad. Controlan
importantes y dinámicas palancas de la economía. ¿Por qué compartirlas con gente
que no sabe hacer las cosas como ellos? Tampoco necesitan aprender a
hablar aymara ni quechua.
Se enfriaron las relaciones entre el gobierno y la Media Luna, para entonces
sobrecalentarse. Se oyó hablar de autonomías, enfiladas hacia la secesión.
Los orientales obstaculizaron el trabajo de la asamblea constituyente,
demandaron un retorno a la antigua capital--Sucre, en su parte del país-- y
organizaron una fuerza local que ahora pretende prohibirle entrada
--físicamente-- al gobierno central. Tienen el apoyo, político y
financiero, del Buen Vecino, y se sienten seguros.
La disidencia va más allá de diferencias sobre la economía política. Usa
un lenguage racista para referirse a los indígenas; no quiere reconocer un
gobierno de etnia diferente, mucho menos con intereses diferentes a los de
ellos. Y la Media Luna ya no está dispuesta a esperar el fin del período
presidencial de Morales para presentar al país una candidatura contraria.
La economía en general ha mejorado bajo Morales, y pudiera seguir mejorando. En
todo caso, la población no cambiará demográficamente: la mayoría seguirá siendo
de pueblos originarios, y, con un rendimiento medianamente exitoso por parte del
gobierno actual, continuaría en el poder el MAS, si no el propio Morales.
En Bolivia, la repartición desigual de la riqueza, la disparidad en niveles de
educación y de salud, en el acceso a servicios, en la economía, ha venido desde
la Colonia mano a mano con la discriminación y la marginación del indígena.
No hay solución a la desigualdad que no aborde la historia de racismo y de
explotación racial de un sector por el otro.
Por su parte, los prefectos de la Media Luna se sienten agredidos y
discriminados. Se oponen a la participación estadual en la economía, y a
relaciones cercanas con los países del llamado Socialismo del Siglo XXI; al
contrario, buscan relaciones preferenciales, no encontradas, con Estados Unidos
y Europa. (Están ahora de viaje en Washington, pidiendo apoyo.)
Enarbolan banderas de libertad individual, empresarial, y regional.
Pero no quieren un país de mayoría indígena si se trata de una mayoría con el
poder político. A la larga, estarán buscando una solución radical: la
secesión, mediante la cual mantener su posición privilegiada. Y eso, no
suena a libertad, ni a democracia, ni a derechos civiles.
Redaccion Cubadebate oice05@oice.oa.ce.cu