Latinoamérica
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Marcos Roitman Rosenmann
La Jornada
La escasa capacidad docente de José María Aznar no es un obstáculo para los
empresarios del Tecnológico de Monterrey. El contrato no guarda relación con su
preparación pedagógica, ni intelectual. Se vincula con la divulgación política
de un cuadro ideológico del mundo cuyos creadores son los dirigentes del Partido
Popular y los empresarios españoles con intereses en la región, como el BBVA,
Santander o Endesa. Se trata de una visión elaborada a conciencia y contrastada
con miembros de fundaciones como Elcano, la Konrad Adenauer, de los partidos y
personajes relevantes de medios académicos, periodísticos y diplomáticos de la
derecha latinoamericana. Entre ellos destacan Manuel Espino Barrientos,
presidente del PAN de México; Belisario Betancourt y Andrés Pastrana, ex
presidentes de Colombia; Carlos Tuleda, secretario ejecutivo de Asuntos
Exteriores del Partido Demócrata Cristiano chileno; Sebastián Piñera, presidente
de la Fundación Futuro de Chile; Adalberto Rodríguez Giavarini, ex canciller de
Argentina; Marcela Prieto Botero, directora ejecutiva del Instituto Ciencia
Política de Colombia; Luis Cordero Barrera, Prorrector de la Universidad Andrés
Bello, Chile; Diana Sofía Giraldo, decana de Comunicación de la Universidad
Sergio Arboleda, Colombia; Luis Bustamante Belaúnde, rector de la Universidad
Peruana de Ciencias Aplicadas; Ricardo López Murphy, presidente de la fundación
Recrear para el Crecimiento de Argentina; Leopoldo López, alcalde de Chacao,
Venezuela; Alberto Jorge Triaca, director de la Fundación Pensar, Argentina;
Gerardo Bongiovani Garassai, director de la Fundación Libertad, Argentina. No
faltan periodistas como Julio Cirino y Carlos Pagni, de Argentina, o Plinio
Apuleyo, de Colombia, y asesores políticos como el boliviano Sarmiento
Kohlenberger.
Pero las instrucciones más relevantes las reciben de "intelectuales amigos" como
Enrique Krause, Carlos Alberto Montaner, Jorge Edwards o Álvaro Vargas Llosa.
Entre éstos, los políticos y asesores españoles se reunían en sesiones
amenizadas unas veces con conferencias en la calle Juan Bravo 3, sede la
Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), para trabajar en el
documento. En ocasiones se trasladaban a los despachos del Partido Popular de la
calle Génova 13, donde laboraban intensamente hasta altas horas de la madrugada.
Allí el protagonismo lo adquirían Baudillo Tomé, secretario de Programas, y
Jorge Moragas, responsable de Relaciones Internacionales del partido. Por sus
oficinas dejan sus aportes Ana Palacio, ex ministra de Asuntos Exteriores; Román
Escolano, ex director del Departamento de Economía de la presidencia de Aznar;
José Luis Feito, ex embajador de España ante la OCDE; Santiago de Mora Figueroa,
marqués de Tamarón; Luis Martí Mingarró, decano del Colegio de Abogados,
Francisco Pérez González, presidente de la Sociedad Iberoamericana de Amigos del
Libro; Fernando Fernández Méndez de Andrés, rector de la Universidad Antonio de
Nebrija; Eduardo Gutiérrez Sáenz de Buruaga, ex embajador ante la OEA; Antonio
Tornel, vicepresidente de la Fundación Endesa; Enrique Rajoy, secretario general
del Centro Internacional de Derecho Registral; José Luis Escrivá, director del
servicio de estudios Económicos del BBVA; Juan Costa Climent, ex ministro de
Ciencia y Tecnología; Gustavo de Arístegui, portavoz de Asuntos Exteriores del
Partido Popular en el Congreso, entre otros. El objetivo, buscar el complemento
a su política exterior subordinada a Estados Unidos y que se encuentra redactada
en el documento OTAN, una Alianza de la libertad. Para este fin, la
responsabilidad recaerá sobre dos figuras relevantes dentro del partido y la
FAES: Miguel Ángel Cortés, ex secretario de Estado de Cooperación Internacional
y para Iberoamérica, y Guillermo Hirschfeld, coordinador de programas para
Iberoamérica de la FAES. Así, todo 2006 se dan a la tarea de trabajar en dicha
propuesta. En febrero de 2007 ve la luz el informe final: América Latina. Una
agenda de Libertad. Prologado por el presidente de la FAES, el mismísimo
José María Aznar, tendrá un costo no despreciable de un millón de euros entre
viajes, consultas, conferencias y otras actividades colaterales. Ello muestra la
importancia, para la derecha, sus aliados latinoamericanos y los partidos
conservadores europeos, de implementar una segunda revolución liberal en el
continente. La invitación de Aznar a México y de proseguir viaje por América
latina se inscribe en esta dinámica. Sus clases son un compendio del nuevo
bademecum. De su boca sale un guión perfectamente diseñado. Veamos.
Dejando de lado la presentación de la obra del susodicho, le sigue una breve
introducción donde los autores destacan el carácter heterogéneo de la región,
genérico de sus propuestas y el porqué de utilizar la palabra América Latina y
no Iberoamérica o Hispanoamérica. Pero lo importante es el contenido de los tres
capítulos: I. América Latina y Occidente; II. ¿Dónde Estamos?; III. Una Agenda
de Libertad y Progreso. Mientras el primero no posee subapartados, el segundo se
subdivide en la política y en economía y sociedad; el tercero es una suma de
propuestas telegráficas en el cual incluyen un último capítulo de perspectivas
cubanas. Sus puntos genéricos son a) Políticas institucionales para un estado de
derecho efectivo; b) Crecer para aumentar el bienestar; c) Educación y cultura:
las bases para una economía del conocimiento; d) Integración: un objetivo de
geometría variable; e) Estados Unidos: actor insustituible, agente impulsor; f)
Unión Europea: exportando seguridad y democracia; g) España: construyendo la
Comunidad Iberoamericana. Ademas del citado, perspectivas cubanas. El texto se
cierra con dos páginas de conclusiones. Para abrir boca veamos su lógica
argumental: América Latina es parte sustancial de Occidente. Esta afirmación es
capital para pensar el futuro de América Latina... Occidente no es un concepto
geográfico. Occidente es un sistema de valores vigente en una sociedad. Es una
cultura. No es la expresión del espíritu de un pueblo, ni es patrimonio
exclusivo de nadie. Los valores occidentales son universales... Pero hay que
recordar también que Occidente no es una conquista asegurada para siempre. De
hecho, ha habido terribles regresiones a la barbarie y el salvajismo en los
países y sociedades que han ayudado a conformar Occidente. Y en el continente
existe una izquierda antioccidental... Fidel Castro era su principal
referencia... Pero el chavismo ha tomado el relevo del castrismo terminal.
Chávez, como líder emergente, intenta forjar una verdadera alianza antisistema
cuyo objetivo es la implantación del "socialismo del siglo XXI" en América
Latina.