Argentina: La lucha continúa
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Una derecha de medievales, tirifilos y tilingos
Eduardo Pérsico
Argenpress
Tirifilo y Tilinga se encuentran tarde a tarde por Florida, Corrientes,
Reconquista y Maipú. Tirifilo es atleta, católico, aristócrata, le importa un
gato muerto de todo lo demás. Dante Linyera.
Por cierto reflejo condicionado los grupos del privilegio viven reclamando mayor
seguridad para sus vidas y haciendas, sintetizando así su ideología que rebrota
con mayor vigor cuando divisan algún ‘contrario’. Mejor digamos, si asoma
alguien con discursos y semblanzas de alguna modernidad política y para la
convivencia humana. Eso crispa y enfurece a esa Derecha tilinga enemiga de la
evolución, hasta negadora de que sin cambiar la distribución de la riqueza la
inseguridad crece por matemática. Nadie los convence de que ese peligro por la
desigualdad no se reduce queriendo volver al absolutismo y los preceptos previos
a la Revolución Francesa; ellos niegan que el hambre es el hambre y ninguna
religión o palabrerío evitarán que el hombre sea una especie que muere si no
come y desaparece si no se aparea. Y si ningún santo padre el domingo dispone lo
contrario, eso es así.
De manera constante y no sólo en América Latina, los grupos de mejor nivel
económico, - inmediatos de Los que Mandan- ‘peticionan ante las autoridades’ y
usan cualquier herramienta para quitar de su entorno no a la miseria, pero sí a
los miserables. Que al fin son quienes molestan… Entonces, desde los púlpitos
compinches donde se reza por volver al absolutismo y a la esclavitud, los
Muchachos Derechistas templan su espíritu contra lo opuesto a sus intereses de
clase, y aunque ‘igualdad, libertad y fraternidad’ sean hoy apenas tres
palabras, despreciada ‘fraternidad’ no se ven saludables ‘igualdad’ ni
‘libertad’. Y menos desde cuando el liberalismo económico globalizador decretó
‘el fin de la historia’ para las grandes mayorías del planeta.
En la Argentina y tras la sanción de la Ley Sáenz Peña en 1912, que iniciara
realmente el régimen de partidos políticos con el voto masculino secreto y
obligatorio, la Derecha fue autoritaria y golpista ni bien comprendió su
discapacidad para organizar una fuerza democrática y representativa que
accediera al gobierno por el voto popular. Su actitud mandona limitó siempre a
esos conservadores para dialogar sin proferir amenazas ni conceder negociando
civilizadamente. Un encierro conceptual que de algún modo los enorgulleció
durante décadas en tanto heredaran la concentración económica de la pampa húmeda
y el patronazgo del puerto de Buenos Aires. Dos ‘pequeñeces’ en su haber que a
esos anteriores tirifilos les sobró para fijar sus condiciones, hasta que al
crecer en el país algunas ideas progresistas empujadas por la participación
popular, la Derecha, sin distingos, propició y ejecutó el golpe del año 1930
contra el gobierno radical de Hipólito Irigoyen. Escenario que mostró unidos
trivialmente, - ver fotos- un elenco de figurones militares, católicos fanáticos
y delirantes tradicionalistas del ‘no sé de qué se trata’, que pronto mostraron
no ser idóneos para crear una fuerza representativa moderna y democrática.
Igual, luego de esa mascarada actuaron en el golpe militar de 1943 hecho por ‘el
glorioso ejército católico argentino’, que como contribución moral prohibió los
tangos lunfardos, (entre ellos "Mano a Mano", de Celedonio Flores) y antes de
echar al gobierno de Perón bajo el lema ‘Cristo Vence’, denigraron a Eva Perón
escribiendo ‘viva el cáncer’ antes de su muerte y en junio de 1955 ametrallaron
al gentío en Plaza de Mayo. Dos mariconadas propias de esos tipos. Después, en
1966 gozaron la caída del radical Arturo Illia por el empuje de los
‘cursillistas católicos’ guiados por un tal general Onganía, que tuvo su rol más
célebre al entrar en un carruaje antiguo, -un landó, bien de opereta- en la
exposición de la Sociedad Rural donde fue ovacionado por los mismos dirigentes
de la Rural que el sábado 4 de agosto del 2007, merodeando con razones que la
razón nunca entiende, exigieron que los argentinos paguen la carne a precio
dólar y que ellos no quieren pagar impuestos.
