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La economía boliviana en tiempos de Evo
Gabriel Tabera
Los indicadores económicos del 2007 muestran que el Estado acrecienta sus
ingresos y se enriquece, que las empresas extranjeras y nacionales son cada vez
más prósperas y que la gente de a pie se empobrece y consume menos. El FMI y el
Banco Mundial no escatiman elogios
En el primer año y medio de la autodenominada "revolución democrática y
cultural", encabezada por el primer presidente indígena, Evo Morales, la
economía boliviana volvió a mostrar en el 2007 sus grandes paradojas y
asimetrías, con empresarios que ganan a manos llenas, un Estado que fortalece
como nunca las finanzas públicas y una economía popular cada vez más deteriorada
y pobre.
En lo que va del año, según los datos del Ministerio de Hacienda, los ingresos
tributarios del Estado rompieron un nuevo récord histórico ya establecido en el
2006 y aumentaron en otro 11,2 por ciento en el 2007, mientras que las ganancias
de las empresas, declaradas por los mismos empresarios, crecían en 20,1 por
ciento, a la par que caía el ingreso real de los trabajadores en por lo menos el
7 por ciento.
Estos registros consolidan y amplían lo que ocurrió en el 2006, cuando los
indicadores consagraron como grandes ganadores de la política económica
boliviana al Estado y a los inversionistas privados, nacionales y extranjeros,
dejando en calidad de perdedores a los asalariados, a los campesinos y población
de bajos ingresos.
Las causas de esta cruel paradoja, que beneficia a pocos y empobrece a las
grandes mayorías, son tres: i) la persistencia del modelo neoliberal que sigue
concentrando la riqueza en pocas manos y desangrando a las mayorías, tal como
viene ocurriendo desde hace dos décadas, ii) la existencia de una economía dual,
que sustenta gran parte de su crecimiento en sectores intensivos en capital y
orientados a la exportación de materias primas, dejando en el atraso a grandes
sectores de la economía campesina en el agro y de informalidad en las ciudades,
y iii) la abrumadora desigualdad a la hora de repartir los beneficios del
crecimiento.
Boom macroeconómico
Aunque en el mundo de la política hay serias escaramuzas entre el gobierno de
Morales con la oligarquía y la derecha (por controlar el Tribunal
Constitucional, definir el texto de la nueva Constitución Política del Estado,
el alcance y carácter de las autonomías regionales y la reelección sin límites
del actual Presidente), en el mundo de la macroeconomía todo es bonanza, tal
como señalan los organismos multinacionales, como el Fondo Monetario
Internacional, el Banco Mundial, y todos aquellos que valoran las políticas
económicas del presidente Morales, más allá de su retórica anti-imperialista y
anti-neoliberal.
Los indicadores oficiales hablan de que existe una bonanza macroeconómica,
producto de la elevada cotización de las materias primas de exportación en el
mercado internacional y de la política económica oficial, manejada por la
burocracia forjada en los moldes neoliberales y orientada básicamente a
preservar la estabilidad y los grandes equilibrios a nivel interno.
Como muy pocas veces en la historia nacional, hay superávit en el comercio
exterior y en las finanzas públicas, las exportaciones privadas superan los
cuatro mil millones de dólares y las reservas internacionales se acercan a esa
millonaria cifra, cuadruplicando los niveles del pasado quinquenio. El auge
alcanza al sistema financiero privado, a los exportadores de materias primas, a
la par que cae la deuda externa y retorna con fuerza la inversión extranjera.
Elogios del FMI
El propio FMI, el mayor guardián de las políticas neoliberales, no escatima
elogios para la actual administración económica del primer presidente indígena
de Bolivia. "Se han registrado superávits significativos en la cuenta corriente
externa y las reservas internacionales netas han alcanzado niveles máximos
históricos. La situación fiscal ha mejorado notablemente y (...) la deuda
pública de Bolivia ha disminuido en forma sustancial".
Según un informe elaborado por el Directorio del FMI, y presentado por su
representante, Esteban Vesperoni, la economía boliviana no sólo alcanzó un
crecimiento satisfactorio sino que se aplicaron las políticas adecuadas para
preservar la estabilidad fiscal y se mejoró el clima para la llegada de
inversiones extranjeras, tras la legalización de los contratos petroleros con
las transnacionales y la entrega a la inversión extranjera del Mutún, el
yacimiento de hierro más grande del mundo.
"El informe destaca el énfasis que las autoridades locales pusieron en mantener
la estabilidad macroeconómica y que este énfasis está apoyado por una prudencia
fiscal significativa y por políticas monetarias consistentes", dijo el
representante extranjero.
