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El día a día en Derechos Humanos en Colombia
Un servicio de ANDAS
Colombia es líder mundial en crímenes contra sindicalistas Los trabajadores
agremiados padecen los más altos índices de asesinatos, secuestros,
desapariciones y amenazas en el mundo. Algunas empresas multinacionales con
presencia en el país están en la mira por crímenes contra sus trabajadores. De
1.165 crímenes solo en 10 casos ha habido condena.
Un informe dado a conocer por el semanario colombiano El Espectador, el sábado
anterior, recuerda que desde 1994 hasta la fecha, se han cometido 1.165 crímenes
contra sindicalistas en Colombia, que podrían ascender a 1.369, pues en varias
ocasiones se produjeron homicidios colectivos.
A mediados del año pasado, una comisión de fiscalías seccionales, elaboró un
balance sobre las investigaciones que se llevaban a cabo en todo el país por
crímenes contra trabajadores agremiados cuyo resultado fue desolador.
Se encontraron 1.165 crímenes contra sindicalistas desde 1994 hasta la fecha,
con más del 95 por ciento de los casos en total impunidad. El informe dice, que
el número de víctimas puede ascender a 1.369 ya que en varias oportunidades los
asesinatos a trabajadores fueron colectivos.
De los 1.165 crímenes contabilizados por la Fiscalía, solo en 10 casos se ha
dictado sentencia condenatoria contra los victimarios y 56 están en etapa de
juicio.
Al respecto, el propio coordinador de la Unidad Nacional de Derechos Humanos de
la Fiscalía, Leonardo Cabana, le dijo al fiscal general Mario Iguarán: "doctor
Iguarán, cuando nos pregunten por las investigaciones por crímenes contra
sindicalistas, no vamos a tener alternativa distinta a pedirles excusas al país
y al mundo por no haber hecho prácticamente nada para esclarecer tan delicados
hechos".
Según informaciones de las centrales obreras y de la Organización Internacional
del Trabajo (OIT), los paramilitares y la Fuerza Pública son los mayores
victimarios de los trabajadores colombianos. Señalan a "Jorge 40" como uno de
los mayores criminales contra sindicalistas de los últimos tiempos. Al jefe
narcoparamilitar, le atribuyen cientos de asesinatos, entre ellos el del
profesor Alfredo Correa de Andaréis perpetuado en septiembre de 2004 en
Barranquilla, luego de que el profesor saliera de la cárcel sindicado
injustamente de ser guerrillero.
En varios países se siguen procesos contra empresas multinacionales por el
asesinato de trabajadores en Colombia, entre estas, Coca cola y Drummond.
Rafael García, ex funcionario del DAS, actualmente detenido por corrupción y
testigo clave en el proceso de la "parapolítica", advirtió que una importante
empresa extranjera, con sede en la Costa Atlántica, les pagó a los 'paras' para
que asesinaran a dirigentes sindicales. También dijo, que el DAS elaboraba
listas de sindicalistas y líderes sociales para que fueran exterminados por las
bandas narcoparamilitares, como se ha venido comprobando que así ocurrió.
Bombardeos indiscriminados en Arauca La Asociación Campesina de Arauca,
denunció, que desde el 18 de diciembre anterior, tropas del Batallón Héroes de
Saraguro del Ejército Nacional, ha realizado bombardeos indiscriminados sobre
poblaciones civiles de zonas rurales del municipio de Arauquita (Arauca).
Los Bombardeos, que se ejecutan desde las instalaciones militares del complejo
petrolero de Caño Limón han afectado a las comunidades campesinas de las veredas
Fundación y Santa Ana. Aunque no se reportaron víctimas mortales, la población
está temerosa y, teme que de seguir las agresiones, tendrían que desplazarse.
Las comunidades de las veredas Fundación y Santa Ana, y la Asociación Campesina
de Arauca hacen un llamado a los militares para que suspendan estas maniobras
que ponen en alto riesgo a la población civil. Así mismo, solicitan a la
Defensoría Regional del Pueblo a que interceda ante las autoridades para que se
respete la integridad del campesinado y se verifiquen los hechos denunciados.
