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Argentina: La lucha continúa

Los resquicios de las peleas interburocráticas
Los paraguas legales para nuevas experiencias de organización

Prensa de Frente
Boletín quincenal Nº 71.

"Democracia sindical" contra "libertad sindical". Planteadas a partir de esas consignas, algunas peleas interburocráticas en marcha, con eje en el largamente reclamado otorgamiento de la personería gremial a la Central de Trabajadores Argentinos, CTA, -duramente resistido por la CGT-, insinúan la posibilidad de que se abran resquicios capaces de fortalecer un paraguas de protección legal para experiencias de organización de los trabajadores ocupados al margen de las dirigencias gremiales e. incluso, al margen de las rigideces y techos de las lógicas sindicales tradicionales.

La pelea de la CTA por obtener la personería gremial –que le daría el status de central obrera, organización sindical de tercer grado, tal como el que tiene la CGT-, planteada en nombre del principio de "libertad sindical" recibió en junio un espaldarazo de la conferencia anual de la Organización Internacional del Trabajo en Ginebra. Tanto la comisión de Seguimiento de Aplicación de Normas como el comité de Libertad Sindical de la OIT hicieron formales exhortaciones al gobierno argentino para que otorgue esa personería, y para que incluso promueva los cambios en el texto de la Ley de Asociaciones Sindicales necesarios para contemplar esa concesión.

Desde entonces crecieron los datos acerca de la presunta voluntad del kirchnerismo de cumplir con esas exigencias a partir de la descontada asunción de Cristina Kirchhner como presidenta. La jugada se inscribiría en el objetivo de la segunda etapa del kirchnerismo en el poder de gerenciar una "concertación social" con interlocutores patronales y sindicales dispuestos a garantizar "paz social" y contención de las luchas contra un modelo que pretende continuar con políticas de de depresión de los costos laborales y altas ganancias y subsidios para las empresas. La conducción actual de la CTA, en manos de Hugo Yasky, resultaría para ese objetivo incluso más confiable que la que ejerció el sector de Víctor De Gennaro.

Pero la CGT está en pie de guerra contra la posibilidad de la formalización de la CTA como otra central obrera de derecho. No se trata solamente de una disputa entre dos cúpulas de confederaciones. La concesión de la personería gremial a la CTA implicaría la posibilidad de que en cada rama de la actividad económica se creen nuevos sindicatos, paralelos a los tradicionales. Sería una posibilidad para sectores combativos de trabajadores organizados bloqueados en sus gremios por los métodos de eternización que protegen a las conducciones actuales. Pero también permitiría la emergencia de sindicatos de empresa, o de rama oligopolizada, impulsados por las patronales, recurso que en su momento, fines de los 60, generó la paradoja de SITRAC y SITRAM, los sindicatos de empresa de la FIAT en Córdoba, creados en acuerdo del régimen militar de Juan Carlos Onganía y la multinacional para neutralizar la combatividad de las bases del SMATA provincial, una de las columnas del Cordobazo. Poco tiempo después, SITRAC y SITRAM se convertían en un hito del sindicalismo clasista hasta que, ya con el general Agustín Lanusse en el poder, el gobierno, la empresa y la CGT de José Ignacio Rucci se complotaron para desarticularlos.

Con Hugo Moyano a la cabeza, la "mesa chica" de la CGT elabora una estrategia específica para presionar al gobierno de Kirchner para que asuma la "decisión política" de negar definitivamente la personería gremial a la CTA. La estrategia incluye expresiones de oposición directa. Pero también algunas iniciativas más sutiles, que lleva adelante Héctor Recalde, un experto abogado laboralista del riñón de Moyano, y quien además preside la comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados desde queb fue electo en las listas del Frente para la Victoria, en 2005.
Con el argumento de que lo importante es la "democracia sindical", porque la "libertad sindical" ya estaría suficientemente garantizada, Recalde está planteando como una respuesta para neutralizar el reclamo de CTA la posibilidad de presentar un proyecto de reforma de la Ley de Asociaciones Sindicales, 23.551, que enfatice la extensión de la tutela sindical, la protección sindical contra la patronal, a cualquier activista sindical, más allá de que tenga cargos gremiales formales, como el de delegado.

Según Recalde, la ley 23.551 ya contempla esa protección en su artículo 47, que dice que: "Todo trabajador o asociación sindical que fuere impedido u obstaculizado en el ejercicio regular de los derechos de la libertad sindical garantizados por la presente ley, podrá recabar el amparo de estos derechos ante el tribunal judicial competente, conforme al procedimiento sumarísimo establecido en el art. 498 del Cód. de procedimientos Civil y Comercial de la Nación o equivalente de los códigos procesales civiles provinciales, a fin de que éste disponga, si correspondiere, el cese inmediato del comportamiento antisindical".

Pero sostiene que éste sería el momento para hacer la modificación enfatizadota, porque el derecho al activismo sindical de cualquier trabajador "no fue tenido en cuenta por la justicia laboral en los 90, pero en los últimos tiempos comienza a protegerse, como en el fallo del caso Greppi contra Telefónica".

Lo cierto es que en los últimos tiempos hubo muchos ejemplos de sanciones de las empresas a trabajadores que, con o sin fueros formales, se dedicaron a tareas de organización de sus compañeros en los lugares de trabajo para pelear por sus intereses, en muchos casos con la complicidad de los sindicatos correspondientes. Wall Mart o Autopistas del Sol protagonizaron algunos de esos casos.

Las iniciativas de los operadores de la burocracia generadas por la pelea entre la CGT y la CTA, en caso de que efectivamente se enfatice la protección contra el activismo de los trabajadores en sus lugares de trabajo aunque no tengan los fueros que otorga un cargo podrían ayudar a legalizar una serie de experiencias surgidas en estos tiempos al margen de lógicas de organización sindical, que se vienen desarrollando sin atenerse a encuadramientos formales ni las exigencias de disputar espacios con la burocracia o sus representantes en planta, como los distintos agrupamientos de autoconvocados o la coordinadora de trabajadores precarizados.

Fuente: lafogata.org