Aquellos ilustrados ‘cursillistas católicos’ de 1966 defendieron su alma
allanando amuebladas, prohibiendo toda película o dibujo novedoso que no
entendían y atronando persecuciones fascistas por universidades y lugares afines
con la inteligencia; ver Noche de los Bastones Largos. Pero como tampoco ahí los
tirifilos articularon una entidad política en serio, luego que el peronismo
volviera en 1973, ellos bien sumisos al Departamento de Estado norteamericano y
sin chances de alcanzar lícitamente el gobierno, mostraron su perfil más
perverso actuando con sus hijos de ‘noble apellido’ y más siniestros, en el
gobierno militar y asesino de 1976 a 1983. Así las cosas, ningún analista de la
realidad argentina ignora en esa clase social la vocación más cerril y
retrógrada de quienes ni por ‘delicadeza’ con el mundo contemporáneo archivan
sus ideas medievales. Y que hoy mismo avalan candidatos que opinaron contra la
anulación de los indultos; una dádiva principesca antijurídica; y las leyes de
punto final y obediencia debida otorgada a los torturadores y asesinos de Videla.
Desechando que al oponerse a leyes donde no prescriben los crímenes de lesa
humanidad aceptan su complicidad con Camps, el turco Julián, Etchecolatz y los
ladrones de bebés.
En tanto nos parece precipitado creer que el PRO, el partido político que con
Mauricio Macri ganó las últimas elecciones en la Capital Federal, sea una
entidad política a la europea, - eso no lo exime- y que sus dirigentes aspiren a
consolidar una fuerza democrática dispuesta a competir siempre en el campo
electoral. Que Macri pertenezca a una famila de la llamada Patria Contratista no
lo inhabilita, pero algo molesta que con un hábil manejo publicitario y pese a
ser un diputado nacional sin asistencia a una sola reunión de la Cámara durante
dos años, ganara con holgura el cargo de jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos
Aires. Algo que no es poco, sepamos, pero muy agrandado el hombre ya antes de
asumir litiga con dureza al gobierno nacional por el paso a su jurisdicción de
la Policía Federal; un ente financiado por el Estado Nacional al que aportan el
resto de las provincias. Así que fiel a su estilo, los mandantes del PRO, con el
mismo tono usado por la curia y los ganaderos, intiman al ejecutivo nacional a
terminar con el tratamiento parlamentario y otros inconvenientes, para que la
Policía Federal deje de ser Federal de inmediato. Esa inevitable gestión
republicana incita al futuro jefe de gobierno de Buenos Aires a entrevistas con
el cardenal Bergoglio, referente mayor de los católicos que sostiene una disputa
estéril con Néstor Kirchner, un presidente que sin merecer grandes ovaciones
demuestra que congeniar con la Iglesia Católica no es imprescindible al cumplir
el mandato dispuesto por la gente, religiosa o no. Algo independiente en otras
de sus gestiones, par revalidar que los gobiernos legítimos están encima de toda
otra jerarquía, por más que venga del cielo.
Ahora bien, ¿qué enfurece más a la derecha, no sólo en Argentina? Pues la actual
América Latina, reservorio de recursos naturales al que deberán recurrir más
temprano que tarde los países poderosos. Y donde esos mismos ‘países ricos’
siempre invasores, para imponer su voluntad añoran a otros personajes que
hubieran dicho SI a las condiciones del ALCA traídas en el año 2005
personalmente a Mar del Plata por el presidente Bush, y le rechazaron. Los
países ricos extrañan a gobiernos amables al libre albedrío de los laboratorios
extranjeros dueños de cualquier derecho en el ‘negocio de la salud’; quieren
presidentes en la región menos complejos para el Imperio y sus servidores
locales, y rechazan al Correa de Ecuador, al insultante Chávez de Venezuela o al
indígena Evo Morales que se permite discutir el precio del subsuelo boliviano.
La tradicional Derecha requiere gobernantes obedientes al Poder y no que
organicen integraciones regionales como el MERCOSUR sin aprobación de las
multinacionales. Y que en la Argentina, si interesa un negocio inmobiliario
gigantesco en la ciudad de Buenos Aires, que el gobierno ya mismo se ocupe de
los miserables que viven en el lugar y dilatan la operación. Esas son las
ciertas inquietudes más otras tilinguerías que publican los diarios
tradicionales, en cuanto al Poder muy poco le preocupa la gente y no hay Derecha
que se oponga a eso.