Latinoamérica
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Péndulo humanitario entre Bush y Marulanda
Humberto Márquez *
IPS
El mandatario estadounidense George W. Bush y el jefe guerrillero colombiano
"Manuel Marulanda" son personajes clave en la búsqueda de un canje humanitario
en Colombia, según el presidente de la vecina Venezuela, Hugo Chávez, devenido
en gestor de ese proceso.
Por segunda vez en un mes, Chávez recibió en su palacio de gobierno a familiares
de rehenes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en un
ambiente a la vez cálido, informal y espectacular, avanzada la noche del martes
y ya entrado este miércoles, para subrayar la urgencia y la importancia del tema
que lo desvela.
"El gobierno de Estados Unidos puede ayudar, y mucho. Ojalá contemos con sus
instituciones. El presidente (George W.) Bush ojalá pueda ayudarnos", dijo
Chávez, haciendo a un lado su sistemática antipatía por el jefe de la Casa
Blanca, a quien ha llamado "diablo" en plena Asamblea General de la Organización
de las Naciones Unidas (ONU).
Estaba rodeado de familiares, incluidos dos niños, de tres contratistas
estadounidenses del Pentágono en poder de las FARC desde 2003: Marc Gonsalves,
Thomas Howes y Keith Stansell, así como de la senadora Piedad Córdoba,
comisionada por el presidente colombiano Álvaro Uribe como facilitadora del
acuerdo humanitario.
También estaban allí los religiosos católicos Luis Augusto Castro, presidente de
la Conferencia Episcopal de Colombia, y Darío Echeverri, secretario de la
Comisión de Conciliación Nacional, encargado de trabajar por la paz con todos
los actores armados de ese país sudamericano que lleva más de cuatro décadas de
conflicto.
El acuerdo consistiría en intercambiar 45 o 46 cautivos en manos de las FARC,
entre ellos la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, de nacionalidad
francesa y colombiana, y los tres contratistas estadounidenses, por unos 500
guerrilleros presos y otros dos extraditados a cárceles de Estados Unidos,
"Simón Trinidad" y "Sonia".
El embajador de Estados Unidos en Colombia, William Brownfield, advirtió el
lunes que su país estaba dispuesto a escuchar cualquier iniciativa que logre una
liberación pronta y segura de sus nacionales, pero que no hay que olvidar que
las FARC son las responsables de su secuestro.
"Si en algún momento ellos quieren ofrecer algo concreto en términos de
condiciones (para la liberación) o una oferta más concreta, por supuesto que
todo el mundo está dispuesto a escuchar", añadió.
Así, el escenario más probable del canje sería por grupos, imaginó el analista
colombiano Alfredo Rangel en diálogo con IPS.
Los tres estadounidenses serían liberados a cambio de "Trinidad" y "Sonia",
mientras culmina en Estados Unidos el segundo juicio contra Trinidad y las
autoridades estadounidenses encuentran la fórmula para deportarlos a Colombia.
A estos dos, algunos agregan a Erminso Cuevas, supuesto hermano de un jefe de
las FARC, extraditado por Uribe mientras Córdoba estaba en Estados Unidos la
semana pasada, y que ha sido presentado como miembro de la guerrilla, si bien
ésta no lo ha reivindicado como combatiente suyo.
La senadora Córdoba calificó esa extradición como "una bomba atómica" contra el
canje humanitario.
El arzobispo Castro explicó que hasta ahora las gestiones se han estrellado
contra muros que son las "condiciones inamovibles" de la guerrilla y el
gobierno. Los rebeldes reclaman una zona desmilitarizada para el intercambio, lo
que rechaza el gobierno que, además, exige que los insurgentes liberados no
vuelvan a las filas de las FARC.
Por otra parte, Chávez insistió en la necesidad de hablar personalmente con el
jefe máximo de las FARC, Pedro Antonio Marín, alias Manuel Marulanda o "Tirofijo",
a quien "ando buscando en el mapa, y tengo listo un paracaídas para caerle en
plena selva", según dijo, evocando su condición de ex paracaidista.
Una posible entrevista Chávez-Marulanda en suelo colombiano fue negada de plano
por Uribe, y el jefe guerrillero no saldría de su país, pero una representación
del secretariado que dirige las FARC espera llegar a Caracas el 8 de octubre
para reunirse con el mandatario venezolano.
La reunión de Chávez con los familiares siguió a las sostenidas el martes en
Nueva York, en el marco de la Asamblea General de la ONU, por Uribe y su par
francés Nicolas Sarkozy, por otra, y por el gobernante colombiano con la
secretaria de Estado (canciller) estadounidense, Condoleezza Rice.
