La formación del MST
Escola Nacional Florestan Fernandes
Gilberto López y Rivas
La Jornada,
La Escola Nacional Florestan Fernandes (ENFF) para la formación de cuadros
políticos del Movimiento de Trabajadoras y Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST)
es una de las expresiones más destacadas y singulares de la fortaleza alcanzada
por este importante grupo político de Brasil. El MST, por cierto, en su quinto
Congreso Nacional, celebrado del 11 al 15 de junio pasado en Brasilia, logró
reunir a 17 mil 500 delegados de 24 estados del país, confirmando ser -con esta
representatividad en extensión territorial y en la profundidad de sus
resolutivos- uno de los más dinámicos y promisorios movimientos sociales del
continente.
La Escuela Nacional Florestan Fernandes (1920-1995) lleva el nombre de uno de
los intelectuales revolucionarios brasileños más prestigiados que consideró
fundamental trasformar la teoría en acción social. Fernandes fue uno de los
mejores exponentes de la llamada sociología crítica y autor de una prolífera
obra sobre la formación social brasileña.
La ENFF es un proyecto de pedagogía política de largo aliento y fue construida a
lo largo de cinco años por la militancia del MST que se organizó en brigadas de
trabajo voluntario, el cual es también el fundamento de su operatividad
cotidiana. Estas brigadas rotativas se conformaron de hombres y mujeres de los
campamentos del MST en todos los estados del país que con su trabajo
manifestaron la trascendencia que el movimiento otorga a la educación y a la
apropiación colectiva de sus objetivos políticos.
Inaugurada en enero de 2005, la ENFF se encuentra situada en los alrededores de
la ciudad de Guararema, a unos 60 kilómetros de San Paulo, y comprende un
conjunto de hermosos edificios construidos simbólicamente con ladrillos de la
tierra por la que lucha el MST, que incluyen áreas de cocina-comedor, salas de
profesores e Internet, salones de clase, auditorios, una biblioteca con un rico
acervo y varias alas de dormitorios para alumnos y maestros. La amplia extensión
cuenta con la infaltable (en Brasil) cancha de futbol y otros terrenos dedicados
a la siembra de productos agrícolas, que también es realizada por el alumnado.
La rutina diaria inicia con la llamada "mística" que se lleva a cabo en el patio
de banderas, poco antes de las ocho de la mañana que comienzan las clases. Esta
es organizada por cada uno de los distintos grupos que forman el colectivo y en
ella se recuerda la vida de un personaje o una revolucionaria, o alguna fecha
conmemorativa, como el triunfo de la Revolución Popular Sandinista, con
canciones, poemas, carteles alusivos y consignas que expresan el sentir de cada
grupo, pero que todos corean con singular entusiasmo: ¡"La práctica, también la
teoría, estamos construyendo una nueva geografía"! ¡"Panteras negras, todo el
poder al pueblo"! ¡"Apolonio de Carvalho, internacionalista, en la formación de
cuadros, en la lucha socialista"! ¡"Frida Kahlo, luchadora mexicana, artista
socialista y latinoamericana!"! ¡"Ruy Mauro Marini, estudio y acción, en la
lucha socialista contra la explotación"! "¡Loiva Lourdes, sueño y osadía, en la
lucha todo el día"! ¡"Sin feminismo no hay socialismo"!
Un excepcional trovador a la guitarra interpreta canciones sobre distintas
facetas de la lucha social, el himno del MST (de gran belleza musical y
contenido) y en ocasión memorable, o en la ceremonia del izamiento de la
bandera, se canta La Internacional. La "mística" se desarrolla sin afectación,
con naturalidad y con esa predisposición rítmico-festiva que ha desarrollado el
pueblo brasileño como parte de su "carácter nacional" o idiosincrasia.
Los cursos a lo largo del día integran ocho horas de trabajo intensivo, con
dinámicas colectivas de permanente participación, debate y autodisciplina. Es
común tener invitados nacionales y extranjeros que imparten conferencias por la
noche sobre temas de interés general ("La coyuntura política mexicana", "la
guerra de España", etcétera). Las clases son coordinadas por los propios alumnos
que intercalan regalos recíprocos (el "amigo secreto"), poemas y canciones en
breves intervalos que rompen toda rutina y que expresan camaradería y mutuo
afecto.
La ENFF no es formadora de repetidores dogmáticos de teorías y formulas
ideológicas y políticas. Los estudiantes -con licenciaturas y muchos de ellos y
ellas cursando maestrías y doctorados en varias universidades públicas y centros
de investigación- tienen una preparación sólida, incluso mayor a la de un
posgraduado promedio de otros países de América Latina; y sus motivaciones y
convicciones los alejan de una perspectiva individualista de éxito personal, tan
común en nuestras universidades. Al terminar sus estudios, convalidados por
universidades con la que existen convenios, son enviados a campamentos y a otras
tareas requeridas por el MST y muchos ya tienen incluso responsabilidades
asignadas dentro del movimiento.
La presencia de mujeres en el estudiantado y en la coordinación de la propia
escuela es notable, como fue en el último Congreso del MST, donde 40 por ciento
de los delegados fueron mujeres. En las "místicas", los cursos y en las
relaciones interpersonales se observó también una marcada perspectiva de género.
También distingue a la ENFF su reiterada inclinación hacia el internacionalismo,
que a decir de su coordinadora pedagógica, María Gorete de Sousa, se debe no
sólo a cuestiones propias de la teoría socialista, sino también al hecho de que
la sociedad brasileña "le ha dado persistentemente la espalda a esa América
Latina de la cual formamos parte".
La Escola Nacional Florestan Fernandes es la concreción de un sueño en que se
recobran los valores de una pedagogía al servicio de los oprimidos y explotados,
de los desheredaros de la tierra.