Amenazas y hostigamientos El día 21 de diciembre, llegaron dos personas vestidas
de civil a la casa de Pedro Pablo Zamudio Delgado, habitante de la vereda Caño
Tigre, zona rural de Remedios (Antioquia). Los sujetos le preguntaron a Zamudio
por el paradero del ejército, lo que el campesino desconocía. Se sospecha que
las dos personas son soldados del Ejército Nacional, ya que a uno se le ha visto
en otras ocasiones portando uniforme con la tropa oficial. El 25 de diciembre, a
las 7 de la mañana, llegaron unos 20 soldados de la Brigada 14 a la casa del
mismo campesino sin respetar su enfermedad, le dijeron que él era el "famoso
Pedro Zamudio" y que la guerrilla "se mantenía en su casa haciendo llamadas", ya
que la casa está dotada con un teléfono. Dijeron que si la guerrilla seguía
apareciendo en su casa, se lo iban a llevar "vivo o muerto". Los soldados se
cuidaban de no mostrar sus apellidos, pero uno llevaba una gorra militar con el
apellido "Guerrero". Además de amenazarlo, los soldados le tomaron las huellas
dactilares y le hicieron firmar dos hojas, de las cuales se desconocen los
motivos.
Ejército hostiga a campesinos en Sumapaz Prensa Rural). El miércoles 13 de
diciembre en la vereda Las Sopas, corregimiento de Nazareth en el sitio conocido
como Los Pinos, tropas del batallón 39 Sumapaz irrumpieron sin orden de
allanamiento en una casa campesina. Durante el allanamiento ilegal fue retenida
contra su voluntad la familia que allí habita (entre ellos una menor de edad),
ya que no le permitieron a ninguno de sus miembros abandonar el inmueble hasta
tanto no decidió irse de los predios la unidad militar.
La justificación que esgrimió el encargado de la tropa para darle visos de
legalidad a este atropello era que tenían información de que en esa casa se
ocultaban elementos ilegales pertenecientes a la guerrilla, particularmente una
caneca con explosivos. Procedieron a registrar la casa revolcando los enseres
personales, el dormitorio, la huerta casera y la cocina, dejando destrozos y un
completo desorden. Tomaron el nombre de cada uno de los habitantes de la casa
con su respectivo documento de identidad y en vista de que no hallaron nada
ilegal se retiraron, no sin antes ordenarles firmar una constancia de buen
trato, la cual los asustados campesinos firmaron coaccionados por el imponente
operativo y la ferocidad de las tropas del ejército que entraron a su morada a
las 4:00 a.m. de forma violenta empujando objetos y personas.
Aparte de los daños materiales causados a esta familia, entre los que resaltan
la destrucción de los cultivos de la huerta, también sufren los resultados del
amedrentamiento y las amenazas: "si encontramos algo, les va ir muy mal", y otra
serie de acciones como tocarle el pecho a uno de los habitantes de la casa
preguntándole por qué le latía tanto el corazón, si era que estaba nervioso, que
si ocultaba algo. Como resultado de estos vejámenes en sus personas y morada, la
menor de edad presenta crisis nerviosas que le han llegado a causar ataques de
pánico y desmayos.
Como si esto fuera poco, el viernes siguiente, 15 de diciembre a las 9:00 a.m.
nuevamente arribó la citada unidad militar, esta vez solicitándole a la familia
que firmaran un documento en el cual quedaba claro que las tropas del Ejército
Nacional apenas patrullaron en cercanías de los predios de la finca autorizados
por los dueños de casa sin presentarse allanamiento u arbitrariedad alguna.
Frente a tamaño descaro los campesinos no pudieron menos que negarse a firmar el
papel. Los soldados en tono afable pidieron el favor a los campesinos de que
firmaran, pues de eso dependía que no removieran de su cargo al encargado de la
unidad porque el procedimiento realizado no se ajustaba a la ley. Pero los
campesinos tampoco firmaron.
Entonces los soldados se distribuyeron por la finca tomando fotografías del
lugar evitando claramente enfocar los elementos destruidos por ellos mismos.
Según denuncian los campesinos de la región, este no es un caso aislado en el
Sumapaz, sino que a las familias les ha dado miedo denunciar y en casi todos los
casos han firmado el documento que la unidad militar les enseña y guardan
finalmente silencio por temor a las represalias que puedan tomar los militares.
Otras familias se han desplazado luego de ser víctimas de hechos similares o
peores como injustos encarcelamientos y amenazas de muerte. En otros casos los
campesinos indefensos no han tenido ni siquiera esa oprobiosa oportunidad, pues
han sido asesinados cruelmente por el ejército, acusados mediante burdos
montajes de pertenecer a grupos subversivos en calidad de militantes o
auxiliadores.
El desplazamiento sigue creciendo A continuación, algunos apartes del informe
presentado por la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento,
Codhes, sobre conflicto y desplazamiento en Colombia.