Alabanzas del Banco Mundial
El banco Mundial tampoco ahorra adjetivos a la hora de calificar la gestión de
Morales. Así, el jefe de economistas del BM para América Latina y el Caribe,
Guillermo Perry, dice con claridad:
"Me parece que Bolivia está haciendo muy bien las cosas. Ha estado haciendo una
política macroeconómica, una política fiscal, monetaria y cambiaria muy
cuidadosa. En este momento hay algunas dificultades en el tema de la inflación,
que se ha hecho más complejo, pero en general lo han hecho bastante bien, muy
bien. Y eso se nota, porque eso ha permitido aprovechar este buen período en que
la economía ha estado creciendo".
Más pobreza y desigualdad
Lo que no se dice, sin embargo, es que con un crecimiento económico cercano al 4
por ciento (3,9 por ciento a junio, según el registro del Ministerio de
Hacienda), la economía nacional está generando anualmente un promedio de 130 mil
nuevos pobres, advierte el economista George Gray. Se estima que se necesita por
lo menos un crecimiento del 6 por ciento al año para que no aumente la pobreza,
que afecta a dos tercios de la población (un tercio de ellos sumido en la
pobreza extrema y la subalimentación).
Otros a los que no les llega los beneficios del crecimiento son a los casi 300
mil desocupados, que tienen cero de ingresos y que van camino a la indigencia,
arrastrando en su caída a su entorno familiar.
Se eleva el costo de vida
Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y de las organizaciones
laborales señalan, además, que el creciente costo de vida, traducida en el
aumento de la inflación, ha ocasionado la pérdida del poder adquisitivo de los
salarios e ingresos del conjunto de los trabajadores en 6,43 por ciento, hasta
finales de julio.
Este deterioro se agravó mucho más en agosto, producto de la espiral de agio y
especulación que encareció los productos de la canasta familiar. En La Paz, por
ejemplo, se estima oficialmente que tan sólo en agosto hubo un incremento de
precios de los productos alimenticios (carne, abarrotes y otros artículos
básicos de consumo) en casi 7 por ciento.
Con ello, en lo que va del año, los trabajadores y los sectores más empobrecidos
de la población ya habrían perdido más del 10 por ciento del poder adquisitivo
de sus ingresos y salarios, reduciéndose su consumo en más de una décima parte.
Reacción laboral
Motivos más que suficientes para que la Central Obrera Boliviana (COB), por boca
de su dirigente Pedro Montes, intente zafarse del control gubernamental y
convoque a la movilización social contra el alza de precios de los productos de
consumo y en demanda de un incremento salarial que no se esfume con la
inflación.
"Con el salario mínimo mensual de 500 bolivianos (62,5 dólares) no se puede
vivir (…) Sin exagerar, en nuestro pliego petitorio estamos pidiendo 1.800 como
mínimo nacional y en la canasta familiar para una familia de cinco miembros de
6.700 bolivianos (837 dólares). Hemos ido por los mercados y eso es lo que
cuesta mantener una familia de cinco miembros", dice el líder de la COB, Pedro
Montes que asegura que actualmente "los obreros están ganando 800 bolivianos
(cerca de 100 dólares), 1.000 bolivianos que no alcanza para nada. Nuestros
compañeros jornaleros están con 400, con 500 bolivianos".
Más ingresos para el fisco
Pero mientras el pueblo se queja por la falta de dinero, los que manejan el
Estado no dejan de contar billetes y anunciar millonarias cifras que engordan al
fisco y las reservas internacionales. Según el Ministerio de Hacienda, los
ingresos tributario del Estado alcanzaron en los primeros seis meses del 2007 su
pico más alto de su historia contemporánea, al llegar a 10.960,2 millones de
bolivianos (casi 1.400 millones de dólares). Con relación al primer semestre del
2006 hay un crecimiento del 11,2 por ciento y en comparación con el 2005 de
cerca del 80 por ciento.
En términos absolutos, el aumento de los ingresos efectivamente recibidos por el
Estado es de casi 140 millones de dólares con relación a un periodo similar del
2006 y de cerca de 400 millones de dólares al primer semestre del 2005.
Esta tendencia ya fue marcada por Hacienda en los primeros tres meses del 2007.
Hasta antes de 1996, los ingresos tributarios del primer trimestre estaban por
debajo de los mil millones de bolivianos y hasta antes del 2004 no superaban los
dos mil millones, por lo que las actuales cifras (por encima de los cinco mil)
representan más del doble de lo obtenido en el 2004, cuando se recaudó casi
2.500 millones de bolivianos.
