Latinoamérica
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Tropas bolivianas en Haití
Andrés Soliz Rada
Como Ministro de Hidrocarburos y Energía me opuse al envío de tropas, aduciendo
que si Bolivia respaldaba la ocupación militar de otros países, ¿con qué
argumento nos opondríamos a que nuestro país sea objeto de agresiones similares,
sobre todo en momentos en que nos aprestábamos a iniciar profundos cambios
estructurales en Bolivia?
El 5 de noviembre de 2006, la Liga Haitiana Antiimperialista dirigió una carta
abierta a los presidentes Evo Morales de Bolivia y Lula da Silva de Brasil para
pedirles el retiro de sus tropas de Haití, las que forman parte de la Misión de
las Naciones Unidas para la estabilización de ese país, integrada, además, por
Estados Unidos, Francia, Canadá, Argentina, Chile, Uruguay, Croacia, Ecuador,
España, Guatemala, Jordania, Malasia, Marruecos, Nepal, Paraguay, Perú,
Filipinas y Sri Lanka (www.anarkismo.net).
La carta recordó a Evo y Lula que la ONU "es un instrumentos en manos de las
potencias imperialistas, particularmente de la superpotencia imperialista
norteamericana". Añadió que es explicable la actitud de otros presidentes
conservadores, neoliberales y reaccionarios, pero que se podía esperar una
actitud más equilibrada y justa de otras autoridades que tienen mayor
sensibilidad "frente al drama que sufre nuestro país, víctima, una vez más, de
la política intervencionista de EEUU".
NUEVA MASACRE
La demanda no fue escuchada y el 22 de diciembre pasado, 400 soldados de las
fuerzas de ocupación, dirigidas por el general brasileño José Elito Carvalho
Siquiera, con el apoyo de helicópteros, vehículos blindados y armas pesadas
realizaron un masivo ataque contra los barrios pobres de Puerto Príncipe (la
capital), causando por lo menos 17 muertos y 40 heridos. La represión fue ordena
por el Consejo de Seguridad de la ONU y ejecutada por soldados de Brasil,
Bolivia, Chile y Uruguay. . La crueldad de los invasores llegó al extremo de
impedir que ambulancias de la Cruz Roja atendieran a los heridos.
El "regalo" navideño se debió a que la gente pobre de Puerto Príncipe protestó
en las calles el 16 de diciembre por el fraude en los comicios municipales del 3
de diciembre y en contra la ocupación foránea. El pretexto consistió en afirmar
que se trataba de reprimir a secuestradores y bandidos, que existen en todas las
zonas de la ciudad y no sólo en los barrios marginales (www.rebelion.org
28-12-06).
EL PODER EJECUTIVO Y EL PARLAMENTO
En la segunda reunión de gabinete del flamante gobierno boliviano (febrero de
2006), el Ministro de Defensa, Walter San Miguel, informó que estaba enviando al
parlamento la solicitud de autorización para el traslado de soldados boliviano
al Congo y que se trataba de la undécima misión que cumpliría nuestro país,
dentro de acuerdos con la ONU.
Como Ministro de Hidrocarburos y Energía me opuse a la iniciativa, aduciendo que
si Bolivia respaldaba la ocupación militar de otros países, ¿con qué argumento
nos opondríamos a que nuestro país sea objeto de agresiones similares, sobre
todo en momentos en que nos aprestábamos a iniciar profundos cambios
estructurales en Bolivia?
La pregunta tiene enorme actualidad ya que, una vez más, como ocurrió en los
gobiernos de Carlos Mesa y Eduardo Rodríguez Veltzé, se especula en la prensa
extranjera de la posible llegada de "Cascos Azules" de la ONU ante los
conflictos sociales y políticos existentes en nuestro territorio. El triunfo
electoral de Evo Morales, por 53.7 % de los votos no es ninguna garantía para
que la intervención foránea no ocurra. El Presidente haitiano Jean Bertrand
Aristide fue expulsado, por primera vez, en 1991, después de haber ganado los
comicios con el 67 %.
San Miguel explicó que se trataba de cumplir compromisos previos y que sería la
última vez que se solicitaría la autorización mencionada. El razonamiento fue
respaldado por el Jefe del Estado y demás ministros. Cabe recordar que la
presencia de tropas extranjeras en El Congo se ha traducido en una "rampante
explotación sexual" de las mujeres congoleñas. Sólo el contingente uruguayo dejó
59 niñas y adolescentes embarazas en el 2006, mientras se acrecentaban los
escándalos de corrupción por el trueque de alimentos por petróleo, en los que se
vieron involucrados altos funcionarios de la ONU (Indymedia- 3-01-05)
Cuatro meses después se repitió el pedido al parlamento para el envío de tropas
a Haití. El ex vice Ministro de Gobierno, Rafael Puente, (quien asistió al
gabinete por inasistencia de la Ministra Alicia Muñoz) manifestó su oposición
con argumentos parecidos a los míos. El Presidente le dijo que el tema ya había
sido dilucidado con ocasión del tema del Congo. En el Parlamento, sólo los
senadores Antonio Peredo y Gastón Cornejo se negaron a respaldar las solicitudes
del Ejecutivo. Luego me enteré que el Senador Peredo fue recriminado desde el
Palacio de Gobierno por esa actitud. Ningún parlamentario tuvo el coraje de
presentar una petición de informe y menos una interpelación al Ministro de
Defensa por esas decisiones.
PREMIO NOBEL DE LA PAZ
Numeras personalidades y organizaciones internacionales, como Adolfo Pérez
Esquivel, Rigoberta Menchú, Leonardo Bolff, Hebe de Bonafide, la Asamblea de
Derechos Humanos de Ecuador, los Círculos Bolivarianos de Venezuela, las "Madres
de la Plaza de Mayo" de Argentina, la Escuela Nacional de Cuadros de Defensa de
la Revolución Cubana están realizando una activa campaña para que se otorgue al
Presidente Evo Morales el Premio Nobel de La Paz. Sería importante que en la
campaña incluyan el pedido al Jefe de Estado para que retire las tropas
bolivianas del Congo y Haití, por elemental defensa de las soberanías nacionales
y la autodeterminación de los pueblos.
El caso de Haití, geográficamente ubicado entre Cuba y Venezuela, tiene especial
connotación para la política norteamericana, interesada en mantener una cuña,
entre dos países contestatarios a sus políticas de sometimiento de América
Latina. Recordemos un solo dato. En 1919, los marines fusilaron a 10.000
campesinos haitiano durante la ocupación estadounidense. A raíz de la masacre
del 22 de diciembre, Eduardo Galeano escribió lo siguiente: "Haití es un país
arrojado al basural por eterno castigo a su dignidad. Allí yace como si fuera
chatarra" (Página 12, Buenos Aires. 5-IV-07). Lo anterior no puede seguir
ocurriendo con la participación de un gobierno empeñado en ejecutar una
revolución cultural y democrática.