"Con la desmovilización del Élmer Cárdenas, podemos dar por terminado el proceso
de desmovilización de las autodefensas y anunciarle entonces al país y al mundo,
que las autodefensas y el paramilitarismo son una cosa del pasado", dijo Luis
Carlos Restrepo Alto Comisionado de Paz, el 28 de marzo de 2006.
Desde el pronunciamiento del Comisionado de Paz, la realidad es otra bien
diferente. 63.117 personas fueron desplazadas en Colombia durante el tercer
trimestre de 2006, lo que indica que en los primeros nueve meses del año
alrededor de 172.216 colombianos y colombianas (en promedio 637 por día) fueron
víctimas de este delito, que sigue caracterizando la crisis humanitaria que
persiste en el país en el marco del conflicto armado.
Según el Sistema de Información sobre Desplazamiento Forzado y Derechos Humanos
Sisdhes de Codhes, del total de población desplazada entre julio y septiembre de
2006, por lo menos 12.701 personas huyeron de manera colectiva (lo que consolida
la creciente tendencia de éxodos en 2006), alrededor de 1.758 corresponden a
pueblos indígenas y 495 a comunidades afro colombianas.
Las zonas de expulsión coinciden con regiones en las que prevalecen el control
armado y las acciones intimidatorias de grupos paramilitares, ocurren combates
entre grupos guerrilleros y Fuerza Pública, hay fumigaciones de cultivos de uso
ilícito, se realizan detenciones masivas y se reactivan amenazas y formas de
presión contra la población civil por parte de los actores armados.
Según el testimonio de las víctimas, el desplazamiento forzado no para en
Colombia y el anuncio oficial del fin del paramilitarismo como consecuencia de
la desmovilización de 31.671 de los integrantes de las Autodefensas Unidas de
Colombia, no necesariamente significó un alivio para la población civil. Así
ocurrió en aquellos lugares en los que se rearmaron estructuras narco-paramilitares,
surgieron nuevos grupos (Codhes constató la existencia de 36 nuevos grupos
paramilitares en 22 departamentos del país), continuaron operando aquellos que
jamás se desmovilizaron o, siguieron delinquiendo algunos desmovilizados,
vinculados a cooperativas de seguridad o redes de informantes.
Para las personas desplazadas es evidente que no todos los paramilitares se
desmovilizaron, no todos los que se desmovilizaron están cumpliendo y que el
anuncio oficial de la desmovilización de las Auc no significó el fin del
paramilitarismo en Colombia.
Por supuesto que en este tercer trimestre se mantienen algunos signos
alentadores y positivos de reducción de algunos índices de violencia, sobre todo
en casos de homicidios y secuestros. Sin embargo, es imposible ocultar la
persistencia de diversos factores que configuran una grave y no resuelta crisis
humanitaria y derechos humanos asociados a la continuidad de la guerra interna
que, lejos de superarse, se agudiza, con manifestaciones críticas de pérdida de
vidas humanas, personas heridas, desplazadas, mutiladas, desaparecidas o
detenidas en forma arbitraria, que involucra a los grupos armados ilegales y
también, en forma creciente, a la Fuerza Pública y organismos del Estado como la
Fiscalía General de la Nación.
El gobierno, en desarrollo de una cuestionada política de "seguridad
democrática" insiste en involucrar civiles en el conflicto armado a través de la
Red de Informantes, los soldados campesinos y el pago de recompensas en zonas de
confrontación armada, además de promover capturas masivas que derivan en
detenciones arbitrarias.
La situación en las fronteras, en especial la zona limítrofe con Ecuador, es
crítica por las acciones de la guerrilla de las Farc, la presencia paramilitar,
las fumigaciones de cultivos de uso ilícito y el flujo de solicitantes de
refugio al vecino país. En los primeros nueve meses de 2006, un total de 7.372
personas solicitaron refugio en Ecuador (5.073) Venezuela (2.063) y Panamá
(236), lo que indica que se mantiene la tendencia de afectación de la crisis
humanitaria más allá de las fronteras.
El nuevo mandato del presidente Álvaro Uribe Vélez no presenta cambios
sustanciales en la política oficial, a pesar de los llamados iniciales a un
acuerdo con las Farc para la liberación de personas secuestradas a cambio de la
libertad de guerrilleros presos y de propuestas de negociación que rápidamente
sucumbieron en medio de extraños atentados y escándalos por los llamados "falsos
positivos".
