Argentina: La lucha continúa
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Un libro de Juan Carlos Cena
Crónicas del terraplén
Sylvia Bermann
Una saga ferroviaria
Sorpresiva, inquietante e innovadora, de la entraña proletaria y combativa surge
esta rica obra literaria, 'Crónicas del terraplén', que describe, emotiva y
cabal, 'la lucha y la vida de los que viven en esos lugares, los habitantes del
terraplén y sus resistencias.' Ya Juan Carlos Cena había dado sobradas muestras
de su calidad literaria y humana en 'El guardapalabras (Memorias de un
ferroviario)', 'una vida a través del ferrocarril', crónica 'que es un libro de
la vida, la vida verdadera', como dice en su introducción Osvaldo Bayer. Y
crónica de la enconada y valerosa lucha gremial de los trabajadores argentinos
del riel. Donde se aprende a 'militar la vida todos los días y a cada rato',
según el autor.
'Dedicado a mis compañeros' este tercer aporte tiene al terraplén como
protagonista principal. 'lugar de consulta, refugio, amparo y otras cosas. Aquí
aprendimos a escuchar y después a hablar, a respetar el silencio del otro y
luego el de uno; lugar de códigos y solidaridades, de resistencias y
transgresiones, de mezquindades y heroísmos, de solidaridades entre malandraje y
laburantes, entre meretrices y huelguistas, de emociones y congojas. Paraje de
antiguos juegos, de amores inclinados, de peleas, de palabras clandestinas, de
chismes, todo era hervor en esa zona colmada de impertinencias y de aguantes.
Parador de silencios militantes. Aquí, las palabras resistieron el embate de los
conversos que intentaron limarle las aristas para que éstas sean monótonas y
redondas, acá se reafirmó el lenguaje y se crearon palabras nuevas, porque era
un lugar lleno de fantásticas invenciones. En este lugar se inventaron y
reinventaron verbos, modos, gestos, señales y esas cosas; era territorio
efervescente, misterioso, inescrutable, plagado de imaginerías, de llegadas y
escondrijos, de partidas y regresos...¨bueno, yo vengo de ese espacio
terraplenado', dice Cena.
A partir de sus 'inaugurales andadas' (ya que la cosa no comienza en el año
cincuenta en Guiñazú sino bastante antes, cuando el autor era infante), en la
estación Pie de Palo, todo era el ferrocarril: la casa, el patio, el laburo de
mi viejo, la playa de la estación, el depósito de locomotoras. Impresiona la
rica descripción de la variada naturaleza, desde las espectrales salinas hasta
la fauna autóctona, pasando por un burro, que conocía el horario de los trenes
que llevaban coche comedor. Y que todavía espera el retorno del tren,
interrumpido hace tantos años.
Mezcla de lo español con lo prehispánico, la pintoresca descripción de un
velorio diferente, de rito rural tucumano, pone de manifiesto el valor estético
de la sensibilidad del autor, teñida del sabor original de lo autóctono. Y así
el tradicional rito del mate surge 'como un apretón de manos, un instrumento de
comunicación aunque en ese momento no transiten las palabras'.
A partir de la década del 60 -en plena etapa frondizista- la lucha por la sobre
vivencia del ferrocarril, condenada por los intereses más espurios y retrógrados
asume dimensiones homéricas tras huelgas y proscripciones. 'Había dejado de ser
un presagio, era un hecho real, no aflojar, no desfallecer ante nada, no
desertar, ser solidarios, eran los temas recurrentes'. Pero tras la dura
experiencia de la derrota, la pérdida del ferrocarril fue un drama humano
durísimo: 'recién salíamos de ese naufragio terrestre: rengos, tullidos,
atontados los más; ferroviarios sin rumbo como pájaros sin aire: el ferrocarril
ya no estaba entre nuestras pertenencias. Hombres escombros, estrellados, fuera
de la vía...' La sensibilidad y penetración psicológicas de Cena logra evaluar y
describir el vacío, la dolorosa sensación producto de la desaparición del
ferrocarril. Mientras en Europa y Estados Unidos este medio seguía y sigue
siendo valioso elemento de transporte, en nuestro extenso país turbios intereses
prescindieron de él desaprensivamente. Grave drama humano y social que afectó a
toda la sociedad.