Ganancias empresariales
En el sector privado, las ganancias son enormes y extraordinarias. Según los
datos del Ministerio de Hacienda, las ganancias oficialmente declaradas por las
medianas y grandes empresas aumentaron, en promedio, casi al doble entre los
primeros semestre del 2005 y del 2007. Esto quiere decir que los empresarios,
nacionales y extranjeros, están ganando más en la administración indígena que
durante los gobiernos neoliberales de la minoría blancoide. En el último año,
las ganancias empresariales crecieron en 20,1 por ciento.
En este periodo, los mayores niveles de ganancia estuvieron entre las grandes
empresas exportadoras de minerales, gas y de agroindustriales del oriente, que
recibieron utilidades adicionales extraordinarias por el aumento internacional
de los precios de las materias primas.
Así, por ejemplo, las empresas mineras, especialmente las transnacionales y las
de la minería mediana, y en menor proporción las cooperativas y empresas chicas,
obtuvieron en el 2006, además de sus ganancias habituales, otros 500 millones de
dólares en ganancias adicionales extraordinarias, sin tener que aumentar la
producción ni sus costos de operación Estas empresas sólo pagan el 3 por ciento
de sus ingresos brutos.
En lo que va del 2007 estos beneficios netos adicionales aumentaron mucho más,
lo que se refleja, según Hacienda, "en el Impuesto a las Utilidades Mineras que
creció en 426,4 por ciento, situación que muestra el buen momento que atraviesa
el sector minero en el mercado internacional, producto de la creciente demanda
en los países asiáticos y la India y el importante aumento de las inversiones en
este sector".
Los datos de la Superintendencia de Bancos y Entidades Financieras revela,
además, que otros que ganan como nunca son los banqueros. Así, la docena de
bancos comerciales, extranjeros y nacionales, que operan en Bolivia obtuvo una
ganancia líquida de 42,9 millones de dólares en el primer semestre del 2007, el
mayor registro de las últimas dos décadas. En el 2006 las utilidades fueron de
57 millones de dólares y en el 2005 de 28 millones. Son tiempos de bonanza para
los banqueros, que utilizan a fondo su extraordinaria habilidad para pagar muy
poco por los ahorros de la gente y ofrecer créditos con una elevada tasa de
interés.
Ganancias y política
Ello no impide, sin embargo, que los dirigentes empresariales cuestionen la
política gubernamental, enfrentamiento que en esencia responde al choque entre
el tibio reformismo de Morales y la rancia oligarquía boliviana, acostumbrada al
saqueo de los recursos naturales y a exprimir las arcas fiscales.
La intención gubernamental es lograr que los empresarios se conviertan en socios
del Estado y no en sus patrones, quieren que los inversionistas "ganen lo
razonable" y ya no saqueen el país.
"El Estado apoya al empresariado, pero nunca apoyará el sector productivo
especulador que quiere todo del Estado y no quiere poner de su bolsillo para
llevar adelante emprendimientos", dice el vicepresidente Álvaro García Linera.
"Varias de las personas que hoy protestan contra el Gobierno vivían del Estado.
Hay sectores especuladores que vivían del uso abusivo del Estado para beneficio
personal, y ahora han perdido ese mecanismo de enriquecimiento familiar. Son
estos sectores especuladores políticos, que habían unido promiscuamente política
y economía, los que ahora reaccionan rabiosamente contra el Gobierno, porque no
quieren que continúe este proceso de cambio que se vive", agrega.
Los cambios
Hasta ahora, el gobierno de Morales ha legalizado los contratos con las
transnacionales petroleras, distribuyendo a mitades los ingresos, dejando sin
cambios a los otros sectores donde dominan las transnacionales y la oligarquía
criolla (minería, banca, telecomunicaciones, energía, construcción, comercio,
agropecuaria comercial).
Sobre el particular, el informe del FMI dice lo siguiente: "Cambios importantes
han sido introducidos en la política de hidrocarburos en los últimos dos años,
incrementado los ingresos tributarios que percibe el gobierno y ampliando la
participación del sector público en ese sector. Como consecuencia de un
referendo nacional realizado en agosto de 2004, se promulgó una nueva ley de
hidrocarburos en mayo de 2005 (en el gobierno neoliberal de Carlos Mesa) y se
emitió un decreto relacionado en mayo de 2006 (por Evo Morales). Los principales
efectos de la nueva legislación han sido: a) una "migración" de los contratos
suscritos con las empresas extranjeras que operan en Bolivia, de un régimen de
riesgo compartido a uno en que la totalidad de la producción se entrega a la
empresa estatal de energía YPFB, la cual se ha convertido en el único exportador
de gas natural del país; b) un aumento permanente de las regalías del gas
natural, del 18 al 50 por ciento del volumen de producción, y c) el requisito
(no cumplido, NdR) de que YPFB recupere el control de las cinco empresas de
hidrocarburos que se privatizaron en los años noventa".