Los tímidos avances con el Eln apenas advierten un posible escenario de
negociación que podría ayudar a recuperar los espacios de diálogo y solución
política y, sobre todo, a consolidar acuerdos humanitarios para que se
reconozcan y respeten los derechos de la población civil, incluido el derecho a
la verdad, la justicia, la reparación y no repetición. Una iniciativa orientada
a parar el desplazamiento mientras se supera la contienda armada y a asegurar un
desminado humanitario, puede contribuir a una nueva fase del proceso, pensada en
términos de construcción colectiva de soluciones de fondo a las causas del
conflicto.
Otros aspectos que incidieron en el desplazamiento forzado durante el tercer
trimestre de 2006 tienen relación con la política de fumigaciones de cultivos de
uso ilícito que provocan la salida forzada de campesinos afectados por los
operativos militares que siguen a la aspersión aérea.
Estos desplazamientos afectan a los cultivadores de hoja de coca y también de
cultivos lícitos, lo que crea situaciones críticas para la seguridad alimentaria.
Por último, emerge una tendencia preocupante de desplazamientos intra urbanos,
como resultado de nuevas formas de violencia en las grandes ciudades. Esta
violencia está asociada a milicias, bandas de traficantes de droga, pandillas y
grupos dedicados a la eliminación física de personas, especialmente por su
orientación sexual.
¿Un nuevo mapa de la guerra? En el tercer trimestre de 2006 se registraron 135
combates, de los cuales 109 corresponden a enfrentamientos entre la Fuerza
Pública y las Farc y muchos de éstos enfrentamientos ocurrieron fuera de la zona
de operaciones del Plan Patriota. El informe del Observatorio de Derechos
Humanos de la Vicepresidencia no da cuenta de combates entre Fuerza Pública y
grupos paramilitares en este período.
Entre tanto, las víctimas de desplazamiento forzado dan testimonio del
surgimiento de por lo menos 36 nuevos grupos armados en 22 departamentos del
país, que, con excepción de las masacres, siguen el modus operandi tradicional
de los paramilitares, es decir, asesinatos selectivos, amenazas contra la
población civil, tráfico de drogas, relaciones con sectores políticos y
permisividad y complicidad de miembros de la Fuerza Pública.
Si bien hay personas desmovilizadas que están cumpliendo con el proceso de
reinserción a la vida civil, hay quienes se burlan de la desmovilización, otras
que jamás se acogieron al proceso y otras más que están siendo reclutadas en
nuevas estructuras, de tal manera que el paramilitarismo, como expresión de la
defensa de intereses privados asociados a la tenencia de la tierra y al
narcotráfico, sigue siendo una realidad nacional no superada.
La zona más crítica sigue siendo el cordón Pacífico que se extiende desde el
departamento del Chocó hasta la zona costera del departamento de Nariño, en
donde confluyen todos los actores del conflicto armado e impera una lógica de
economía política de la guerra, estrechamente vinculada a la siembra y
fumigación de cultivos de uso ilícito, procesamiento y tráfico de drogas,
contrabando de armas e insumos químicos, explotación ilegal de territorios
colectivos para imponer mono cultivos industriales y extracción de recursos
naturales.
De otro lado, la presencia de grupos de las Farc en zonas de influencia
paramilitar se ratificó en el tercer trimestre del año con acciones en
departamentos como Córdoba, Sucre, Magdalena, Cesar, Guajira, Norte de Santander
y hay noticias de la reactivación de estructuras de ese grupo guerrillero en el
departamento de Cundinamarca, escenario del mayor repliegue de este grupo ilegal
en el marco de la ofensiva del primer gobierno del presidente Uribe.
Según el Sistema de Información sobre Desplazamiento y Derechos Humanos de
Codhes, durante el tercer trimestre del año 2006 (1 de julio al 30 de
septiembre) en Colombia se desplazaron por situaciones conflicto armado interno
alrededor de 63.117 personas que integran en promedio 14.026 hogares, asentados
en 341 municipios de 30 departamentos del país. Entre enero y septiembre de 2006
fueron desplazadas alrededor de 175.216 personas que integran, en promedio
38.937 hogares, es decir 381 personas desplazadas por cada cien mil habitantes.
A las ciudades capitales llegaron alrededor de 29.271 personas, lo que
representa el 47% sobre total nacional para el tercer trimestre del 2006, en
donde las principales ciudades fueron Bogotá, Cartagena, Barranquilla, Cúcuta,
Florencia y Riohacha entre otras y sus áreas metropolitanas que se están
convirtiendo en focos de hacinamiento, por estar cerca de las ciudades
capitales. De otra parte municipios de San Juan Nepomuceno (Bolivar), Soledad
(Atlántico), Soacha (Cundinamarca), Garzon, Pitalito (Huila), Puerto Asis
(Putumayo), Apartadó (Antioquia), y Puerto Libertador (Córdoba), se mantienen
dentro de los 50 primeros municipios que recibieron población desplazada con
respecto al primer semestre del año.