De estas 'inaugurales andadas' a las 'alucinaciones militantes' se da un
tránsito amargo, acorde al ritmo del país. La figura de Perón, la idealización
de Evita, se integran al comienzo objetivamente en el texto. Las experiencias y
vivencias de la represión adquieren luego en el texto expresión vívida. El
personaje de la Hormiga Negra -el almirante Rojas- circula como fantasma por el
relato. La figura del riojano de Anillaco también recorre el texto mostrando su
hilacha rastrera a pesar de su prolijidad en los modales, su síganme falaz y
engañadoras apariencias. 'Gestos que tenían que ver con los deseos de agradar,
complacer, de servir, eso, de servir con galanura de academia: se vistió como
los del puerto, chau pilcha federal. Se cambió y los colores de los trajes
fueron los clásicos, el corte de pelo se hizo ciudadano. En un principio un
bisoñé se hizo boina vasca, se dio cuenta y lo cambió. Todo fue cambiando.
Diría, lo de él, fue un cambio integral y en permanente movimiento. Lo que no
modificó fue su ignorancia. Citaba a autores que nunca escribieron nada, o le
achacaba una obra a un autor que no correspondía, lo hacía -creo, supongo, digo-
por fonética'.
El humor campea en esta obra. Las consideraciones sobre el seguro de sepelio, el
tema de la muerte y la reencarnación, parece preocupar a los ferroviarios en la
etapa democrática del más allá que a todos nos iguala. Aquí la demanda de amparo
excede la etapa vital, proyectándose a la otra vida.
Un episodio curioso es el relato sobre 'los niños de Tafí Viejo': a partir de la
presencia de una cuadrilla de obreros rusos, que habían llegado al país, huyendo
de la represión zarista y que permanecieron aquí entre 1907 y 1914, estos
regresaron a Rusia a raíz de la Revolución de Octubre y se incorporaron al
regimiento de Kronstadt; un grupo de chicos que había trabajado con ellos,
lograron armar una radio a galena y sintonizar transmisiones procedentes de
Rusia. Se las tradujo un trabajador ucraniano, confirmando asombrado su
procedencia y relatando episodios de la Revolución rusa, con el consiguiente
entusiasmo de los trabajadores tucumanos.
Estos y muchos otros episodios y relatos enriquecen el libro, venero de
anécdotas y humanas experiencias ferroviarias, rica descripción de una etapa
histórica de nuestro país.
El Centro Cultural 'Francisco Paco Urondo', dependiente de la Secretaria de
Extensión Universitaria de la Facultad de Filosofía y Letras UBA, conjuntamente
con el CICSO Centro de Investigaciones de Ciencias Sociales, invitan a la
presentación del libro Crónicas Del Terraplen de Juan Carlos Cena, el 25 de
septiembre a las 19 horas en su sede de 25 de mayo 221.
La mesa estará compuesta por:
Beba Balvé: Directora del CICSO, socióloga e investigadora.
Luís Cortadi: ex Vicepresidente de La Fraternidad.
Dr. Floreal Ferrara: Ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, en la
Gobernación de Antonio Bidegain y en 1987 Ministro de Salud de Antonio Cafiero.
Rafael Cullen: Historiador e investigador (UBA).
Gabriel Fernández, director de Question Latinoamericana.
Juan Carlos Cena fue Secretario General del Organismo Central APDFA Capital
Federal. Autor de: El Guardapalabras, Memoria de un ferroviario. El Cordobazo
una rebelión popular. El Ferrocidio con premios provinciales y nacionales. Autor
de numerosos trabajos de investigación histórica. Miembro fundador del MONAREFA
Movimiento Nacional por la Recuperación de los Ferrocarriles Argentinos.
Entrada libre y gratuita.