Al tiempo que Sarkozy insistía en respaldar cuantas gestiones lleven al acuerdo
humanitario, y en particular a la liberación de Betancourt, Uribe introdujo una
nueva propuesta: que legisladores estadounidenses, tanto del gobernante Partido
Republicano como del opositor Demócrata, presencien la cita Chávez-FARC del 8 de
octubre.
"No hay que olvidar que en este juego todos los actores llevan cartas bajo la
manga y cuidan sus propios intereses, al tiempo que se dan pasos en la búsqueda
del acuerdo humanitario", dijo a IPS Alberto Garrido, autor de libros sobre
Chávez y la guerrilla colombiana.
Uribe "con esa movida trata de mostrar a los congresistas que hace todo lo que
está en su mano por el acuerdo humanitario y por la paz, precisamente mientras
se interrogan en el Capitolio en Washington por la situación de los derechos
humanos en Colombia", dijo a IPS la politóloga experta en asuntos
interamericanos Ana Julia Jatar.
La analista recordó que Bogotá urge al Congreso legislativo estadounidense que
apruebe el Tratado de Libre Comercio bilateral "y por eso Uribe no invita sólo a
los reticentes demócratas sino a una comisión bipartidista, que pueda certificar
sus esfuerzos por resolver pacíficamente este capítulo del conflicto
colombiano", añadió. Apenas se conoció la nueva propuesta de Uribe, el
comentarista político Aristóbulo Istúriz, quien fue por años ministro de
Educación de Chávez, advirtió que "el presidente colombiano introduce un
detonante que puede volar el proceso".
Recogiendo impresiones de primera mano en el oficialismo venezolano, Istúriz
dijo que "los congresistas estadounidenses tienen todo el derecho de reunirse
con representantes de la guerrilla, pero otra cosa es una reunión entre tres
lados".
Sin embargo, Chávez saltó olímpicamente sobre lo que parecía un nuevo obstáculo
y consideró "viable que asistan los legisladores estadounidenses (a la cita del
8 de octubre), aunque eso dependerá de que la otra parte, las FARC, lo acepte,
porque aquí no podemos imponerle nada a nadie".
La senadora Córdoba y el arzobispo Castro insistieron a Chávez en que
perseverase en la gestión pese a las críticas que pueda recibir.
"Creo que con usted el acuerdo es posible y que sin usted no lo será", le dijo
la senadora, en tanto el prelado le pidió "paciencia, prudencia y pasión hasta
alcanzar los objetivos".
"Pasión tengo mucha, paciencia, también, prudencia, a veces me falla", dijo
entre risas el venezolano, pero insistió en que "no voy a abandonar esta lucha".
Además, "así como las FARC y el gobierno tienen sus (condiciones) inamovibles,
respetables, yo también tengo una: el acuerdo humanitario".
La guerrilla sigue dando muestras de respaldo a la gestión de Chávez. El martes
se conoció una entusiasta declaración del Bloque Caribe de las FARC, en tanto
otra carta del comandante "Raúl Reyes", uno de los miembros del secretariado de
esa guerrilla, le fue entregada al mandatario por Córdoba. La senadora convocó
un acto en Caracas el martes para lanzar una campaña de apoyo al acuerdo
humanitario, pero el encuentro en un céntrico teatro y en paralelo con el
diálogo que se efectuaba en el palacio de gobierno, devino en una reunión más
bien triste de unas decenas de partidarios de Chávez que escucharon a algunos
grupos musicales.
Córdoba anunció que, con respaldo de Venezuela, se harán actos
políticos-musicales en Nueva York, París, Caracas, Bogotá y en alguna ciudad de
Brasil, con el objetivo de llevar a cada uno de ellos al menos a 100.000
personas, para movilizar a la opinión pública internacional a favor del canje.
Chávez abrazó al hijo mayor del contratista Howes, de 15 años, regaló balones de
fútbol a los hijos gemelos de Stansell, de 4 años de edad, y exhortó a los
familiares de los retenidos "a movilizar la opinión pública estadounidense para
que puedan darse un abrazo los padres con sus hijos".
Las reuniones proseguirán. Córdoba recordó que cada cuatro o cinco días se
encuentra con ministros o colaboradores de Chávez para tomarle el pulso a la
situación, mientras prepara encuentros con la precandidata demócrata a la
presidencia de Estados Unidos, Hillary Clinton, y la jefa de la mayoría
demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.
Chávez dijo que apenas dialogue "en cualquier parte de Venezuela" con el o los
enviados de las FARC, el 8 de octubre, se reunirá con su homólogo Uribe.
* Con aportes de Constanza Vieira (Bogotá).