El impacto del desplazamiento también se mide por el número de municipios de
cada departamento afectados por la llegada de población desplazada. La lista la
encabeza el departamento de Cundinamarca en donde se reportó la llegada de
personas desplazadas a 42 de sus municipios, en un hecho significativo que
sugiere situaciones de orden público internas o agravamiento de la confrontación
armada en departamentos vecinos. Otros departamentos afectados son: Valle del
Cauca (31 municipios), Huila (26 municipios), Norte de Santander (23
municipios), Santander (21 municipios), Córdoba (17 municipios) y Boyacá (16
municipios), entre otros.
Si bien el desplazamiento forzado interno durante el tercer trimestre de 2006
disminuyó en un 36% con respecto al mismo periodo del año 2005 (pasó de 99.338 a
63.117 personas), los hechos determinantes del destierro y el desarraigo
persisten en las zonas de expulsión, de tal manera que prolongan en forma
crónica y sostenida la crisis humanitaria y de derechos humanos que plantea el
desplazamiento. En esta contracción de la cifra también inciden situaciones
como: Las amenazas de actores armados a la población desplazada para que no
declare ante alguna autoridad competente. La negativa de algunas autoridades
para reconocer y registrar personas desplazadas por grupos paramilitares, bajo
el argumento de que "en Colombia ya no hay paramilitarismo. La continuidad de
formas de confinamiento de población civil y de bloqueos alimentarios en zonas
de conflicto por la Fuerza pública. La invisibilidad de desplazamientos intra
urbanos y en zonas selváticas.
Vuelven los éxodos La intensidad del conflicto y su degradación han sido,
tradicionalmente, causa de desplazamientos masivos de población civil. De
acuerdo con el Sistema de Información de Codhes por causas relacionadas al
conflicto armado interno, durante el tercer trimestre del año 2006 se
presentaron 12 eventos de desplazamientos masivos y multifamiliares que
afectaron a por lo menos 12.701 personas, lo que representa un incremento con
respecto al mismo período del año 2005 (10.380 personas). Esta población en
situación de desplazamiento llegó a 17 municipios de siete regiones del país,
algunas de ellas afectadas reiteradamente por violencia y desplazamiento.
Los departamentos más afectados por el fenómeno del desplazamiento masivo fueron
Nariño con cuatro eventos masivos (2.095 personas), Chocó y Antioquia con dos
casos respectivamente (1.515 y 3.014 personas) y los departamentos de Arauca
(750 personas), Norte de Santander (327 personas), Caldas (4.000 personas) y
Bolívar (1.000) con uno.
Líos en el vecindario En un contexto político de cambio, Colombia emerge como un
país en contravía de la agenda de la mayoría de países de América Latina en
temas como la seguridad, los Tratados de Libre Comercio, la lucha contra el
narcotráfico y la integración. Algunos factores determinan esta posición un
tanto aislada en la región: Primer factor, la persistencia de un crónico y
prolongado conflicto armado interno, que afecta territorio y poblaciones de
países vecinos y, por la vía de las personas solicitantes de refugio, a otros
países del mundo. En este contexto, la incapacidad del gobierno y la sociedad
colombiana para superar este conflicto por la vía militar (el Plan Colombia y el
Plan Patriota no ofrecen los resultados anunciados) o por la vía de la
negociación política (hay mucha preocupación internacional por el proceso que se
adelanta con los grupos paramilitares y poco entusiasmo frente a una mesa de
negociación con el Eln). Así mismo, el escándalo vigente de la "parapolítica",
que salpica a los partidos de la coalición de gobierno y, particularmente a la
canciller colombiana, parte de cuya familia es investigada por presunto nexos
con grupos paramilitares.
Segundo factor, el alineamiento del gobierno colombiano frente a la estrategia
antiterrorista y antidrogas del gobierno de los Estados Unidos y las acciones
militares que implica esta política en las fronteras terrestres, incluida la
fumigación de cultivos de uso ilícito.
Tercer factor, la inseguridad en las zonas de frontera en territorio colombiano.
Pese a la militarización, se mantiene presencia de grupos guerrilleros (Farc-Eln),
paramilitares (AUC y grupos emergentes) y delincuencia organizada de mafias de
tráficos ilícitos (drogas, armas, insumos químicos, combustible, etc.) que
generan una situación de inestabilidad y riego para los países vecinos.
