Latinoamérica
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Pese a la crisis política, la economía le sonríe a Evo
Pablo Stefanoni
Clarin
El presidente Evo Morales concluye sus 11 meses de gestión y su primer fin de
año en el Palacio Quemado con su mayor éxito, allí donde algunos menos lo
esperaban: los números de la macroeconomía.
Según datos difundidos por el Ministerio de Finanzas, Bolivia registró, por
primera vez en décadas, superávit fiscal -equivalente al 6% del PBI-, las
exportaciones se duplicaron en 2006, el Banco Central posee reservas de 3.000
millones de dólares y la inversión extranjera, que durante años mostró guarismos
negativos, ascendió a 170 millones de dólares.
Se espera un crecimiento del PBI del 4.5%. Uno de los pilares de la política de
Morales fue la austeridad en la administración pública -incluyendo la reducción
del 50% de su salario y los de sus ministros- y la contención de los reclamos
sindicales. Para el próximo año se aprobó un aumento del 5% para los
trabajadores de salud y educación que ya fue rechazado por los sindicatos.
La oposición dice que las cifras macroeconómicas no son mérito del gobierno sino
del contexto internacional favorable a las materias primas, gas y minerales, que
constituyen el 75% de las exportaciones bolivianas. Y añaden las dificultades
para ejecutar el presupuesto, lo que incrementa el ahorro fiscal.
Pero desde el oficialismo apuntan a la "recuperación de la renta de los
hidrocarburos" mediante fuertes aumentos impositivos a las petroleras y al papel
activo del Estado -por ejemplo en la renegociación de los precios del gas a
Argentina- como artífices de la coyuntura.
"Encontramos un país fragmentando, económicamente quebrado, pero ahora Bolivia
no pide limosna. Les dimos cátedra de economía a los neoliberales", apuntó el
vice Álvaro García Linera al celebrar el aniversario del triunfo electoral de
diciembre de 2005. En los discursos fue claro que el desarrollismo es tan o más
fuerte que el indigenismo en un país en donde la población pide a gritos algo de
la modernidad de la que gozaron pequeñas elites carentes de un proyecto de
nación.
Hoy casi la totalidad de los planes sociales va al campo donde vive el 38% de la
población. Allí, donde están los bolivianos más postergados, llegaron 2.000
médicos cubanos, tractores venezolanos y bonos escolares. El presupuesto 2007
-ya aprobado por el Congreso- transformará el superávit en un déficit
"controlado" para impulsar el boom productivo propuesto por el gobierno, con una
inversión pública de 1.100 millones de dólares. Otro "récord" que, según el
ministro de Hacienda Luis Alberto Arce, confirma que "es posible combinar
racionalidad económica y política progresista y nacionalista".