Estos tres factores, entre otros, inciden en forma significativa en la política
exterior de los vecinos (Ecuador, Venezuela, Panamá, Perú y Brasil), condiciona
los procesos de integración regional y genera dudas y preocupaciones en la
región.
Algunos hechos que afectan las fronteras de Colombia: Ecuador. Según las propias
comunidades y voceros de la Pastoral Fronteriza que reúne jurisdicciones
eclesiásticas de la Iglesia Católica, hay una grave situación de violencia
contra pueblos indígenas en la frontera colombo ecuatoriana que se manifiesta en
asesinatos, masacres, desapariciones, detenciones arbitrarias, señalamientos,
amenazas, desplazamiento y refugio de las comunidades Awá, Cofanes, Sionas y
Kichwa, en el marco de un conflicto armado que se prolonga y extiende en los
departamentos colombianos de Nariño y Putumayo, con grave afectación a la
población civil.
En el cordón fronterizo que separa la provincia de Esmeraldas con el municipio
de Tumaco en el departamento colombiano de Nariño se registra una afectación
desproporcionada, sistemática y continúa del conflicto armado en comunidades
afro descendientes del pacífico colombiano que se manifiesta en diversas formas
de violencia y en un flujo migratorio permanente en territorio colombiano que se
amplía hacia territorio ecuatoriano.
El ministro de Defensa ecuatoriana, Oswaldo Jarrín, alertó sobre infiltraciones
de grupos irregulares armados en tierras ecuatorianas "hay un incremento -de
estas actividades del crimen organizado, y es evidente que se genera un ambiente
de temor de que puedan existir desplazamientos internos".
En respuesta el gobierno ecuatoriano reforzó el control militar en su frontera
con Colombia. Según el Ministro de Defensa el plan incluye la reducción de
varias unidades y el cierre de quince destacamentos y campamentos ubicados en la
frontera con Perú para reubicarlos en la frontera norte, así como la creación de
un Viceministerio de Defensa liderado por un civil, para atender estos asuntos.
El ministro aceptó que la reubicación de los destacamentos y campamentos del Sur
tiene como objetivo fortalecer el control en la frontera norte con Colombia. El
ministro indicó que "debido a las condiciones actuales y al surgimiento de
nuevas amenazas a la seguridad exterior, ahora el problema de seguridad se debe
entender como algo multidimensional". En el momento cuidan la frontera
colombo-ecuatoriana unos 10.000 efectivos a un costo anual de 28 millones de
dólares.
Estas circunstancias alimentan nuevas formas de estigmatización y xenofobia
contra la población colombiana asentada en el Ecuador que se convierte en otra
forma de violación de sus derechos.
La crisis en las relaciones colombo ecuatoriana por la decisión del gobierno de
reiniciar las fumigaciones aéreas de cultivos de uso ilícito en la zona de
frontera, tiene como antecedentes diversos incidentes que involucran Fuerzas
Militares y grupos irregulares en la zona de frontera.
Diversas organizaciones con asiento en la frontera advirtieron desde agosto de
2006 que a pesar de los anuncios oficiales y los acuerdos entre los gobiernos de
Colombia y Ecuador, continúan las fumigaciones aéreas de cultivos de uso ilícito
en la franja de diez kilómetros en la frontera colombiana, con graves
consecuencias sociales y ambientales Queda claro para las comunidades afectadas
en la frontera entre el departamento del Putumayo y la Provincia de Sucumbíos
que esta estrategia de fumigaciones, así como el Plan Colombia no resuelven el
problema del narcotráfico. El efecto contrario es la diseminación de cultivos y
la fragmentación de carteles para satisfacer una demanda que persiste en los
países afectados por el consumo.
Venezuela. La frontera común entre Colombia y Venezuela sigue registrando altos
niveles de inseguridad generada por la guerrilla, el narcotráfico y la
delincuencia según afirmó el embajador venezolano en Colombia Carlos Rodolfo
Santiago. "Lamentablemente, sobre todo en Táchira y Zulia, se ha incrementado el
delito, los secuestros, el sicariato y se están tomando acciones con el fin de
minimizar esto", dijo al concluir su misión de más de 4 años en Colombia.
Hasta 1995, los secuestros se registraban fundamentalmente en los estados
fronterizos. En 1997 se extienden a Mérida, Guárico, Bolívar y Portuguesa y
desde 1999 y hasta la fecha (2006), a todo el país. En la actualidad, Táchira es
el estado con mayor número de secuestros, con 30% de los plagios, seguido por
Zulia y Apure con 18% y 14% respectivamente.
El promedio de secuestros en la zona de frontera anualmente se mantiene por
encima de 100 desde el año 1997 hasta el año 2006. Estas estadísticas fueron
presentadas por Fedenaga, Fundación Libertad, Cicpc y Gaes (Grupo Antiextorsión
y Secuestro de la Guardia Nacional). El 25% de las víctimas de secuestro
ocurridas en los primeros nueve meses de 2006 fueron asesinadas.
En 2005 se registró el asesinato de 6% de las personas secuestradas.
Desplazamientos transfronterizos y refugiados Por causa de la intensificación de
la confrontación armada en zonas de fronteras y departamentos aledaños en
territorio colombiano se ha incrementado de manera sostenida en los últimos
años, el numero de colombianos que cruzan las fronteras escapando de las
confrontaciones armadas entre los diferentes actores del conflicto para
solicitare refugio en el vecino país o asumir una condición de indocumentados o
migrantes irregulares.
En su mayoría son colombianos que han sido a)Señalados de ser simpatizantes o
presuntos simpatizantes de las partes en conflicto, b)Ex miembros de partes en
conflicto, c)Autoridades municipales y departamentales en ejercicio y retiradas,
d) personas relacionadas con la administración de justicia, e) defensores de
derechos humanos, f) lideres sindicales o individuos con un alto perfil
comunitarios, g) periodistas, h) miembros de pueblos indígenas y afrocolombianos,
i) niños soldados, j) grupos sociales marginales y k)Victimas de trata de
personas.
En Ecuador, Panamá y Venezuela se encuentran colombianos en situación migratoria
irregular, algunos de los cuales reúnen las condiciones de la definición de
refugiado estipuladas en la Convención de 1951 y la definición ampliada de
refugiado contemplada en la declaración de Cartagena de 1984 y ratificada en el
Plan de Acción de México suscrito por los países de América Latina en el año
2004.
Estas personas son referidas por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para
los Refugiados como personas de interés para el Acnur en un hecho que
ratifica su condición de personas que necesitan protección internacional porque
están dentro de los parámetros establecido el Derechos Internacional Humanitario
y el Derecho Internacional de los Refugiados. Huyen de un conflicto armado
interno, aunque no lo reconozcan, les de miedo enfrentar esa condición o pecan
de ignorancia al no conocer el derecho de protección internacional del cual se
benefician.
Un censo ignorado Es muy difícil tener cifras consolidadas frente al número de
colombianos que cruzan la frontera huyendo de la confrontación armada en
Colombia. Varias organizaciones no gubernamentales y de derechos humanos de
Ecuador, Panamá y Venezuela cuentan con información fragmentada de acuerdo a las
personas que atienden directamente o al monitoreo que realizan en algunas zonas
de frontera donde tienen trabajo recurrente. Pero estos datos no son
consolidados en el ámbito nacional.
Acnur que como mandato debe garantizar los derechos y el bienestar de los
refugiados hace lo posible para asegurarse de que cada uno de ellos pueda
ejercer el derecho a solicitar asilo, encontrar un refugio seguro en otro país y
regresar voluntariamente a su país de origen.
En este sentido presenta cifras de las personas que solicitan refugio
formalmente ante el gobierno y esa institución. Esto significa que hay un alto
sub registro en las zonas de frontera de las personas que necesitan de la
protección internacional y se invisibilizan los flujos migratorios mixtos.
La tendencia de la salida de colombianos hacia países vecinos ha ido en aumento
en los últimos 6 años, pero cada vez es más difícil registrar el numero de
colombianos que anualmente cruzan las fronteras terrestres porque 1) No hay
sistemas de información consolidados y fuentes contrastadas, 2) las personas
cruzan las fronteras terrestres en momentos críticos de confrontación armada
pero una vez superada la situación vuelven a sus hogares sin haber registrado el
desplazamiento transfronterizo ante ninguna institución, 3) las personas que
cruzan fronteras no se registran como solicitantes de refugio, al contrario se
quedan en una situación migratoria irregular por falta de conocimiento de los
procedimientos para solicitar refugio y de los alcances de la protección
internacional, por miedo a que continué la persecución en el lugar de recepción
o por la presencia de actores armados ilegales en las zonas de frontera y en las
comunidades receptoras de población colombiana.
De acuerdo a declaraciones de funcionarios de Acnur en Ecuador en el año 2006,
"es muy difícil saber exactamente cuanta gente ha cruzado la frontera.
Esta oficina ha incrementado su presencia en la franja fronteriza, donde 85
nuevos casos fueron registrados durante el mes de octubre y 15 en las primeras
semanas de noviembre solamente en un pueblo llamado Lita al norte de Ecuador. En
este país el número de solicitantes de asilo registrados podría ser tan solo la
punta del iceberg.
En otros puntos de la frontera norte de Ecuador cada mes se registran más de 200
nuevos casos de solicitantes de asilo, las oficinas de Acnur en terreno trabajan
con el gobierno ecuatoriano para asegurar que las personas con necesidades de
protección obtengan la ayuda a la que tienen derecho. Pero la necesidad más
inmediata es ubicar las personas que no se acercan a solicitar refugio o que
están muy lejos de las oficinas de terreno para hacerlo. Un ejemplo de esta
situación sucede en Puerto El Carmen que dista a 4 horas de Lago Agrio, donde el
Acnur tiene una oficina y en otras comunidades de la zona se puede acceder
únicamente por vía fluvial desde esta localidad.
El temor y la ignorancia se suman al aislamiento de las personas con mayores
necesidades. Colombia se encuentra a pocos minutos de distancia y muchas
personas aún están traumatizadas y atemorizadas que no quieren hablar, ni
siquiera para buscar protección. Muchos no saben que, si fuera el caso, tendrían
derecho a protección y asistencia. Un ejemplo de esto es el pequeño pueblo de
Lurimagua, en Ecuador donde La gente no sabe solicitar refugio.
A pesar de los esfuerzos de los últimos gobiernos ecuatorianos en torno al
problema de los refugiados colombianos en ese país, todavía no es un tema que
tenga un buen recibimiento en la sociedad ecuatoriana y aunque este sea el
estado de la región andina que mejor ha respondido en el tema todavía no se ve
reflejado lo suficiente en los medios de comunicación ni en el trato hacia los
refugiados. Guillermo Rovay, del Servicio Jesuita a Refugiados en Quito, señala
que existe un miedo cada vez fuerte a los colombianos. "El ser colombiano se
transforma en un estigma, dando lugar a veces a la xenofobia" y esta situación
ha presionado a los refugiados aún más hacia los márgenes de la pobreza.
Detenciones arbitrarias de indígenas en Florida (Valle) El siguiente comunicado,
fue emitido por las autoridades indígenas el pasado 4 de enero de 2007 y, va
dirigido a la opinión pública nacional e internacional sobre los
atropellos de la Fuerza Pública en la detención ilegal de indígenas y campesinos
en el sur occidente colombiano: No entendemos como la fuerza publica, nuevamente
arremete contra la tranquilidad de la comunidades indígenas, campesinas y
sectores populares de la zona rural y urbana de nuestro municipio de Florida
Valle del Cauca, es así como siendo la hora 1:30 p.m. de hoy domingo 31 de 2006,
Fuero detenidos y echados a un camión de la Policía de placas "ICF941 Salamina"
con el pretexto de registrarlos y verificar vínculos con grupos al margen de la
Ley , señalados por desertores que trabajan como informantes de las fuerzas
publica, la cual circulaban en vehículos de vidrios polarizados, con el objeto
de cumplir políticas de la Seguridad democrática que tanto pregona el gobierno.
Deteniendo arbitrariamente a la mayor parte a personas inocentes.
Operativo que esta al mando del Coronel Mora de la Sijin.
Los Detenido estaban en la Plaza de mercado, otros en establecimientos públicos
degustando de refrescos, otros circulando en la galería y otros alistándose para
regresar a sus casas, cuando fueros sorprendidos y conduciéndolo al camión con
destino a Palmira.
Situación que rechazamos terminantemente, teniendo en cuenta que en redadas
similares ocurridos hace dos años en el mismo sitio, involucraron a la mayor
parte de personas indígenas y campesinas de pertenecer a grupos al margen de la
ley, inclusive utilizando montajes con fotografías tomadas en ese entonces. Cosa
que algunos les han costado la vida y desplazamiento fuera de nuestro
territorio.
Los indígenas y campesinos detenidos de forma arbitraria por la Fuerza Pública
son los siguientes: Los indígenas Luis Elio Mestizo Casamachín, Basilio Dagua
Peña, Robinson Dagua Ramos, David Otero, Libardo Perdomo, Israel Ipia, Hernán
Conda Labio, Jhon Fredy Lemos, Nestor Javier Rivera, Luis Fernando Rivera y
Jairo Guanas Dagua. Los campesinos, Wiliam Otero, Alcides Salgado, Wilander
Otero Ramos y César Augusto Otero.